Advertencias que no podemos ignorar

Cómo respondes a las señales de advertencia, ¿las atiendes o las ignoras? Cuando caminas de prisa, con el deseo de llegar y entrar lo más pronto a algún lugar, y de repente te encuentras con una señal que advierte: «¡Cuidado, piso mojado!» ¿Qué haces?

A continuación meditaremos en algunas advertencias que nos hace el autor de la carta a los Hebreos y juntas descubriremos por qué son necesarias; espero animarte a responder a ellas con sabiduría. 

Una advertencia nos comunica la presencia de peligros potenciales, para que estemos alerta, tomemos las precauciones necesarias y evitemos y/o minimicemos el riesgo de que estos nos causen daño o causen daño a los demás. 

¿Por qué necesitamos ser advertidas?

En nuestro peregrinaje a la Ciudad Celestial tendremos tentaciones (peligros) que nos pueden hacer desviar y perder el rumbo. Esto se ve influenciado principalmente porque dejamos de prestar mayor atención a lo que hemos oído (Heb. 2:1), es decir, ignoramos la Palabra de Dios que conocemos. Esto suele traer consigo consecuencias muy dolorosas, por lo tanto, necesitamos con urgencia ser advertidos, ya que vivimos rodeados de peligros.

¿Entiendes lo grave que es ignorar las palabras de Jesús? ¿Estás descuidando esta salvación tan grande? ¿Dejaste de escuchar a Jesús y de perseverar en la fe?

¿Por qué nos desviamos? ¿Qué factores contribuyen para que perdamos el rumbo?

El cabo es una cuerda resistente que cumple la función de asegurar el ancla al barco. Si esta falla, el barco podría perder la capacidad de mantenerse anclado en su posición, provocando que el barco ande a la deriva. Esto podría causar daños a la embarcación, a la tripulación, a otras embarcaciones cercanas y estructuras costeras, y a otras personas ajenas.

Esto me recuerda lo frágiles que somos, y lo fácil que es que nos desviemos, causando daño a otros y a nosotras mismas. ¡Somos débiles! Como dice la Escritura: «El espíritu está dispuesto, pero la carne es débil» (Mt 26:41). «Por tanto, el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga» (1 Co 10:12).

Cuando recién llegamos al evangelio, difícilmente nos imaginamos que llegará el día en que ignoraremos las Palabras de Jesús. Pero poco a poco, y casi sutilmente, podemos llegar a ser negligentes en lo que debemos ser diligentes.

  • Nunca nos imaginamos serle infiel a nuestros esposos, pero si dejamos de prestar atención a la Palabra de Dios, quedamos en riesgo de hacerlo.
  • No planeamos comenzar el día enojadas con nuestros hijos, pero preferimos revisar el celular y dar un paseo por las redes sociales antes que abrir la Biblia, para que la Palabra de Dios more abundantemente en nosotras. 
  • «Entendemos» lo importante de celebrar el día del Señor y escuchar la Palabra de Dios a través de nuestro pastor, pero, preferimos quedarnos en casa y lavar la ropa.
  • «Sabemos» la importancia de hablar con Dios a través de la oración, pero simplemente hay días en que no queremos y no lo hacemos.
  • Reconocemos todos los versículos de la Biblia donde hablan de los unos a los otros, los unos con los otros y los unos por los otros, pero no queremos o no somos intencionales en tener comunión con los hermanos de la fe, donde ellos muy seguramente nos recordarán las Palabras de Jesús.

Hay muchas cosas en este mundo que nos pueden distraer de escuchar con atención la Palabra de Dios y llevarnos como un barco a la deriva sin rumbo fijo hasta que impacta con algo y sufre daños. Pero, debemos recordar siempre, ¡que Jesús es mejor! Escucharlo a Él es el mejor plan para nuestras vidas. Ancladas a Él podemos minimizar los riesgos y evitar una caída. 

Todas hemos fallado en esto, ¡pero gracias a Dios por Su Hijo! Si estamos en Cristo, tenemos esperanza en medio de nuestras debilidades, podemos acercarnos a Dios en arrepentimiento y fe, y recibiremos la misericordia y la gracia que necesitamos para volver nuestros ojos a Él.

«Teniendo, pues, un gran Sumo Sacerdote que trascendió los cielos, Jesús, el Hijo de Dios, retengamos nuestra fe. Porque no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino Uno que ha sido tentado en todo como nosotros, pero sin pecado. Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia y hallemos gracia para la ayuda oportuna». - Hebreos 4:14-16

Amiga, si llevas tiempo asistiendo a la iglesia, pero, te da igual orar o no orar, ir o no ir a la iglesia, leer o no leer la Palabra de Dios, tener comunión o no con los hermanos en la fe, te invito escudriñar tu corazón a la luz del evangelio e identificar si esta falta de diligencia y falta de perseverancia evidencia que aún no estás en Cristo. Y si es así, arrepiéntete de tus pecados y cree en Él. Únete a la gran nube de testigos y corre con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús. No rechaces Sus Palabras, hacerlo sería rechazar la única oportunidad que tienes de estar reconciliada con Dios.

Hermanas, tengamos cuidado, no sea que haya en nosotras un corazón malo de incredulidad y terminemos apartándonos del Dios vivo. Animémonos unas a otras a perseverar con fe en este mundo caído, con los ojos puestos en Jesús, ¡no nos dejemos engañar por el pecado! Sigamos corriendo con esperanza y gozo la carrera de la fe.

«Tenemos como ancla del alma, una esperanza segura y firme». -Hebreos 6:19

¡No dejemos de escuchar lo que hemos oído! ¡No dejemos de escuchar la voz de Jesús!

Ayúdanos a llegar a otras

Como ministerio nos esforzamos por hacer publicaciones de calidad que te ayuden a caminar con Cristo. Si hoy la autora te ha ayudado o motivado, ¿considerarías hacer una donación para apoyar nuestro blog de Mujer Verdadera?

Donar $3

Sobre el autor

Yuliana Fragozo Bermúdez

La gracia y la misericordia de Dios la alcanzó cuando se encontraba sedienta buscando agua en un pozo. Esa misma gracia inmerecida le permitió casarse con Andrés Aguilar, quien es uno de los pastores fundadores de la Iglesia Cristiana Vida … leer más …


Únete a la conversación