Dios os guarde felices, caballeros
Nancy DeMoss Wolgemuth: Antes de empezar con el episodio de hoy en Aviva Nuestros Corazones, te advierto algo: ¡lo que estás a punto de escuchar podría cambiarte la vida! Esto es lo que descubrió Kelly Needham hace años, cuando descubrió el pódcast de Aviva Nuestros Corazones.
Kelly Needham: Por casualidad, una amiga me regaló un iPod Nano (un reproductor de música), cuando mi esposo y yo estábamos de gira por el mundo...
Nancy: El esposo de Kelly es el cantante y compositor Jimmy Needham. Ahora, volviendo al regalo...
Kelly: Cuando comencé a escucharlo, mi amiga me dijo: «Puedes quedarte con el contenido que hay ahí o borrarlo todo. Puedes hacer lo que quieras». Estuve echando un vistazo a lo que tenía ahí y encontré algunos pódcast de Aviva Nuestros Corazones.
No había escuchado hablar de Aviva Nuestros Corazones antes, pero reconocí el nombre …
Nancy DeMoss Wolgemuth: Antes de empezar con el episodio de hoy en Aviva Nuestros Corazones, te advierto algo: ¡lo que estás a punto de escuchar podría cambiarte la vida! Esto es lo que descubrió Kelly Needham hace años, cuando descubrió el pódcast de Aviva Nuestros Corazones.
Kelly Needham: Por casualidad, una amiga me regaló un iPod Nano (un reproductor de música), cuando mi esposo y yo estábamos de gira por el mundo...
Nancy: El esposo de Kelly es el cantante y compositor Jimmy Needham. Ahora, volviendo al regalo...
Kelly: Cuando comencé a escucharlo, mi amiga me dijo: «Puedes quedarte con el contenido que hay ahí o borrarlo todo. Puedes hacer lo que quieras». Estuve echando un vistazo a lo que tenía ahí y encontré algunos pódcast de Aviva Nuestros Corazones.
No había escuchado hablar de Aviva Nuestros Corazones antes, pero reconocí el nombre de Nancy Leigh DeMoss. Había leído parte de un libro suyo en la universidad. Así que me llamó la atención y decidí empezar a escucharlo. Era el año 2008, el año de la primera conferencia True Woman. Empecé a escucharlo mientras corría y desde entonces lo he seguido escuchando, hasta el día de hoy.
Débora: Kelly descubrió Aviva Nuestros Corazones en un momento importante de su vida.
Kelly: Tenía dos años de casada. El matrimonio no fue una transición fácil para mí. Dios puso de manifiesto que había mucho orgullo en mi corazón al casarme con un hombre que tenía un ministerio público real, y yo no estaba preparada para eso.
Por eso luchaba, incluso en la convicción del Señor, con la pregunta: «¿Cómo puedo avanzar en mi matrimonio?». Y ahí estaba yo, escuchando estos pódcast. Me había sumergido en ellos a mediados de año, cuando hablaban de la feminidad y de cómo se aplica el evangelio a ella.
Escuchaba las conversaciones que se organizaban en Aviva Nuestros Corazones con todas estas mujeres, muchas de las cuales hablaban sobre el matrimonio. Se convirtió en una bendición para mí y me proporcionó algunas formas prácticas de avanzar, de una manera más vivificante, en mi matrimonio, en el evangelio y en el servicio a mi esposo, para la gloria de Dios, y no para mi propia gloria. Fue algo que empecé a atesorar en 2008.
Débora: Kelly ha estado escuchando la verdad del evangelio y aprendiendo a vivirla en su matrimonio, como madre y en su ministerio de escritora. Ahora, Kelly es una querida amiga de Aviva Nuestros Corazones. Probablemente, te resulte familiar su voz, ya que fue una de las charlistas en la conferencia de Revive’19. Ella y su esposo han compartido parte de su historia aquí, en nuestro programa. Y este año en True Woman’25, Kelly fue una de las charlistas.
Nancy: No puedo evitar preguntarme cómo habría sido diferente esa imagen si Dios no hubiera usado Aviva Nuestros Corazones en su vida.
La razón por la que estos pódcast estaban disponibles es porque algunas oyentes de Aviva Nuestros Corazones apoyaron financieramente el ministerio antes de 2008. Esas donaciones al ministerio permitieron que alguien descargara los programas de enseñanza y se los pasara a una joven esposa y madre que necesitaba ese mensaje.
Cuando apoyas a Aviva Nuestros Corazones, ¡ese es el tipo de conexión que estás haciendo posible! No solo estás haciendo una donación, sino que estás invirtiendo en la vida de familias que te lo agradecerán a lo largo de los años. Para hacer tu donación, visita AvivaNuestrosCorazones.com y haz clic en la pestaña «Donar».
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 23 de diciembre de 2025.
¿Necesitas algo de consuelo y alegría en estas fechas? Si no lo has entendido, esta es una pequeña pista sobre el villancico que Nancy nos va a presentar hoy. Descubrirás por qué puedes sentir alegría, independientemente de lo que esté pasando a tu alrededor. Escuchemos a Nancy continuar con la serie «Ven y adoremos: El evangelio en villancicos».
Nancy: Bueno, para mí resulta interesante (y espero que para ustedes también) aprender algo sobre los orígenes de estos villancicos que tanto apreciamos y cantamos durante la temporada navideña. Muchos de los villancicos que conocemos, amamos y cantamos hoy en día eran originalmente canciones populares cantadas por la gente común.
Fueron escritos como una respuesta a la música de la iglesia del siglo XV. Las canciones de la iglesia formal, que en aquella época solían ser en latín, tenían en su mayoría melodías sombrías y pesadas, y no transmitían mucha alegría.
Los laicos, la clase campesina, no tenían control ni influencia sobre la música de la iglesia, así que cuando salían de ella, de la iglesia, creaban su propia música. Ellos escribían canciones alegres y en un lenguaje que podían entender. Estas canciones populares navideñas fueron las primeras versiones de lo que hoy conocemos como villancicos.
Entonces hoy, continuando con nuestra serie «Ven y adoremos: El evangelio en villancicos», quiero hablar de uno de los villancicos más conocidos y queridos de los primeros tiempos. Algunos estudiosos creen que ya se cantaba en el siglo XV entre los campesinos ingleses, hace más de quinientos años.
Y se publicó, o se imprimió, por primera vez en 1833, y de hecho, diez años más tarde, se hizo referencia a él en Un cuento de Navidad, de Charles Dickens. Así que se hizo popular, se publicó y se mencionó en esa obra clásica.
Permíteme leerte la letra de esta canción. No leeré todas las estrofas, pero sí la mayoría, porque quiero que comprendas la historia que se cuenta en este villancico. Esto es algo que ocurre con muchos villancicos: cuentan una parte de la historia de la Navidad. Así que quiero que la entiendas, porque cuando nos saltamos algunas estrofas, cuando solo cantamos las primeras o las últimas, a veces nos perdemos los capítulos intermedios y no entendemos todo el hilo de la historia. Dice así:
Noticias de gran gozo os doy
no tengan más temor
pues en un pueblo en Israel
nació el Salvador
para librarnos del pecado
y la condenación.
Oh, nuevas de gran gozo y paz,
gozo y paz,
Oh, nuevas de gran gozo y paz.
Fue en Belén, la de Judá,
que el Salvador nació,
en un pesebre humilde allí
su madre lo acostó
aunque era Dios no halló lugar
para Él en el mesón.
Había también en la región
pastores que al velar
con gran sorpresa vieron
una luz alumbrar
pues vino un ángel del Señor
para un anuncio dar.
La voz del ángel se escuchó:
no sientan ya temor,
ya que en el pueblo de David
nació el Salvador,
es el bendito Hijo de Dios:
es Cristo el Señor.
Al entrar en Belén, les dijo,
esta será señal:
verán al niño en un pesebre
envuelto en un pañal
y al momento apareció
la hueste celestial.
A Dios le dieron alabanza,
honra y dignidad,
diciendo: “Gloria a Dios en lo
alto y en la tierra paz,
y a los hombres sea dada
buena voluntad”.
Maravillados los pastores
fueron a Belén,
y hallaron a José y María
y al Niño también,
y vueltos dieron gloria al Dios
supremo, sí, Amén.
Ahora, esas son muchas palabras, pero pienso que entiendes la idea. Esta es la historia de los pastores que fueron y encontraron al Hijo de Dios acostado en un pesebre donde los animales se alimentaban, en un comedero para animales, en un establo, por así decirlo.
Este villancico nos llama a unirnos a ellos para descubrir quién es Él y por qué vino, y a saber que la noticia de la Navidad, estas buenas nuevas que los ángeles trajeron a los pastores, borra y elimina todas las malas noticias que se pueden escuchar en el mundo hoy en día.
Ahora, esto no sucede de inmediato, pero a la larga, ¡esta es la noticia que triunfa! ¡Esta es la noticia que conquista!
Así que hoy quiero enfocarme en la primera estrofa y el estribillo, y vamos a empezar con la primera línea y el título, porque ha sido una fuente de confusión para muchas personas, y voy a traducirlo literalmente: «Dios os guarde felices, caballeros».
Esta es una línea que a menudo se malinterpreta, y es uno de esos puntos en los que, si te gusta la gramática, te tiene que encantar, porque la colocación de la coma es realmente importante. A veces se oye o se ve escrito así en su versión original literal en inglés: «Dios os guarde [coma] felices caballeros». Pero la coma no va ahí.
La coma no va antes de «felices caballeros», sino entre estas dos palabras, así que debería decir:«Dios os guarde felices [coma] caballeros». (Y, por cierto, mientras hablamos de este villancico, podemos incluir también a las damas).
Esta canción no está dirigida a un grupo de caballeros alegres, sino que es una bendición y una oración dirigida a los caballeros, a las personas que la escuchan. Ahora, puedes que te preguntes: «Bueno, ¿entonces qué significa todo eso de “Dios os guarde felices, caballeros”? ¿Qué significa?».
Aquí tenemos algunas palabras arcaicas, y el significado de las palabras puede cambiar, y de hecho cambia, con el tiempo. Entonces, «os guarde felices» no es una frase que usamos en el lenguaje cotidiano. Es una expresión del inglés antiguo, y esa frase «os guarde feliz» o «Dios os guarde felices» son frases que se usaban comúnmente en la época en que fueron escritas.
De hecho, encontramos estas frases y otras similares en algunas obras de Shakespeare de principios del siglo XVII. Era una expresión común para saludar o despedirse. La palabra «guarde» en esa época significaba «hacer» o «mantener». «Dios os guarde feliz» significa «Dios te haga o te mantenga feliz, o alegre».
Y la palabra «feliz» es simplemente «alegre» o «contento». Entonces, «Dios os guarde feliz» significa: «Que Dios te haga feliz; que Dios te mantenga feliz; que Él te conceda alegría; que Él te dé paz». Era una oración. «Caballeros, que Dios los mantenga felices, que Dios los haga felices». Que Dios os dé alegría, caballeros, que nada os desaliente.
Así que en el primer verso tenemos esto de «estar feliz», de tener gozo. En la segunda línea tenemos «no tengan más temor» (no se desalienten). Y es un contraste entre estar alegre y estar desalentado, o tener temor. Él está diciendo: «No dejen que nada les perturbe ni altere su paz. En cambio, ¡que Dios les dé alegría!».
Esto es algo que debemos decirles, quizás de una manera un poco más moderna, a las personas durante todo el Adviento: «¡Que Dios te dé alegría! Qué Dios te bendiga con gozo; que nada te perturbe ni altere tu paz».
Sin embargo, la realidad es, y lo hemos mencionado al hablar de otros villancicos alegres, que vivimos en un mundo lleno de cosas que fácilmente pueden desanimarnos, atemorizarnos o hacer que nos desanimemos.
Hay terrorismo, hay dolor, hay aflicción, hay tristeza en nuestro mundo. Y durante esta temporada navideña, mientras muchos celebran, y comen, y tienen fiestas, y se toman tiempo libre, hay muchos que también luchan contra la depresión, la tristeza, el miedo, y muchos otros que lo harán después de que pase la euforia de las fiestas, ¿no es cierto?
Entonces, «que nada los desaliente», «no tengan más temor», ¡y, sin embargo, vivimos en un mundo donde muchas cosas nos desaniman! Entonces, ¿cuál es la cura? ¿Cuál es el antídoto? ¿Cómo podemos «descansar alegres» cuando el mundo parece estar implosionando a nuestro alrededor?
«Dios les dé alegría, caballeros, que nada los desaliente...». ¿Cómo hacemos eso? Bueno, está en las dos líneas siguientes: «Pues en un pueblo en Israel nació el Salvador». En la letra original en inglés dice: «Recordad». Hay algo que debemos recordar. Y cuando lo recordamos, nuestros corazones se alegran. Evitará que nos desanimemos y nos mantendrá en paz y alegría.
¿Qué es lo que debemos recordar? «En un pueblo en Israel nació el Salvador». Esto es un estímulo para aquellos que están tristes o desanimados. Y aprendemos que el consuelo y la alegría se encuentran en la buena nueva del nacimiento de Cristo.
«¡No teman!», dijo el ángel a los pastores. «No tengan miedo. No se desanimen». ¿Por qué? Porque Cristo, nuestro Salvador, nació en este día de Navidad.
Ahora, a lo largo de las Escrituras, vemos que hay gran alegría y regocijo en torno al nacimiento de Cristo. ¿Recuerdas ese tiempo durante 400 años, entre el final del Antiguo Testamento, que por cierto, termina con una maldición, era una mala noticia. Es una mala noticia cuando llegamos al final del Antiguo Testamento.
Desde ese momento hasta que llegamos a Mateo 1:1, hay 400 años en los que no se escucha nada del cielo, y todo el mundo vive en tinieblas, ¡en desesperación! Y en medio de ese tiempo, el Imperio Romano alcanza su plenitud. Era un imperio despótico y tiránico. ¡Las personas estaban atemorizadas y desanimadas en masa! Estaban temerosas, aterrorizadas, tal como lo estamos nosotros en muchas partes del mundo hoy en día. Y entonces, cuando Cristo entra en escena en los Evangelios, particularmente en Lucas, capítulos 1 y 2, (que tienen una explicación más completa que algunos de los relatos que rodean el nacimiento de Cristo), ¡vemos la alegría estallar como fuegos artificiales!
Atraviesa la tristeza y el período sombrío que lo precedió. Ves alegría por todas partes, estallidos de alegría. Permíteme leerte algunos pasajes del Evangelio de Lucas. Escucha lo que dice Lucas 1:14, cuando el ángel le habló a Zacarías sobre el nacimiento de Juan el Bautista, quien sería el precursor de Cristo. Dice:
«Tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán por su nacimiento».
¡Estallidos de alegría! Elisabet, la esposa de Zacarías, le dijo a María de Nazaret, que vino a visitarla, versículo 44:
«Porque apenas la voz de tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de gozo en mi vientre».
¡Estallidos de alegría! Y luego, hay más estallidos de alegría. María de Nazaret (que ahora llevaba al Niño Jesús en su vientre) le dice a Elisabet (que lleva en su vientre a Juan el Bautista, el precursor del Mesías), versículo 47:
«Mi alma engrandece al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador».
¡Más estallidos de alegría en torno al nacimiento de Cristo! Luego, en Lucas 1:57-58, dice que:
«Cuando a Elisabet se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, dio a luz un hijo [que llegó a ser conocido como Juan el Bautista]. Y sus vecinos y parientes oyeron que el Señor le había mostrado Su gran misericordia hacia ella, y se regocijaban con ella».
¡Más estallidos de alegría! ¡Y todo eso está en Lucas capítulo 1! Luego llegamos a Lucas capítulo 2, versículo 10, y el ángel les dijo a los pastores:
«No teman [¡no se desalienten!], porque les traigo buenas nuevas de gran gozo...».
¿De qué podían alegrarse estos pastores? Bueno, no de mucho, en aquella época. Pero el ángel les dice: «les traigo buenas noticias de gran alegría que serán para todas las personas». Y luego les da la razón. Versículo 11:
«Porque les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor».
Hay un motivo para regocijarse, porque, aunque la vida de estos hombres había sido triste, día tras día, tras día, sin una carrera profesional destacable ni digna de elogio. En realidad, estos pastores ocupaban uno de los últimos puestos en la escala social. Estos hombres se pasaban el día trabajando duro, sin esperanza, sin alegría, sin paz, solo con malas noticias. Y luego, reciben una noticia más sobre lo que está haciendo el Imperio Romano, y vuelven a su triste condición. Hasta que los ángeles abren el cielo, y una gran multitud dice a los pastores: «¡Gloria a Dios! Les traemos buenas noticias de gran alegría. ¡Hoy ha nacido un Salvador!».
Y luego, las Escrituras nos dicen en Lucas, capítulo 2, en el versículo 20: «Y los pastores se volvieron...». Después de ir a Belén y ver al Niño, regresaron a su estilo de vida cotidiano, normal, en el que apenas sobrevivían. Pero, ¿cómo regresaron? Habían cambiado. «Glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, tal como se les había dicho». ¡Más estallidos de alegría!
Así que se fueron, encontraron la alegría y regresaron a lo que había sido una vida oscura, monótona y sin color. Pero ahora había estallidos de alegría, ¡buenas noticias!, porque Cristo había nacido. Lo mismo sucedió en Mateo, capítulo 2:9-10, cuando llegaron los magos, tal vez un par de años más tarde (no sabemos exactamente cuánto tiempo).
Ellos fueron a buscar al Niño Jesús, y la Escritura dice:
«Y la estrella... iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo sobre el lugar donde estaba el Niño. Cuando vieron la estrella, se regocijaron mucho con gran alegría».
Estos ya no son solo estallidos de alegría, ¡es alegría que brota, se desborda y lo llena todo y a todos!
Es decir, es superlativo: «Se regocijaron mucho con gran alegría». ¿Cuánta más alegría podría haber? Porque la alegría suprema, consumada y definitiva en esta tierra no se encuentra en nada de esta tierra, sino en Aquel que vino a esta tierra para traer la alegría del cielo a la tierra.
Por eso dice el villancico: «Dios os guarde felices...». Dios los mantenga alegres, Dios los haga felices, caballeros y damas. Que nada los desaliente. ¡Nada! Nada de lo que puedan escuchar hoy: ningún informe médico que puedan recibir; nada de lo que puedan ver en las noticias; ninguna citación que les pueda entregar un abogado de divorcios, ¡nada!
«Que nada los desaliente. ¡Recuerden! Pues en un pueblo en Israel nació el Salvador para librarnos del pecado y la condenación». Librarnos del poder de Satanás. Esto es importante porque el mayor problema de este mundo y la causa última de todo nuestro desaliento, toda nuestra ansiedad y todo nuestro miedo no es lo que alguien nos ha hecho, sino el hecho de que hemos pecado.
Todos nos hemos descarriado y todos estábamos sujetos al poder de Satanás. [Y Satanás dice]: «Has pecado. Tomaste ese fruto del árbol. Has dejado de estar bajo la autoridad de Dios. ¡Ahora te has puesto bajo mi autoridad!». Y Satanás luego pone su dedo sobre aquellos que se han descarriado y los mantiene bajo su poder.
Nos mantiene bajo su dominio, y las implicaciones de eso en este mundo son monumentales y terribles. Porque no se trata solo de uno o dos pecadores, o tres pecadores… no se trata solo de una docena de personas que se han descarriado, o unas pocas docenas, o unos pocos cientos, o unos pocos miles, o unos pocos millones. Se trata de todos los seres humanos que han vivido, se han descarriado y están bajo el poder y el dominio de Satanás. Y hemos visto lo que un mundo lleno de personas que se han descarriado puede hacer para infligir daño y perpetrar el mal en el mundo. ¡Es horrible!
Esto es lo que es ISIS. No es más que el pecado combinado y acumulado de la raza humana, el mismo tipo de pecado que hay en nuestros corazones, el mismo tipo de pecado con el que nacimos bajo el poder de Satanás, bajo su dominio. No podíamos salvarnos a nosotras mismas. ¡Necesitábamos ser salvadas del poder de Satanás! Pero recuerda. ¡Recuerda! ¡Pues en un pueblo de Israel nació el Salvador! Y gracias a Dios que no esperó para salvarnos hasta que nosotros, que nos habíamos descarriado, volviéramos a Él. Nunca hubiéramos vuelto a Cristo. Estábamos empeñadas en seguir nuestro propio camino.
No teníamos el poder ni la capacidad para volver a Cristo, así como las personas muertas no tienen el poder ni la capacidad para moverse o ir a ningún lugar. Estábamos espiritualmente muertas; estábamos separadas de Dios. Las Escrituras dicen que estábamos muertas en nuestros delitos y pecados. Por lo tanto, nunca hubiésemos buscado a Cristo.
Pero Él cerró esa brecha entre el cielo y la tierra. Vino a esta tierra mientras aún éramos pecadores, cuando estábamos descarriadas. Cristo nació, y no solo vino a nacer, sino a morir la muerte que merecíamos por nuestros pecados.
¡Recuerda! «Pues en un pueblo en Israel nació el Salvador, para librarnos del pecado y la condenación», y del poder de Satanás. No es de extrañar que tengamos ese maravilloso coro: «Oh, nuevas de gran gozo y paz». ¡Gozo y paz! ¡Consuelo y alegría!
¿Necesitas consuelo? Si no lo necesitas hoy, lo necesitarás muy pronto, porque a todas nos suceden cosas tristes y difíciles. ¿Necesitas consuelo? ¿Necesitas alegría? ¿Tu mundo está lleno de desesperación? ¿Es lúgubre? ¿Es oscuro? ¿Es triste? ¿Necesitas paz? ¿Tienes miedo?
Bueno, las Escrituras nos dicen que Cristo es el Dios de todo consuelo y toda alegría. Él es la fuente de toda verdadera alegría, felicidad y gozo. Es Cristo nuestro Salvador, quien perdona los pecados y libera de la culpa. Él es quien nos redime, quien nos reconcilia con Dios, quien nos da paz con Dios.
Si lo tienes a Él, entonces no importa lo que esté pasando en tu mundo, tienes motivos para estar muy alegre. ¡Tienes motivos para regocijarte mucho con gran alegría! Ahora, las personas están buscando ese tipo de alegría en todo tipo de lugares. La buscan en cualquier lugar y en todas partes, excepto en Cristo.
La buscan en esta época del año. Solo esperan que alguna fiesta, algún postre delicioso que vieron en Facebook (¡y que están preparando para su familia en este momento!), algún tiempo en familia, algún bono laboral, algún tiempo libre, algún regalo que recibirán, unas vacaciones maravillosas que podrán tomar en algún lugar cálido... buscan y esperan que todo eso les dé paz, alegría, descanso y alivio de su desesperación y de su desaliento. Pero quiero decirte que puedes hacer todas esas cosas, y que esas cosas pueden darte un estímulo temporal, un impulso temporal. Hay muchas cosas divertidas en esta época, y no hay nada de malo en ellas. Pero si esas son las cosas que buscas para liberarte de la desesperación, de la ansiedad; si esas son las cosas que buscas para mantenerte alegre, para hacerte feliz, no encontrarás gozo ni consuelo en ninguna de ellas.
¡Recuerda! Pues en un pueblo en Israel nació el Salvador. Él es la fuente de la alegría y de la felicidad. Ahora, el recordar que Cristo nació, e incluso tenerlo como tu Salvador personal, no hará que todos tus problemas desaparezcan de inmediato. No hace falta que te lo diga, porque ya lo sabes.
Lo que sí hará es poner tus circunstancias en perspectiva. Te dará esperanza. Te recordará que Él tiene todo el mundo en Sus manos, y que el cielo triunfa y el cielo gobierna, sin importar lo que esté sucediendo en la Casa Blanca, o en cualquier casa presidencial, sin importar lo que esté sucediendo en tu casa, sin importar lo que esté sucediendo en la casa de cualquier otra persona que pueda afectarte. ¡Te darás cuenta de que Cristo triunfa! ¡Cristo gobierna! Y que tienes motivos para «descansar alegremente».
Así que, no te desanimes; no te rindas a la desesperación. «¡Pues en un pueblo en Israel nació el Salvador para librarnos del pecado y la condenación!», y del poder de Satanás. Esa es la noticia que necesitamos escuchar en esta temporada de Adviento.
Esa es la noticia que debemos recordar; esa es la noticia en la que debemos enfocarnos. Romanos 5 dice: «… Nos gloriamos en Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos recibido la reconciliación» (v. 11). Amigas, este es el mensaje; esta es la noticia que tenemos, no solo para nuestros corazones, sino para el mundo que nos rodea y que está desesperado.
Entonces, la oportunidad, el privilegio y el reto en esta temporada es llamar a otros a recordar que Cristo ha nacido y que Él puede hacerlos felices y mantenerlos alegres.
Débora: Todas sabemos que la Navidad debería ser una temporada alegre, pero es fácil dejarse llevar por las malas noticias, el ajetreo y perder la alegría. Nancy DeMoss Wolgemuth nos ha estado llamando a recuperar el sentido de la alegría, continuando con la serie «Ven y adoremos: El evangelio en villancicos».
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Mañana, Nancy continuará mostrándonos el evangelio en villancicos, enfocándose en la maravilla de que Cristo dejara el cielo para venir a un lugar donde fue rechazado. Te esperamos aquí, en Aviva Nuestros Corazones.
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