Entra y cierra la puerta, siéntate cómoda. Hoy hablaremos “cosas de chicas”. De esos temas que a veces solo hablamos en las charlas obligatorias de la escuela… ¿Te has detenido a pensar qué sucede con tus emociones durante “esos días”?
Sé que cada una de nosotras somos distintas, nuestros ciclos naturales no nos afectan igual. Quizás tú eres una joven siempre risueña y controlada mientras que tu amiga Mary explota en llanto ante lo más mínimo cuando su período está próximo a llegar.Ya sea que te pase a ti, a tu hermana o a tus amigas, todas somos afectadas por esos cambios hormonales que nos ocurren durante el mes de una forma u otra.
La verdad detrás de tu mal humor
Es posible que durante años le hayas echado toda la culpa de tus cambios en esos días las hormonas y definitivamente ellas juegan su papel en todo esto pero, y espero que no te enojes conmigo por decirte, la verdad detrás de tu mal humor en los días tu período, es que eres tú, es el pecado en tu corazón que sale a la luz por todas las presiones dentro de ti. No se trata de un monstruo airado que se esconde en tu cabeza, ¡eres tú! Tú dejando a un lado el dominio propio con una buena excusa.
A la que se enoja por todo
Lejos de darte una razón muy científica en este punto te compartiré cómo mi experiencia me ha enseñado que el pecado que sale de mí en esos días es justo el que estaba dentro de mí. Fíjate: No soy una persona enojona, en general muy pocas cosas me hacen salir de mis cabales. No es fácil encontrar mi vena colérica y lo mismo pasa cuando tengo la regla. “Me ofendo fácilmente” porque el orgullo es un pecado con el que lucho, pero no me airo fácilmente. Esos momentos de mayor vulnerabilidad ponen de manifiesto lo que hay dentro de nuestro corazón. Si eres alguien que se enoja por todo en esos días ya sabes que no fueron las circunstancias o las personas a tu alrededor que lo provocaron.
Lejos de desanimarte por descubrir ese pecado de ira o amargura en tu corazón saber que está ahí adentro te permite correr al Señor en confesión y arrepentimiento y pedirle que transforme tu corazón y lo lleve a la imagen de Cristo.
A la que se entristece por todo
“Nadie te quiere”: ¡Llanto! El día está lluvioso: ¡Llanto! No hicieron mi postre preferido: ¡Llanto! ¿Te ha sucedido? En el extremo opuesto del anterior están esas que lloran por todo, que todo les duele en esos días. Que ante la más mínima ofensa dudan de todo lo que tienen y lo que son. Dudan de las personas a su alrededor, de la firmeza de esas relaciones y del amor que los demás sienten por ellas. Hay incluso algunas que lidian con pensamientos suicidas en esos días.
Aunque la manifestación es un poco diferente a la de las que se aíran y sentirse triste puede, por el hecho de ser doloroso no parecer pecaminoso, la raíz es la misma. Lo que hay dentro de tu corazón sale. Y no quiero dar respuestas generales a lo que podría ser una situación seria en tu vida, pero sí estoy segura de que independientemente de lo que esté sucediendo o de las mentiras que hayas abrazado, si vas a con el corazón descubierto delante del Señor y le pides que te llene con Su Verdad, te asombrarás del cambio en tus emociones y en tus reacciones.
No se trata de ti
Ya seas la que se enoja, la que llora o la que no tiene paciencia cuando las mujeres a tu alrededor tienen esas reacciones, es importante que esas emociones y sensaciones no son tu dios. Dios lo es y tu fin último es glorificarlo (1 Corintios 10:31) y disfrutar de Él para siempre (Salmo 73:25-25). Detente y pregúntate si estás haciéndolo con la manera en que expresas tus emociones durante “esos días” o con la forma en que tratas a tus amigas que están atravesando por esos cambios. ¿Estás glorificando a Dios y disfrutando de Él? Porque amada, aunque parezca lo contrario, ¡no se trata de ti!
La Verdad que te sostiene
Sé que nuestras emociones pueden realmente sacarnos de control, pero recuerda que ellas obedecen a lo que estás pensando sobre lo que pasa (la manera en que lo interpretadas) y no únicamente a lo que está sucediendo. Hay una pregunta que me ayuda siempre a enfocarme cuando pierdo un poco el norte, toma nota y ponla en tu lugar favorito:
¿Qué verdad te ha sostenido hoy?
Ahora practiquemos un poco, ¿qué verdades, de la Palabra de Dios, podrían sostenerte en medio de las crisis de esos días?
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