“DOLOR” ¿Conoces esa palabra? Si eres de esas a las que le gusta definir cosas (del equipo nerd como yo) esta no será tan sencilla. Si dejamos el diccionario de un lado y nos vamos a la sala de espera de una emergencia verás todo tipo de dolor distinto, algunas lloran por el dolor que sienten, otros por su familiar que está muy mal, los niños por el miedo a la inyección. Yo, he llorado en una emergencia por estar sola. El dolor es más complejo de lo que un diccionario puede definir. Y esto me lleva a aclarar para iniciar, que aunque sé lo que es el dolor, puede que no comprenda a profundidad la manera en que tú lo experimentas.
Hay tres cosas distintas que pueden estar provocando que tu vida duela. Las exploraremos y luego veremos cuál es el denominador común en medio de todo esto.
Un pasado doloroso
Recuerdo haber visto hace tiempo una película para niños en la que uno de los personajes repetía constantemente “no mires atrás y tus cargas no verás”. Muchas veces hay cosas en nuestro pasado que son dolorosas, la muerte de un ser amado, alguna experiencia traumática, un rompimiento amoroso, en fin un sinnúmero de posibles situaciones que pueden llenar tu corazón de dolor y a veces, recordarlas es traer de regreso ese dolor a tu vida.
Una de mis profesoras de la universidad me dijo un día, uno nunca olvida, sino que “recuerda diferente”. Hay algo en la forma en que ves el pasado que te está causando dolor y no son las experiencias en sí, quizás sea que dudas de la bondad de Dios en medio de “eso” tú nómbralo, y tal vez no dudas de Su bondad sino de Su amor por ti. Pasa la forma en que estás viendo las cosas por el filtro del amor de Dios, de Su voluntad buena, agradable y perfecta y por el conocimiento de que:
“...para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito.” Romanos 8:28
Un presente difícil
Seamos sinceras, muchas veces la vida no es color de rosa. Después de la caída, la vida de este lado del sol es difícil. Hay conflictos, hay precariedades, hay enfermedades. Y puede que lo que te esté afectando hoy sea realmente serio. Esa prueba en la que estás hoy, no durará para siempre pero el dolor puede impedirte ver esa realidad.
Por encima del dolor de hoy, de la duda de este momento, está un Dios bueno y bienhechor orquestando todo y proveyéndote la gracia que necesitas. Hoy es buen día para recordar que estás mejor de lo que mereces, aunque te resulte difícil creerlo. Quizás el siguiente pasaje sea conocido para ti:
Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.
Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Lamentaciones 3:22-23 RV60
¿Estás respirando? ¡Eso significa que no has sido consumida! Dios ha sido misericordioso contigo, tienes más de lo que mereces y estás mejor de lo que mereces, que ninguna circunstancia te haga olvidar eso.
Un futuro incierto
Lo que sucede en nuestro presente, o aquello que nos duele del pasado puede llegar a afectar la forma en que percibimos el futuro. En ocasiones lo anhelos insatisfechos de hoy nos hacen creer que la vida será peor “mañana” porque no tenemos eso que tanto deseamos, ya sean bienes materiales, una familia, un esposo. Es solo cuestión de poner los ojos en nuestras circunstancias para encontrar algo doloroso sino en nuestras vidas directamente, en la vida de alguien que amamos.
La razón por la que podemos descansar con respecto al futuro es porque Aquél que lo sostiene es digno de confianza. Podemos cerrar los ojos y lanzarnos en sus brazos como niñas pequeñas. Nuestro futuro es emocionante no por las pruebas que encontraremos en él sino porque Dios está ahí, Su gracia será suficiente y Su amor no nos dejará.
No dudes en confiarle un futuro incierto a un Dios conocido. Corrie Ten Boom
Un denominador común
¿Recuerdas que mencioné a arriba que no tengo idea de cómo se siente tu dolor? Bueno, hay uno que sí sabe. Y Él que conoce hasta los rincones más ocultos de tu corazón ha prometido estar contigo TODOS los días hasta el fin del mundo. Hay una misma respuesta para cada uno de estos dolores distintos. ¿Cuál es ese “denominador común”? Nuestro Señor Jesucristo, quien perdonó nuestro pasado, sostiene nuestro presente y le da sentido y aseguró nuestro futuro por la eternidad.
Algunos consejos
Tomando en consideración todo esto, aquí hay algunas cosas que puedes hacer cuando la vida duele:
- -Llena tu corazón con la Verdad, lee la Palabra tanto como puedas y medita en ella todo el día. Recuerda las palabras del salmista:
Si tu ley no hubiera sido mi deleite,
entonces habría perecido en mi aflicción. (Salmo 119:92)
- -Ora, lleva sobre el Señor tu carga y Él te sustentará, refugiate en tu Padre celestial.
- -Busca el apoyo del cuerpo de Cristo, la comunión con los hermanos, pide a tus líderes que te acompañen en tu sufrimiento… Busca compañeras de oración que intercedan por ti.
- -¡Alaba al Señor! Reconoce Su grandeza y Su poder aun en medio de tu aflicción.
¿Qué haces tú cuando la vida duele? ¡Déjanos saber debajo en la sección de comentarios!
Únete a la conversación