Más que palabras: construyendo convicciones firmes

Todas tenemos convicciones, incluso si no lo pensamos de esa manera. Aun las personas que dicen «no tengo convicciones» las tienen, porque su convicción es: «¡Yo no creo en ___!». Pero, ¿qué es una convicción realmente? Es solo una forma de expresar lo que crees. La palabra viene del latín y significa «creer». Así que, si tienes algo en lo que crees, aunque no lo digas en voz alta, ¡tienes una convicción!

A lo largo de la historia, muchas personas y grupos han escrito sus propias convicciones. A veces se denomina «declaraciones, resoluciones, veredictos, manifiestos, credos o confesiones» (que viene del latín «confessus», que significa «reconocer»). Aunque se llamen diferente, todos son, en esencia, convicciones. Estos credos escritos han tenido un impacto gigante en la historia, la política, la filosofía, la cultura y también en la iglesia. ¡Son parte fundamental de cómo entendemos el mundo y nuestras creencias!

Estados Unidos se fundó sobre un credo muy famoso: la Declaración de Independencia. En ella se dice: «Sostenemos como evidentes en sí mismas estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad...». Además, durante la Revolución Francesa, la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano fue un credo que ayudó a derrocar la aristocracia francesa.

Más adelante, pensadores como Carlos Marx y Federico Engels escribieron el Manifiesto Comunista, que transformó el panorama político durante generaciones. En 1933, se escribió el Manifiesto Humanista I, un documento con 15 puntos que fue firmado por 34 personas, y que se actualizaría en 1973 con el Manifiesto Humanista II, que incluye frases como «ninguna deidad nos salvará; debemos salvarnos nosotros mismos» y «somos responsables por lo que somos o por lo que seremos». Aunque al principio el Manifiesto Humanista II tuvo pocas firmas, con el tiempo hubo miles de personas que lo apoyaron, y sus ideas se convirtieron en una visión dominante del mundo actual.

Estos ejemplos muestran cómo los manifiestos han influido en el curso de la historia y siguen marcando tendencias hoy en día.

Al igual que los credos políticos y filosóficos han marcado el rumbo de la historia, las convicciones cristianas han tenido un gran impacto en la historia de la Iglesia. Es importante entender que, a diferencia de las convicciones seculares, las convicciones cristianas son declaraciones de fe diseñadas para reflejar y resumir lo que realmente enseñan las Escrituras. No son un reemplazo de la Biblia, sino que buscan aclarar y dar respuesta a las dudas, herejías y desafíos que la Iglesia ha enfrentado a lo largo de los siglos. Estas convicciones han sido creadas cuidadosamente para destacar los errores más peligrosos para la fe cristiana en ese momento histórico específico, ayudando a proteger la sana doctrina y guiando a los creyentes a lo largo del tiempo.

El Credo de los Apóstoles, escrito entre el primer y el segundo siglo, destaca la completa humanidad de Jesús. Surgió como una respuesta al movimiento gnóstico de la época, que enseñaba que el mundo físico era malo y que Jesús no tenía una naturaleza humana real. Más tarde, en el siglo IV, el Credo de Nicea afirmaba que Jesucristo es completamente Dios. Esto fue en respuesta a los seguidores del arrianismo, que decían que Cristo no era verdaderamente Dios.

Avanzando al siglo XVI, las 95 Tesis de Martín Lutero fueron un manifiesto que se opuso a la práctica de las indulgencias, convirtiéndose en un impulso clave para la Reforma Protestante. Las 95 Tesis precedieron a otras declaraciones de fe importantes como la Confesión de Augsburgo, el Catecismo de Heidelberg, y los Cánones del Sínodo de Dort, entre otros, que definieron la doctrina protestante.

Más recientemente, en 1978, un grupo de académicos y líderes cristianos firmaron la Declaración de Chicago sobre la Inerrancia Bíblica, una convicción que defiende la autoridad de las Escrituras frente a las interpretaciones liberales y neo-ortodoxas. Estas convicciones, a lo largo de la historia, han sido fundamentales para definir y proteger la fe cristiana.

La historia nos demuestra que las convicciones son súper importantes. Son declaraciones que nos desafían a pensar diferente, a cuestionar o incluso cambiar nuestras ideas, o al menos a repensarlas. Las convicciones ayudan a aclarar lo que realmente creemos. Son los que marcan el rumbo y pueden crear movimientos que cambian todo. Piensa en ellos como señales en un cruce de caminos. Nos dicen por qué camino ir y nos ayudan a comprometernos con una decisión. Esa elección puede ser clave para saber si llegamos al destino que queremos o si terminamos en un lugar totalmente diferente.

Desde su lanzamiento en Chicago el 11 de octubre de 2008, más de 6,500 mujeres cristianas han firmado el «Manifiesto de la Mujer Verdadera», un credo que resume lo que ellas creen que la Biblia dice sobre ser una mujer creada a la imagen de Dios y viviendo para Su gloria. En un momento histórico donde el feminismo, la cultura moderna sobre la sexualidad, la ideología de género y los cambios radicales en el matrimonio y la familia están redefiniendo todo, es más necesario que nunca responder con cuidado y claridad.

La presión sobre la iglesia para que acepte la visión cultural actual sobre el género y la sexualidad es enorme, porque lo que la Biblia enseña sobre estos temas ahora es visto como algo totalmente contracultural. Pero en y a través de Cristo, encontramos nuestra única esperanza para descubrir quién somos realmente, vivir con propósito, encontrar sanidad y ser llenas, mientras vivimos de acuerdo con nuestra verdadera identidad, como aquellas creadas a la imagen y para la gloria de Dios.

El «Manifiesto de la Mujer Verdadera» no pretende ser una declaración completa de fe ni una lista de todo lo que necesitas saber para ser salva. Tampoco es una guía infalible para cada detalle de la vida, ni reemplaza las Escrituras. Como con cualquier convicción, algunas personas podrían debatir sobre las palabras usadas o los énfasis, pero eso no es lo más importante. El punto principal es que este manifiesto resalta algunos puntos clave sobre lo que creemos que la Biblia enseña a las mujeres. Además, deja claro que, aunque sus enseñanzas no sean populares hoy en día, la Biblia sigue siendo nuestra guía y la mejor autoridad para saber cómo debemos vivir como mujeres.

Hoy en día, muchas mujeres están guiadas, sin darse cuenta, por las ideas y creencias promovidas por el movimiento feminista, pero hoy queremos animarte a que consideres unirte a una convicción diferente, el «Manifiesto de la Mujer Verdadera» y seas parte de una revolución contracultural que sigue la Verdad de la Palabra de Dios..

Si aún no lo has firmado, te invito a leerlo y sumarte a este movimiento firmando el Manifiesto de la Mujer Verdadera aquí.

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Sobre el autor

Mary Kassian

Mary Kassian es una autora galardonada, oradora de renombre internacional y profesora distinguida en el Seminario Bautista del Sur en Louisville, Kentucky. Ha publicado varios libros, estudios bíblicos y videos. ¡En casa en Alberta, Canadá, Mary mira muchos deportes! Sus … leer más …

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