Hasta ahora hemos tenido juntas muchas conversaciones cortas, cada semana para mí es como si nos sentáramos y habláramos durante unos minutos sobre el tema del post de esa semana y me encanta ver sus comentarios y como forman parte de esta conversación que Dios nos permite tener, aunque no puedo ver sus caras, las siento muy cercanas. Quisiera invitarlas a una conversación un poco más larga, ¿qué tal si hablamos durante algunas semanas sobre cómo controlar nuestras emociones? Aun para muchas adultas este es un tema que no tienen muy dominado en especial cuando se trata de dejar que la Biblia permee la forma en nos conducimos en ese sentido. Así que ponte cómoda y exploremos juntas qué nos dice la Palabra con relación a nuestras emociones, hoy hablemos sobre la tristeza.
Creo que de todas las emociones la tristeza es la más conocida por nosotras las chicas, es común escucharnos decir “estoy depre” o “estoy down”. Y sé que has estado ahí, días en los que todo te duele, las lágrimas salen solas, no tienes ánimo ni para salir de la cama. Los colores se vuelven opacos, los sabores insípidos a menos que sea helado y chocolate (porque de eso sí queremos mucho)... Vivir se convierte en un reto y a veces la lucha llega al punto en que queremos tirar todo por la borda y rendirnos.
Ya sea que solo estés un poco triste o atravesando una tristeza profunda, es importante que te detengas y busques de dónde viene ese dolor. Como emoción, la tristeza es informada y alimentada por tus pensamientos con relación a un hecho. Estos pensamientos en ocasiones son desesperanzadores y muy pocas veces están anclados en la Palabra. Es difícil tener nuestros ojos llenos de lágrimas cuando estos están fijos en lo eterno. Y, ¿qué nos espera en la eternidad? ¡Cristo! Quien prometió que no habrá más llanto ni tristeza.
Pregúntate a ti misma, ¿por qué estoy triste? y cuando ni tú misma sepas por qué pídele a Dios que escudriñe tu corazón. Elisabeth Elliot definió el sufrimiento como tener algo que no se quiere o querer algo que no se tiene. ¿Por qué estás sufriendo tú? En ocasiones mi tristeza no es más que la queja dentro de mí que ya no sabe por dónde salir, es la manifestación de toda mi ingratitud y egoísmo… Sí, podemos estar tristes por las razones incorrectas, podemos y lo estaremos cada vez que fijemos los ojos en nosotras mismas en lugar de en Cristo.
Cuando estoy triste suelo leer el Salmo 119, y siempre es dulce encontrarme con este versículo:
De tristeza llora mi alma; fortaléceme conforme a tu palabra. (versículo 28)
¿Dónde corre el salmista por consuelo? ¡Al Señor! Y le pide que lo fortalezca con Su Palabra. Amada, creéme que si comienzas a poner esto en práctica te sorprenderás de cómo anclar nuestra esperanza en Dios y llenar nuestra mente con la Verdad seca toda la tristeza de nuestra alma.
¿Qué debes hacer cuando estás triste? Dejemos que Santiago te responda:
¿Sufre alguno entre vosotros? Que haga oración. (Santiago 5:13a)
Yo sé, parece contradictorio pedirle a alguien que no tiene deseos de hacer nada que ore o que lea la Palabra, pero es tan necesario como indicarle a un enfermo que se tome su medicina.
Finalmente, a veces necesitamos que otros nos ayuden a correr hacia Cristo, y es ahí donde hemos de acudir a los medios de gracia que Dios ha puesto a nuestra disposición. Llama a una hermana madura para que ore por ti, acércate a tu líder de jóvenes o a tu pastor y pídeles oración.
Rodéate del Cuerpo de Cristo y ten fe hasta que la tormenta pase. Recuerda que las emociones son pasajeras y esto no durará para siempre. O como lo dice uno e mis versículos preferidos:
Porque su ira es sólo por un momento, pero su favor es por toda una vida; el llanto puede durar toda la noche, pero a la mañana vendrá el grito de alegría. (Salmo 30:5)
Ahora, sé que quizás tienes algunas preguntas… Hay cosas que no mencioné u otras que te pasan y no comprendes bien… Continuemos con la conversación… Deja tu pregunta o comentario debajo.
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