Recientemente en mi país terminó la temporada invernal de béisbol, este año mi equipo perdió y es un poco difícil olvidarlo porque el equipo vencedor se ha encargado de recordar su victoria por todos los medios. ¡Hasta en la iglesia encuentro personas hablando del asunto! Bueno, aquí entre tú y yo, para ser sincera, no me importa mucho. Aún no recuerdo cómo o por qué pertenezco a ese equipo, solo sé que ha sido así durante años. Ahora, cuando se trata de las cosas del Señor, muchas veces parece que somos del equipo contrario, del de Satanás, lo que creas o no, te gusto admitirlo o no… Veamos juntas cómo esto se refleja en tu vida diaria.
1. ¿Anotas puntos para el equipo de Satanás o el de Dios?
Ninguna de nosotras se levantará y dirá : “Estoy sirviendo al diablo”. Ahora… si miramos más allá de nuestras palabras y observamos detenidamente nuestras acciones y nuestras actitudes quizás debamos admitir que el equipo para el que estamos anotando los puntos no es precisamente el de Dios. Lee esta pequeña lista aquí debajo basada en Gálatas 5:19-21
-egoismo
-desenfreno, falta de dominio propio
-impureza
-pasiones desenfrenadas
-idolatría ( pones cualquier cosa por encima de Dios)
-hostilidad
-peleas
-celos
-envidia
-discordia
-arrebatos de furia
Estas son solo algunas formas en las que estás haciendo puntos para el equipo contrario. Jugando para el diablo y no para Dios. Cada acto de desobediencia a la Palabra de Dios es como hacer un autogol.
2. ¿A cuál equipo estás animando?
Por otro lado, tu pertenencia a un equipo se evidencia en lo que aplaudes, celebras y a quién animas. ¿Te ríes de los chistes fuera de tono? ¿Te entretienes con los chismes y los compartes? ¿Te sientes cómoda con las historias de amor que dan la espalda a los principios bíblicos y disfrutas de ellas —tanto como verlas varias veces y contarlas a tus amigas?
En fin, ¿te alegras de lo que está mal? ¿Te gozas con lo que a Dios le causa dolor?
Por otro lado, ¿dedicas tiempo a animar a tus hermanos en la fe, a tus líderes , a tus pastores? ¿Ayudas con tus palabras y detalles que caminar con Cristo sea experimentado con la gran gracia que es por quienes están cerca de ti?
¿A quién estás animando? Perdona que te lo pregunte de nuevo, pero esto es realmente importante. No puedes mostrar más pasión por tu equipo preferido de cualquier deporte que por aquel al que pertecerás eternamente.
3. ¿De qué equipo es tu uniforme?
Una de las partes más pintorescas de la temporada de béisbol es ver a la gente por las calles y en las redes sociales vestidas de los colores de su equipo. Si la vida fuera como un estadio… ¿podría saber cuál es tu equipo por la forma en que estás vestida? ¿No estás segura? Aquí te comparto algunas piezas externas e internas del uniforme.
-Sencillez, decencia y modestia (También deseo que las mujeres se vistan con sencillez, decencia y modestia. Que no usen peinados exagerados, ni joyas de oro o adornos de perlas ni ropa muy cara. 10 Más bien, que se preocupen por hacer lo bueno, como se espera de las mujeres que aman y respetan a Dios. 1 Timoteo 2:9-10)
-Tierna compasión, humildad, bondad, humildad, gentileza y paciencia (Dado que Dios los eligió para que sean su pueblo santo y amado por él, ustedes tienen que vestirse de tierna compasión, bondad, humildad, gentileza y paciencia. Colosenses 3:12)
-Amor ( Sobre todo, vístanse de amor, lo cual nos une a todos en perfecta armonía Colosenses 3:14)
-Un espíritu tierno y sereno (Vístanse con la belleza interior, la que no se desvanece, la belleza de un espíritu tierno y sereno, que es tan precioso a los ojos de Dios 1 Pedro 3:4)
4. ¡Cambiate al equipo ganador!
¿Te diste cuenta que estás jugando para el equipo equivocado! ¿Tengo una buena noticia para ti? Sin importar cuántos puntos hayas ayudado al Enemigo a anotar, ¡Cristo ya tiene la victoria! Y además las puertas abiertas para que vengas al equipo de Dios sin importar cómo estés ahora visto. Él tiene un uniforme nuevo para ti comprando con Su sangre preciosa. Si has creído en Cristo, fuiste escogida desde antes de la fundación del mundo por Dios para pertenecer al equipo de salvados, redimidos, perdonados y lavados. ¡Cristo venció! Venció al reino de las tinieblas y a Satanás y te rescató, ya no tienes que servirle más. ¡Qué precioso es Su Evangelio! Ya la ira de Dios no recayó sobre Jesús, y Él te ha traído a este nuevo equipo, esa es una victoria digna de celebrar.
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