Días difíciles... Todos los tenemos. Casi nunca podemos prevenirlos o evitarlos... Simplemente llegan, como el resto de nuestras bendiciones, orquestados por las manos amorosas de nuestro Padre Celestial... Sí, es justo eso lo que escribí. BENDICIONES. Aunque no podamos, en principio, entenderlos así.
Muchas veces nos complicamos pensando sobre la vida y esas cosas, por lo menos yo me complico. Y en esa complicación se esconde un poco la razón de por qué algunos días pueden ser más difíciles... La idea de que la vida debe ser de una manera u otra, que debemos reaccionar así o asao, y que las personas deberían comportarse como entendemos... Y bueno, hay que agregar que las “cosas malas” no deberían suceder. Todas estas cosas nos frustran, decepcionan y causan dolor.
Como cuando te das cuenta que usaste dos páginas para responder la pregunta de un examen que se podía responder con dos palabras. ¡DOS PALABRAS! Y creo que eso nos pasa con esto de la vida y en especial a los cristianos... Perdemos el norte en el día a día y dejamos de ver lo importante. ¿De qué se trata el examen de esta vida? Cuando Jesús respondió el resumen de la Ley en dos mandamientos, también no dio el secreto sobre esto. Nuestro propósito aquí es aprender a amar a Dios y al otro.
Aprender a amar a Dios con toda nuestra mente, alma y fuerzas implica llevar una vida de dependencia y rendición a Su Palabra, implica buscarla cada día conocerle más y amarle más, Mientras que amar al otro como a nosotros mismos implica extender a ellos la gracia, misericordia y bondad que quisiéramos recibir. Implica dejar que la Palabra de Dios no guíe, seguir las pisadas de Cristo al relacionarnos con los demás .
Y se trata de poder hacer esto todos los días, en aquellos que el sol brilla y en los que no. Es hacer de Dios nuestro deleite en las tormentas y en la primavera. Es aprender a confiar, obedecer y amarle por quien ´Él es aunque la vida duela. Es poner cada día nuestros ojos en Cristo, viviendo por fe.
No importa qué tan difícil pueda ser un día si hemos logrado de alguna manera hacer estas dos cosas, estaremos viviendo para la gloria de Dios y no la nuestra y podremos abandonar cualquier camino, pensamiento, emoción o conducta que nos desvíe de este fin. Eso simplifica nuestra vida y le da sentido a cada lágrima y una nueva melodía a cada alegría.
Mi único anhelo en esta vida, mi única meta es poder vivir esto cada día pero qué alegría y gozo, y PAZ me da saber de que se me ha otorgado el récord de la única persona que pasó el examen durante TODA SU VIDA. ¡Tenemos el récord de mi Señor y Salvador Jesucristo! Y no solo nos dejó su calificación sino la respuesta del examen. Eso hace que cada día sea solo asunto imitar sus respuesta. ¡Gloria a Dios por Cristo!
Al final todo se trata de Él, de quién es, de lo que hizo, lo que está haciendo y lo que hará y como en Su infinita misericordia deja que seamos parte de Su plan.
¿Y tú, cómo atraviesas los días difíciles! ¡Cuéntanos de ti!
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