Él me deja descansar
Testimonio colaboradora mensual:
Espero que se encuentren muy bien con el amor y la gracia de nuestro amado Padre Dios y nuestro Señor Jesucristo.
Dios ama a Su pueblo y no lo abandona en la ignorancia del desconocimiento, sino que usa de tal manera sus vidas y ministerio para, a través de él, revelar a sus hijos Su voluntad, amor y conocimiento, lo cual se encuentra en su preciosa Palabra: la Biblia.
No alcanzan a imaginar las vidas de personas y familias alcanzadas y transformadas por medio de lo que ustedes están haciendo en el ministerio. Ustedes son la escuela que nos apunta a vivir vidas santas, contemplando a Dios como el autor de nuestra fe y esperando nuestra graduación en la venida de nuestro Sumo Sacerdote Jesucristo, nuestro redentor.
Que la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento sea sobre ustedes. ¡Gracias a Dios por …
Testimonio colaboradora mensual:
Espero que se encuentren muy bien con el amor y la gracia de nuestro amado Padre Dios y nuestro Señor Jesucristo.
Dios ama a Su pueblo y no lo abandona en la ignorancia del desconocimiento, sino que usa de tal manera sus vidas y ministerio para, a través de él, revelar a sus hijos Su voluntad, amor y conocimiento, lo cual se encuentra en su preciosa Palabra: la Biblia.
No alcanzan a imaginar las vidas de personas y familias alcanzadas y transformadas por medio de lo que ustedes están haciendo en el ministerio. Ustedes son la escuela que nos apunta a vivir vidas santas, contemplando a Dios como el autor de nuestra fe y esperando nuestra graduación en la venida de nuestro Sumo Sacerdote Jesucristo, nuestro redentor.
Que la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento sea sobre ustedes. ¡Gracias a Dios por sus vidas!
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth nos hace un recordatorio:
Nancy DeMoss Wolgemuth: El afán, la prisa, no conduce a la piedad, a las relaciones significativas, a un matrimonio saludable, o al crecimiento espiritual. La piedad y la intimidad no se cultivan con prisa, sino que requieren tiempo, dedicación, meditación, y una atención enfocada.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora del libro devocional «El Lugar Apacible», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 16 de octubre de 2025.
El estilo de vida que escogemos y las decisiones que tomamos, ya sea para llenar nuestras vidas de cosas o hacer espacio para las relaciones, serán decisiones que nos quitarán vida y nos agotarán, o nos darán vida y nos sostendrán.
En esta serie de dos episodios a la que damos inicio el día de hoy, Nancy nos ayudará a adorar a nuestro Buen Pastor, quien renueva y restaura nuestra vida. Ella compartió este mensaje en un retiro con las embajadoras de Aviva Nuestros Corazones,donde hubo un tiempo de enseñanza y renovación espiritual.
Quiero dejarte saber que esta enseñanza Nancy la compartió durante la pandemia del COVID-19; ya te podrás imaginar a un auditorio con sillas separadas y a la gente usando cubrebocas. Aquí está Nancy.
Nancy: Permíteme pedirte que abras tu Biblia para que veas conmigo una parte de un pasaje muy conocido. En esta ocasión estaré leyendo mi Biblia de la versión Nueva Traducción Viviente.
Piensa en el año que pasó, todo el estrés, la tensión, los cambios y las restricciones. Alguien me dijo que en la ciudad de México han implementado un sistema de semáforos. Si está en rojo, nadie puede salir. Un tiempo después, pasaron a encender la luz amarilla.
Y podemos pensar que todos estamos muy renovados luego de todo el tiempo que estuvimos en casa sin poder salir, ¡pero la realidad es que las personas están agotadas!, y no solo agotadas físicamente. Sin embargo, tengo que decir que Robert y yo estuvimos muy contentos porque no tuvimos que viajar en todo ese año.
Pero hay un cansancio del alma, de la mente y un cansancio emocional que ha surgido por muchas razones. Y una de ellas es por todo el bullicio y el escándalo en las redes sociales. Las personas estaban divididas por la diferencia de opiniones en muchos temas. Y es realmente agotador.
Pero también es agotador tratar de descubrir nuevas formas, formas distintas, de las que estábamos acostumbrados a trabajar en el ministerio. Tal vez están pasando muchas cosas en tu vida: quizás es un cáncer, un nuevo bebé o un nuevo nieto, o una nueva serie de circunstancias; problemas en tu matrimonio, o problemas en tu iglesia.
Recientemente, leí que el 50 % de los pastores están considerando seriamente retirarse del ministerio. Y parte de eso es porque están cansados. Están cansados de que las personas se enojen con ellos, porque, digan lo que digan, la gente lo va a tomar a mal de un lado o del otro.
Y esto es algo que también sucede en Aviva Nuestros Corazones. Si hablamos de un tema, las personas se enojan, pero si no hablamos de ese tema, las personas también se enojan. ¡Y es agotador! Es desgastante. Así que hoy quiero hablar a los corazones que están cansados, al mío y al tuyo.
Ahora, ustedes han estado en este retiro durante los últimos días y probablemente estaban muy cansadas cuando llegaron aquí. Pero ahora su copa está llena, han tenido tiempo para orar y relajarse. Han estado en este hermoso lugar. Han paseado en por el lago y realmente se están sintiendo refrescadas y renovadas.
Pero la realidad es que luego van a regresar a sus hogares, y probablemente las cosas no hayan cambiado mucho allí. Y cuando yo digo «a su hogar», «a sus hogares», no me refiero literalmente a una casa, podría serlo, pero también puede ser tu iglesia local, o tu comunidad, o tu grupo de amigas.
Puede que hayan pasado cosas mientras estabas aquí de las que aún no te has enterado, y estás a punto de encontrarte con un torbellino. Así que, si no necesitas el pasaje que vamos a ver esta noche, lo necesitarás. Y lo vas a necesitar a lo largo de tu vida cristiana; yo lo necesito. Quizás por eso, el Salmo 23, es uno de los más pasajes más apreciado de todas las Escrituras.
Quiero que veas conmigo unas pocas frases de este salmo. Y voy a leer de la Nueva Traducción Viviente. El lenguaje es un poco diferente al que estamos acostumbradas y al que memorizamos siendo niñas, pero tiene un lenguaje actual y claro. Así que le conmigo los versículos 1 y 2. Dice así la Palabra de Dios:
«El Señor es mi pastor; tengo todo lo que necesito». Permíteme hacer una pausa aquí: «Tengo todo lo que necesito». Estamos acostumbradas a leer: «Nada me faltará». Y esa traducción no tiene nada de malo, pero esta versión dice: «Tengo todo lo que necesito».
Eso literalmente significa que lo que tengo es todo lo que necesito, ¡y lo que tengo es un pastor! Por lo tanto, ¡estaré contenta con lo que tengo! «Tengo todo lo que necesito». Repite esa frase desde ahí donde estás. ¿Tú crees eso?
Ahora, es fácil creer eso después de estar tres días en un retiro. Decimos: «¡Oh, sí, yo tengo todo lo que necesito! Tenemos a estas personas que han estado cantando para nosotras, personas que han preparado nuestras comidas, otras personas limpiando y recogiendo todo el desorden. ¡Tengo todo lo que necesito!».
Pero llegas a casa y tú eres quien cocina, quien limpia y quien hace todo lo demás. ¿Podrás decirlo entonces?: «El Señor es mi pastor; tengo todo lo que necesito. Por lo tanto, estaré contenta con lo que Dios me ha dado, con lo que tengo. Tengo todo lo que necesito». Bueno, ese es un versículo precioso, pero no es en el que nos estaremos enfocando en el día de hoy.
Mira el versículo 2: «En verdes prados me deja descansar [aquí se refiere al Señor, a nuestro Pastor]; me conduce junto a arroyos tranquilos», Y luego el versículo 3 dice: «Él renueva mis fuerzas».
En este pasaje, el Pastor lleva a sus ovejas; y esto es una metáfora de lo que nuestro Pastor hace por nosotras. Este Pastor lleva a sus ovejas a prados verdes y aguas tranquilas. ¿Por qué? Porque necesitan descansar. Necesitan refrescarse. Necesitan recuperarse. Necesitan renovarse.
Escucha, antes de que las ovejas puedan ser productivas, antes de que puedan proporcionar lana y carne, tienen que estar sanas, maduras y bien desarrolladas. Pero tristemente tendemos a priorizar la productividad.
Hace unos años, un médico llamado Richard Swenson escribió un libro titulado: El síndrome de la sobrecarga. Antes de venir a esta sesión, estaba revisando algunas partes de ese libro y pensé: Bueno, este libro es aún más relevante hoy en día de lo que era hace años cuando lo escribió.
En ese libro, Ricard Swenson utiliza frases como: «Sobrecarga crónica de actividad…» ¿Sabes lo que eso significa? ¡Por supuesto que sí!
Él la llamó: «Epidemia de estrés sin precedentes», y luego dijo: «La mayoría de las personas viven en un ambiente de estrés extremo». Y puede que pienses: ¿Eso era asi en el 2014? Bueno, hoy en día, el síndrome de sobrecarga es mucho más real.
Entonces, esta es la manera en que interpretamos o aplicamos este pasaje:
«El Señor es mi pastor, ¡me da mucho trabajo para hacer! Él me da una familia que cuidar. Me da a otras personas con necesidades para que yo las satisfaga. Él me da una clase para que yo la enseñe. Él me da trabajo para hacer en mi iglesia o en mi ministerio. Él me usa para que yo gane a otros para Cristo. Él me hace una buena esposa y una buena madre. ¡Él me ayuda a hacer mi trabajo!».
¡Detente y respira profundo!, y también decimos: «El Señor es mi pastor, pero ¡yo soy la que produce! ¡La que hace todas las cosas!». Pero eso no es lo que dice este pasaje. Lo que este pasaje nos está diciendo es: ¡No, eso no es lo primero! «En verdes prados me deja descansar; me conduce junto a arroyos tranquilos».
Déjame decirte que hoy, puse en práctica este pasaje, literalmente. En la Nueva Traducción Viviente dice que: «En verdes prados me deja descansar», y en la versión Reina Valera del 60, dice que: «En lugares de delicados pastos me hará descansar».
Esta mañana estuvimos grabando una sesión, y por la tarde ya me sentía muy cansada. (porque las últimas dos noches han sido largas). Y estaba pensando: El Señor me deja descansar. Así que tomé una siesta, una buena y larga siesta. ¡Gracias, Señor, por dejarme descansar! Ahora, esto puede tratarse literalmente de una siesta, pero hay otros verdes prados a donde el Señor nos conduce.
¿Por qué Él nos deja descansar en verdes prados? ¿Por qué nos conduce junto a arroyos tranquilos? ¡Lo hace para alimentarnos, para darnos de beber, para nutrirnos, refrescarnos, para darnos descanso y restaurarnos! Muchas de ustedes han tenido hijos a los que probablemente amamantaron. Una madre que está amamantando tiene que estar bien alimentada para poder nutrir a su bebé.
Bueno, tristemente algunas de nosotras estamos desnutridas espiritualmente, o pasamos por temporadas en las que estamos desnutridas espiritualmente, y, aun así, tratamos de ser productivas y tratamos de suplir las necesidades de los demás. Pero, como no estamos bien nutridas, terminamos agotadas y nos desmoronamos.
Yo escuché sobre este tema en un programa de Arraigadas. Algunas hermanas estuvieron hablando sobre el descanso y el Sabbath, y dijeron: «Duermo en la noche, ¡y estoy agotada! ¡Estoy exhausta!». ¡Estas son personas que trabajan con este ministerio! Esto es algo en lo que debemos ayudarnos las unas a las otras a poner en perspectiva.
¡El ministerio es trabajo, ¡y es trabajo arduo! Hay momentos en los que vas a estar agotada y exhausta. Cristo supo lo que era estar cansado. Nosotras debemos asegurarnos de volver a lugares donde podamos nutrirnos, reponernos y restaurar nuestras almas.
Pero el problema es que las personas se impresionan cuando estamos muy ocupadas y por la velocidad, la prisa en resolver muchas cosas, como si fuera una virtud, una cualidad positiva. A veces nosotras mismas nos quedamos sorprendidas cuando estamos muy ocupadas, participamos en muchas actividades, y por lo mucho que podemos hacer, abarcar y resolver.
Y, por cierto, Richard Swenson en su libro: El síndrome de sobrecarga, tiene un capítulo titulado: «Afán y fatiga». Permíteme leer un párrafo de este capítulo. Él dice:
«Nuestro hablar está lleno de frases como: “tiempo limitado”, “comida rápida”, “viajero frecuente”, “autopista”, “entrega inmediata”, “vía rápida”. (¡Te cansas con solo escuchar esas frases!).
Los productos y servicios que utilizamos son una prueba más de nuestra prisa. Enviamos paquetes por correo expreso, entrega en 24 horas, utilizamos compañías telefónicas para hacer llamadas de larga distancia, gestionamos nuestras finanzas personales con aplicaciones que tenemos en nuestros teléfonos, programamos nuestras citas en nuestra agenda electrónica, hacemos dieta conun programa de nutrición que nos promete adelgazar rápidamente, y nadamos con bañadores de la marca Speedo.
Estamos plagados por esta enfermedad de la prisa. Vivimos en la cultura del nanosegundo, sin aliento y agotadas. En definitiva, ¡estamos agotadas! ¡Somos personas que vivimos hiperconectadas y estamos agotadas!».
Ahora, para algunas de nosotras, hablar sobre «descansar en verdes prados, junto a arroyos tranquilos», puede sonar como un poco ocioso o improductivo. Y con eso me refiero a que hay trabajo que hacer, ¿verdad? ¡Hay cosas por hacer! Pero permíteme recordarte, que el afán, la prisa, es el enemigo de la intimidad espiritual.
Al leer los Evangelios, una de las cosas que más me impacta acerca de Cristo es que Él nunca parecía tener prisa ni estar afanado.
Y no es que Él no estuviera haciendo muchas cosas, pero en ninguna parte dice que Él andaba corriendo. Al contrario, en los Evangelios de Mateo y Juan leemos que Él caminaba (ver Mt. 14:25 y Jn. 1:36). También leemos que Él se sentó junto al pozo para enseñar (ver Jn. 4:6), que se recostaba para comer (ver Mt. 9:10), y que incluso se durmió en la barca (ver Lc. 8:22-24). Pero en ninguna parte dice que Él andaba corriendo con prisa o afán.
Cristo tenía un propósito. Él a veces estaba cansado, por eso fue que se durmió en la barca, por eso fue que se sentó junto al pozo cerca del mediodía, porque estaba cansado del camino. No hay pecado en estar cansado, pero en las Escrituras no vemos a un Cristo apurado, afanado.
El afán y la prisa, no conducen a la piedad, a las relaciones significativas, a un matrimonio saludable, o al crecimiento espiritual. La piedad y la intimidad no se cultivan con prisa, requieren tiempo, dedicación, meditación, y una atención enfocada.
Hay un himno antiguo en el que estuve pensando anoche mientras revisaba mis notas para la sesión de hoy, de cómo se cultiva la santidad. Dice:
Sed puros y santos, mirad al Señor;
Permaneced fieles siempre en oración;
Leed la Palabra del buen Salvador;
Sed puros y santos, andad en la luz;
Orad en secreto, respuesta vendrá;
Su Espíritu Santo revela a Jesús,
Y Su semejanza en nosotros pondrá.
Ahora, las ovejas no saben cuándo necesitan descansar, y por eso es que el Buen Pastor las conduce a verdes prados y junto a arroyos tranquilos. Algunas versiones dicen: «Las hace descansar». «¡Es hora de descansar!». Él les muestra cuando ellas necesitan descansar.
En Marcos, capítulo 3, en el versículo 14, nos dice que Cristo eligió primero a doce discípulos. ¿Por qué? ¿Qué se suponía que debían hacer? Él no los envió enseguida. Las Escrituras dicen que Él escogió a doce hombres para que estuvieran con Él y luego «los enviaría» a predicar a otros.
Por eso es que yo me alegro mucho de que hayamos comenzado con un tiempo de oración juntas, esperando en el Señor, buscando al Señor. ¿Puedes ver lo bueno que es hacer una pausa y estar quietas? ¡Hacerlo es muy difícil cuando tu pulso está constantemente acelerado! Nuestros celulares no nos han ayudado en esto, porque ahora hacemos muchas cosas con ellos. Entonces…
¡Eso ni siquiera estaba en mis notas!
Bueno, antes de poder ser fructíferas e invertirnos en las vidas de los demás, ¡necesitamos alimentarnos de Cristo y beber de Él! Incluso después de ministrar y derramarnos en otras personas, tenemos que volver a Él para ser renovadas. Y, como ya mencioné, vemos este ejemplo en los Evangelios.
Mira lo que dice Marcos, capítulo 6, en el versículo 30:
«Los apóstoles se reunieron con Jesús, y le informaron sobre todo lo que habían hecho y enseñado» (NBLA)
Jesús los había enviado a un viaje misionero. Luego regresaron, y vemos que Él no les dio la siguiente misión, sino que les dijo, versículos 31 y 32:
«Vengan, apártense de los demás a un lugar solitario y descansen un poco [¿Y por cuánto tiempo? Hasta que Cristo te diga que es hora de continuar]. Porque había muchos que iban y venían, y ellos no tenían tiempo ni siquiera para comer. Y se fueron en la barca a un lugar solitario, apartado».
Este es un ejemplo, un patrón, para nosotras.
Algunas de mis mayores batallas espirituales han llegado en lo que yo llamo «la batalla después de la batalla». Llega después de momentos en los que me he entregado e invertido en una sesión de grabación, o escribiendo un libro o realizando un evento y un ministerio público. Y por eso necesito volver y reponer fuerzas, llegar a pastos verdes, llegar a arroyos tranquilos.
Eso significa decir que «no» a algunas cosas que algunas personas no entienden por qué no puedes hacer. «¿Por qué no puedes firmar este libro? ¿Por qué no puedes escribir este endoso? ¿Por qué no puedes venir a esta conferencia?». Y recibes estas peticiones porque, cuanto más eficaz eres en el ministerio, más te utiliza Dios en él, ¡y las personas quieren que hagas más cosas!
Pero de lo que no se dan cuenta es que, si no tomas el tiempo para reponer y restaurar tu alma, ¡no serás eficaz para nadie! Es en esos momentos de tranquilidad, en esos lugares tranquilos, donde nos reponemos para poder volver y enfrentarnos a las multitudes necesitadas.
Palestina, el lugar donde Jesús caminó y enseñó, es una tierra desértica y árida. No es fácil encontrar prados verdes o arroyos tranquilos, pero los buenos pastores sabían cómo encontrarlos. Salían a explorar y encontraban los prados verdes, encontraban las aguas tranquilas y luego llevaban a sus ovejas a esos lugares.
Puede que tengas cinco hijos, o tienes niños pequeños, o adolescentes. Tal vez tienes muchas demandas, obligaciones y responsabilidades y te resulta difícil encontrar tiempo para descansar, para encontrar esos arroyos tranquilos, las aguas de reposo. Pídele a tu Buen Pastor que te lleve ahí. Pídele a Él que encuentre esos lugares especiales para ti, y que te muestre cómo encontrarlos.
«En verdes prados me deja descansar». Eso significa que, para descansar, tienes que estar quieta. ¡Tienes que dejar de moverte! Yo tengo llevo una vida bastante tranquila y quieta. Robert y yo trabajamos desde casa, así que me siento frente a mi computadora por largas horas todos los días.
Se podría decir que estoy quieta, tranquila. Pero mi mente puede estar a mil por hora todo el día, aunque simplemente esté sentada frente a mi computadora. Si me vieras, pensarías: ¡Bueno, ella no está corriendo!
Pero recibo mensajes de texto, correos electrónicos, hay trabajos para hacer, cosas que necesito editar, decisiones que debo tomar, tengo que contactar a algunas personas. Entonces, puedes estar quieta físicamente, pero tu mente y tu corazón no están quietos.
Necesitamos hacer una pausa, estar quietas, detenernos y esperar en la presencia del Señor, sin afanes, sin prisa. Y esta es una de las cosas que más me ha gustado de escribir sobre la Biblia en los últimos años, porque para mí ha sido una manera de permanecer en la Palabra de Dios.
Cuando escribo, trato de sacar, de alguna manera, el significado de cada párrafo en algunos libros. ¿Qué dice? ¿Qué significa? ¿Qué me está diciendo a mí, a nosotras? Realmente me tomo mi tiempo en eso y la verdad es que ha sido muy deleitoso y gratificante. ¡Estos han sido mis verdes prados y mis arroyos tranquilos!
La mayoría de nosotras hoy en día, el promedio de la población en nuestra sociedad, siempre estamos afanadas. Comemos sobre la marcha, a toda prisa, y luego ordenamos algo y lo recogemos rápido. Vivimos nuestras vidas, por así decirlo, pasando a toda velocidad por los restaurantes de comida rápida. Pero como mencioné antes, el afán es el enemigo de la intimidad espiritual.
Richard Swenson dice en su libro: «Ni siquiera el mejor equipo de mecánicos puede arreglar un carro de carreras cuando está yendo a 200 kilómetros por hora. De la misma manera, nuestros cuerpos tampoco pueden hacer las reparaciones necesarias en medio de un estilo de vida hiperactivo».
¡Nuestro espíritu lo necesita, nuestra alma lo necesita, nuestra mente lo necesita, nuestras emociones lo necesitan y nuestro cuerpo necesita un cambio de ritmo! Ahora, para ti y para mí, el cambio de ritmo en cuanto a nuestros cuerpos podría ser que necesitemos ponerlos en movimiento. Hacerlo puede restaurarnos y renovarnos.
Pero si eres alguien que está siempre en movimiento, puede que simplemente te quedes en casa. Y creo que, en realidad, para algunas de nosotras la pandemia ha sido en cierto modo un verdadero regalo, porque no hemos tenido que ir corriendo de un lado a otro.
Ahora, sé que para algunas personas que han tenido que educar a sus hijos en casa de forma improvisada y vivir en reuniones por Zoom, ha sido una fuente de estrés. Para nosotros, en realidad ha sido una especie de regalo, porque no hemos tenido que movernos tan rápido ni tan intensamente. Hemos podido recargar las baterías, pero sin dejar de servir y bendecir a los demás.
En cada temporada tenemos que preguntarnos: ¿cómo lo hacemos? ¿Cómo luce esto para nosotros? No se pueden obtener el descanso, ni el refrigerio necesarios, estando siempre en movimiento, en unos pocos minutos ocasionales que se obtienen aquí y allá. No se trata de abrir tu Biblia, de leer un Salmo o un Proverbio, y luego salir de prisa.
Todas hemos pasado por temporadas así. Yo también. Pero no se puede mantener una relación con Dios, no se puede mantener un ministerio fructífero, no se pueden mantener relaciones saludables en la familia, en la iglesia o en el trabajo si se tiene ese tipo de relación apresurada con Dios. «Estén quietos, y sepan que Yo soy Dios» (Sal. 46:10, NBLA).
Necesitamos tiempo de descanso. Y no solo una vez, diciendo: «Me tomo un año sabático cada quince años». Ni de vez en cuando, o después de haberte desmoronado, sino regularmente, ¡antes de que te desmorones! Necesitamos estos hábitos, estos ritmos en nuestras vidas. Así que no esperes a desmoronarte, en cuerpo, alma y espíritu, para llegar a esos verdes prados y a esos arroyos tranquilos.
Debemos ser preventivas a la hora de encontrar esos prados verdes. «Él me guía. Me hace descansar». No se trata de algo puntual, sino de una forma de vida. No significa que sea lo único que hacemos, sino que hay un ritmo y un patrón regulares y recurrentes en nuestras vidas que nos permiten recargar energías.
Hay diferentes maneras de hacer eso en todas las etapas de la vida. Dios le dio a Su pueblo en el Antiguo Testamento el regalo del Sabbath, un día a la semana. Seis días de trabajo, y un día que no se trabaja. Dios les dijo: «Yo voy a proveer lo suficiente para ustedes en los seis días, así que no necesitan trabajar el séptimo día».
«Pero», dijo Dios, «si insisten en trabajar todos esos días, descubrirán que no tienen suficiente». Dios proveerá lo suficiente para nosotras si tomamos esos tiempos de descanso. Pienso que aquí hay un principio que apunta al Nuevo Testamento, porque en el Nuevo Testamento, Cristo es nuestro descanso, nuestro Sabbath.
Así que no tenemos que ser tan estrictas con la ley del Antiguo Testamento en esto, pero hay algo muy saludable y hermoso en ese regalo del Sabbath que Dios nos dio. No es una carga, algo que tengas que hacer, ¡es algo que tienes el privilegio de hacer!
Débora: Vaya, ¿no es una perspectiva alentadora? Nancy DeMoss Wolgemuth nos ha estado ayudando a ver que nuestro Buen Pastor tiene en mente nuestro mayor bien cuando nos hace descansar en verdes pastos, tal y como dice el Salmo 23. Nancy concluirá este mensaje el día de mañana.
Ella acaba de mencionar que Jesús es nuestro descanso sabático definitivo. ¿Alguna vez has pensado que Jesús, nuestro Buen Pastor, es también «el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo»? (Jn 1:29).
Si el Buen Pastor no se hubiera hecho oveja y no se hubiera sacrificado para salvarnos, ¡ni siquiera podríamos llamarlo nuestro Pastor! Esa verdad está en el corazón del evangelio, y es algo que todo creyente debe comprender.
Dos personas escuchan el mismo sermón y, mientras una se aburre, la otra recibe convicción y es transformada por el mensaje. ¿Qué hace la diferencia? Lo más fácil podría ser culpar al pastor, sin embargo, a menudo el problema es la condición del corazón de la persona que escuchó ese sermón. Incluso el predicador más hábil tendrá dificultades para impactar un corazón que no es receptivo. Pero un corazón bien preparado y dispuesto cambia cada vez que se encuentra con la Palabra de Dios.
¿Te gustaría tener un corazón bien preparado y dispuesto para escuchar la Palabra de Dios? Te invitamos a considerar nuestro recurso: ¡Vamos a la iglesia! Esta guía tiene el objetivo de ayudarte a crecer en tu amor por la Iglesia de Dios y acompañar a los que lideran en tu iglesia, convirtiéndote en una «oyente» y «hacedora» activa, dispuesta a crecer y a ser más como Jesús.
Sé bendecida y sé una bendición en la casa de Dios. ¡Vamos a la iglesia!
¿Alguna vez te has sentido decaída? ¡Puede que necesites un poco de ánimo! Nancy regresará el día de mañana para hablarnos acerca de cómo el Gran Pastor renueva nuestras vidas. ¡Creo que será un recordatorio refrescante! ¡Te esperamos aquí, en Aviva Nuestros Corazones!
Animándote a dejar que el Buen Pastor te guíe a la libertad, plenitud, y abundancia en Él, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la series de podcast.
Únete a la conversación