Cuando tu hermano es «el estándar» (y tú lo sabes)
En este episodio continuamos nuestro recorrido por el tema de la comparación. Hoy vamos a ver una más de sus aristas: la comparación entre hermanos. Nos estarán acompañando Albelina y Yamel para ayudarnos a entender cómo podemos ver este tema y sus implicaciones desde una perspectiva bíblica. ¡No te lo pierdas!
Aquí te compartimos algunas frases y versículos del episodio de hoy:
¿Qué podemos aprender acerca de cómo ver nuestro valor en Dios y no en las comparaciones con nuestros hermanos?
- Es normal que llegue a pasar que nuestros padres nos comparen con nuestros hermanos. Muchas veces puede ser que ni siquiera lo hagan con mala intención, para hacernos sentir mal o hacernos sentir menos, sino que lo hacen para darnos un ejemplo positivo.
- Muchas veces la reacción que tenemos es de enojo o de tristeza, o de sentirnos menos valiosas, menos importantes o menos …
En este episodio continuamos nuestro recorrido por el tema de la comparación. Hoy vamos a ver una más de sus aristas: la comparación entre hermanos. Nos estarán acompañando Albelina y Yamel para ayudarnos a entender cómo podemos ver este tema y sus implicaciones desde una perspectiva bíblica. ¡No te lo pierdas!
Aquí te compartimos algunas frases y versículos del episodio de hoy:
¿Qué podemos aprender acerca de cómo ver nuestro valor en Dios y no en las comparaciones con nuestros hermanos?
- Es normal que llegue a pasar que nuestros padres nos comparen con nuestros hermanos. Muchas veces puede ser que ni siquiera lo hagan con mala intención, para hacernos sentir mal o hacernos sentir menos, sino que lo hacen para darnos un ejemplo positivo.
- Muchas veces la reacción que tenemos es de enojo o de tristeza, o de sentirnos menos valiosas, menos importantes o menos admiradas por las personas que más amamos. En medio de todo eso, la Palabra de Dios nos muestra el valor que tenemos en Él y la realidad de que somos únicas con características especiales y que no tenemos que ser iguales a nadie más.
- Cristo nos ama tal y como somos, y Él no nos pide ser igual a otros. Lo que sí nos pide es ser iguales a Él, iguales a Su carácter.
- Cuando comparan a nuestros hermanos con nosotras, el daño que esto puede causar es que nos cuesta reconocer nuestro pecado delante de Dios, porque nos consideramos buenas.
¿Qué tan fácil puede resultar caer en esta trampa, y qué principios bíblicos nos ayudan a recordar que Dios tiene un diseño y un plan único para cada uno?
«…por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios» (Romanos 3:23).
- La comparación nos roba la capacidad de vernos como realmente somos delante de Dios. Delante de Él somos únicas y fuimos creadas con un propósito especial.
- La Palabra nos enseña que todos necesitamos la gracia del Señor y que todos somos pecadores. Cuando entendemos esto, podemos amar a nuestros hermanos más libremente, sin necesidad de competir ni de aparentar que somos las mejores o las más perfectas.
«Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo» (1 Corintios 12:4)
- Caer en esta trampa hace que olvidemos que todo lo bueno que hay en nosotras, o lo que pueden ver los demás, incluyendo a nuestros padres, no es por nuestros propios méritos o por nuestra capacidad, sino que siempre es por la pura gracia de Dios y Su misericordia que nos alcanzó.
- Esto debe llevarnos a la humildad, a reconocer que todo lo bueno que tenemos no es por nosotras mismas, sino que es por la gracia de Dios.
¿Cómo podemos reemplazar la envidia con amor?
- Tenemos que aprender cuál es la raíz de nuestra envidia:
Existe un vacío en nuestros corazones:
- Sabemos que hay un vacío en nuestro corazón que solo Dios puede llenar.Pero, muchas veces, queremos que lo llenen nuestros padres con su amor, su afecto, su atención.
- Cuando entendemos que solo Dios puede llenar ese vacío, entonces buscamos que nuestro refugio sea Él. Esto permite que disfrutemos más nuestra relación con nuestros padres y hermanos.
Rivalidad:
- La diferencia de edad entre los hermanos puede ser un factor importante que genere rivalidad. Pero el Señor puede restaurar cualquier relación rota cuando dejamos que Su amor sea el centro y cuando dejamos de pensar tanto en nosotras mismas.
- Aun cuando crecer y vivir bajo el mismo techo sea difícil, podemos ver los destellos de gracia del Señor.
¿Por qué es tan importante aprender a celebrar los logros de tus hermanos en lugar de competir con ellos, y qué revela eso sobre el carácter de Cristo en nosotras?
- Cuando ponemos el foco en nosotras mismas, se nubla nuestra visión y no podemos ver a los demás cómo Dios los hizo, que todos tienen capacidades, dones y habilidades.
- Aunque nuestros hermanos sean diferentes a nosotras, y aunque nosotras seamos cristianas y ellos no, esto no es razón para que nos sintamos superiores, sino para que podamos servirles, amarles, predicarles y vivir el evangelio de una manera que sea palpable en nuestras vidas.
- Mi identidad no depende de nosotras, sino de a quién pertenecemos. ¡Somos de Cristo! Así que tenemos que reflejar Su gracia a nuestros hermanos.
- Tener hermanos es una bendición, y cuando entendemos que son un regalo de Dios para nuestras vidas, podemos celebrar más y competir menos.
- No importa si nuestros hermanos son difíciles de amar, porque Cristo nos amó siendo pecadoras; Él nos vio y nos perdonó. De la misma manera, debemos mostrar siempre el amor y el perdón que hemos recibido de Cristo.
Verdades de la Palabra que te ayudarán a vivir en libertad y gozo si estás viviendo atrapada en la comparación con sus hermanos.
«…y ustedes han sido hechos completos en Él, que es la cabeza sobre todo poder y autoridad» (Colosenses 2:10)
- No necesitas ser igual a tus hermanos. No tienes que sentirte menos si otros te comparan con ellos. Habla verdad a tu corazón y recuerda que estás completa en Cristo. Eres completamente amada y eso es lo que te permite vivir en plenitud, en libertad y en gozo en Él.
«Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros»(1 Pedro 5:6-7, RV 60).
- Dios es Todopoderoso y capaz de restaurar todas las relaciones, incluyendo la de tuya con tus hermanos.
- Qué hermoso es que, a pesar de nuestras diferencias y problemas con nuestros hermanos, Dios puede restaurar todas las cosas. Lo que Dios busca es un corazón humilde y en glorificarlo a Él.
- En Cristo, puedes soltar la necesidad de competir con tus hermanos, y puedes disfrutar del regalo que ellos son y ver la belleza de lo que Dios está haciendo ellos, y en nosotras.
Para reflexionar:
- No necesitamos compararnos para sentirnos valiosas, porque ya somos completamente amadas y escogidas por Dios
- ¿Has creído la mentira de que tu valor depende de cómo te comparas con tus hermanos? Tal vez piensas que si ellos logran más, tú vales menos, o que si tú brillas, estás opacando a alguien más, pero nada de eso viene de Dios.
- Tu Creador no te hizo para competir, sino para complementar; no para compararte, sino para reflejar Su imagen de manera única. Él te formó con propósito, te dio dones, y te llama por tu nombre, no por tus resultados.
- Cuando miras a Cristo, descubres que no hay favoritismos en Su amor. En la cruz, Él mostró que todos somos igualmente necesitados de gracia y que en Él todos tenemos el mismo valor. Así que suelta la comparación, y descansa en saber que Dios tiene un plan personal para ti
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