¡Llegamos al libro de Gálatas! Muchos creen que es la carta más intensa del apóstol. Veremos muchas emociones manifestadas aquí. Pablo presentará con firmeza su posición respecto a temas como: la justificación, la gracia, el evangelio. Esta ciudad por lo que nos dice el v. 2 parecía tener varias iglesias. Me encanta como en los versículos del 2 al 5 Pablo expone el evangelio y nos recuerda que Jesús dio su vida por nosotros. Él pagó nuestros pecados en la cruz del calvario y eso fue exactamente el plan perfecto de Dios, por lo cual Dios es digno de toda gloria y honra.
Pablo, apóstol del Señor, es el autor de esta carta que inicia dando a conocer de donde proviene su autoridad, dicha autoridad no fue dada por ningún grupo en particular, ninguna autoridad humana, ni mucho menos autoimpuesta sino fue que le fue dada por el mismo Jesucristo. …
¡Llegamos al libro de Gálatas! Muchos creen que es la carta más intensa del apóstol. Veremos muchas emociones manifestadas aquí. Pablo presentará con firmeza su posición respecto a temas como: la justificación, la gracia, el evangelio. Esta ciudad por lo que nos dice el v. 2 parecía tener varias iglesias. Me encanta como en los versículos del 2 al 5 Pablo expone el evangelio y nos recuerda que Jesús dio su vida por nosotros. Él pagó nuestros pecados en la cruz del calvario y eso fue exactamente el plan perfecto de Dios, por lo cual Dios es digno de toda gloria y honra.
Pablo, apóstol del Señor, es el autor de esta carta que inicia dando a conocer de donde proviene su autoridad, dicha autoridad no fue dada por ningún grupo en particular, ninguna autoridad humana, ni mucho menos autoimpuesta sino fue que le fue dada por el mismo Jesucristo.
En el capítulo 1 vemos que toca una vez más la gracia y el evangelio (v. 6) nos repite un concepto ya visto en Romanos, por gracia somos salvos y la realidad de que el evangelio es la verdadera buena noticia. También vemos en los vv. 6-7 la preocupación de Pablo al escribir esta carta:
«Me maravillo de que tan pronto ustedes hayan abandonado a Aquel que los llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente, que en realidad no es otro evangelio, sino que hay algunos que los perturban a ustedes y quieren pervertir el evangelio de Cristo».
Al parecer los Gálatas fueron fácilmente engañados y se desviaron a seguir un evangelio diferente al de Cristo. Nosotros no somos diferentes a ellos, muchas veces también somos engañadas y quitamos nuestra vista de Cristo y su evangelio. Nadie está exento de ello, es por eso que necesitamos vivir en la Palabra de Dios, recordarnos diariamente el evangelio y vivir vidas que apunten siempre a Cristo.
En el versículo 10 Pablo también habla de sí mismo y no se considera a sí mismo como alguien importante ni mucho menos le interesa la simpatía de la gente, por el contrario, nos deja ver claramente que seguir a Cristo no es ser popular ni mucho menos algo que los hombres aplaudan. Que diferencia a lo que vemos hoy día, que triste es ver cristianos buscando el aplauso del mundo, buscando plataformas y ser aplaudidos dejando de lado lo que realmente importa y es ser siervos. Pablo nos deja claro, al recorrer por su propio pasado, que el único motivo de Dios revelarse a una persona es solamente para que le proclame a Él, para que muestren a Cristo, no para buscar que sea el nombre de esa persona alabado.
Que podamos ser como Pablo, que nuestro interés sea que Dios sea visto y no nosotras, que prediquemos a Cristo y a éste crucificado. Que recordemos que el siervo no es mayor que su señor. Y que nuestras vidas deben ser un reflejo de Su gloria no un espejo de mi gloria.
Capítulo 2
En este capítulo Pablo se concentra en explicar las razones de por qué hizo las cosas de la manera en que las hizo: esperó 14 años para ir a Jerusalén, no hizo algo público, no lo publicó en las noticias, o en las redes sociales, sino que se reunió con los principales líderes para exponer el mensaje y asegurarse de que todos estuvieran en la misma página, buscó la unidad. Vemos cómo en ese mismo contexto habla de Tito y toca el tema de la circuncisión y vemos como magistralmente toca un tema que era importante para los líderes de Israel, pero que no tenía ya parte en el nuevo pacto.
Una vez más no veo diferencia en muchos de nosotros hoy día como dentro de la iglesia tenemos cosas que exigimos o que nos dan «estatus» y agregamos cosas que no son necesarias, lo realmente relevante es lo que la Palabra de Dios nos dice. Aquí vemos relatado el evento cuando Pablo confrontó a Pedro por su actitud e hipocresía (vv. 11-14); que bueno que podemos encontrar relatos tan vividos y específicos en la Palabra de Dios donde podemos vernos reflejados y aprender de lo allí expuesto.
Vemos a Pablo en este capítulo explicar el por qué de su ministerio a los gentiles y lo equipara con el de Pedro a los judíos, y dice que el mismo Dios que trabaja a través de Pedro es el mismo Dios que trabaja a través del apóstol de los gentiles (v.8). Dios tiene un llamado para cada uno de nosotros, por eso es que debemos enfocarnos en ese llamado que Dios ha hecho a nuestra vida, donde sea que esté tu trinchera, es allí donde debes ser fiel a lo que Él ha puesto en tus manos.
Hacia el final de este capítulo nos recuerda la única forma en la que somos justificados, judíos y gentiles, todos por igual: «Sin embargo, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino mediante la fe en Cristo Jesús, también nosotros hemos creído en Cristo Jesús, para que seamos justificados por la fe en Cristo, y no por las obras de la ley. Puesto que por las obras de la ley nadie será justificado». –v. 16 énfasis añadido
Pablo nos anima a no tomar la gracia de Dios en vano como muchos hasta el día de hoy lo siguen haciendo, recordar que no es por mi desempeño sino por una relación personal con Él que todo fluye. No olvidemos que es a través de la muerte de Cristo que podemos estar en paz con Dios.
Medita y memoriza estos versículos el día de hoy:
«Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. No hago nula la gracia de Dios, porque si la justicia viene por medio de la ley, entonces Cristo murió en vano». –vv. 20, 21
Capítulo 3
Este para mí es sin duda el capítulo central de la carta, luego de que Pablo mostró el evangelio, su ministerio y la gracia, pasa a enfocarse en aquellos que se han desviado del mensaje. Viene la fuerte confrontación, los llama prácticamente «tontos» por haberse dejado «fascinar» o engañar. Me gusta en particular el versículo 3, ya que expone lo ridículo que lucen, y lucimos muchas veces, queriendo empezar a querer ser justos a través de su propio esfuerzo como si esto fuera posible: «¿Tan insensatos son? Habiendo comenzado por el Espíritu, ¿van a terminar ahora por la carne?». Pablo es incisivo y les pregunta dos veces si fue por seguir la ley que fueron salvos, si hay algo que podemos ver en los escritos de Pablo es que valoraba y amaba esa gracia inmerecida. Él reconocía su condición caída y que nunca podría alcanzar la salvación por sí mismo. Muchas veces somos como los gálatas, se nos olvida como fue que llegamos a Cristo, y luego nos creemos más santas que los demás.
«Cristo nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose hecho maldición por nosotros, porque escrito está: “Maldito todo el que cuelga de un madero”, a fin de que en Cristo Jesús la bendición de Abraham viniera a los gentiles, para que recibiéramos la promesa del Espíritu mediante la fe». –vv. 13-14
Una de las palabras que nos describen luego de que venimos a Cristo es «redimida». Qué maravilla es saberme redimida, que alivio trae a mi corazón el saber que eso soy delante de Dios, y recordar que solamente Cristo puede mediar entre el hombre y Dios. No soy yo, no es mi capacidad, no es lo que yo pueda hacer sino lo que Cristo hizo por mí.
Y tú ¿qué has aprendido de estos capítulos?
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