Cuando no me regalan lo que pedí

Tenía alrededor de 7 años cuando sucedió. Después de escribir una larga lista de juguetes deseados a Santa y a los Reyes Magos (porque no tenía muchos)y pasar un tiempo extenso junto a mi hermanita escribiendo y soñando… El día anhelado llegó y no había ningún juguete, pero aún… ¡No había siquiera árbol navideño! Ese año aprendí que algunos personajes solo existían en mi imaginación y que contrario a lo que Disney afirmaba no era solo cuestión de “desear con todas tus fuerzas” para que algo se hiciera realidad. Esa experiencia me hizo crecer, ahora permíteme compartir contigo otras cosas que he ido aprendiendo de árboles vacíos en mi vida.

Esa enorme lista de juguetes no fue la última cosa que mi corazón deseó con todas sus fuerzas y no recibió. Me gustaría decirte que he dejado de “desear cosas” pero no es así, pero puedo asegurarte que mis deseos han cambiado bastante en su forma. Y una de las razones para este cambio es que ahora conozco más a Aquel a quien le  estoy pidiendo. Veamos cómo eso hace la diferencia...

¿A quién le estás pidiendo?

Debo confesarte que soy un poco distraída, soy capaz de llamar a la pizzería a pedir un taxi y creeme que me pasa con frecuencia. El problema es que no importa cuán específica sea ni las fuerzas que ponga en pedirlo, jamás me llegará un taxi al llamar a la pizzería; ellos no ofrecen ese servicio. Es importante conocer bien la naturaleza de a quién le estamos pidiendo antes de hacer cualquier solicitud, de eso dependerá completamente la forma en interpretamos y reaccionamos a la respuesta.

Dios revela Su carácter a través de las Escrituras y estas nos cuentan de Su fidelidad, Su amor, Su bondad. Nos deja saber que ya nos dio el más grande y asombroso regalo, uno mayor que la suma de todos nuestros anhelos y necesidades, nos dio a Su Hijo y a través de Él no solo nos libró de la Su ira y de la condenación eterna sino que además nos adoptó a través de Él y nos otorgó Su vida de obediencia perfecta. Después de eso, no hay nada más que pedir… Pero mira lo que dice la Palabra:

El que no eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos concederá también con Él todas las cosas? Romanos 8:32

La ausencia de “ese regalo” bajo tu arbolito no evidencia de la ausencia del amor de Dios por ti, Dios no cambia y Su amor tampoco, así que Sus “no” son un reflejo de ese amor y no lo contrario. Tenemos que aprender a ver la negación de nuestro Padre Celestial como un regalo en sí misma.

¿Cuál es la motivación detrás de ese deseo?

Si el problema no está en quien en la capacidad de Dios para darnos lo que pedimos quizás, estamos pidiendo mal

No tenéis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís con malos propósitos, para gastarlo en vuestros placeres. Santiago 4:2b-3

En los versículos anteriores y posteriores a este pasaje Santiago habla sobre pecados: envidia, adulterio espiritual: amistad con el mundo. Un corazón que ha perdido el enfoque, que se ha alejado de Dios y esa lejanía, supongo, nos aleja a la vez de discernir Su voluntad. Nuestros anhelos revelan aquello que está en el trono de nuestro corazón.

Somos pecadoras, tenemos corazones engañosos, es lógico pensar que el pecado puede permear incluso lo que pedimos. Pero hay también deseos legítimos que Dios en Su soberanía no concede. Nuestra oración sea cual sea la naturaleza de nuestra petición debe ser la del Salmista:

Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;

   pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan.

Señálame cualquier cosa en mí que te ofenda

   y guíame por el camino de la vida eterna.

Salmo 139:23-24

Si Dios nunca te concede eso …

Dios está más interesado en nuestro corazón que en concedernos lo que pedimos. Él quiere hacernos como Cristo, nuestro fin último aquí es glorificarle y gozarnos en Él y tenemos todo lo necesario para hacerlo.  En cuanto al resto de las cosas, a esos anhelos que alberga tu corazón, Nancy DeMoss Wolgemuth nos invita a recordar dos verdades importantes:

  1. Siempre tendremos anhelos insatisfechos de este lado del cielo (Rom 8:23)

  2. Los anhelos más profundos de nuestros corazones no pueden ser satisfechos por ninguna persona o cosa creada.

Ese hueco que quieres llenar en tu corazón, es como un hoyo negro cuando buscas la respuesta de este lado del sol. Un anhelo solo llevará a otro y a otro y a otro… Pero si miras más allá del sol, descubrirás que Cristo es el único que puede llenarlo por completo, en esta vida y por la eternidad. ¡Qué gozo es saber que no hay ausencia en nuestro arbolito que no sea compensada y sobrepasada por la presencia de ese niño en el pesebre! ¡Cristo es y será por siempre el mayor de los regalos!

Para reflexionar:

¿Cuáles anhelos están cegando tus ojos a la grandeza de Cristo? ¿Un novio, algo material, un trabajo nuevo, un carro?

¿Con qué frecuencia te has detenido a pensar en todos los regalos que vienen del Gran Regalo que es nuestro Señor Jesucristo?

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Sobre el autor

Clara Nathalie Sánchez Díaz

Clara Nathalie Sánchez Díaz

Clara Nathalie vive en Santo Domingo, República Dominicana, por la gracia del Señor le sirve a tiempo completo. Trabaja en Aviva Nuestros Corazones como editora, analista de contenido y administradora de la página web. Sirve al Señor enseñado a mujeres … leer más …

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