El engaño de sentirte menos: viviendo con propósito en la soltería - Parte 2

La semana pasada hablamos de lo fácil que es caer en la trampa de la comparación, especialmente cuando vemos a otras mujeres recibir lo que nosotras anhelamos, si no has leído ese blog, te animamos a revisarlo antes de seguir para tener un mejor panorama.

Hoy daremos un paso más profundo. No basta con reconocer el problema: necesitamos cultivar el carácter de Jesús en nuestra vida diaria.

Cultiva frutos como Cristo

La verdadera humildad comienza con la disposición a renunciar a tus propios deseos, preferencias y anhelos de reconocimiento. Cuando decides renunciar a tus intereses y ver a los demás como más importantes, reflejas a Jesús. 

Sí, esto es cierto para todas Sus seguidoras, no solo para aquellas que no están casadas, pero hay algo precioso en recordar que Jesús sabe de primera mano cómo se siente vivir una vida de humildad sin un cónyuge a Su lado. 

Su camino es hermoso, pero contradice una cultura que fomenta el egoísmo y la comparación. Al vivir el modelo establecido en Filipenses 2, con la ayuda del Espíritu, el Señor cultivará frutos cristianos en tu actitud e interacciones, moldeándote en una mujer que es…

• Amorosa. No amargada ni celosa, sino que cuida activamente a los demás con afecto y acciones que reflejan el corazón de Dios.
• Gozosa. No dependiente de las circunstancias, sino firmemente contenta en la presencia de Dios, reflejando un deleite interior en Su fidelidad. 
• Pacífica. No ansiosa ni pendenciera, sino que descansa en el cuidado soberano de Dios.
• Paciente. No se enoja fácilmente, sino que está dispuesta a soportar las dificultades, perdonar las ofensas y ofrecer gracia a los demás. 
• Amable. No sarcástica ni grosera, sino compasiva y considerada, buscando bendecir a los demás y edificarlos con palabras y acciones.
• Buena. No egoísta ni dañina, sino moralmente recta y generosa, haciendo lo que es mejor para los demás.
• Fiel. No insegura ni inconsistente, sino confiable y leal en sus relaciones con el Señor y con todos los que la rodean.
• Gentil. No dominante ni en busca de atención, sino humilde y tierna en actitud, tratando a los demás con respeto.
• Autocontrolada. No impulsiva ni indulgente, sino disciplinada y que somete sus deseos, pensamientos y acciones al Señor.

Es un tipo notable de mujer soltera que no busca ser engreída ni envidiosa, sino que está muriendo activamente a sí misma y crucificando su carne, porque sabe que pertenece a Cristo y es importante para Él (Gal. 5:24-26).

Deja que tu amor se parezca al Suyo

Así que la próxima vez que veas a alguien más y sus circunstancias te hagan sentir insignificante, respira hondo y díselo al Señor. Él sabe cómo te sientes y puede ofrecerte libertad de la envidia y un camino para amar bien a tu hermana en la fe.

Señor, confieso que cuando la veo recibir reconocimiento, recibir lo que anhelo, me siento ____ (celosa, herida, ignorada, frustrada, etc.). Ayúdame a creer que cuando eres generoso con ella, no significa que me estés negando algo. Aunque me duela la falta de oportunidades que aún anhelo, ¿me ayudarías a honrarla mucho más de lo que me lamento por mí? No tengo capacidad para ser generosa sin Tu Espíritu; por favor, dame un corazón como el de Jesús, que se regocije en las bendiciones y la obra que haces en la vida de los demás. Que mi corazón rebose de amor genuino, alegría y ánimo hacia ella. 

Una vez que le hayas pedido al Señor que te ayude a considerarla más importante que tú, da un pequeño paso hacia adelante: 

• Háblale con palabras amables.
• Celebra sus victorias con alegría.
• Apóyala sin esperar nada a cambio. 
• Retírate y déjala brillar. 
• Alaba a Dios por Sus dones y Su bondad en su vida. 

Que tu corazón se alegre por ella, y luego permite que esa alegría profundice tu gratitud, paz y confianza en el tiempo y la provisión de Dios. Mientras Él moldea tu corazón para que te regocijes en las bendiciones de los demás sin amargura, el amor que sientes por tus relaciones crecerá; esto conducirá a la unidad que Él diseñó para Su pueblo y reflejará la humildad de tu Salvador.