¡Me encantan los cuentos! Sé que puede sonar un poco infantil ---celebré mi cumpleaños número 26 esta semana pero creo que amaré los cuentos por siempre. Vemos en las Escrituras como Natán usó una especie de cuento para abrir los ojos de David a su pecado y quisiera compartir este pequeño cuento[1] con ustedes y abrir sus ojos a una realidad que muchas veces como mujeres solemos olvidar.
¡Ouch! Cuántas veces me encuentro a mí misma querer ser un roble o una rosa cuando soy una margarita silvestre. En el Salmo 139 podemos ver como el Salmista estaba se maravillaba en la creación del Señor:
Porque tú formaste mis entrañas;
Tú me hiciste en el vientre de mi madre.
Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras;
Estoy maravillado,
Y mi alma lo sabe muy bien.
No fue encubierto de ti mi cuerpo,
Bien que en oculto fui formado,
Y entretejido en lo más profundo de la tierra.
Mi embrión vieron tus ojos,
Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas
Que fueron luego formadas,
Sin faltar una de ellas.
¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!
¡Cuán grande es la suma de ellos!
¡Dios no solo conoce TODO de ti sino que fue SU plan que fueras como eres! Incluso con esas cosas que podrían parecer defectos para ti. Tu exterior y lo más profundo de tu interior fue planeado por Él como un gran y asombroso diseño. ¡El autor del salmo se siente fascinado solo de pensar en los pensamientos del Señor!
Durante toda esta semana hemos estado hablando en el blog sobre la lucha que todas enfrentamos de querer “encajar” … ¿Será que es hora de abrir los ojos y ver que eres hermosamente diferente? ¡Eres única! ¿Te imaginas una fresa intentando encajar en una mata de mangos? ¡Obviamente ella sería la “rara”!
El Señor ha hermoseado nuestras vidas con Su Evangelio, ¡celebrémoslo abrazando la libertad de ser hermosamente diferentes!
Y tú ¿con qué planta te compararías y por qué? ¡Comparte y celebremos el trabajo de Dios en nosotras!
[1] Se atribuye la autoría de este cuento a Jorge Bucay
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