Recuerdo un otoño en particular, cuando mi vida de oración era una rutina, sin energía, sin interés. Me desconectaba durante mis devocionales y la única parte constante de mi rutina era que mi diario de oración se llenaba cada día. Sentía que si no llenaba la página, no había orado; si la página estaba llena, entonces esa era una buena señal. Entonces, mi amiga Melina me confrontó: «Tal vez deberías dejar tu diario de oración a un lado. Parece que estás metiendo tu vida de oración en esa caja y se ha quedado atrapada ahí».
Es verdad, parece que tenemos muchas cajas de oración en las que nos quedamos atrapadas. Los diarios, las reuniones de oración los miércoles por la noche, las tareas de la Biblia, los devocionales por la mañana y escribir largas listas de peticiones pueden ser «cajas» en las que nos quedamos atrapadas. Estas cosas no son malas, pero mientras mantengas tu vida de oración dentro de esas cajas, nunca tendrás una verdadera vida de oración. La oración es una conversación continua con Dios, Él está contigo en todas partes. No pasarías el día con una amiga y le dirías: «Hablaremos en el almuerzo, pero eso será todo por el resto del día». ¿Por qué entonces dejamos nuestra vida de oración solo para una parte de nuestro día?
Te reto a leer Hechos 3:1-10. En esos versículos Pedro y Juan iban camino a la caja de oración: «la hora de orar». No está mal, pero si mantenemos nuestra oración dentro de esa caja, sí cometemos un error. Estos hombres no estaban atrapados en la caja, Pedro y Juan estaban en comunión constante con el Espíritu Santo, por eso, cuando pasaron junto a un mendigo le dijeron: «Míranos». ¿Por qué no dijeron: «Ve a Jesús, ve a Dios, o ven a orar con nosotros»? (Oh, cuántas veces fallamos al no orar con una amiga y les pedimos que nos acompañen a la iglesia…¡Está mal!).
Pedro y Juan sabían que estaban llenos de Dios, y se veían como Él, sonaban como Él, porque estaban llenos de Él. Estaban en comunión constante, tenían una vida de oración; en este mismo pasaje hay otras evidencias de ello. Cuando hablan de sanidad en el nombre de Jesús, era una oración (Recuerda que Juan 14:13-14 dice: «Y todo lo que pidan en Mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me piden algo en Mi nombre, Yo lo haré».) Lo curioso es que no tenían los ojos cerrados cuando dijeron estas palabras, el hecho de que no tengas los ojos cerrados, que no empieces y termines con «Querido Dios» o «Amén», que no estés arrodillada o en la iglesia, no significa que no estés orando.
La oración es comunicación, y da resultados. En este caso, el mendigo que nunca había podido caminar fue sanado, comenzó a saltar y a alabar a Dios. Estos son buenos resultados ¿no crees? Estaba tan impresionado por su sanidad que comenzó a saltar y alabar a Dios, él no conocía ninguna caja, ni sabía ninguna regla para orar; simplemente fluyen de su ser la alabanza y saltos ¿Cuándo fue la última vez que hiciste eso? Sal de tu caja de oración y ¡comienza una VIDA de oración!
Ayúdanos a llegar a otras
Como ministerio nos esforzamos por hacer publicaciones de calidad que te ayuden a caminar con Cristo. Si hoy la autora te ha ayudado o motivado, ¿considerarías hacer una donación para apoyar nuestro blog de Joven Verdadera?
Donar $3¡Hey chicas! Nos encanta escuchar de ustedes, pero nos sentimos limitadas por las formas en que podemos ayudarlas.
Si buscas consejo te animamos a hablar primero con tu pastor o una mujer piadosa en tu vida, ya que ellos sabrán más detalles de ti y te darán seguimiento y ayuda.Lo publicado en la sección de comentarios no necesariamente refleja el punto de vista de Aviva Nuestros Corazones.
Nos reservamos el derecho de remover opiniones que puedan no ser de ayuda o inapropiadas. Puede ser que editemos o removamos tu comentario si: * Requiere o contiene información personal como emails, direcciones, teléfonos. *Ataca a otras lectoras. * Utiliza lenguaje vulgar o profano.
Únete a la conversación