Cómo amar a tu familia cuando no es fácil (ni bonito, ni sencillo)

Tu hermana no dejará de tomar tu ropa sin preguntar. Estás segura de que tu hermano fue adoptado de una familia de osos por su costumbre de dejar comida y basura por todas partes, tu padre es demasiado estricto y tu madre está demasiado ocupada. ¿Te suena familiar? ¿Alguna vez has sentido que tu familia te saca lo peor… y aún así sabes que los amas?

Podría seguir y seguir, y seguro tú también.

Claro que amamos a nuestras familias, pero a veces también nos desesperan. Ya sea como resultado de conflictos menores o de heridas profundas, puede ser realmente difícil ver lo mejor de las personas que viven contigo. Pero voy a proponerte que sueltes a los miembros de tu familia del anzuelo de la perfección y, en su lugar, les des un montón de gracia. He aquí cinco razones.

1. La perfección no es una opción

En la historia de la humanidad, solo ha habido un ser humano perfecto, y no vive en tu casa. Jesús fue el único hombre sin pecado que ha existido (1 Pd. 2:22). El resto de nosotros tenemos que luchar crónicamente con nuestra naturaleza pecaminosa, esa parte de nosotros que apunta hacia el egoísmo, la ira y la amargura.

Esto quiere decir que:

  • Tu padre no es perfecto.
  • Tu madre no es perfecta.
  • Tu hermana no es perfecta.
  • Tu hermano no es perfecto.

Todos necesitamos desesperadamente la ayuda de Jesús para decir «no» a la impiedad y «sí» a tratar a los demás como lo haría Jesús (Tit. 2:11-12). Puesto que Jesús responde a nuestro pecado con gracia, ¿no deberíamos responder al pecado de los demás también con gracia?

2. Consecuencias garantizadas

El pecado hiere al pecador y a aquellos que el pecador ama. Como vivimos muy cerca de nuestra familia e interactuamos con ellos tan a menudo, es seguro que serán alcanzados por la inevitable consecuencia que causa nuestro pecado. Del mismo modo, nosotras seremos heridas por el efecto de su pecado.

Cuando vemos el impacto del pecado, es tentador odiar al pecador; en lugar de eso, pidamos ayuda a Jesús. La tensión que causa el pecado en nuestras familias nos recuerda nuestra necesidad por el evangelio, si lo intentamos solas nos lastimaremos constantemente entre todos, pero Jesús nos mostró el camino para ser hechas «nuevas criaturas» (2 Cor. 5:17). Mediante el poder de Su Espíritu Santo, Él nos cambia a nosotras y a nuestras familias para ser cada vez más parecidos a Él (1 Cor. 11:1).

3. «Llevarse bien» es idea de Dios

El primer versículo bíblico que mis hijos memorizaron dice:

«Si es posible, en cuanto de ustedes dependa, estén en paz con todos los hombres». -Romanos 12:18

Concéntrate en la parte central. La que está entre las comas. . .«en cuanto de ustedes dependa».

Esto significa que dejes de hacer una lista de lo que tus familiares hacen para agitar las aguas. Deja de señal a todos, solo haz lo que depende de ti para llevarte bien con los demás.

4. Recuerda lo que es el amor

Al final del día, las personas que más te desesperan, también son aquellas por las que darías tu vida, son tu «tribu», tu gente. Quizás no siempre te «caen bien», pero las amas. Imagínate sus caras mientras repasas lo que es y lo que no es el amor (1 Cor. 13:4–7).

El amor es:

  • paciente
  • bondadoso
  • se alegra
  • todo lo sufre
  • todo lo cree
  • todo lo espera
  • todo lo soporta

El amor no es:

  • envidioso
  • jactancioso
  • arrogante
  • se porta indecorosamente
  • busca lo suyo
  • se irrita
  • toma en cuenta el mal recibido

No hay prerrequisitos para este tipo de amor. No amamos solamente si la gente nos da lo que queremos cuando lo queremos, si no nos molestan o si lavan los platos después de comer. Si verdaderamente amas a tu familia, memoriza y vive esa lista.

5. El perdón te libera de una «prisión»

Mi cita favorita sobre el perdón es: «No perdonar es como tomar veneno esperando que muera otra persona», también he escuchado «perdonar es liberar a un prisionero y descubrir que ese prisionero eras tú».

Guardar amargura, enojo y resentimiento contra tu familia te lastima mucho más a ti que a otros, envenena tu corazón y te encierra en una prisión que tú misma estás construyendo, Jesús pensaba en nosotras cuando dijo: 

«Entonces acercándose Pedro, preguntó a Jesús: “Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí que yo haya de perdonarlo? ¿Hasta siete veces”.Jesús le contestó: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”». -Mateo 18:21-22

Ser parte de una familia te da muchísimas oportunidades de extender y buscar el perdón. ¡Tómalas!

Sueltalos con gentileza 

¿Has colgado a tus padres o hermanos de un gancho invisible de perfección? ¿Tienes en la cabeza una lista de todas las formas en que te han fallado? Si es así, sueltalos suavemente y tira esa lista a la basura.

Puede que no tengas la familia perfecta, nadie la tiene, pero tienes la oportunidad de pedir perdón con frecuencia, de amar con sacrificio como Cristo te ha amado, y de ofrecer montones de gracia a los rostros que te rodean en la mesa del desayuno. ¿La aprovecharás?

Ayúdanos a llegar a otras

Como ministerio nos esforzamos por hacer publicaciones de calidad que te ayuden a caminar con Cristo. Si hoy la autora te ha ayudado o motivado, ¿considerarías hacer una donación para apoyar nuestro blog de Joven Verdadera?

Donar $3

Sobre el autor

Erin Davis

Erin Davis es una autora, bloguera y oradora a la que le encanta ver a mujeres de todas las edades correr hacia el pozo profundo de la Palabra de Dios. Es autora de muchos libros y estudios bíblicos, incluidos Beautiful … leer más …

¡Hey chicas! Nos encanta escuchar de ustedes, pero nos sentimos limitadas por las formas en que podemos ayudarlas.

Si buscas consejo te animamos a hablar primero con tu pastor o una mujer piadosa en tu vida, ya que ellos sabrán más detalles de ti y te darán seguimiento y ayuda.Lo publicado en la sección de comentarios no necesariamente refleja el punto de vista de Aviva Nuestros Corazones.

Nos reservamos el derecho de remover opiniones que puedan no ser de ayuda o inapropiadas. Puede ser que editemos o removamos tu comentario si: * Requiere o contiene información personal como emails, direcciones, teléfonos. *Ataca a otras lectoras. * Utiliza lenguaje vulgar o profano.


Únete a la conversación