Lo que todo esposo necesita
Débora de Rivera: Crawford Loritts les dice a las esposas que ellas tienen una gran influencia.
Crawford Loritts: La mayoría de las mujeres subestiman grandemente el poder que tienen para ayudar a moldear la confianza de sus esposos. Incluso el hombre más fuerte e independiente, y damas, escúchenme bien, nunca subestimen el poder que tiene su respuesta hacia ese hombre para contribuir a que sea quien Dios quiere que él sea.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Escoge Perdonar», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 10 de diciembre de 2025.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Me siento muy bendecida y honrada de conversar esta semana con Crawford y Karen Loritts. Ellos han sido mis amigos desde hace mucho tiempo, y siempre me ha encantado escucharlos enseñar, predicar y escribir. He aprendido mucho de ambos, pero los he …
Débora de Rivera: Crawford Loritts les dice a las esposas que ellas tienen una gran influencia.
Crawford Loritts: La mayoría de las mujeres subestiman grandemente el poder que tienen para ayudar a moldear la confianza de sus esposos. Incluso el hombre más fuerte e independiente, y damas, escúchenme bien, nunca subestimen el poder que tiene su respuesta hacia ese hombre para contribuir a que sea quien Dios quiere que él sea.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Escoge Perdonar», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 10 de diciembre de 2025.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Me siento muy bendecida y honrada de conversar esta semana con Crawford y Karen Loritts. Ellos han sido mis amigos desde hace mucho tiempo, y siempre me ha encantado escucharlos enseñar, predicar y escribir. He aprendido mucho de ambos, pero los he estado escuchando con mucha más atención desde que me casé. He absorbido como una esponja la sabiduría que Dios les ha dado a lo largo de más de cuarenta y siete años de matrimonio.
Crawford y Karen, ustedes han sido de mucho ánimo para Robert y para mí. Nos han alentado en el recorrido de nuestro matrimonio. Y como hemos estado mencionando durante estos días, ustedes escribieron un libro titulado: Tu Matrimonio hoy y mañana (disponible solo en inglés). No es un libro muy largo, pero probablemente se necesita toda una vida para aprender a vivirlo. Y todo lo que escribieron allí lo han estado practicando durante más de cuarenta y siete años.
Así que gracias por su fidelidad a Dios, la fidelidad entre ustedes mismos, y por los sacrificios que han hecho para compartir el viaje de sus vidas con personas como yo.
Crawford: Gracias, Nancy. Hay muchas personas que también se han sacrificado por nosotros. Es un placer estar aquí contigo.
Nancy: Antes mencioné los comentarios que sus hijos, entre muchos otros, escribieron al principio de este libro. Los más conmovedores son los de sus propios hijos, que crecieron en su hogar, y que ahora son los padres de sus once nietos.
Tu hija menor, Holly, escribió: «Mi matrimonio está prosperando gracias al ejemplo que mis padres me dieron. Estoy emocionada de que puedas aprender de estas páginas lo que yo aprendí de primera mano».
Crawford: Así es.
Nancy: Sé que ninguno de tus hijos diría que tienen un matrimonio perfecto, pero sé que cada uno de ellos puede decir que tienen un caminar genuino con Dios, y un caminar genuino del uno con el otro, y vidas que demuestran la gracia y el evangelio de Cristo. Este es realmente el mensaje de este libro, ¿no es así?
Crawford: ¡Amén! Somos pecadores perdonados, que nos nutrimos de un Salvador perfecto. Procuramos ser transparentes y honestos con ellos mientras crecían y los criábamos. Sé que ahora estamos hablando del matrimonio, pero hubo ocasiones en las que me equivoqué mientras los disciplinaba. Sin embargo, mirando atrás, todo se ha equilibrado. Así que gracias a Dios por la gracia de Dios.
Nancy: Y ustedes son un ejemplo de eso de una manera muy hermosa, como ya hemos hablado anteriormente en esta serie. Y quiero decirles a nuestras oyentes que si se perdieron alguno de los episodios anteriores, asegúrense de visitar AvivaNuestrosCorazones.com para leer la transcripción o escuchar el audio. Pienso que será de mucho ánimo escuchar a Crawford y Karen. Ambos llegaron al matrimonio como todos lo hacemos: como dos pecadores que arrastran con el equipaje del pasado, con algunas áreas disfuncionales del pasado.
Karen, alguien podría haber escuchado tu historia antes del matrimonio y el legado que Dios te entregó, y haber pensado: ¿Qué posibilidades tiene ella de tener un matrimonio que funcione?
Karen Loritts: De hecho, hubo un empleado en la universidad que apartó a Crawford a un lado y le dijo que debía replantearse el casarse conmigo, dado el equipaje que arrastraba, la ilegitimidad y todo lo demás en mi vida.
Crawford: Sí, eso realmente sucedió.
Nancy: Wow.
Crawford: Supongo que en su mente y dado el contexto, tenía buenas intenciones cuando me lo dijo.
Nancy: Esa persona sabía que tendrías que enfrentar algunos retos.
Crawford: Sí, sin duda.
Nancy: Pero Dios…
Crawford: Pero Dios…
Nancy: Por su gracia.
Crawford: Amén.
Nancy: Y por Cristo.
Crawford: Amén. Y Nancy, la realidad es, y con lo que diré ahora no estoy diciendo que no debemos ser prudentes al escoger con quién nos casamos. Todos nuestros hijos recibieron consejería prematrimonial, los instruimos y alentamos a tomar decisiones acertadas. Pero al final del día, solo tienes una opción para casarte, y esa persona es un pecador.
Nancy: Así es.
Crawford: Esa es la única opción que tienes.
Nancy: Te casas con un pecador, y tú eres un pecador.
Crawford: Y tú eres un pecador, así es.
Nancy: Así que son dos pecadores que necesitan mucha gracia.
Crawford: Son dos pecadores que se unen; es por eso que cada matrimonio debe basarse en la gracia. Tarde o temprano tienes que llegar al punto en que te das cuenta de que no puedes cambiar a la otra persona, sino que tú necesitas cambiar, y el único que puede hacer eso es Cristo. Y si Cristo no se aleja de nosotros, ¿por qué deberíamos alejarnos el uno del otro?
Nancy: Wow, así es.
Crawford: Totalmente.
Nancy: Y sé que esta semana hay personas escuchando esta conversación, personas que necesitan ayuda en su matrimonio; incluso hay algunos matrimonios que están colgando de un hilo.
Crawford: Así es.
Nancy: No sirve de nada pensar: Mi esposo tiene tantos problemas de pecado que resulta imposible que este matrimonio funcione. Todo esposo tiene problemas de pecado. Algunos de ellos ni siquiera se han rendido al control de la cruz en lo absoluto. Y, de la misma manera, toda esposa tiene problemas de pecado, porque algunas tampoco están bajo el control de Cristo. Pero, debemos saber que la esperanza no está en el comportamiento de nuestro cónyuge.
Crawford: No, no lo está.
Nancy: Ni en el cambio. Está en la gracia que Dios infunde en tu vida, ya seas tú el esposo o la esposa.
Crawford: Sí, sí, exactamente.
Nancy: He dicho con frecuencia que la persona que tiene la clave para cambiar cualquier matrimonio, es la persona que más desea la ayuda.
Crawford: Correcto.
Nancy: Y podrías pensar: si tan solo mi cónyuge quisiera ayuda, o fuera a buscar consejería, o si cambiara. ¡Pero no es tu cónyuge quien tiene la clave del cambio en tu matrimonio, eres tú!
Crawford: Así es. ¿Cuán desesperadamente anhelas un cambio en tu matrimonio?
Nancy: Exacto.
Crawford: ¿Realmente quieres cambiar? He aprendido a hacerle esa pregunta a las parejas que vienen a verme y me dicen: «Este matrimonio no está funcionando. No sabemos qué hacer».
Ellos traen sus problemas a la mesa, y las dos primeras preguntas que les hago es: «¿Realmente quieren ayuda? ¿Realmente quieren cambiar?».
Nancy: Exactamente.
Crawford: ¿Realmente eso es lo que quieren? Pienso que esto se trata de clamar al Señor para que nos ayude a hacer lo que sea necesario, y así poder llegar a donde necesitamos estar.
Karen y yo hablamos un poco sobre esto en el libro. Cuando observas los problemas en tu vida, siempre tienes que ponerlos en el contexto de esta pregunta: «¿Cómo afectará esta decisión a mis hijos, mis nietos y bisnietos? ¿Cómo encaja esta elección o reacción en todo esto?».
Nancy: Pero tristemente, tendemos a pensar más en: ¿Cómo me afecta esto a mí, en este momento?
Crawford: Así es.
Nancy: O pensamos en cómo nos sentimos por la manera en que nos trataron, o la forma en que nuestro cónyuge nos dijo algo. Nos volvemos tan miopes espiritualmente que solo vemos el momento, el ahora.
Crawford: Exactamente.
Nancy: Entonces, Crawford, lo que nos estás diciendo es: «Mira hacia arriba, mira más allá, mira a tu alrededor, mira hacia el futuro. La manera en que respondes a esta situación hoy, posiblemente tenga un impacto en las generaciones venideras».
Crawford: A veces observo a nuestra congregación durante los servicios del domingo por la mañana. Miro a las personas que están allí y digo: «Todos somos el resultado de decisiones anteriores». Lo que está sucediendo en nuestras vidas en este momento, los problemas que nos están ocurriendo, son el resultado de las decisiones que hemos tomado anteriormente.
Y me pregunto si las generaciones anteriores habrán pensado: Si ahora hago esto, voy a afectar a mis nietos, tataranietos y otras personas relacionadas. Estas cosas generacionales con las que las personas luchan y se debaten, y todo ese tipo de cosas, tienen todo que ver con las decisiones pasadas de alguien.
Nancy: Bueno, Adán y Eva son un ejemplo de esto.
Crawford: Sí. Absolutamente.
Nancy: Si Eva pudiera haberlo previsto… Ella tuvo un momento de placer. Adán y Eva tuvieron un pequeño momento de placer. Y si hubieran sido capaces de imaginar que, generación tras generación hasta hoy, nuestros hijos y nietos sufrirían los estragos y las consecuencias del pecado…
Karen: Entonces no lo habrían hecho, ¿verdad?
Crawford: No, no lo habrían hecho.
Nancy: Seguramente habrían pensado de otra manera.
Karen: Deberíamos hacer una lista de todos los refranes sabios antiguos que conocemos. Recuerdo que alguien dijo: «El matrimonio es una relación de 50/50». Y, bueno, si yo hiciera el 50 %, y tú hicieras el otro 50 %, eso es el 100 %. Pero la vida no es así.
Crawford: Exacto.
Karen: Al principio yo era así. Era una mujer de 50/50. Estoy haciendo mi parte, ahora tú haz la tuya y nos encontraremos en el medio. Bueno, después de un tiempo, Crawford y yo seguíamos aumentando el porcentaje para cada uno.
La realidad es que el matrimonio es 100 % y 100 %. Y ese 100 % solo se alcanza después de rendirse a Dios.
Crawford: Así es. La naturaleza misma del matrimonio es que es un pacto. La palabra hebrea para pacto es beriyth, un acuerdo sagrado, solemne y vinculante. Te comprometiste por completo. No negociaste cuánto querías comprometerte, sino que te comprometiste por completo. Te entregaste completamente a la otra persona.
Y creo que, desafortunadamente, debido a que vivimos en una cultura donde la afirmación de mis deseos y mi felicidad personal es lo más importante, no confías más allá de eso. No comprometes ni tus deseos ni tu felicidad personal. Es como si dijéramos: si no soy feliz y si no me conviene, entonces necesito llegar a un punto en el que sea feliz.
No puedo decirte la cantidad de veces que he escuchado a parejas cristianas, mirarme a los ojos y decirme: «Bueno, no estoy feliz», o, «Esto no me satisface», y cosas por el estilo. En primer lugar, esa es una conclusión errónea. Haces muchas cosas en la vida que simplemente necesitan hacerse. El hecho es que hoy en día no vivimos de manera objetiva, sino de una forma muy subjetiva. Las palabras «obligación», «responsabilidad» y «promesas hechas», son inapropiadas en estos días porque todas son relativas.
No debemos abonar el terreno para que las generaciones venideras vivan un desastre emocional, a nivel personal y relacional, solo porque no fuimos capaces de modelar perseverancia a través de los tiempos difíciles. En mi casa nunca escuché la palabra divorcio, ni una sola vez.
Nancy: Mientras crecías nunca la escuchaste.
Crawford: Nunca la escuché. Nunca, nunca, nunca la escuché, porque no era una opción. Fue una generación en la que mi papá nos dijo: «Simplemente, declaramos: “Sí, acepto”, así que vamos a procurar que funcione».
Tenemos que hacer lo que tenemos que hacer. Y eso significa que si tengo que cambiar algo, o conseguir un trabajo extra, o lo que sea necesario para cumplir con mis obligaciones, lo haré. La felicidad es el resultado de cumplir con el objetivo correcto.
Nancy: Sí, sí, totalmente. Pero pensamos que vamos a ser felices si hacemos lo que queremos hacer.
Y hace un tiempo estaba leyendo y meditando en el Salmo 1, que dice: «¡Cuán bienaventurado es el hombre [la persona]…!», y bienaventurado o feliz no es la persona que anda por el camino que parece fácil y natural, o el que parece correcto. ¡Es la persona que anda firmemente en los caminos del Señor! Su felicidad es el resultado de las decisiones que le dicen «sí» al Señor.
Crawford: Las personas más felices que he conocido en mi vida son aquellas que han soportado y perseverado en medio del sufrimiento.
Nancy: Así es.
Crawford: Lo digo en serio, y no quiero sonar superficial o desestimar esto. Existe algo al actuar correctamente en medio de la adversidad, que resuena en lo más profundo del alma.
Nancy: Y que produce un profundo gozo en Dios.
Crawford: Así es, y un carácter que vale la pena transmitir a las futuras generaciones.
Nancy: Y de eso se trata el libro que escribieron, así que, ¡muchas gracias, Crawford y Karen, por hacernos pensar de manera diferente sobre el matrimonio, diferente a cómo lo ve el mundo hoy! Y voy a dirigirme por un momento a nuestras oyentes: es importante que, si estás casada, pienses correctamente sobre el matrimonio, pero que también enseñes a tus hijos a pensar bien acerca del matrimonio debido a la manera en que les modelas la fidelidad a este pacto.
Crawford: Así es.
Nancy: Bueno, prometimos que hoy hablaríamos sobre lo que cada esposo necesita: el regalo que la esposa puede darle. Y, obviamente, el mejor regalo es una mujer que busca la piedad y muestra el fruto del Espíritu. Eso es cierto tanto para los esposos como para las esposas.
Muchos de estos regalos de los que hablamos son necesarios para ambos. Pero pienso que has dado en el clavo con algunas cosas que, de manera particular, una esposa puede hacer para bendecir a su esposo. Entonces, Crawford, voy a dirigirme a ti para preguntarte lo siguiente: más allá de la relación de la esposa con Cristo, que es el fundamento, ¿qué es lo que más anima a un esposo? ¿Qué lo hace sentir valorado y honrado por la persona más importante de su vida?».
Crawford: En realidad, la forma en que planteaste la pregunta es realmente la respuesta a la pregunta, y es ser valorado y apreciado. Podría enumerar muchos regalos, pero voy a mencionar tres o cuatro. Pienso que, en primer lugar, está la palabra «respeto».
Ahora, todos necesitamos ser respetados. Necesitamos respetar a nuestras esposas, y nuestros hijos necesitan ser respetados. Pero los hombres han sido programados de una manera particular para ser respetados. Conocemos esos maravillosos versículos, en 1.ª Pedro 3:1-2, que dicen:
«Asimismo, ustedes, mujeres, estén sujetas a sus maridos, de modo que, si algunos de ellos son desobedientes a la palabra, puedan ser ganados sin palabra alguna por la conducta de sus mujeres al observar ellos su conducta casta y respetuosa».
Los hombres necesitan ser respetados por aquella persona que es la más importante para ellos. Y aquí no estamos hablando de abuso. No estamos tomando en cuenta casos de maltrato, abuso, ni nada por el estilo.
Nancy: O simplemente dejarse convertir en un saco de boxeo o de golpes.
Crawford: Hay límites para el respeto. No significa que te resignes al punto de que pongas en riesgo tu vida. No estamos hablando de renunciar a la dignidad, sino de renunciar a nuestros derechos de tal manera que podamos contribuir a la edificación de la otra persona.
Nancy: Y con eso te refieres a los esposos que no necesariamente están caminando de la manera correcta, ¿verdad?
Crawford: Exacto. Sin embargo, a pesar de que no estén caminando de la manera correcta, hay que respetarlos por el rol que tienen; deben ser respetados por la posición que Dios les ha dado en la relación. Sé cómo me siento cuando no he sido respetado y me han menospreciado, aunque no es algo que me suceda a menudo. Pero, aunque haya días en los que me siento así, cuando vuelvo a casa, me encuentro con el honor y el respeto de mi esposa.
Nancy: ¿Qué hace eso o qué produce eso en ti?
Crawford: Bueno, eso hace que me den ganas de salir y enfrentar la batalla.
Nancy: Sí.
Crawford: Así que los hombres necesitan ser respetados. Y uno de los problemas de nuestra cultura, que erosiona el papel del hombre y el papel de la mujer, es que, sin darse cuenta, elimina el respeto. Sé que existe un respeto intrínseco, pero necesitamos ser realmente respetados.
Nancy: Y Karen, tú has ministrado a muchas mujeres, has conversado con mujeres, las has discipulado, y probablemente has observado la dinámica de lo que sucede en un matrimonio cuando una esposa no respeta a su esposo, o no comunica ese respeto por él. Háblanos cómo se ve eso en la vida real.
Karen: Bueno, es triste ver la reacción y ver cómo la luz se apaga en los ojos de un esposo cuando su esposa no es respetuosa en la forma en que ella le responde, ya sea su lenguaje corporal, o cómo ella habla sobre él, de manera irrespetuosa, con sus amigas. Y como dijo Crawford, Dios los ha creado de una manera especial. Ellos también necesitan ser amados, pero hay algo particular en ellos: el hombre necesita ser respetado y honrado.
Incluso si tu esposo no es creyente, debes respetarlo y honrarlo en la manera en que le hablas y cómo hablas de él cuando no está presente. Y la manera en que hablas de él con tus amigas, afectará mucho sobre lo que ellas piensan de él, porque las mujeres tenemos buena memoria. Si siempre escucho a mi amiga hablar sobre su esposo de una manera degradante, mi respeto por él cuando lo veo es colocarlo en un nivel inferior.
Nancy:y Crawford: Absolutamente.
Karen: Hay que tener cuidado, porque difamamos a nuestros esposos cuando les faltamos el respeto, incluso delante de nuestros hijos. Yo siempre me aseguré de hablarle con respeto a mis hijos varones, a pesar de que soy su madre. Quería que siempre escucharan que se merecen mi respeto, que me miraran sabiendo que su madre los respeta y que son valiosos porque Dios me ha llamado a mostrarles eso a los hombres.
Entonces, cuando percibo lo contrario en las vidas de mis amigas, veo que esos hombres sencillamente se desaniman. Y no me gusta usar esta palabra, pero es como si estuvieran feminizados, o peor aún, no dan un paso al frente para tener el valor de comportarse como hombres.
Nancy: Para mostrar su masculinidad.
Karen: No quieren ser hombres de verdad.
Crawford: Y eso alimenta la pasividad. La ausencia del respeto alimenta la pasividad en un hombre. Tengo un amigo a quien le sucedió algo terrible. Su esposa era extremadamente irrespetuosa, le faltaba el respeto públicamente y decía cosas malas sobre él. La situación estaba fuera de control. De hecho, ella terminó abandonándolo porque él no resultó ser «lo que ella pensaba».
Él es un hombre de Dios y, obviamente, siempre hay factores que contribuyen en un matrimonio. Pero el caso es que ella lo agotó, lo desgastó. Le faltaba el respeto delante de los niños, incluso delante de otros amigos. Le hacía comentarios sarcásticos y cosas por el estilo. Y no era gracioso, aunque ella pretendía que lo fuera, realmente no lo era. Esos comentarios estaban erosionando su masculinidad y poniéndolo en una situación lamentable.
Nancy: Y lo contrario a esto es que, cuando los hombres, —que quizás no son tan maduros espiritualmente o maduros en su carácter—, cuando hay una mujer que les infunde respeto, ellos se levantan y se convierten en más de lo que ella o ellos jamás hubieran podido ser.
Crawford: ¡Oh, absolutamente! Esto es algo general, pero pienso que es cierto: la mayoría de las mujeres subestiman grandemente el poder que tienen para ayudar a moldear la confianza de sus esposos.
Nancy: Wow sí. Eso es muy cierto.
Crawford: Es terrible. Simplemente, no puedo explicar su respuesta. Le he dicho a mi personal y a otras personas que, mientras sepan que Dios y Karen están conmigo, estoy bien. Realmente estoy bien, y es increíble lo que puedo soportar. Pueden quitarme mi casa y todo lo que poseo, mientras sepa que tengo a Karen, y que ella está conmigo.
Nancy: Y si no tienes el respeto de tu esposa, eso provoca desánimo en ti como hombre.
Crawford: Totalmente. Incluso el hombre más fuerte e independiente, y damas, escúchenme bien, nunca subestimen el poder que sus respuestas tienen para que ese hombre sea lo que Dios quiera que él sea.
Nancy: O para derribarlo.
Crawford: O para derribarlo. Absolutamente.
Nancy: La mujer sabia edifica su casa, pero la necia la derriba.
Karen: Sí, sin duda.
Nancy: La derriba con sus manos y con su boca.
Crawford: Es posible que recibamos algunos comentarios sobre esto, pero la mayoría de los hombres son mucho más frágiles y sensibles de lo que piensas.
Karen: ¿Y a qué te refieres con eso?
Crawford: Me refiero a sus egos. Creo que el lenguaje de amor predeterminado de todos los hombres son las palabras de afirmación, en distintos grados.
Nancy: Palabras de ánimo.
Crawford: Exacto. Pienso que para la mayoría de los hombres, las palabras de afirmación tienen mucho valor.
Nancy: Así es.
Crawford: Especialmente cuando vienen de las personas que realmente aman. Podemos ser muy frágiles si no recibimos un cumplido, o no somos respetados, o si no obtenemos ese trato. Y no estoy diciendo que somos bebés y que debemos ser tratados como tales, no me refiero a eso. Sin embargo, pienso que Dios nos ha diseñado de manera única, y eso se remonta a la razón por la que no era bueno que Adán estuviera solo y por qué necesitaba una ayuda idónea, alguien que encajara para completar quién él es. Y cuando se le quita, está perdido.
Karen: ¿Puedo ser honesta? Al principio de nuestro matrimonio, si eres una mujer como yo, a la que le cuesta decirle palabras de afirmación a su esposo, déjame decirte que he tenido que aprender a hacerlo por las malas (aunque todavía no lo hago perfectamente, aun más de cuarenta y siete años después).
Las mujeres hacemos muchas cosas al mismo tiempo. En los primeros días, al principio de nuestro matrimonio, Crawford siempre se ocupaba de sus tareas en casa: sacaba la basura, pintaba o cortaba el césped. Luego de que las terminaba, siempre quería que le dijéramos: «¡Wow, hiciste un gran trabajo!». Bueno, siempre me costó mucho hacerlo porque yo cocinaba, limpiaba, y cuidaba de los niños. Las mujeres hacemos muchas cosas a la vez. Y lo único que Crawford quería saber era si él había hecho un buen trabajo.
Bueno, ¿qué me impedía decirle: «Gracias, cariño, por sacar la basura, o cortar el césped, o pintar la puerta de nuestra habitación»? Así que, amigas, para algunas de ustedes que su esposo necesita palabras de afirmación, deténgase y háganle una fiesta de elogios. Y yo te diría que hagas eso, porque no se trata de nosotras, no se trata de ti, se trata del hombre que Dios te ha dado como esposo.
Crawford: Y hazlo con sinceridad.
Karen: Así es, hazlo con sinceridad. Al principio tuve que hacerlo por fe. Está bien decirle a tu esposo que lo amas por trabajar tan duro. Y si tu esposo no es creyente, puedes decirle: «Gracias por permitirme participar en estos grupos y estudios bíblicos». Dile esas cosas, porque eso producirá algo bueno y positivo en él.
Nancy: Y díselo con un corazón agradecido.
Karen: ¡Exacto!
Nancy: Porque eso también producirá algo en ti, ¿no es así?
Karen: Así es. ¡Así que ve y díselo!
Nancy: Hace un tiempo una mujer me dijo que, tanto ella como su esposo, pensaban que tenían un buen matrimonio. Pero luego ella me dijo: «Durante años, mi esposo me ha estado diciendo: “Necesito que me expreses tu aprecio, tu gratitud y tu afirmación”».
Crawford: Wow.
Nancy: Su esposo le hacía saber que él necesitaba eso. Ella siguió diciéndome: «Nunca quise hacerlo porque pensaba que eso lo haría volverse orgulloso, y yo no quería que él se sintiera que estaba por encima de nadie».Básicamente, ella decidió que no lo haría.
Luego, leyó algunos de nuestros recursos y dijo: «Por fin me di cuenta de que es un regalo que puedo darle a mi esposo. No tenía ni idea hasta que empecé a expresarle ánimo, afirmación, gratitud y respeto, lo que eso significaría para mí, para él y para nuestro matrimonio».
Karen: ¡Eso es maravilloso!
Nancy: ¡Es como si estuvieran comenzando un nuevo matrimonio!
Crawford: Ha sido justo lo contrario de lo que ella pensaba.
Nancy: Exactamente.
Crawford: Se dio cuenta de que animar a su esposo lo hace más humilde y no un orgulloso.
Nancy: Sí, y lo hace querer estar a la altura de eso.
Crawford: No le llenará la cabeza de arrogancia ni de orgullo. Y si lo hace, Dios se encargará de eso. Pero, realmente, no lo volverá orgulloso. Karen es la que sopla viento en las velas de mi barco.
El matrimonio fue concebido para cambiarnos. Ahora sé que cuando te casas y dices «Sí, acepto», no te casas con una posibilidad, te casas con una realidad. No juegues a ser Dios en la vida de tu cónyuge. Deja que Dios obre, porque solo Él puede cambiarnos. He llegado a comprender eso de una manera profunda.
La naturaleza misma del matrimonio implica transformación y cambio. Y si no has cambiado, aun estando casado o casada por dos, tres, cinco años, entonces algo está mal con tu matrimonio. Debemos ser diferentes. Siempre les digo a las parejas que dejen de poner excusas sobre su personalidad diciendo: «Bueno, yo no soy así, yo soy así». No idolatres tu personalidad.
Tú puedes cambiar. Dios puede ablandar tu corazón. Permite que el Espíritu de Dios lo haga. La persona madura dice: «No, eso no es lo que necesito, pero sí es lo que mi cónyuge necesita. Puedo hacerlo».
Nancy: Bueno, vamos a retomar esta conversación en el próximo episodio de Aviva Nuestros Corazones. Esto ha sido muy bueno y muy útil. Quiero animar a todas nuestras oyentes que están casadas, o que anhelan el matrimonio, o que conocen a otra persona que está casada, a que compartan lo que ha escuchado durante estos días.
En el próximo episodio de Aviva Nuestros Corazones hablaremos sobre el conflicto en el matrimonio y cómo manejarlo. Y debo decir que si no has tenido conflictos en tu matrimonio, probablemente no hayas estado casada por más de, no sé, dos días, o algo así.
Así que asegúrate de unirte a nosotros mañana, ya que Crawford y Karen Loritts nos van a contar todos los secretos para lidiar con cada conflicto grande y pequeño en tu matrimonio. Traeremos soluciones a la mesa, ¿verdad? Miraremos al Señor, quien nos mostrará los pasos que debemos seguir.
Débora: Amén.
Antes de terminar el episodio de hoy, quiero compartirte una gran noticia. En el 2026 lanzaremos un nuevo plan de lectura bíblica:Mujer Verdadera 365 – Nuevo Testamento y Salmos.
Este plan te guiará a leer un capítulo del Nuevo Testamento de lunes a viernes, y los Salmos durante el fin de semana. Además, cada semana haremos un énfasis especial en los nombres de Jesús que aparecen a lo largo del Nuevo Testamento para ayudarte a conocer más profundamente quién es Él y cómo actúa en nuestras vidas. Nuestro deseo es que este ritmo te permita leer con calma, detenerte y profundizar en la Palabra de Dios. Inscríbete hoy enAvivaNuestrosCorazones.com y prepárate para comenzar el 2026 junto a cientos de mujeres que desean crecer en el conocimiento del Señor.
Ayudándote a edificar un matrimonio fuerte en Dios Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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