Sin quejas, sin drama, con amor: el plan bíblico para la unidad en la iglesia

Voy a compartir contigo algunos versículos que nos recuerdan que mantener la paz en nuestras relaciones es súper importante. En Mateo 5:9. Jesús dijo: «Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios». Luego, en Santiago 3:18, dice: «Y la semilla cuyo fruto es la justicia se siembra en paz por aquellos que hacen la paz».

Chicas, espero que me estén tomando en serio cuando les digo que necesitamos hacer todo lo posible por llevarnos bien con las personas que nos rodean; en lugar de sembrar semillas de problemas, discusiones y drama, sembremos paz. ¿Cuál será la cosecha? Santiago promete que los que hacen la paz (pacificadores) cosecharán justicia. ¡Esa es una cosecha que me gustaría tener en abundancia! ¿Y a ti?

Hemos hablado en diferentes blogs sobre la familia y las amistades, porque esas son dos áreas en las que fácilmente podemos encontrar obstáculos en nuestro camino hacia la paz, pero existe un área más en la que creo que muchas de nosotras necesitamos mejorar mientras nos esforzamos por ser pacificadoras (me incluyo), y esa es nuestra relación con la iglesia.

Es una triste realidad que las iglesias pueden ser un terreno fértil para el conflicto. Desafortunadamente, los malentendidos entre los miembros de la iglesia pueden volverse horribles. Frecuentemente me cuentan sobre peleas y conflictos en sus grupos de jóvenes o entre sus amigas de la iglesia, esto se debe a que las iglesias están llenas de personas imperfectas. Ser cristianas no significa que seamos inmunes a cometer errores en nuestras relaciones que dan como resultado el conflicto.

Aún así, creo que es fundamental que trabajemos intencionalmente para ser pacificadoras dentro de nuestras iglesias. ¿Cómo? hay dos pasajes que vienen a mi mente como una respuesta perfecta: 

«Hagan todas las cosas sin murmuraciones ni discusiones, para que sean irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin tacha en medio de una generación torcida y perversa, en medio de la cual ustedes resplandecen como luminares en el mundo». -Filipenses 2:14-15

«No salga de la boca de ustedes ninguna palabra mala, sino solo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan». -Efesios 4:29

Si juntamos estos dos pasajes, obtendremos un plan perfecto para vivir:

• No murmurar (o sea, no quejarnos).
• No discutir.
• No decir nada que pueda dañar a otros.
• Si no edifica, no decirlo.

La Biblia nos da ricas promesas a quienes siguen este plan, incluyendo:

• Ser inocentes y puras.
• Resplandecer como luz en un mundo de tinieblas.
• Satisfacer las necesidades de otros.

Pensemos en la manera en que hablamos en la iglesia. ¿Sueles quejarte de la música o la predicación? ¿Te quejas de tu grupo de jóvenes o hablas mal de otras chicas en el grupo? ¿Discutes con tu pastor o con el líder de grupo cuando enseña una verdad difícil de digerir? Es muy importante que todas trabajemos por ser pacificadoras en nuestra iglesia porque el mundo nos observa. Si estamos en conflicto entre nosotros, ¿cómo podremos brillar como estrellas en el cielo? Si nos quejamos de nuestros hermanos, ¿cómo podemos satisfacer las necesidades de quienes desesperadamente necesitan conocer el amor de Cristo? 

Estas son preguntas difíciles, pero espero que reflexiones y dejes que Dios te hable sobre cómo puedes ser una pacificadora en tu iglesia.