Adaptado del libro: Mentiras que las jóvenes creen y la verdad que las hace libres de Nancy DeMoss Wolgemuth y Dannah Gresh.
El propósito de todas las mentiras de Satanás es destruir. Quizás te hubiera gustado acercarte a Eva y susurrarle antes de que ella fuera atrapada por el anzuelo… No , no me estoy equivocando de historia, sé que Eva no era un pez en el agua, me refiero a que ella cayó bajo las estrategias del enemigo. Si alguna vez has ido a pescar, sabes que nada atraparás si solamente un anzuelo. Los peces son más inteligentes que eso, si quieres atrapar un pez, necesitas colocar una carnada en tu anzuelo.
Satanás usa sus mentiras como carnadas para atraparnos. En Santiago nos permite verlo de esta forma:
La tentación viene de nuestros propios deseos, los cuales nos seducen y nos arrastran. De esos deseos nacen los actos pecaminosos, y el pecado, cuando se deja crecer, da a luz la muerte. Santiago 1: 14-15
Estas son las tácticas que Satanás emplea para tendernos el lazo. Él aprovecha tus deseos y promete satisfacerlos bajo la única condición de que rechaces a Dios y desatiendas Su Palabra. Pero él no se acerca y te dice directamente: “rechaza a Dios y desatiende Su Palabra”, sino que te persuade a probar algo de una sola vez, haciéndote creer que no pasará nada. O te muestra que otros hallan la felicidad cuando rechazan a Dios. El enemigo susurra: “después de todo, ¿no quiero Dios que sea feliz?”.
Cuando muerdes la carnada, has concebido el pecado. La meta de Satanás, su fin último es usar tu propio pecado para destruirte (Jn. 10:9) Así que la próxima vez que seas tentada a hacer algo que sabes que no es correcto, recuerda que detrás de un anzuelo. No muerdas la carnada.
Las mentiras del enemigo siempre serán tentadoras pero ahí termina su poder, a menos que nosotras cooperemos con ellas. ¿Leiste bien? No importa qué tan tentadoras sean las carnadas que el enemigo ponga frente a ti, su poder termina en el momento que tus las rechazas. En el momento que decides creer y obedecer la Verdad de Dios, alimentarte de ésta.
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