Pacto matrimonial
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth nos recuerda lo que dice Proverbios 31. Una esposa de carácter noble le hace bien a su esposo, pase lo que pase.
Nancy DeMoss Wolgemuth: No dice que ella hace el bien y no el mal a su esposo siempre y cuando él le haga el bien a ella, sea amable con ella, cuando recuerde sus cumpleaños y aniversarios, y cuando satisfaga sus necesidades; sino que ella le hace el bien y no el mal todos los días de su vida. ¿Por qué? Porque ella es una mujer que guarda el pacto.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth autora de «Mentiras que las mujeres creen y la verdad que las hace libres», en la voz de Patricia de Saladín.Hoy, 12 de septiembre de 2025.
Esta semana hemos estado abordando el tema sobre cómo tú …
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth nos recuerda lo que dice Proverbios 31. Una esposa de carácter noble le hace bien a su esposo, pase lo que pase.
Nancy DeMoss Wolgemuth: No dice que ella hace el bien y no el mal a su esposo siempre y cuando él le haga el bien a ella, sea amable con ella, cuando recuerde sus cumpleaños y aniversarios, y cuando satisfaga sus necesidades; sino que ella le hace el bien y no el mal todos los días de su vida. ¿Por qué? Porque ella es una mujer que guarda el pacto.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth autora de «Mentiras que las mujeres creen y la verdad que las hace libres», en la voz de Patricia de Saladín.Hoy, 12 de septiembre de 2025.
Esta semana hemos estado abordando el tema sobre cómo tú y yo podemos vivir el buen diseño que Dios nos dio como mujeres. Nancy continúa con la serie titulada «La mujer que teme al Señor, esa será alabada», basada en Proverbios 31. Escuchemos.
Nancy: Hemos estado viendo lo que el comentarista bíblico Matthew Henry llamó «un espejo para las damas», refiriéndose a Proverbios capítulo 31. Ayer vimos el comienzo de esa porción, desde el versículo 10, donde las Escrituras nos dan una descripción de una mujer de Dios, una mujer virtuosa, una mujer excelente.
Matthew Henry dice que es «el espejo en el que toda mujer debería desear mirarse mientras se viste». Nos hemos estado recordando unas a otras, que, aunque esta larga y detallada descripción puede parecer intimidante y abrumadora, para aquellas de nosotras que tenemos los pies de barro y no hemos sido glorificadas, aun así, debemos sentirnos animadas porque como mujeres de Dios, si estamos permitiendo que el Señor obre en nuestras vidas, y Él nos santificará, nos moldeará, nos podará y nos convertirá en el tipo de mujer que refleja la belleza y la imagen de Cristo.
De hecho, en este pasaje de Proverbios 31 lo que realmente estamos viendo es el retrato de Cristo. Aquí vemos Su corazón, Su carácter y Su belleza.
Así que, permíteme retomar donde nos quedamos en el versículo 10, un versículo muy familiar, que dice:
«Mujer hacendosa, ¿quién la hallará?
Su valor supera en mucho al de las joyas».
«Mujer hacendosa, ¿quién la hallará?»Algunas traducciones dicen: «esposa excelente», o «mujer ejemplar». Otras dicen: «mujer virtuosa y capaz».
Esa palabra «virtuosa» o «capaz» es una palabra difícil de traducir del idioma hebreo original. La palabra tiene que ver con fortaleza. A menudo se traduce como «ejército» o «riqueza», y se refiere a una mujer de fortaleza moral, a una mujer cuyo carácter es fuerte.
Una mujer que tiene un carácter piadoso es una mujer fuerte, es capaz y valiente. Es una mujer de valor, de carácter firme, con muchas habilidades y un corazón lleno de compasión.
Ahora, la versión de la Nueva Biblia de Las Américas que acabo de leer dice que ella es una mujer hacendosa, y la palabra traducida «mujer» allí, en una versión, dice «esposa», y esa también es una traducción aceptable.
Entonces, estamos leyendo aquí acerca de una mujer que resulta ser una esposa (y esto se hace evidente cuando la vemos descrita). La palabra traducida como «esposa», o «mujer», aquí es solo una palabra para el género femenino. Y señalo esto porque este pasaje no es solo para mujeres casadas, aunque, como veremos, esta mujer está obviamente casada. Pero, ya estés casada o soltera, tú y yo podemos ser mujeres excelentes y virtuosas.
Y si estás casada, permíteme decirte que esta mujer es esposa antes que madre. Y puede que digas: «Ajá… Bueno, eso es obvio», pero hoy en día no es tan obvio. Aquellas de ustedes que tienen esposo e hijos saben con qué facilidad se puede ser madre antes de ser esposa. Y no me refiero a la cronología, sino en términos de prioridad y en lo que inviertes tu tiempo, tu energía y cuáles son tus prioridades.
Es importante que notemos en este pasaje que su relación con su esposo se destaca primero. Los hijos vienen después, no solo en orden, sino también en orden de prioridad. Su relación humana más importante es con su esposo. Entonces, aquí tenemos a una mujer que se deleita en ser esposa.
Ahora, ella tiene su propia personalidad, sus propios dones y sus propias fortalezas, pero está inseparablemente unida a su esposo, y no se avergüenza de eso. No se avergüenza de ser su esposa ni de que sus logros se definan en esos términos.
A medida que leamos este pasaje en los próximos días y semanas, veremos que esta mujer tiene una fortaleza de carácter que produce otras fortalezas en su vida. Sus habilidades, sus hábitos y su estilo de vida fluyen de esta fortaleza de carácter, esta virtud, de esta excelencia que la caracteriza.
Recuerda que este pasaje son las palabras del rey Lemuel trayendo a su memoria las palabras en las que su madre lo instruyó cuando era un joven príncipe. Ella le enseñó: «Hijo mío, esto es lo que debes buscar en una esposa. Cuando llegue el momento de casarte, asegúrate de que estas cualidades estén presentes. Busca fortaleza de carácter y de corazón, y que camine con Dios».
Podrás notar que en esta descripción no se mencionan los rasgos físicos. Ahora, más adelante, en la serie, hablaremos sobre la razón de por qué eso puede estar ausente en la descripción de esta mujer. No sabemos si ella era una mujer adinerada ni sabemos su origen. Estamos viendo que la prioridad aquí al escoger una pareja, y es lo que ustedes deben enseñarles a sus hijos, es buscar una mujer que tenga un corazón para Dios.
Ahora, no hay pecado en que ella sea físicamente hermosa, pero si eso es lo principal que a él le atrae de su futura esposa, este pasaje nos dice que la belleza no durará. No durará hasta la vejez y puede que ni siquiera llegue a la vejez. Ella puede tener un accidente y terminar con su rostro desfigurado. ¿Qué tendrá entonces en su esposa? Bueno, tendrá una mujer de carácter piadoso, el tipo de carácter que perdura.
La semana pasada recibí un mensaje de voz de un hombre que escucha Aviva Nuestros Corazones. Se identificó a sí mismo como un hombre soltero. Fue un mensaje de voz muy amable y tierno. Él decía:
«Le doy gracias a Dios por Aviva Nuestros Corazones. Él me está enseñando, a través de este programa, la importancia de escoger una esposa que sea virtuosa y de buscar una mujer con un carácter piadoso. El Señor también me ha estado mostrando la importancia de convertirme en un hombre piadoso que pueda ser el tipo correcto de esposo para ese tipo de mujer».
Y cuando pensamos en ser esa mujer excelente o virtuosa, una mujer de gran fortaleza y de carácter espiritual, en un sentido es algo que ya hemos logrado, porque cuando nos convertimos en hijas de Dios, estamos en Cristo, y tal como Dios nos ve, somos perfectas.
Tenemos la justicia de Cristo, lo que quiere decir que Él ya nos ha hecho justas, en la eternidad pasada, si somos hijas de Dios. Él ya ha declarado que somos excelentes y virtuosas por Su justicia. El reto en este mundo es vivir como la mujer que ahora eres en Cristo; vivir la realidad de quién eres en Él.
Luego hay un sentido presente y continuo de que nos estamos convirtiendo en este tipo de mujer. Es algo progresivo. Es el resultado y el desarrollo de lo que Dios ya ha puesto en nuestros corazones si somos hijas de Dios: cultivar quienes somos y lo que somos en Cristo.
Luego, y esto es lo que realmente me anima, hay un sentido futuro en lo que respecta a ser una mujer excelente, una mujer virtuosa, y eso es lo que estamos esperando. Es ese estado final y completo, donde todas seremos glorificadas y santificadas. Seremos perfectas y maduras. Pero mientras estamos en ese proceso, podemos mirar hacia delante y saber que Dios nos está convirtiendo en ese tipo de mujer.
Entonces, al contemplar esta verdad, este retrato de una mujer virtuosa, recuerda que, en cierto sentido, ya lo eres, esa eres tú, si eres hija de Dios. Si estás unida a Cristo, Dios te ha hecho perfecta a Sus ojos en cuanto a tu posición. Porque estás en Cristo, por eso tienes Su justicia.
Así que, comprométete con el proceso de decir: «Señor, quiero que hoy, y día tras día, obres en mi vida la realidad de lo que has hecho por mí a través de la cruz y el evangelio de Cristo». Me estoy transformando en este tipo de mujer. Estoy en el proceso.
Por eso, cuando caigas, cuando falles, cuando te desanimes por tu aparente falta de progreso, puedes levantarte y seguir adelante por la gracia de Dios, sabiendo que esto es un proceso. Hay un crecimiento que tiene lugar y eso está bien. Y eso es cierto para todas las mujeres. Si observas a la mujer más piadosa que conoces, ella te dirá que considera que aún sigue en proceso. Ella sigue creciendo, sigue desarrollándose.
Y tenemos esa esperanza, la esperanza de que un día seremos como la imagen de este espejo. ¿No te alegra esa esperanza? Tú también te verás como la imagen de este espejo. Si permitimos que Dios haga Su voluntad en nuestras vidas hoy, este no es un estándar que nosotras nunca podremos igualar, porque Dios está comprometido a conformarnos a ese estándar. Él nos perfeccionará.
Filipenses capítulo 1, versículo 6, dice: «El que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo». Él la completará.
Así que al leer este pasaje, no te desanimes. No te des por vencida. Recuérdate a ti misma: «¡Sí! Estoy en proceso. Esto es en lo que me estoy convirtiendo. Esto es lo que Dios está formando en mí». Así que mira hacia delante.
La Escritura dice: «…el justo cae siete veces» (Prov. 24:16). A veces pienso que puede ser un día o incluso una hora. El justo cae siete veces, ¿y qué hace? Se levanta de nuevo una y otra vez.
Y puede que digas: «¡Ay!, lo eché todo a perder. No he tenido ese corazón de sierva. No he sido esa clase de esposa devota. No me he comprometido con mi hogar y mi familia como debería haberlo hecho y con las cualidades que vemos en esta mujer».
Bueno, levántate, arrepiéntete, recibe nueva gracia y sigue adelante. Deja que Dios continúe guiándote en este proceso de moldearte y hacerte más como Cristo.
Débora: Este mensaje es tan alentador. Cuando leemos Proverbios 31, no tenemos que reunir nuestras propias fuerzas para ser más como la mujer virtuosa descrita allí. Jesús vivió la vida perfecta en nuestro lugar y el Espíritu Santo nos ayuda a parecernos más a Cristo.
Nancy volverá enseguida para continuar profundizando en Proverbios 31. Pero primero permíteme hablarte sobre el folleto que ella escribió titulado Retrato bíblico de la mujer.
Como sabes, hoy en día muchas personas están confundidas sobre el género y la sexualidad. El plan de Dios y Su diseño no forman parte de la imagen para estas personas. Pero el Señor ha hablado, así que nosotras no tenemos por qué estar confundidas.
Él nos ha dicho claramente por qué nos hizo como nos hizo. En este pequeño folleto Retrato bíblico de la mujer, Nancy analiza más de cerca la Palabra de Dios, específicamente sobre cómo es vivir de acuerdo con Su diseño. Para adquirir una copia de este recurso, te invitamos a visitarnos en AvivaNuestrosCorazones.com
¿Sabías que a Nancy DeMoss Wolgemuth le gusta leer biografías? Le encanta aprender sobre las vidas de creyentes fieles que nos han precedido. Aquí te mostramos un ejemplo.
Nancy: Una de las mujeres sobre las que he estado leyendo recientemente es Katharina von Bora. Puede que ese nombre no sea conocido para ti, pero probablemente te resulte familiar el nombre de Martín Lutero. Bueno, Katharina, conocida cariñosamente como «Kate, la fiel», como la llamaba Lutero, era su esposa.
Martín Lutero era un hombre que, debido a su comprensión del corazón, la Palabra y los caminos de Dios, tenía un carácter generalmente alegre. Pero tuvo algunos episodios depresivos y muchas dolencias físicas que probablemente contribuyeron a su depresión a lo largo de los años.
Él era un hombre extremadamente ocupado por varias razones, y una de las que se destaca es la presión a la que estaba sometido, ya que fue objeto de ataques y burlas durante el nacimiento de la Reforma. Así que realmente hubo momentos en los que luchó con la depresión física y emocional.
Dios le dio la mujer perfecta en su esposa, Katharina. Cuando leemos acerca de ella, se nos dice que, en lugar de murmurar en esos momentos en que él estaba realmente desanimado, ella hacía todo lo que podía para consolarlo, para alentarlo y animarlo.
Hubo una ocasión en particular en que él estaba realmente desanimado, y nada de lo que Kate hacía parecía sacarlo de su abatimiento. Lutero, de hecho, se fue de la casa por unos días para tratar de recuperar su alegría. Pero cuando regresó, todavía estaba muy apesadumbrado. La historia cuenta que cuando él entró a su casa, encontró a Katharina sentada en el medio de la habitación, vestida con una bata negra y con un paño negro sobre ella, y luciendo muy triste. Tenía un pañuelo blanco en la mano que estaba mojado, como si lo hubiera humedecido con sus lágrimas.
El Dr. Lutero la animó a que le contara lo que le sucedía. Al principio ella dudó, y luego dijo: «Oh, querido doctor, el Señor en el cielo ha muerto y esa es la causa de mi dolor».
En ese momento, él estalló en risa al darse cuenta de que, lo que ella estaba haciendo, lo hacía para mostrarle cómo él estaba actuando. Él le contestó: «Oh, querida Kate, ¡es verdad! He estado actuando como si no hubiera Dios en el cielo». Se dice que, desde ese momento, su melancolía y desesperación lo abandonaron.
Así que, aquí tenemos un ejemplo de una mujer que sabía cómo hacer el bien a su esposo, cómo animarlo, cómo ser una ayuda idónea para él. Y ese es el corazón de lo que vemos ahora en el versículo 11. Hemos estado leyendo acerca de una mujer virtuosa y excelente. Y ya estudiamos en el versículo 10 de Proverbios 31, que ella es única y más valiosa que cualquier cantidad de riqueza material que su esposo pueda tener. Luego, el versículo 11 nos dice:
«En ella confía el corazón de su marido,
Y no carecerá de ganancias.
Ella le trae bien y no mal
Todos los días de su vida» (vv. 11 y 12).
Me encantan estos dos versículos porque describen algo que es cierto en el caso de una mujer que reverencia al Señor y cómo esto afecta su relación con su esposo. El corazón de su esposo confía en ella con seguridad, por lo que no le faltan ganancias ni necesita despojos. La Nueva Versión Internacional dice que «no le faltarán ganancias». Él confía en ella y en ella tiene todo lo que necesita. Ella le da bien y no mal todos los días de su vida.
Y cuando leo esos versículos, me vienen a la mente un par de palabras. En primer lugar, la palabra obvia: «confiable». Aquí tenemos a una mujer que es confiable. Y luego la palabra «lealtad». Ella es leal a su esposo. Tiene un compromiso permanente, incondicional y de por vida de actuar de una manera que sea acorde con los mejores intereses de él, no para servirse a sí misma, sino para servir a su esposo.
Me gusta la manera en que lo dice la versión ampliada en inglés. Escucha lo que dice. «El corazón de su marido confía plenamente en ella y depende de ella con seguridad, por lo que no le falta ganancia honesta ni necesita recurrir a ganancias deshonestas. Ella lo conforta, lo anima y le hace solo bien mientras haya vida en ella».
Así que, aquí tenemos a una mujer que es leal. Tiene una relación de pacto con su Dios que le permite mantener su relación de pacto con su esposo, independientemente de lo que él haga. Y no pienses ni por un momento que su esposo nunca arruinó las cosas, que nunca se equivocó, o que ella nunca tuvo que amarlo incondicionalmente por fe, en lugar de hacerlo basándose en sus sentimientos.
En 1.ª Corintios capítulo 7 dice que la mujer piadosa se preocupa por cómo agradar a su esposo, por cómo agradar a su marido. Siempre está buscando maneras de hacerle el bien. En las Escrituras hay ejemplos de algunas mujeres que le hicieron mal a sus maridos en lugar de hacerles el bien.
¿Quién es la primera mujer que te viene a la mente? La primera de todas: Eva. Ella, que fue creada para ser ayuda idónea de Adán, se convirtió en una tentadora. Luego tenemos a las esposas de Salomón que apartaron su corazón de Jehová Dios. También está Jezabel. Y tengo que decir que ese nombre para nosotras es el epítome de una mujer malvada. Pero ella no era simplemente una mujer malvada. Era una esposa malvada que le hizo mal a su marido. Ella incitó a su esposo a la maldad.
También está la esposa de Job, y podrás recordar que ella le pidió a su esposo que maldijera a Dios y muriera cuando estaba sufriendo. Proverbios habla de mujeres que hacen mal a sus esposos y no bien. Y también habla de la mujer pendenciera y contenciosa que le hace la vida imposible a su marido.
Creo que todas nosotras, como mujeres, sabemos lo que es ser contenciosa, ser esa esposa quejumbrosa, que es como una gotera continua, y hace que su esposo desee vivir en la esquina de un tejado o en algún lugar del desierto una vez que se cansa de ese tipo de mujer, que no le hace ningún bien, sino mal.
Pero, la mujer virtuosa, la esposa excelente, le hace bien todos los días de su vida a su esposo, y él confía en ella. No le faltan ganancias. Ella le hace bien y no mal todos los días de su vida. ¿Y cuánto tiempo es eso? Bueno, mientras ella esté viva. Mientras él esté vivo. No dice que ella hace el bien y no el mal a su esposo, siempre y cuando él le haga el bien a ella, mientras sea amable con ella, cuando recuerde su cumpleaños y su aniversario, y cuando satisfaga sus necesidades.
«Ella le hace bien y no mal todos los días de su vida». ¿Por qué? Porque ella es una mujer que guarda el pacto. Ella es una mujer que ha hecho un voto. Su voto fue primero a Dios, por eso ella dice: «Te seré fiel, sin importar lo que me hagas o no me hagas». Ella es leal. Es fiel en los asuntos financieros. No va a gastar más allá de sus posibilidades. Ella le va a hacer bien y no mal todos los días de su vida.
Tengo una amiga que me contó recientemente lo desconcertante que le resultó el comportamiento de algunas de sus amigas. Ella me dijo: «Tengo amigas que tienen hipotecas de millones de dólares y sus esposos trabajan como locos para pagar las cuentas porque ellas no pueden contentarse con vivir de acuerdo a sus posibilidades».
Bueno, esta mujer de Proverbios es una mujer fiel. Es leal. Es una mujer que cumple con su pacto matrimonial al poner en práctica el corazón de su esposo en el hogar con sus hijos. Cuando instruye a sus hijos, está representando el corazón de su esposo. Él puede confiar en que ella, cuando él no está en casa, ella va a poner en práctica las directrices que él ha dejado para su hogar.
Él puede confiar en que ella habla bien de él, que guarda los asuntos confidenciales, que no sale a contarle los asuntos privados de su matrimonio a otras mujeres. Él puede confiar en ella en la forma en que ella habla de él. Él puede confiar en que ella protegerá su reputación.
Ahora bien, al decir eso, no me refiero necesariamente a no hablar en lo absoluto. Hay momentos en que hacerle bien al esposo puede significar apelar a las autoridades apropiadas en la iglesia, o aun a las autoridades civiles. Si un esposo está violando la ley, hacerle bien es ponerlo en una posición en que la ley o las autoridades de la iglesia lo puedan ayudar o llamar a cuentas. El concepto aquí es que tú siempre digas las cosas que le hagan bien, y que tu esposo pueda confiar su reputación en tus manos.
Me entristece mucho escuchar a las mujeres hacer bromas negativas, sarcásticas o despectivas sobre sus esposos. Todos se ríen, pero eso no está bien. Ella no está siendo confiable, ni fiel, ni leal.
Este hombre también puede confiar en que su esposa satisfaga sus necesidades físicas. Él no tiene necesidad de tener otra relación. No tiene necesidad de buscar intimidad conyugal en otra parte, porque su esposa es fiel. Ya sea que lo desee o no, ella está comprometida a darse en el aspecto físico de su matrimonio, para satisfacer las necesidades sexuales de su esposo, porque ella es fiel al voto matrimonial.
Escucho hablar de mujeres cristianas que abandonan a sus esposos y a sus hijos. Hace veinte años esto era impensable, y ciertamente muy inusual. Hoy no es particularmente extraño. Una mujer quiere vivir su propia vida, hacer lo que ella quiere, tener sus propias experiencias de vida, así que simplemente se va, abandona el hogar.
La voluntad de Dios es que esta mujer le haga bien a su esposo y no el mal todos los días de su vida. Así que él no tiene por qué tener celos ni sospechas. No tiene por qué dudar de su amor. No tiene por qué sentirse inseguro. No tiene por qué buscar en otra parte la satisfacción de sus necesidades. Él tiene confianza en que, mientras él está fuera, mientras está en el trabajo, mientras está en casa, ella está en sintonía con él y sus intereses están seguros bajo su cuidado.
Ella es constante. Es una mujer de palabra. Tiene un compromiso incondicional y eso es lo que le permite ganarse la confianza de su esposo. Siempre, siempre, siempre quiere lo mejor para él. Ella no compite con él, sino que está comprometida con su éxito. Y eso es lo que inspira a este hombre a ser digno de su devoción.
Él se eleva a ese estándar porque sabe que tiene una mujer que es un recurso valioso, no una carga. Ella es una mujer que lo apoya, lo anima y lo ayuda en todo lo que pude.
Ahora, no hace falta ser un genio, ni ser increíblemente talentosa, ni tienes que ser físicamente hermosa para ser este tipo de mujer. Solamente tienes que tener un corazón que reverencie al Señor. Y de ese corazón hacia Dios surgirá este tipo de compromiso y devoción hacia tu esposo.
¿Tienes este tipo de compromiso con tu esposo? ¿Un compromiso de que, por la gracia de Dios, le harás bien y no mal todos los días de su vida, y le serás fiel, independientemente de lo que él haga, de que pueda o no estar a la altura de tus expectativas, esperanzas o sueños?
Permíteme preguntarte algo: ¿has eliminado por completo la palabra «D» (divorcio) de tu vocabulario? Porque si está en tu vocabulario acerca de tu matrimonio, entonces no eres este tipo de mujer. Propón en tu corazón decir: «Señor, por Tu gracia, (y se necesita la gracia de Dios, porque ninguna mujer puede vivir a la altura de esto sin Dios), por Tu gracia haré bien a mi esposo y no mal todos los días de mi vida».
¿Hay algún aspecto de tu vida sobre el que el Espíritu Santo te esté hablando en este momento en relación con tu matrimonio; algún aspecto en el que tú no has sido digna de confianza?
- ¿Quizás estás gastando dinero que le estás ocultando a tu esposo, le has ocultado a tu esposo?
- ¿O áreas en las que no ha sido honesta con él?
- ¿Áreas en las que has dañado su reputación?
- ¿O tal vez actividades en las que estás involucrada y de las que él no está al tanto, y que tú no quieres que él sepa?
Entonces no has sido confiable, ni leal, ni fiel. Tal vez ahora mismo has estado pensando en abandonar a tu esposo. O tal vez en tu corazón ya le has abandonado. Quizás estás ahí físicamente, pero emocionalmente te has distanciado de él. O él te ha herido, y tú te has aislado, y ahora dices: «No me hará daño otra vez. Viviremos juntos, pero no me entregaré por completo». Tal vez física y sexualmente le has estado negando el amor a tu esposo.
No le estás haciendo bien. Permíteme animarte a que te pongas de acuerdo con Dios sobre lo que sea que Él te haya mostrado hoy. Confiésalo y pídele a Dios que te dé un corazón fiel, leal, confiable; un corazón de devoción incondicional para toda la vida y que puedas mantener ese pacto hasta que la muerte los separe.
Y puede que tengas que ir a casa y sentarte con tu esposo para tener esa conversación. Encuentra un momento apropiado después de haber tenido la oportunidad de pensar y orar sobre esto, y cuéntale lo que acabas de decirle al Señor. Sé honesta con él. Reconoce ante tu esposo las formas en que no has sido fiel o leal, las formas en que le has hecho mal y no bien. Busca su perdón y luego comienza de nuevo. Comprométete a hacerle bien todos los días de tu vida.
Gracias, Señor, porque Tú eres un Dios que cumples Tu pacto. Al mirar esta imagen de una mujer virtuosa y excelente, estamos viendo el corazón del Señor Jesucristo. Tú te has comprometido con nosotras. Eres absolutamente confiable y cumples Tus promesas. Has prometido hacernos bien y no el mal todos los días de nuestras vidas. Así que, haznos, moldéanos y fórmanos a esa misma imagen, a la imagen de Cristo, a quien amamos y en cuyo nombre oramos, amén.
Débora: Ella es Nancy DeMoss Wolgemuth en la serie titulada «La mujer que teme al Señor, esa será alabada» basada en Proverbios 31. Para escuchar esta serie completa de lo que llevamos hasta el día de hoy, puedes visitar nuestro sitio web, AvivaNuestrosCorazones.com, o puedes escucharlo como yo lo hago en la aplicación de Aviva Nuestros Corazones o en tu plataforma favorita de pódcast.
En el próximo episodio, escucharemos sobre el antídoto de Dios para la pereza: ¡el trabajo! Así que, este es mi consejo amistoso para ti: durante el fin de semana descansa y relájate un poco, ¡pero no desperdicies todo el tiempo! Haz algo. Nancy continuará con esta serie de Proverbios 31 el próximo lunes. ¡Te esperamos!
Ayudándote a descubrir y abrazar el diseño de Dios para tu vida, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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