Cómo llegar a ser una mujer fuerte de oración

Escrito por Joy McClain 

El Hijo de Dios nos da el mejor ejemplo de oración. Jesús oró por otros y con otros; oró con persistencia y en la intimidad. En el huerto de Getsemaní, oró por otro camino aparte de la cruz, pero eso no se le concedió. Él se sometió a la voluntad del Padre: ser crucificado por nuestros pecados. Sus oraciones no cesaron en la cruz, aun allí estaba intercediendo por nosotros. Si Jesús buscó una vida de oración, nosotros también deberíamos hacerlo. 

Agradezco tanto saber que somos libres de ir ante el trono santo de Dios para conversar con Él. Nuestro tiempo de oración debe ser un diálogo, no un monólogo. Es esencial hacer tiempo y desconectarse, alejarse e intencionalmente ir a un lugar en silencio para escuchar del corazón de Dios y tener la guía del Espíritu Santo. Para poder escuchar, debemos ponernos en una posición dispuesta a escuchar. Estar enfocada de esa manera nos puede llevar tiempo y dedicación. Aun cuando no sea conveniente, debemos priorizar la oración diariamente. Cuando oro en las mañanas antes de hacer cualquier otra cosa, mi corazón está tranquilo y seguro de Su presencia.

La oración es el espacio para ser restaurada

Mi pastor ha dicho: «La oración es el espacio que te da Dios, aun en medio del caos, en el que puedes restaurar tu alma». Muchas veces en mi vida he necesitado que Dios me restaure. He necesitado Su consuelo, seguridad, sabiduría y guía. 

Han habido momentos en mi vida donde mi corazón ha estado tan cargado que todo lo que podía hacer era llorar ante el Señor. En otras ocasiones, cuando no sabía qué orar, confiaba en que el Espíritu Santo intercede por mi. He llevado toda emoción ante el trono de Dios: enojo, dolor, soledad, tristeza, frustración. No hace bien decir que estás bien cuando no estás bien, o que estás contenta cuando tu espíritu se siente cansado. ¡Dios conoce tu corazón! Si tus palabras son transparentes, tu alma será restaurada. 

Cuando mi querido esposo luchaba con una adicción con el alcohol, orar intensamente al Señor por él me ayudó a que no hubiera resentimiento en mi corazón. Es muy difícil estar enojada con alguien cuando estás orando por esa persona. Tu mejor regalo para otras personas es que intercedas por ellas. Orar por mi amado por dos décadas me enseñó que el tiempo de espera no significa que Dios está ignorando nuestras oraciones. Las mejores victorias y alegrías en la vida vienen después de oraciones fervientes y continuas. 

No impresionamos a Dios y no podemos manipularlo. Deberíamos hablarle usando nuestra voz en cualquier momento y donde estemos. No deben ser palabras elocuentes, no tienen que ser muchas ni tiene que ser audible. Dios desea escuchar del corazón de Sus amados hijos. Él quiere que le entreguemos nuestras heridas, esperanzas y preocupaciones; así como nuestras ofrendas de agradecimiento. Él quiere escucharnos darle un sacrificio de alabanza. Fuimos creadas con el deseo de ser conocidas por nuestro Padre y de comunicarnos con Él por medio del regalo glorioso de la oración.

Maneras prácticas de crecer en tu vida de oración

Una de mis formas favoritas de comunicarme con Dios es salir a caminar afuera donde puedo hablar fuerte. Esto me ayuda a estar enfocada en la oración. Tener un diario también es una excelente manera de recordar Su fidelidad. Puedes tener una lista de oraciones que han sido respondidas y maneras en que lo has visto actuar.

Considera el ayuno como parte de tu vida de oración. El propósito del ayuno, sin importar cómo lo hagas, es buscar el rostro de Dios en humildad. Es una forma de mostrar nuestra sinceridad al desear saber la voluntad de Dios. No es una dieta, algo manipulativo o un ejercicio hipócrita, sino una manera de revelar la humildad del corazón. He sido muy bendecida por los tiempos de ayuno que he tenido durante varios años; me ha permitido conocer la presencia de Dios de manera más profunda y de Su voluntad para mi vida. 

Jesús nos dio un ejemplo en el Padre Nuestro de cómo estructurar nuestras oraciones. Empieza alabando a Dios y continúa con el arrepentimiento. Luego continúa con las peticiones, una vez que el corazón ha sido puesto delante de la santidad de Dios y nuestra necesidad de perdón. 

Sin embargo, ha habido momentos de crisis donde no seguí este patrón, simplemente pedí fervientemente y de manera rápida. 

También me encanta orar con versículos cuando le estoy buscando en momentos de prueba. Como sea que oremos, Él anhela que corramos a Él en momentos de necesidad. Esa es la dulzura de nuestro Padre compasivo. 

«Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar.Tomen Mi yugo sobre ustedes y aprendan de Mí, que Yo soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para sus almas» (Mt. 11:28-29).

Eso es. Eso es lo que encontramos cuando vamos a nuestro Padre. En nuestro cansancio, nuestros deseos, nuestro miedo, nuestra frustración y nuestra soledad, simplemente vamos a Él, se lo llevamos todo. Él ha prometido encontrarnos donde estamos y darle descanso a nuestra mente y los deseos de nuestro corazón. Sus oídos están atentos a Sus ovejas, así que ve a Su trono en oración. Persiste, permanece y aprende de Él para que encuentres descanso para tu alma preocupada y cansada.



 

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