Más allá del pesebre: la gloria del Dios encarnado

Escritora invitada: Patricia Pérez de Villa

Por medio de la creación de Dios, disfrutamos de lugares tan sorprendentes y paisajes naturales como las Cataratasdel Niágara o el Cañón del Sumidero. También nos alegramos con el canto de unjilguero o el vuelo de un águila real, y qué tal admirar el cuadro que el Excelso Pintor nosofrece al amanecer o al atardecer de cada día, el hermoso paisaje que deja el pasar de la lluvia,con el esplendente sol y el arco iris detrás, levantando un suspiro lleno de esperanza, al recordarSu pacto. Sin embargo, nada supera, ni se compara, con el hecho ciertísimo de que DiosHijo, Jesucristo, se encarnó y vino a este mundo. ¡Dios con nosotros!

Un verdadero milagro y un hecho extraordinario y portentoso.

El Heredero de todo, el que sustenta todas las cosas con la palabra de Su poder,vino a este mundo. El Unigénito Hijo del Padre, el Dios eterno, entró en el tiempo hecho paranosotras, se formó a Sí mismo en el vientre de una mujer,María, cumpliendo así la promesa hecha en Isaías 7:14 que dice: «Por tanto, el Señor mismo les dará esta señal: Miren, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel».

El Dios que existe desde la eternidad y hasta la eternidad, vino a este mundo, sujetando Sudeidad, y en Su poder, coexistir con seres hechos del polvo, llenos de pecado, y así,vincularse con nosotros.

¿Y por qué Dios se hizo hombre? Porque necesitábamos un Salvador, estábamos condenadas a lamuerte eterna. No sé tú, pero para mí es un misterio de nuestro Señor, pues desde antes de lafundación del mundo, Cristo ya estaba destinado para ello. Debíamos serrescatadas de la ira de Dios, a causa del pecado, y no había uno solo que fuera santo, justo y sin pecado, que pudiera pagar, solo Jesucristo, quien con Su sangre nos redimióde toda iniquidad. Dentro de ese propósito, no solo estaba Su muerte, sino también Su perfectavida de justicia y Su resurrección. Con Su muerte vicaria, y al creer solamente en Jesús, recibimosvida, y Su justicia nos es dada. Es así que el Padre nos acepta, pues ve a Cristo en nosotras y en esa redención tenemos vida eterna.

Ahora bien, ¿cómo sabemos que Dios está con nosotras cada día? Primero, porque Jesús lo dijo,lo leemos en Mateo 28:20: «Y ¡recuerden! Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo». Segundo, porque si somos hijas de Dios, Su Espiritu nos hadado esa certeza y confianza; nos recuerda la verdad de Su Palabra lacual fortalece y aumenta nuestra fe. Es también por medio de SuEspíritu que recibimos consuelo en nuestras tristezas, dolores y sufrimientos, aquí debajo delsol. Veamos los siguientes pasajes:

«Pero cuando Él, el Espíritu de verdad venga, los guiará a toda la verdad, porque no hablará por Su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y les hará saber lo que habrá de venir». -Juan 16:13

«Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en Mi nombre, Él les enseñará todas las cosas, y les recordará todo lo que les he dicho». -Juan 14:26

Dios está con nosotras en el día a día, para limpiarnos del pecado, darnos fuerza en la debilidady paz en la angustia. Está presente suministrándonos de Su amor, para servir con alegría, congratitud, y desbordar nuestro corazón en alabanzas a Su Nombre, por todas Sus bondades.

De manera personal, puedo ver que Dios está conmigo día a día, ayudándome conSu multiforme gracia, para sacar adelante lo que me venga a la mano para hacer, según la fuerzaque Él me da. Es Dios conmigo, al proveerme sabiduría para organizar mis labores,ordenar mi casa, limpiar, hacer las compras, etc. Cristo me guía para saber priorizar.

También Dios está conmigo en mi matrimonio, ayudándome a cumplir con mis deberesconyugales, no como una obligación, sino como un medio de amor, intimidad y unidad. Es porJesús que puedo respetar a mi esposo y ser ayuda idónea para él. Es Dios conmigo el que meacompaña en mi función como madre, para servir a mis hijos y mostrarles a Cristo, apuntando alevangelio con cada acto y consejo. Si yo dependo del Señor en todo, Él estará conmigo.

Puedo ver que Dios está conmigo, cuando no tengo ningún deseo de buscarlo en Su Palabra, peroÉl me inquieta, mueve mi corazón, y produce deseo con ánimo para encontrarme con Él (Flp. 2:13).

Puedo ver que Dios está conmigo cuando, conforme a Su voluntad, responde una oración, y degracia recibo cien veces más de lo que pedí. 

Puedo ver que Dios está conmigo, al ver Su mano presente con Su provisión diaria, continua yabundante. En mis tiempos de dificultad económica, y conforme a Su fidelidad, nunca ha faltadoalimento en mi mesa. Siento Su cobijo y lo siento como un abrazo de tierno amor. 

Y la lista puede seguir. Es tanto lo que recibimos del Señor, Sus misericordias sonincontables (Lam. 3:22-23). 

Siéntate un momento, observa tu entorno, mira al pasado y recuerda de dónde te sacó Dios;recuerda cuando vagabas por este mundo sin esperanza y sin Cristo.¿Ahora puedes ver cómo Dios está contigo?

Mi querida hermana, hoy quiero recordarte que si Dios es tu Padre, no estás sola; no estás solaen tu viudez, no estás sola en tu enfermedad, no estás sola en tu soltería, no estás sola en elmenosprecio; en ningún momento, sin importar tu circunstancia, no estás sola. No estamos desprovistas. ¡Dios está con nosotras!

Que el desánimo no te lleve a la incredulidad. Ora, toma tu Biblia, y con las Escrituras, llénate de verdad. Ancla tu alma a la Roca de ayuda y esperanza, que es Cristo. Repite vez tras vez ese versículo con el cual Dios le habló a tu corazón apesadumbrado. Te dejo esta Palabra con la que el Altísimo me ha confortado muchas veces en el Salmo 62:1-2: «En Dios solamente espera en silencio mi alma; de Él viene mi salvación.Solo Él es mi roca y mi salvación, mi baluarte, nunca seré sacudido».

Levantemos la mirada y seamos renovadas por el poder del Espíritu. Tengamos bien presente esa gloriosa verdad: Jesucristo es Dios y está con nosotras.