La mano abierta de Dios: suficiente y cercana

Cierto día llevaba a las niñas a la escuela a una distancia de kilómetro y medio, no sabía si iría a pie, en bicitaxi o en carro, pero si sabía que el Señor iba a proveer un medio de transporte. Cuando íbamos por el camino aprovechaba el consejo de la Palabra, «Las enseñarás diligentemente a tus hijos… cuando andes por el camino…» (Dt. 6:7) y contando la historia del pueblo de Israel en el desierto disfrutábamos los pedazos de sombra que proyectaban los árboles y parte de la acera sin fango debajo de nuestros pies. ¡Qué tan distinto a caminar sobre la arena y a pleno sol! Estábamos agradecidas por la sombra. 

Casi llegando a la curva de la calle principal donde se aglomeran los demás niños con sus padres para esperar algo que les diera un «aventón», el Señor nos sorprendió cuando orquestó que un carro que pasaba nos recogiera muy dispuesto para llevarnos. No perdí la oportunidad de apuntar a las niñas al Autor de esa provisión, quien al abrir Su mano, suplió la necesidad.

En el Salmo 145:15-16 vemos cómo Dios abre Su mano para bien de Su creación:

«A Ti miran los ojos de todos, y a su tiempo Tú les das su alimento. Abres Tu mano, y sacias el deseo de todo ser viviente».

No hay nada que el Señor haga que no tenga como sustancia Su bondad; tal y como nosotras al cocinar usamos la sal como ingrediente clave para su punto de sabor y disfrute, sin excesos y con medida, nuestro Señor sabe hacer uso de este atributo Suyo en Sus obras para con todo ser viviente. 

Tanto animales como personas buscamos lo que necesitamos para vivir, y cuando lo encontramos, toda jactancia propia es nula, porque Su palabra nos muestra que es el Señor, cuando al abrir Su mano, sacia nuestra necesidad. No hay por qué angustiarse ni afanarse (claro que caeremos en estos estados si miramos al lugar equivocado, nuestros negocios, nuestros gobiernos, nuestros fondos y reservas o promesas humanas, ninguno de ellos podrá darnos la paz y seguridad verdadera). ¿A dónde estás mirando? ¿Hacia arriba? ¿Hacia el lado? ¿O hacia adentro? Puedes mirar en cualquier dirección siempre y cuando no pierdas de vista al Señor, la única persona suficiente y capaz de sostenernos y preservarnos vivos. 

Él es omnipresente y todopoderoso, todo tiene su tiempo y el Señor sabe dar cada cosa a su debido momento, solo con abrir Su mano colma de bendición a todo ser viviente.

Desde el más anciano de los hombres, hasta el bebé en el vientre y el que acaba de nacer. Desde el más rico hasta el más pobre, a todos los peces del ancho mar. A todo animal terrestre, los grandes elefantes y jirafas, hasta la pequeña araña que está en la rendija de mi muro sobre el cual estoy reclinada. Las aves que emigran y buscan desde lejos su comida, y los reptiles que se arrastran a cortas y largas distancias. Todos reciben de la mano abierta de nuestro Dios. 

La Biblia nos dice que el Señor es justo en todos Sus caminos, justicia y juicios son el cimiento de Su trono. A pesar de tanta injusticia que el pecado ha traído, tenemos un gobernante que sabe hacer justicia. No hay desbalance en Él, combinan perfectamente Su justicia y Su misericordia; es cercano a pesar de tener en el cielo Su trono, no es indiferente ni distante, es cercano a todos los que le invocan de veras (Sal. 145:18), escucha el clamor de ellos y los salva en cualquier necesidad que tengan. El llena nuestros vacíos de Sus riquezas, sacia nuestra pobreza como los jornales de los hijos de Jacob o el manto tendido de Rut, las manos vacías de Nohemí, la tinaja de la viuda, la sed de la samaritana y el alma de todos los sedientos junto al pozo de aguas vivas.

Oh Señor cuanta paz me da saber estas verdades, muchas razones tengo para mirarte, muchas razones tengo para clamar, correr y esperar de Ti. Tu mano es mi fuente que suple a tiempo cualquier necesidad. ¡Exaltado seas por Tu bondad y Tu misericordia, gracias por hacerme parte de la generación que lo proclama!

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Sobre el autor

Yeiner Matos

Yeiner vive en un pueblo costero del municipio de Mariel en la provincia Artemisa en Cuba. Está dedicada a su hogar y la crianza de sus dos hijas al lado de su esposo, quien está a cargo del ministerio pastoral … leer más …


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