El propósito de Dios con los conflictos en el matrimonio

Estos principios han sido tomados del artículo "Lo que Dios ha Unido" por Del Fehsenfeld, Jr.

1. Quisiera hacer hincapié en que no hay un conflicto tan grande que Dios no pueda reconciliar. No hay una pareja demasiado inmoral o mala que Dios no la pueda cambiar. Tú debes comenzar a ejercitar la fe y creer que Dios es más grande que tu situación y estar dispuesto a esperar que El haga Su trabajo.

2. Aprende a cambiar el centro de tu atención de las fallas de tu pareja (¡aunque él o ella pueda estar 95% equivocado!) y comienza a aceptar la responsabilidad personal. En muchas discusiones sobre  situaciones difíciles en el matrimonio, el foco está dirigido a la “parte inocente". Muchas veces es la presunta "parte inocente"  la que viene a la consejería. He comenzado a preguntar a estos hombres y  mujeres, "¿Si tu pareja hubiera estado casada con Jesús, se hubiera ella (o él)  comportado de esta manera?" la respuesta Invariablemente, es: "No".  A consecuencia de esto la persona comienza a darse cuenta de que, "Todo lo que en mi no es como Cristo  ha determinado, ha sido un factor que contribuyó al fracaso de mi matrimonio." Yo animo a estas personas a hacer una lista de todas las áreas de su vida (actitudes, valores, prioridades, acciones, palabras) que no lucen como Jesús, y que  pidan a Dios que las cambie, de esta forma Él estará en libertad de cambiar a su cónyuge.

Después de hablar con miles de parejas casadas, rara vez he encontrado  a una mujer cariñosa y sumisa, con un marido que sea abusivo o inmoral. Igual de raro es ver a un hombre amoroso, comprometido y desinteresado con una mujer dominante o inmoral. Pídele a Dios que te revele  a través de Su Palabra  cualquier falla en tus propias actitudes, acciones o espiritualidad. Entonces coopera con Él para ser todo lo que Él quiere que seas.

3. Tú debes estar dispuesta a permitir que Dios use  las presiones dentro de   tu matrimonio para lograr resultados espirituales eternos en tu vida. Dios tiene el compromiso de conformarnos a la imagen de Jesús. Este es un proceso de por vida, y  requiere muchas herramientas y mucha presión (tanto como el oro puro que se forma bajo una presión intensa durante largos períodos de tiempo). Dios usa las circunstancias adversas en las que nos encontramos como oportunidades para que aprendamos a responder  a semejanza de Cristo. Él  realmente puede crear circunstancias de las que no podemos escapar, por lo que nos veremos obligados a aprender lo que Él quiere enseñarnos. Dios quiso que el matrimonio fuera una relación vinculante, aun conociendo muy bien los inevitables conflictos que  surgirían  a causa del  egoísmo humano. En esos momentos de dolor y aparente fracaso, lo mas natural para nosotros sería tratar de salirnos de la situación en la cual Él nos ha colocado. Como resultado de esto, automáticamente perdemos la oportunidad de desarrollar la plena expresión de Su carácter que El está tratando de lograr en nosotros. Sin embargo, si pacientemente nos mantenemos  vinculados  a esa relación, en última instancia, Él será capaz de lograr Sus propósitos en nuestras vidas.

4. Si tú estás comprometido a llegar a ser como Jesús,  debes estar dispuesta a sufrir con ánimo tranquilo y paciente. Nuestra naturaleza humana quiere encontrar la manera más fácil de salir de situaciones dolorosas. Pero Jesús estuvo dispuesto a sufrir abusos, crueldades, y  tratamiento injusto para que pudiéramos ser reconciliados con Dios. De la misma manera, la Palabra de Dios enseña que hemos  sido llamados a sufrir (1 Pedro 2:21), por los demás.

  • 1 Pedro 2:21-3:06 hace hincapié en que la voluntad de un creyente de permanecer en su matrimonio y sufrir en silencio puede ser el único medio por el cual el otro cónyuge pueda  eventualmente ser sanado. [Nota: Con "sufrir en silencio" no nos estamos refiriendo a  situaciones de maltratos físicos. Nosotros creemos que cuando el abuso físico  está ocurriendo en el hogar, la esposa abusada (o los padres de  niños  abusados) deben hacer un llamado a las autoridades espirituales y civiles que han sido ordenadas por Dios para nuestra protección.]

5. Recuerda que, incluso en  caso de inmoralidad e infidelidad persistente, el perdón y la reconciliación son el  objetivo —no el divorcio. El Antiguo Testamento ofrece una hermosa ilustración de esta clase de amor y perdón. El profeta Oseas se casó con una mujer y le prodigó toda clase de regalos. Ella tomó los regalos y los usó para comprarse otros amantes. Se convirtió en una prostituta y terminó en la esclavitud. Aunque no expresó ningún deseo de volver a su marido, Oseas entró en el mercado de esclavos y la compró de nuevo para que fuera   su esposa una vez más. Esta tierna imagen revela el corazón amoroso de Dios hacia nosotros. Y es un poderoso recordatorio de que debemos ser socios de Dios en el negocio de la redención—y no rompiendo matrimonios a causa de las ofensas.

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