Escrito por: Colleen Chao
A mis 37 años, finalmente estoy empezando a entender que mis ministerios más grandes no han surgido de mis mayores fortalezas, dones o sabiduría. En cambio, han surgido de mis mayores debilidades: esas cosas que me humillan hasta lo más profundo, que al mundo le parecen insensatez, que son fácilmente malinterpretadas por otros y que me llevan más allá de mis propios límites.
Cuando ofreces tu quebrantamiento a Dios, Él lo toma y lo convierte en un tesoro de valor eterno. De forma misteriosa, mi Señor toma mi quebrantamiento y lo transforma en hermosas formas de servir en Su reino y extender Su evangelio.
Esos lugares ocultos, de rodillas, entre lágrimas; son los lugares donde me encuentro con Él, lo conozco y lo amo.
- Mis incapacidades
- Mis fracasos
- Mis sufrimientos
Estas cosas me acercan a Él y me hacen decir…
- Yo no puedo… pero Él sí puede.
- Yo no soy… pero Él es.
- Yo no tengo… pero Él tiene.
Incluso en la lucha contra mis pecados persistentes, día tras día, Él toma esas cenizas llenas de vergüenza y hace cosas hermosas con ellas.
Recuerda a la mujer que «desperdició» su frasco de perfume sobre Jesús (Mc. 14). Culturalmente, fue considerado un acto insensato, y quienes la rodeaban no tardaron en criticarla, pero Jesús vio su corazón y dijo a los críticos autosuficientes: «Déjenla; ¿por qué la molestan? Buena obra ha hecho para Mí… Ella ha hecho lo que ha podido…Y en verdad les digo, que dondequiera que el evangelio se predique en el mundo entero, también se hablará de lo que esta ha hecho, para memoria suya».
Querida hermana . . .
- ¿Sientes que has hecho más allá de lo que puedes soportar?
- ¿Estás enfrentando una enfermedad que ha cambiado tu vida o un dolor físico constante?
- ¿La espera por un esposo piadoso o un hijo anhelado te parece interminable? ¿Demasiado larga?
- ¿Te sientes insignificante o sin dones al ver a otras personas sirviendo en el ministerio?
- ¿Tu corazón está cansado y entumecido? ¿Estás pasando por una sequía espiritual?
- ¿Has fallado de forma dolorosa?
- ¿Estás profundamente herida, de manera que ni siquiera puedes expresarlo con palabras?
Te ha costado caro, ¿verdad? Entonces derrama tu corazón a Él. Imagina que tú también tienes un frasco, dentro de él está tu costosa debilidad o sufrimiento; rompe ese frasco a Sus pies, derrama tu corazón quebrantado delante del Señor, llora ante Él. Aférrate a Sus promesas, incluso cuando (y especialmente cuando) no lo sientas.
Sigue derramándote, llorando y permanece firme hasta que Él tome tu corazón, tu quebranto y tus cenizas; y haga que de tu vida fluya un ministerio tan hermoso que toque la vida de otros que también están heridos.
«Confíen en Él en todo tiempo, oh pueblo; derramen su corazón delante de Él; Dios es nuestro refugio». -Salmo 62:8
Lo que a nuestros ojos, y a los del mundo que nos rodea; parece una locura, aquello que luce roto, desperdiciado e inútil, es «algo hermoso para el Señor» cuando se lo entregas a Él. Él lo tomará y lo convertirá en un tesoro de valor eterno.
Amadas, no tenemos nada que probar/demostrar, simplemente podemos ofrecer nuestras cenizas y observar como nuestro Abba las transforma en algo hermoso.
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