Un comienzo humilde
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth no cree saberlo todo en cuanto cómo dirigir un ministerio de radio nacional, pero sí sabe algo muy importante.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Sé que lo que le importa a Dios es que yo tenga un espíritu humilde, dócil y que esté dispuesta a recibir consejo.
Y tú puedes pensar: «Bueno, tú eres la directora de este ministerio».
Sí, así es. Pero los directores de ministerios también necesitan personas a quienes deben rendir cuentas.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, coautora de «En busca de Dios», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 17 de julio de 2025.
A menudo encontrarás dos ideas opuestas sobre la sabiduría: la del mundo y la de Dios. Nancy nos explicó ayer que la definición del mundo es muy diferente a la definición de Dios. Si te perdiste …
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth no cree saberlo todo en cuanto cómo dirigir un ministerio de radio nacional, pero sí sabe algo muy importante.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Sé que lo que le importa a Dios es que yo tenga un espíritu humilde, dócil y que esté dispuesta a recibir consejo.
Y tú puedes pensar: «Bueno, tú eres la directora de este ministerio».
Sí, así es. Pero los directores de ministerios también necesitan personas a quienes deben rendir cuentas.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, coautora de «En busca de Dios», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 17 de julio de 2025.
A menudo encontrarás dos ideas opuestas sobre la sabiduría: la del mundo y la de Dios. Nancy nos explicó ayer que la definición del mundo es muy diferente a la definición de Dios. Si te perdiste los episodios anteriores, puedes escuchar la serie El Camino de la Sabiduría en AvivaNuestrosCorazones.com.
Hoy Nancy continúa con algunos ejemplos prácticos.
Nancy: Hemos estado estudiando el libro de Proverbios y hemos visto cuánta sabiduría práctica tiene que se aplica a cada área de nuestras vidas, incluidos nuestros hábitos de trabajo y nuestra elección de amistades.
Y hoy quiero mostrarte otras tres áreas sobre las que Proverbios tiene mucho que decir. La primera es la crianza de los hijos. Escucha lo que dice Proverbios capítulo 29, versículos 15 y 17:
«La vara y la reprensión dan sabiduría, pero el niño consentido [es decir, un niño que no tiene corrección, reprensión ni disciplina] avergüenza a su madre. [Así que] Disciplina a tu hijo, y te dará descanso; y dará alegría a tu alma».
Algunas de ustedes tienen niños pequeños, y espero que estés leyendo la sabiduría de la Palabra de Dios y que no te dejes influenciar por la sabiduría del mundo que dice: «Deja que tus hijos tomen sus propias decisiones. Déjales tener esas opciones. No los corrijas, no los disciplines».
Y por supuesto, algunas de nosotras somos producto de toda una generación de consejeros que les decían a los padres que si disciplinaban a sus hijos deformarían su personalidad y dañarían su carácter. Luego vimos el fruto de eso e incluso aquellos de esa generación regresaron para disculparse y decir: «No estábamos en lo correcto».
La Palabra de Dios nos da sabiduría sobre la disciplina y la crianza de los hijos.
Luego toda el área del dominio propio. Proverbios tiene mucho que decir al respecto en lo que se refiere al placer, el entretenimiento, la comida y la bebida. Escucha este versículo en Proverbios 21:
«El que ama el placer será pobre; el que ama el vino y los ungüentos no se enriquecerá» (v. 17).
El Señor no está diciendo que haya algo inherentemente malo en el placer o en la comida y la bebida, sino que está diciendo que si amas estas cosas, o si te atraen habitualmente, serás un hombre pobre. Por ejemplo, una persona que se pasa la vida jugando videojuegos no se ganará bien la vida, ¿verdad?, porque si amas el placer y amas el entretenimiento.
Y esto es algo que puedes enseñar a tus hijos: si lo único que te gusta hacer es jugar, serás pobre. Vas a cosechar las consecuencias.
Y de la mano con el dominio propio, también está el área de la comida y la bebida. Proverbios 23 dice:
«No estés con los bebedores de vino, ni con los comilones de carne, porque el borracho y el glotón se empobrecerán, y la vagancia se vestirá de harapos» (vv. 20-21).
No nos gustan esas palabras borracho o glotón, en cambio, nos gusta decir que alguien tiene un problema con la bebida o con comer en exceso. Pero pienso que muy útil, de más ayuda si lo llamáramos como Dios lo llama.
Y tú podrías decir: «¡Pero es que no soy una borracha!». Y la mayoría de nosotras probablemente no lo somos, sin embargo, algunas de nosotras somos glotonas y otras sí que son borrachas.
Y escuchamos de oyentes que tienen problemas terribles con el alcohol, la comida y otras adicciones. La Palabra de Dios dice que no te rodees de personas que no practican el dominio propio, porque si eres una de esas personas o si llegas a ser como una de esas personas, te empobrecerás.
Y escucha cómo esto, está aún más claro en el resto del capítulo 23 de Proverbios, comenzando en el versículo 29:
«¿De quiénes son los ayes? ¿De quién las tristezas? ¿De quién las luchas? ¿De quién las quejas? ¿De quién las heridas sin causa? ¿De quién los ojos enrojecidos? De los que se demoran mucho con el vino, de los que van en busca de vinos mezclados.
No mires al vino cuando rojea, cuando resplandece en la copa; entra suavemente. [Lo que está diciendo aquí es que sabe tan bien, se siente tan bien y encubre el dolor.] Pero al final muerde como serpiente, y pica como víbora.
Tus ojos verán cosas extrañas, y tu corazón proferirá perversidades. Y serás como el que se acuesta en medio del mar, o como el que se acuesta en lo alto de un mástil. [Como si estuvieras mareado. Estás en este barco que se balancea en medio de una tormenta. No podrás caminar derecho si te emborrachas.]
Y dirás: “Me hirieron, pero no me dolió; me golpearon, pero no lo sentí” [Pierdes todo sentido.] Cuando despierte, volveré a buscar más» (vv. 29-35).
¿Cuál es la imagen que nos dan estos versículos? Es de alguien que se ha entregado a tal exceso, que no puede vivir sin lo que sea a lo que se ha estado entregando. Y eso suena como una adicción. «Cuando me despierte debo tomar otra copa».
Y la mayoría de las personas dirían: «¡Ciertamente los cristianos no tienen problemas con la embriaguez o con la glotonería!» ¿Realmente crees eso? Déjame decirte que muchos, muchos cristianos, en nuestra cultura, no tienen el control cuando se trata de la comida y la bebida.
Toda nuestra cultura está tan fuera de control que no entendemos lo que es la templanza, el dominio propio, pero la Palabra de Dios dice que hay consecuencias. Somos una sociedad altamente adictiva y he visto en mi propia vida una tendencia a llevar fácilmente las cosas buenas al exceso, a volverme fácilmente adicta a cosas que en sí mismas no son malas, pero que resultan en conductas adictivas.
Y puede ser algo tan simple como los videojuegos, el placer, el entretenimiento, la recreación o los pasatiempos. Hacer dieta puede ser un problema tan grande como comer en exceso, la obsesión por la belleza o por la apariencia física. Si no tenemos dominio propio, estas cosas terminarán controlándonos, eso es lo que está diciendo Proverbios.
Y eso nos lleva a otra área, sobre la cual Proverbios tiene tanto que decir: nuestra moral, nuestra vida sexual y nuestra pureza sexual. Los temas de moralidad e inmoralidad.
Una y otra vez Salomón le dice a su hijo: «Hijo mío, escúchame. Te lo voy a decir directamente. Esto es lo que sucederá si no eres moralmente puro», y luego emite estas advertencias fuertes, repetidas, severas y directas.
Por ejemplo, en el capítulo 5 de Proverbios, este padre conversa con su hijo y le habla de mujeres que son seductoras, mujeres que son inmorales, que no son moralmente puras. Él le dice a su hijo: «Aleja de la extraña tu camino, y no te acerques a la puerta de su casa» (v. 8).
Nosotros tendemos a creer que podemos acercarnos al pecado. Creemos que podemos jugar con él sin que nos afecte. Pero este padre le dice: «No te acerques… a la persona o a la situación que pueda llevarte al pecado moral o sexual».
Luego nos dice el porqué en el versículo 11: «Y al final [de tu vida] te lamentes». Piensa hasta el final. Piensa en las consecuencias a largo plazo. No pienses en el placer momentáneo que obtendrás ahora. Piensa en el futuro y esto es lo que sucederá: «Y al final te lamentes, cuando tu carne y tu cuerpo se hayan consumido». ¿No se parece eso a algunas de las enfermedades sexuales que hemos visto al día de hoy?
Y al final te lamentes, cuando tu carne y tu cuerpo se hayan consumido, y digas: “¡Cómo he aborrecido la instrucción, y mi corazón ha despreciado la corrección! No he escuchado la voz de mis maestros, ni he inclinado mi oído a mis instructores”» (Prov. 5:11-13).
Escucha cómo lo dice en el capítulo 6, versículo 32:
«El que comete adulterio no tiene entendimiento;
el que lo hace destruye su alma», (v. 32).
Todos los anuncios, los programas, las canciones y las imágenes que harían que una persona se incline por tener una relación ilícita, no te dicen eso. No te dicen que si haces eso eres una necia. No te dicen que si te entregas, si cedes, te destruirás a ti misma, sino que te dicen: «Vívelo plenamente. Puedes divertirte. Te mereces un descanso. De todos modos, tu esposo no es un hombre tan bueno y atractivo. Una aventura puede ser saludable para tu matrimonio. Puedes darle un poco más de sabor a las cosas».
Si escuchamos esta sabiduría del mundo, eso es necedad.
Y el escritor de Proverbios dice: «El que comete adulterio no tiene entendimiento; el que lo hace destruye su alma. Heridas y vergüenza hallará, y su afrenta no se borrará» (Prov. 6:32-33).
Y sé que hay mujeres escuchando este programa hoy que están jugando con fuego cuando se trata de un vínculo afectivo a través de Internet, o una relación afectiva en el trabajo o quizás con un consejero. Y quizás ya se haya convertido en una especie de relación física, y dicen: «No es adulterio. No hemos tenido relaciones sexuales». Pero están jugando con fuego. Están cometiendo adulterio emocional, adulterio mental, adulterio relacional. No están honrando el pacto con su pareja. Habrá consecuencias.
He escuchado a estas personas que nos han escrito y las he oído llorar diciendo: «¿Por qué, por qué, por qué no escuché el consejo? ¿Por qué no escuché la Palabra de Dios? ¡Yo sabía la verdad!».
Y quiero decirles a algunas de ustedes que están escuchando ahora mismo: Dios les está dando una oportunidad más para escoger el camino de la sabiduría y arrepentirse de sus necedades.
Déjame leerte un correo electrónico que recibí de una mujer que, gracias a Dios, tomó la decisión correcta en un momento en que muchas, muchas mujeres habrían tomado una decisión necia.
Ella nos escribió para decirnos:
«Tenía varios años en el Señor cuando rechacé un trabajo para un crucero de investigación científica a la Antártida. Al principio estaba encantada de poder ayudar a científicos de todo el mundo en proyectos de geología y biología, incluyendo la perforación de núcleos de hielo. ¡Muchos estudiantes de posgrado morirían por la oportunidad que tuve! Me habían puesto ya un traje de hielo y estaba organizando mi vuelo a Chile cuando Dios empezó a hablarme.
Uno de mis supervisores se me había acercado para proponerme cultivar una relación romántica durante el crucero. Le dije que no. [Y recuerda, que esta mujer era una creyente bastante nueva en ese momento. Bueno, ella siguió diciendo:] Pero comencé a luchar con delirios carnales de encontrar el “amor” en la aventura en la Antártida. Las Escrituras comenzaron a venir a mi mente. [¡Gracias a Dios por Su Palabra y por cómo puede librarnos de la tentación, si la tienes en mente!]
Las Escrituras comenzaron a venir a mi mente [dice esta mujer] y comencé a tener temor de ir. Finalmente, me di cuenta de que ser la única mujer cristiana en un barco en la Antártida (sin siquiera un teléfono para llamar a una amiga para que orara conmigo) con un hombre incrédulo que me estaría persiguiendo, no iba a ser algo bueno».
Esta mujer comenzó a ver el camino de la sabiduría. Y puede que digas: «¿Y le tomó tanto tiempo?». Bueno, algunas personas nunca lo entienden. Algunas personas nunca lo entenderán. Ella continuó diciendo:
«Sufrí terriblemente y finalmente renuncié a mi lugar en el crucero para sorpresa de mis profesores. Durante años me atormenté por haber renunciado a lo que parecía ser la oportunidad de mi vida para cultivar el éxito y un nombre en un área de trabajo tan interesante. Sin embargo, Nancy, me has ayudado a ver y establecer una paz total en mi mente y en mi corazón de que escogí lo correcto, porque elegí la santidad.
En una de tus enseñanzas sobre la pureza sexual dijiste que si surge la tentación en un trabajo en particular, DÉJALO si es necesario para mantener tu pureza. Eso fue lo que hice, pero me sentí muy mal porque parecía una medida demasiado drástica. Sentí que era una tonta».
Esta mujer tomó la decisión correcta, pero el enemigo la estaba cegando. Durante años sintió que había tomado una decisión necia o tonta, a pesar de que era una decisión sabia. Ella dijo:
«Pensé que se me había “perdido el barco”, literalmente. ANHELABA que alguien, cualquiera, me confirmara que había tomado la decisión correcta, pero no pude encontrar a nadie».
¿Y por qué ella sintió eso? Porque el mundo es necio y no valora la sabiduría de Dios. Luego ella estuvo escuchando Aviva Nuestros Corazones y dijo:
«Creo que si te hubiera pedido consejo en ese momento, me habrías asegurado que mi relación con Dios es mi mayor meta y tesoro y que había tomado la decisión correcta. [Y luego ella dijo, y todo está en letras mayúsculas:] ¡¡¡SÍ, TOMÉ UNA DECISIÓN BUENA Y CORRECTA!!!».
Ella tomó una decisión buena y correcta. ¿Sabes por qué? Fue una decisión sabia y correcta porque siguió el camino de Dios. Tuvo algunas dudas al respecto y algo de remordimiento. Ella se preguntó: «¿Perdí el barco, perdí la oportunidad?».
Piensa en todas las cosas que se perdió y que podrían haber creado una vida de dolor y angustia para ella y para muchas otras personas cuyas vidas se habrían visto afectadas si ella hubiera seguido el camino que parecía correcto para el hombre: el camino del mundo, el camino necio que lleva a la muerte.
Elige la sabiduría y vivirás.
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth volverá para hablarnos más en esta serie titulada El camino de la sabiduría. Pero antes, nos encantaría ayudarte a desarrollar sabiduría práctica y piadosa. Por lo tanto, queremos nuevamente animarte a que obtengas una copia del estudio bíblico que ha beneficiado a tantas oyentes. Es un estudio que Nancy coescribió titulado: En Busca de Dios: El gozo de un avivamiento en la relación personal con Dios.
La pureza sexual es uno de los temas que estudiarás en este estudio bíblico. Descubrirás lo que la Biblia tiene que decir y entenderás cómo se aplica a ti. Para más información sobre cómo obtenerlo, visita AvivaNuestrosCorazones.com.
Otro tema que estudiarás a fondo en este libro, es la humildad. Nancy retoma ese tema mientras continúa mostrándonos la sabiduría de los Proverbios. Escuchemos.
Nancy: Una persona sabia es una persona enseñable; es humilde, y eso lo veremos en varios versículos que estudiaremos hoy en Proverbios.
Proverbios 18 dice:
«El corazón del prudente adquiere conocimiento,
y el oído del sabio busca el conocimiento» (v. 15).
La persona sabia busca conocimiento. Quiere aprender. Quiere crecer.
Una persona sabia, según Proverbios, nunca deja de crecer, nunca deja de aprender. Nunca siente que ha llegado al máximo. Siempre está aprendiendo.
Proverbios 9, versículo 9, dice: «Da instrucción al sabio, y será aún más sabio». Puedes volverte más sabia. «Enseña al justo y aumentará su saber».
Según Proverbios 10: «El sabio de corazón aceptará mandatos» (v. 8).
Y nuestra tendencia natural es querer oponernos a los mandamientos. No queremos que nadie nos diga qué hacer. Pero, Proverbios dice que el sabio recibirá dirección, aceptará los mandamientos. El sabio escucha la reprensión, escucha la corrección.
Proverbios 15 dice: «Aquel cuyo oído escucha las reprensiones de la vida morará entre los sabios» (v. 31). Escuchar a otros que señalan los puntos ciegos en nuestras vidas, escuchar la corrección, es tener un espíritu humilde y enseñable.
Es muy raro escuchar en el cuerpo de Cristo a personas que digan: «Me equivoqué. Me di cuenta de que estaba equivocada».
Recibí un correo electrónico de una oyente hace un tiempo que decía: «Dios ha estado trabajando a través de mi jefe y de otras personas a mi alrededor para mostrarme cuánto prejuicio, cuán crítica e impaciente y terca soy». Esta mujer tiene un espíritu enseñable. Ella está aprendiendo de la reprimenda que ha recibido de su jefe y de otras personas a su alrededor.
En lugar de ponerse a la defensiva porque la han criticado o en lugar de devolver la crítica, que suele ser nuestra tendencia natural, ella dijo: «¿Sabes qué? Si todas personas dicen esto, tal vez tengan razón». Ella tiene un espíritu enseñable porque está diciendo: «Dios me lo ha mostrado a través de estas personas». Ella es una persona que escucha la reprensión.
De hecho, Proverbios, llega incluso a decir que el sabio ama a quien lo reprende.
Proverbios 9, versículo 8: «No reprendas al insolente, para que no te aborrezca; reprende al sabio, y te amará».
Y quiero mencionar que las personas que han estado dispuestas a decirme la verdad en mi vida, a señalar cosas que debo corregir, se han convertido en algunos de mis amigos más queridos, más preciados, porque sé que se preocupan lo suficiente como para arriesgarse a lo que yo pueda pensar de ellos por decirme la verdad.
El sabio ama al que lo reprende; mientras que el burlador odiará a la persona que le corrige.
El sabio escucha los consejos. He visto esta característica a lo largo del libro de Proverbios una y otra vez. Escucha los consejos. Escucha el consejo.
¿Qué clase de persona hace eso? Una persona humilde, una persona enseñable.
Y la forma opuesta de pensar es: «No necesito tu consejo; mi camino es el camino correcto. Voy a hacerlo a mi manera». Ahora bien, la mayoría de nosotras nunca diríamos eso así, pero ¿acaso no tenemos esa actitud a menudo? La persona sabia escucha los consejos.
Proverbios capítulo 12 dice: «El camino del necio es recto a sus propios ojos, pero el que escucha consejos es sabio» (v. 15).
Yo tengo un Consejo de personas espirituales que me asesoran en la vida. Antes de aceptar invitaciones para hablar o tomar decisiones ministeriales en diversas áreas del ministerio o de mi vida personal, si tengo preguntas o si necesito consejo, acudo a uno o más de sus miembros, y les pregunto: «¿Qué opinan? ¿Cuál es su consejo? Ese Comité Asesor existe para darme consejos.
Hay tanta libertad al someterme a la voluntad de Dios y al consejo y decir: «Está bien, eso es lo que haré». Hay protección en eso.
Y por cierto, un tipo de consejo importante que la persona sabia escucha es la instrucción de sus padres.
Proverbios 13 dice: «El hijo sabio acepta la disciplina de su padre, pero el insolente no escucha la represión» (v. 1).
Jóvenes, Dios les dio a sus padres por una razón. Ellos no son perfectos; no siempre son sabios; no lo saben todo y saben que no lo saben todo. Pero Dios se los ha dado para protegerlos y hay sabiduría en escuchar las instrucciones y los consejos de un padre.
En proverbios 13 la Palabra nos dice: «Pobreza y vergüenza vendrán al que desprecia la instrucción, pero el que acepta la represión será honrado» (v. 18)
Necesitamos consejo; necesitamos sugerencias, ya sea en un área muy práctica de nuestro trabajo y ministerio o en nuestra vida personal. Tengo personas que hablan verdad a mi vida personal. Me aman lo suficiente como para estar dispuestos a desafiarme, a mostrarme los puntos ciegos de mi vida.
Y claro, a veces me siento muy a la defensiva. A veces no estoy de acuerdo. Pero estoy aprendiendo que los sabios de corazón se humillan.
- ¿Solicitas consejo?
- ¿Pides consejo?
- ¿Agradeces cuando te hacen sugerencias?
- ¿Tienes personas que te dicen la verdad?
- ¿Eres fácil de corregir, o te pones a la defensiva?
- ¿Tienes un espíritu enseñable?
- ¿Escuchas el consejo? ¿Le haces caso?
Amiga, puedes aprender de la manera más difícil a través de las experiencias personales dolorosas, o puedes aprender de las experiencias de otros. Y quiero decirle esto a algunas de ustedes, a las mujeres más jóvenes: no tienes que experimentar todo el dolor y la angustia que muchas mujeres han experimentado en sus vidas si aprendes a escuchar consejos.
Algunas de ustedes que son madres jóvenes, les aconsejo a que busquen a una madre anciana que tenga más experiencia, y que escuchen el consejo. Escucha a tu propia mamá. Escucha a tu suegra. Quizás ella tenga algo sabio que compartir contigo y que te ayude a ser una mejor esposa para su hijo.
Eso no significa que todos sus consejos sean correctos, pero si tienes un espíritu humilde y enseñable, Dios podrá mostrarte qué consejos debes seguir y dónde, e incluso tal vez cuando no debas seguirlos.
¿Tienes un corazón humilde y enseñable? Esa es la característica número uno de una persona sabia.
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth nos ha estado mostrando por qué una persona sabia es también una persona humilde. Este mensaje es parte de la serie titulada El camino de la sabiduría. El orgullo te llevará a toda clase de pecados, pero la humildad es el punto de partida para el arrepentimiento.
Y Nancy, recuerdo eso del libro de estudio que coescribiste titulado «En Busca de Dios».
Nancy: Y nuestro objetivo al escribir el estudio era guiar a las personas a través de un proceso de experiencia de avivamiento personal, y el punto de partida para ello es la humildad.
Por eso, en este estudio tratamos mucho el tema del orgullo. Y eso no siempre es fácil de afrontar para nosotras. Es fácil enfrentarlo en la vida de otras personas, pero no siempre en la nuestra. Este es uno de los temas clave que Dios trata en la vida de las personas desde el comienzo del estudio.
Por ejemplo, me viene a la mente una mujer que realizó este estudio, «En Busca de Dios», con una amiga. Ella dijo:
«El Señor me ha estado mostrando cosas en mi vida que nunca antes había considerado orgullo. La palabra “¡ouch!” O “¡ay!”, ha sido muy frecuente, ya que mi amiga y yo hemos estado haciendo esto juntas. ¡Ha sido maravilloso!».
Luego continúa explicando por qué ha sido maravilloso que el Señor le haya dado esta convicción del orgullo en su vida.
«El Señor puso en mi corazón a varias personas con las que necesitaba buscar tener la conciencia tranquila. Y aunque esa fue una de las cosas más difíciles que he hecho en mi vida, he podido experimentar relaciones restauradas, algo que nunca creí posible con una persona en particular».
Por muy difícil que sea quitarnos la máscara y llegar a ese lugar donde dejamos que Dios trate con nuestro orgullo, el gozo y la libertad que experimentamos, no solo en nuestro propio caminar con el Señor, sino en nuestras relaciones con otros, hace que valga la pena lidiar con ese orgullo.
Y luego eso nos coloca en un mejor camino para poder responder al Señor en áreas básicas de pureza, obediencia y santidad que nos llevan a las grandes recompensas de buscarlo.
Por eso nos encantaría que obtengas una copia de este estudio bíblico, En Busca de Dios.
Débora: Visita nuestro sitio web AvivaNuestrosCorazones.com para más información sobre este recurso.
¿Dónde encuentras la sabiduría? Pregúntale a la mayoría de las personas y te mencionarán libros, bibliotecas y tal vez incluso el Internet. En el próximo episodio descubriremos por qué la sabiduría no se encuentra en una cosa, sino en una Persona. ¡Regresa con nosotros aquí, en Aviva Nuestros Corazones!
Ayudándote a descubrir y abrazar las verdades de la Palabra de Dios, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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