Mientras escribo este post me dirijo a mi casa desde el «País del Norte». Cruzando kilómetros, pienso en las mujeres que he conocido desde Carolina del Sur hasta Ohio y Michigan, y estoy orando para que Dios continúe atrayéndolas a un caminar más íntimo con Él.
Conocí a madres jóvenes que confesaban sus frustraciones con la crianza de sus hijos, que compartían lo difícil que es estar en las trincheras y lo fácil que es olvidar el camino; conocí a otras madres mayores que lloraban por sus hijos que habían abandonado la fe, que habían rechazado la verdad, que habían hecho oídos sordos a sus súplicas; visité a una joven soltera que necesitaba ayuda para saber cómo relacionarse con sus compañeros de trabajo; oré con una preciosa joven que está confiando en Dios para restaurar su matrimonio a pesar de que hay poco progreso en este momento.
Dondequiera que voy, me encuentro con mujeres destrozadas y necesitadas.
En busca de nuestro Salvador
Todas estamos necesitadas hasta cierto punto, pero las que reconocen su necesidad y buscan al Salvador para que las rescate son las que Él sale a buscar para salvarlas:
«El Señor tu Dios está en medio de ti, guerrero victorioso; se gozará en ti con alegría, en Su amor guardará silencio, se regocijará por ti con cantos de júbilo». -Sofonías 3:17
¡Qué promesa!
A veces estamos tan abrumadas por nuestra necesidad, por el dolor, por los elementos destructivos que actúan en nuestras vidas, que olvidamos que Él es poderoso.
Él está dispuesto, listo y completamente preparado para rescatarnos.
Entonces, ¿por qué es tan fácil olvidar que Él está obrando?
Cuando olvidamos que nuestro Guerrero victorioso está dispuesto y es capaz, intentaremos rescatarnos a nosotras mismas con nuestros mejores esfuerzos. Cuando olvidamos que nuestro Guerrero está dispuesto a trabajar, intentaremos arreglar a las personas problemáticas de nuestra vida mediante tácticas de manipulación o control.
Mi oración para ti esta mañana, querida lectora, es que reconozcas a este Guerrero poderoso y victorioso en medio de ti. Él anhela ser tu Salvador.
Clama a Él
Si tú eres una madre joven agotada, cansada y frustrada por la falta de victoria sobre tus ataques emocionales con tus pequeños… clama hoy a tu Guerrero; pídele que te rescate, pídele que te salve de tu ira, tu frustración y tu impaciencia, pídele que profundice tu amor por Él en primer lugar, pero también que profundice tu amor por tus hijos y que capte la visión de la sagrada vocación que te ha dado para criarlos, pídele que te llene con Su corazón de compasión por aquellos que Él ha confiado a tu cuidado.
¡Clama a Aquel que espera tu llamado!
Si eres una madre que llora y no tiene esperanza por la hija que has perdido, o por el hijo que le ha dado la espalda al Salvador, clama a tu poderoso Guerrero; pídele que libre a esos hijos de la destrucción, busca ayuda en Él; no lleves esta carga tú sola, pídele que te ayude a interceder eficazmente por tu familia, pídele que rodee a tus hijos con evidencias tangibles de Su gracia y realidad.
Invoca a tu poderoso Guerrero para capturar sus corazones y unirte a Él en la batalla por sus almas.
Sigue al poderoso Guerrero en la batalla espiritual.
Si eres una mujer que ha perdido la esperanza, si te sientes sola y deprimida, y has perdido tu sentido de propósito, clama. Clama a Aquel que te creó con el propósito de llevar Su imagen y darle gloria, pídele que abra tus ojos a la gran necesidad que te rodea y a las formas específicas en que Él desea que llenes la tierra con Su gloria. Clama a Él por una mayor carga por los perdidos y los que sufren, pídele que confirme los dones que te ha dado y que te permita ser fructífera en el uso de ellos por Su gran nombre.
Sea cual sea tu necesidad, sea cual sea tu carga, clama a Él. Pídele que te libere de tu situación actual, ya sea un cambio en las circunstancias o un cambio en tu corazón. Y luego pon tu vida delante de Él, para que Él la use para Su gloria.
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