Un corazón servicial
Esposo 1: Diría que mi esposa es prácticamente una sierva. Le estoy muy agradecido por su lealtad.
Esposo 2: Mi esposa me ayuda a mantener el equilibrio y hacerme ver cosas que no notaría por mí mismo.
Esposo 3: De hecho, cuando nos comprometimos, pensé: «Esta es la mujer con la que quiero casarme».
Esposo 4: Ella se ha esforzado al máximo para fortalecer nuestra relación.
Esposo 5: Me encanta escucharla cantar canciones con nuestros hijos.
Esposo 6: Si nuestras hijas siguen los pasos de su madre y mi hijo encuentra una esposa como ella, estaré muy feliz.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Escoge perdonar», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 29 de septiembre de 2025.
Durante más de tres semanas hemos estado estudiado …
Esposo 1: Diría que mi esposa es prácticamente una sierva. Le estoy muy agradecido por su lealtad.
Esposo 2: Mi esposa me ayuda a mantener el equilibrio y hacerme ver cosas que no notaría por mí mismo.
Esposo 3: De hecho, cuando nos comprometimos, pensé: «Esta es la mujer con la que quiero casarme».
Esposo 4: Ella se ha esforzado al máximo para fortalecer nuestra relación.
Esposo 5: Me encanta escucharla cantar canciones con nuestros hijos.
Esposo 6: Si nuestras hijas siguen los pasos de su madre y mi hijo encuentra una esposa como ella, estaré muy feliz.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Escoge perdonar», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 29 de septiembre de 2025.
Durante más de tres semanas hemos estado estudiado en profundidad Proverbios 31. Hemos visto cómo las mujeres sabias trabajan duro. Dan prioridad a sus hogares. Sirven a los demás. Nancy dice que si nos has escuchado durante estas tres semanas, quizá te hayas hecho una pregunta.
Nancy DeMoss Wolgemuth: ¿Qué obtengo de esto? ¿Cuál es la recompensa? ¿Cuál es el beneficio?
Cuando trabajas fuera de casa, recibes un salario. Cada semana, o cada quincena, o cada mes, o lo que sea que trabajes, ves la recompensa por tu trabajo. La ves bastante rápido.
Y puede que incluso la veas antes de recibir tu salario, porque tu jefe te dirá: «Gracias, has hecho un buen trabajo» o «Te lo agradezco». Pero luego vas a casa y puede pasar mucho tiempo antes de que sientas que ves el salario, la recompensa, el beneficio.
Ahora, en un mundo ideal, si fuéramos mujeres verdaderamente virtuosas, no nos importaría el salario, ¿verdad? Simplemente, serviríamos porque nos encanta servir, amamos a Dios, amamos a las personas, y ese es el tipo de corazón que queremos tener.
Sin embargo, me alegra mucho que las Escrituras nos digan que hay un salario que nos espera. Hay una recompensa. Hay un beneficio. Hay una bendición que se obtiene al comprometernos a vivir la vida según los caminos de Dios. Debemos querer servir al Señor y debemos comprometernos a servirle, aunque nunca veamos el beneficio.
Si servimos solo por el beneficio, entonces lo que realmente hacemos es amar a Dios por paga, solo por los beneficios que Él nos da, y así no es como lo quiero amar. Quiero amar a Dios solo porque Él es digno, porque Él es Dios. Y estoy agradecida de que Dios nos permita cosechar beneficios y bendiciones cuando nos rendimos a Su manera de hacer las cosas.
Y hoy finalmente llegamos al último párrafo de Proverbios 31, que es la sección que nos habla de las recompensas de ser una mujer virtuosa.
Ahora, estas recompensas no llegan todas al mismo tiempo, y ninguna de ellas llega rápidamente. Hay que ser paciente, hay que perseverar, hay que pasar por muchas lágrimas, angustias, dolores y trabajo arduo para obtener las recompensas. De la misma manera, pero a mayor escala, es imposible que aquellas de ustedes que son madres hayan podido traer un hijo al mundo sin pasar por el parto. Fue un trabajo duro. Hubo lágrimas.
El otro día, una mujer me contaba su experiencia y cómo, al llegar al final, pensó: «¡No puedo hacerlo!». Pero la recompensa de tener a ese niño hizo que hubiera valido la pena pasar por ese parto y ese dolor.
A lo que me refiero es que, en el tiempo de Dios, la recompensa de haber escogido vivir la vida como mujer según los designios de Dios hará que todo el dolor, todo el esfuerzo, todas las dificultades, todo el desaliento hayan valido la pena.
Pero no puedes obtener la recompensa sin haber pasado por el proceso de convertirte en ese tipo de mujer, al igual que no puedes tener un bebé sin pasar por el proceso del parto.
No hay atajos. Y el problema es que hoy en día la gente abandona sus matrimonios, abandona a sus familias porque creen que no hay recompensa. No esperaron lo suficiente. Querían la recompensa ya. La querían al instante. Querían tener, después de tres años de matrimonio, lo que no se puede tener hasta que se han cumplido treinta, cuarenta o cincuenta años de matrimonio.
Veo a algunas de mis amigas mayores, que ahora, después de haber estado casadas sesenta años o más, están cosechando en su matrimonio cosas dulces y preciosas en su relación, que son más ricas que las que experimentaron en su juventud.
El problema con muchos de los jóvenes de nuestra generación es que nunca van a llegar ahí porque no estuvieron dispuestos a esperar y, por lo tanto, cambian ese matrimonio de tres, trece o veintitrés años por uno nuevo.
Entonces tienen que empezar de nuevo a invertir en ese matrimonio y algunas mujeres nunca llegarán a experimentar la recompensa porque no quisieron esperar.
Así que quiero retarte a que, sin importar lo difícil que sea ahora, sin importar lo laborioso que sea, no tires la toalla. No te rindas. Aguanta, porque la recompensa está por llegar.
Bueno, hemos visto cómo trabaja esta mujer, cómo sirve, cómo da y cómo se queda despierta hasta tarde. Se levanta temprano por la mañana y hace todas esas cosas que consideramos propias de la mujer de Proverbios 31. Ahora, lee conmigo a partir del versículo 28 hasta el final. Dice:
«Sus hijos se levantan y la llaman bienaventurada,
también su marido, y la alaba diciendo:
“Muchas mujeres han obrado con nobleza,
Pero tú las superas a todas”.
Engañosa es la gracia y vana la belleza,
Pero la mujer que teme al Señor, esa será alabada.
Denle el fruto de sus manos
Y que sus obras la alaben a las puertas de la ciudad».
Vamos a enfocarnos primero en el tema de sus hijos y luego veremos los elogios que le hace su esposo. «Sus hijos se levantan y la llaman bienaventurada».
Y antes de entrar en materia, quiero decir que soy consciente de que hay mujeres que desean desesperadamente tener hijos, mujeres que no han podido tenerlos o que no están casadas y Dios no les ha dado un esposo. Y como mujer soltera que fui, puedo asegurarte que Dios puede darte las recompensas y las alegrías de la maternidad, o de ser madre espiritual, si has estado tomando decisiones acordes con la voluntad de Dios para tu vida.
Una cosa es decir: «No voy a ser madre. No quiero tener hijos. No estoy dispuesta a aceptar esas bendiciones del Señor». Pero si tu deseo ha sido ser madre, tener hijos y nutrir vidas, Dios te proveerá, como lo ha hecho conmigo, oportunidades y medios para nutrir a otros, para ser una dadora. Creo que podrás cosechar las recompensas de tener un corazón de madre.
Puede que acojas a los hijos de otras personas bajo tu protección, que los animes, que ores por ellos y que seas de ánimo para otras madres. Compartirás la recompensa que tienen esas madres. Puede que Dios te envíe otras mujeres más jóvenes a las que puedas nutrir y discipular en la fe. Compartirás las recompensas de una madre.
Y bueno, aquí estamos hablando de madres e hijos. «Sus hijos se levantan y la llaman bienaventurada». Aquí hay una mujer que es recompensada, amada y alabada. Si tenemos en cuenta la cultura de Medio Oriente, en la que se escribió originalmente este pasaje, esto es realmente sorprendente, porque en esta cultura se hablaba muy poco sobre elogiar a las mujeres.
Pero las Escrituras, el Señor y Cristo siempre han elevado el valor y la dignidad de las mujeres en una cultura. Y eso es lo que hace este pasaje por nosotras.
Ahora piensa en los hijos de esta mujer, levantándose y llamándola bendita. ¿Qué significa eso? Bueno, déjame decirte lo que no significa. No significa necesariamente que tus hijos se despertarán cada mañana y te dirán: «Querida madre, gracias por todo lo que haces por mí. ¡Qué madre tan maravillosa eres!», porque si tuvieras esa recompensa, no necesitaríamos toda esta serie; a todas nos encantaría ser madres todo el tiempo.
«Se levantan y la llaman bienaventurada» tampoco significa necesariamente que cuando entras en la habitación tus hijos se levanten para mostrarte cuánto te respetan y te honran, aunque yo diría que no es mala idea.
En cambio, lo más probable es que tus hijos crezcan y vivan de una manera que traiga bendición, crédito y honor a su madre, y que la forma en que vivan cuando sean adultos refleje positivamente la inversión que hiciste en sus vidas y la forma en que los criaste.
Significa que tus hijos tienen más posibilidades que los hijos de cualquier otra persona de crecer y vivir una vida piadosa y cumplir el papel que Dios les ha asignado en sus hogares.
El fruto de la vida de tus hijos a medida que crecen y caminan con Dios es tu bendición. «Sus hijos se levantan y la llaman bienaventurada».
Me encanta ese pasaje de 1.ª Tesalonicenses 2, donde Pablo dice, pensando en sus hijos espirituales:
«Porque ¿quién es nuestra esperanza, o gozo o corona de gloria? ¿No lo son ustedes en la presencia de nuestro Señor Jesucristo en Su venida? Pues ustedes son nuestra gloria y gozo [a quienes hemos discipulado, a quienes hemos nutrido]» (vv. 19-20).
Y aquellas de ustedes que tienen hijos que han crecido y caminan con Dios, ¿no son ellos la alegría y la bendición de sus vidas?
Ahora, esto no es una promesa de que todos los hijos que crecen en un hogar cristiano o piadoso crecerán temiendo y honrando al Señor, porque ellos tendrán la responsabilidad de tomar sus propias decisiones para seguir a Cristo, tal como ustedes tuvieron que elegir seguir a Cristo.
Sin embargo, creo que si dice que así es como debería ser, así es como, por la gracia de Dios, ustedes oran para que sea: que sus hijos crezcan reflejando de manera piadosa lo que ustedes han invertido en sus vidas.
Para mí es realmente una alegría ver ahora cuántos hijos de mis amigas han crecido y se han convertido en una recompensa y una bendición para sus padres.
Por ejemplo, pienso en una mamá que recientemente me envió un correo electrónico con un poema que escribió su hija universitaria. Esta madre y su hija estaban hablando sobre las mujeres y el rol de la mujer, y sobre por qué Dios creó a las mujeres. Después de esa conversación, esta hija universitaria se fue a su habitación y escribió este poema para su madre. Se titula «Un llamado». Y esta hija decía:
Conozco a una mujer que vivió una verdad
que encontró en Proverbios 31.
Y mientras vivía, la proclamaba con todo su ser.
Levántate, mujer, puedes ser hermosa
tal y como Dios te creó.
Entrega tu vida a la tarea.
Oh, mujeres, estamos aquí para servirle,
así que entrega tu cuerpo para llevar Su gloria.
[Esto es lo que esta hija había escuchado de su madre. Y ella sigue escribiendo:]
Entrega tus manos para consolar y preparar,
tu boca para enseñar y tus brazos para soportar
el peso de las penas de tus hijos.
Sé el combustible de la llama de tu esposo
y ayúdalo a proyectar su luz.
Sé la que se arrodilla.
Eres la preciosa novia de Dios.
Así que ve al Padre para descubrir quién eres
y no a este mundo de engaños,
Porque Él quiere hacer de ti algo hermoso,
Así que ríndete, ríndete.
Mientras nuestro mundo se desvanece rápidamente
Todo lo que las mujeres anhelamos ser,
Veo a una [dice esta hija]
Que se mantiene firme en la verdad de Dios
Y en Su gracia y Su plan.
La verdad sin excusas.
¿Qué es una mujer de Dios?
¿Qué es una mujer de Dios?
¿Cuál es el llamado a la maternidad?
¿Qué significa ser una esposa piadosa que sirve?
Realmente no lo sé, pero ¿has conocido a mi madre?
Esta madre me contó que cuando su hija le trajo esto, ella se emocionó muchísimo. Se quedó sin palabras. Y su hija firmó: «PD: Tú eres mi inspiración para ser algún día desinteresada y humilde, una madre que sabe por qué es madre y lo hace con alegría. Gracias. Te amo».
«Sus hijos se levantan y la llaman bienaventurada», y esa es la gran recompensa de una madre.
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth nos ha ayudado a comprender Proverbios 31:28, que dice que los hijos de una mujer virtuosa, una mujer hacendosa, se levantarán y la llamarán bienaventurada.
El versículo continúa diciendo: «También su marido, y la alaba…». Quisimos darles a algunos esposos la oportunidad de animar a sus esposas que tienen el deseo de crecer en virtud con la ayuda del Señor.
Nancy nos ayudará a repasar algunos de los versículos que hemos estado estudiando en Proverbios 31. Mientras lo hace, escucharemos a algunos hombres que ven a sus esposas vivir estos versículos.
Nancy: «Mujer hacendosa, ¿quién la hallará?
Su valor supera en mucho al de las joyas.
En ella confía el corazón de su marido,
Y no carecerá de ganancias» (vv. 10-11)
Esposo 1: Todos los días le doy gracias a Dios por mi esposa. Le doy gracias porque ella es un regalo. Él la creó solo para mí.
Esposo 2: Mi esposa se sacrifica constantemente por mí y por nuestros hijos, renunciando a sus propias necesidades y deseos. Hay una gentileza que siempre envuelve la forma en que nos trata.
Esposo 3: La Escritura pregunta: «¿Mujer hacendosa, quién la hallará?». Por la gracia de Dios, puedo decir que la he encontrado, y es un tesoro más valioso que cualquier joya. ¡No tiene precio!
Esposo 4: Mi esposa, es maravillosa. Me trata con mucha generosidad. Me ama incluso cuando no merezco ser amado. Es muy perdonadora. Alabo al Señor por eso, porque sin duda soy un poco tosco.
Nancy: «Ella le trae bien y no mal
todos los días de su vida» (v. 12).
Esposo 5: Al mirar atrás y reflexionar sobre mis más de veintitrés años de matrimonio, me doy cuenta de que no siempre he sido una persona fácil para convivir. Durante la mayor parte de mi vida adulta he luchado contra la maldición de la pasividad.
Liderar espiritualmente a mi familia ni siquiera estaba en mi radar. Pero mi esposa, ha orado por mí, me ha animado y me ha amado incondicionalmente durante estas más de dos décadas. Aunque sigo luchando contra la pasividad, siento que estoy avanzando gracias al amor y a las oraciones de mi esposa, así como a su deseo de ser la amante y ayuda idónea que Dios quiso que fuera.
Nancy: «Busca lana y lino y con agrado trabaja con sus manos» (v. 13).
Esposo 6: Entre las cosas que aprecio de mi esposa está su gran capacidad de trabajo. Se esfuerza todo el día. Es consciente de que su arduo trabajo es de gran ayuda para lo que yo hago, por lo que se esfuerza aún más.
Nancy: «Es como las naves de mercader, trae su alimento de lejos» (v. 14).
Esposo 1: Mi esposa siempre ha estado dispuesta a enfrentar desafíos, como por ejemplo cuando nos mudamos a Suecia apenas un mes después de casarnos. Ella tuvo que aprender el idioma solo para poder ir a comprar al supermercado.
Esposo 2: Una de las cosas que le gusta a mi esposa es recibir invitados. Hicimos una celebración para la clase de la escuela dominical. Ella cocinó durante dos días seguidos para prepararlo todo.
Esposo 3: Mi esposa tiene el don de la hospitalidad. Creo que lo que me sorprende tanto es que se lo hayan enseñado. Sin embargo, creo que es un don que ha surgido de su interior.
Nancy: «También se levanta cuando aún es de noche
y da alimento a los de su casa
y tarea a sus doncellas» (v. 15).
Esposo 4: Ella siempre se entrega por completo. Se levanta antes que yo. Se levanta y prepara el almuerzo para nuestros hijos y para mí.
Nancy: «Evalúa un campo y lo compra.
Con sus ganancias, planta una viña» (v. 16).
Esposo 5: En el verano de 2002, mi esposa y yo decidimos planear la construcción de nuestra casa. Compramos un terreno y construimos una casa en el bosque. Ella me ayudó mucho a buscar el terreno y a encontrar la propiedad. Ahora tenemos esta propiedad que, en su mente, necesitaba ser cultivada, así que ya estaba haciendo planes sobre lo que iba a plantar. Aunque aún no teníamos la casa construida, ella estaba decidida a plantar un jardín.
Nancy: «Ella se ciñe de fuerza,
y fortalece sus brazos» (v. 17).
Esposo 6: Mi esposa eligió una universidad basándose en su deseo de crecer en su capacidad para compartir su fe. Decidió ir a la universidad estatal porque sintió que sería un mayor reto para ella en cuanto a dar un paso adelante y dar testimonio. Su motivo para ir a la universidad era más vivir su fe que obtener un título. Ella siempre dice: «Bueno, escogí ingeniería eléctrica porque me pareció fácil».
Nancy: «Nota que su ganancia es buena,
No se apaga de noche su lámpara.
Extiende sus manos a la rueca,
Y sus manos toman el huso» (vv. 18-19).
Esposo 1: A mi esposa, le encantan las cosas bien hechas, con excelencia y creatividad. Le encanta encontrar ejemplos en la naturaleza de las cosas que Dios ha hecho con excelencia. A ella misma le fascina hacer las cosas así. Nunca tendrás que volver atrás para arreglar nada de lo que ella ha hecho. Se asegurará de que, cueste lo que cueste, lo haga bien.
Nancy: «Extiende su mano al pobre, y alarga sus manos al necesitado» (v. 20).
Esposo 2: Ella tiene los viernes libres. Si yo tuviera los viernes libres, los dedicaría completamente a mí mismo. Iría a pescar. Me sentaría a leer. Pero lo que mi esposa hace es ir a trabajar a la casa de una madre que tiene ocho hijos. Le plancha la ropa durante unas tres horas seguidas. Se sienta y plancha sin parar. Eso demuestra su espíritu servicial.
Esposo 3: Me sorprendí mucho cuando ya llevábamos unos años casados. Mi esposa quería preparar la comida o dar dinero a personas necesitadas. Supongo que fue mi propio orgullo y mi egoísmo lo que hizo que esto me llamara tanto la atención. No estaba acostumbrado a eso. Ella definitivamente tiene un corazón muy generoso.
Nancy: «No tiene temor de la nieve por los de su casa» (v. 21).
Esposo 4: Una de las mejores experiencias que hemos vivido es el proceso de recuperación tras nuestro accidente automovilístico, en el que mi esposa se hizo cargo de todo en el matrimonio y en la familia durante ocho meses. Luego, la parte más difícil de nuestra recuperación fue redefinir los roles de esposo, esposa, padre y madre en nuestra relación matrimonial. Ella hizo un gran trabajo al redefinir quién era papá, quién era yo como hombre y quiénes éramos como pareja, y luego recuperar el respeto de nuestros hijos a través de ese proceso.
Nancy: «…porque todos los de su casa llevan ropa escarlata.
Se hace mantos para sí;
Su ropa es de lino fino y de púrpura» (vv. 21-22).
Esposo 5: Aprecio a mi esposa porque a veces está dispuesta a confeccionar ropa para la familia. O no encuentra nada en las tiendas que sea lo suficientemente modesto para las niñas, ni lo suficientemente femenino, ni nada por el estilo. Aunque coser no le da mucha alegría, sabe que es una habilidad valiosa que ayuda a la familia a ahorrar dinero. Viste bien a nuestros hijos y a ella misma.
Nancy: «Su marido es conocido en las puertas de la ciudad,
cuando se sienta con los ancianos de la tierra» (v. 23).
Esposo 6: Su carácter y su personalidad enriquecen mi vida como pastor.
Esposo 1: Su carácter enriquece mi reputación. Las personas me tratan muy bien cuando saben que soy su esposo.
Nancy: «Hace telas de lino y las vende,
Y provee cinturones a los mercaderes.
Fuerza y dignidad son su vestidura,
Y sonríe al futuro» (vv. 24-25).
Esposo 2: Mi esposa ha confiado en mí en algunas decisiones muy importantes. Recientemente, tomamos la decisión de mudarnos por motivos laborales. Esto significaba dejar la ciudad, la iglesia y la familia. Sin embargo, ella nunca dudó en su confianza en mí, en escuchar a Dios y en mi confianza en Él. Esto ha significado mucho para mí.
Nancy: «Abre su boca con sabiduría,
y hay enseñanza de bondad en su lengua» (v. 26).
Esposo 3: Un año y medio después de que naciera nuestra primera hija, ella tuvo la visión de educar a nuestros hijos en casa, y sigue teniendo esa visión hoy en día.
Esposo 4: La educación en casa, no se trata solo de lo académico. Se trata de sus fundamentos, de su relación con el Señor. Mi esposa dedica mucho tiempo al principio del día para enseñarles la Biblia. Ya han estudiado todo el Antiguo Testamento.
Esposo 5: Tenemos tres hijos adolescentes en casa. Mi esposa siempre está pensando en formas de tener devocionales en familia, simplemente para estudiar la Biblia con ellos. Ahora incluso está pensando en qué van a hacer durante el verano.
Nancy: «Ella vigila la marcha de su casa,
Y no come el pan de la ociosidad» (v. 27).
Esposo 6: A pesar del dolor crónico y el cansancio de mi esposa, ella es diligente y responsable. Rara vez tengo que quedarme en casa y faltar al trabajo, aunque ella no se sienta bien.
Esposo 1: Mi amada esposa es una persona muy sensata con las finanzas y los recursos. Administra muy bien nuestro hogar, lo que me facilita mucho mi trabajo como sostén de la familia.
Esposo 2: Para organizarse mejor, mi esposa empezó a usar un calendario anual. Lo tiene todo en una sola página. Se asegura de que todo esté bien organizado para que cada una de nuestras hijas llegue al lugar correcto a la hora correcta, incluyéndome a mí.
Nancy: «Sus hijos se levantan y la llaman bienaventurada,
También su marido, y la alaba diciendo:
“Muchas mujeres han obrado con nobleza,
Pero tú las superas a todas”» (vv. 28-29).
Esposo 3: Dios me dio una esposa maravillosa. La amo porque deja la Biblia abierta sobre la mesa del desayuno. Utiliza un resaltador para marcar las partes interesantes de los libros que lee. La amo porque a veces llora cuando ora. Amo a mi esposa porque cuando dice que debemos hacer algo, realmente lo hace. La amo porque no toma la santa cena a la ligera y porque duerme de lado para que podamos acurrucarnos cuando hace frío.
Nancy: «Engañosa es la gracia y vana la belleza,
Pero la mujer que teme al Señor, esa será alabada» (v. 30).
Esposo 4: Cuando pienso en mi esposa, ella es realmente la esposa de mi juventud, ya que nos conocimos cuando ella tenía quince años y yo dieciséis. Recuerdo aquellos días y lo que me atrajo de ella al principio, obviamente, fue su belleza física. Me dejó sin aliento. Pero con el paso de los años, a medida que hemos crecido juntos, ha sido su belleza interior la que me ha enamorado profundamente. Sé que eso proviene de su relación con Cristo.
Nancy: «Denle el fruto de sus manos,
Y que sus obras la alaben en las puertas de la ciudad» (v. 31).
Esposo 5: Aunque sabemos que somos salvos por gracia, oro sinceramente para que las personas se fijen en las obras de mi esposa y se sientan atraídas hacia Cristo a través de ellas.
Esposo 6: Mi esposa es una amante excelente. Su belleza siempre me enamora. Su sonrisa y el brillo de su rostro siempre me atraen. Cada vez es más hermosa por fuera y por dentro. Estoy cada vez más enamorado de ella. Ella es mi esposa, mi regalo de Dios, mi alma gemela, mi amante, mi compañera de vida. Le doy gracias a Dios por ella. La amo.
Nancy: No sé tú, pero a mí me ha conmovido mucho escuchar a estos hombres, honrar a sus esposas. Me he dado cuenta de que deseo aún más ser la mujer que Dios quiere que sea, para que mi vida le dé gloria a Él.
Ahora, sé que algunas de ustedes tienen un esposo que no dudaría en decirles este tipo de cosas y en expresar su aprecio y admiración por ustedes como esposas. Sé que están agradecidas si tienen un esposo así.
Sin embargo, también sé que hay otras que quizá estén buscando realmente vivir una vida virtuosa y estén pensando: «Mi esposo no habla así de mí». Quizás tu esposo ni siquiera es creyente y tal vez sientes que realmente no se da cuenta ni aprecia las cosas que haces para servirle y bendecirlo. Entonces, ¿qué puedes hacer?
Bueno, déjame darte dos palabras de aliento. Primero, sé fiel. Independientemente de si alguna vez recibes elogios de los hombres, tú quieres ser una mujer de Dios, una mujer virtuosa, una mujer que ilustra estas cualidades en tu vida.
En segundo lugar, déjame recordarte que, en última instancia, nuestro mayor elogio proviene de Dios. Si buscas en tu esposo, sin importar cuán piadoso sea o no, tu fuente de identidad, seguridad y elogios, es probable que termines decepcionada de vez en cuando.
Pero si buscas complacer al Señor y ser Su sierva y Su hija, entonces recibirás tu alabanza de Él. En última instancia, sé que la mayor alabanza que tú o yo podríamos recibir es escuchar al Señor decirnos: «Bien hecho, sierva buena y fiel». Así que vive para Su alabanza, incluso por encima de la alabanza de los hombres.
Débora: Gracias, Nancy. Espero que el episodio de hoy te haya animado a seguir sirviendo al Señor y viviendo como una mujer piadosa.
Si deseas profundizar en este tema de celebrar tu feminidad y vivir según el diseño de Dios, puedes obtener una copia del folleto de Nancy titulado «Retrato bíblico de la mujer». En él, Nancy profundiza en cómo descubrir el plan de Dios para tu vida y aprender a vivirlo.
Este mes de septiembre, este folleto está disponible con tu donación. Es una forma de agradecerte por apoyar la labor que Dios está realizando a través de Aviva Nuestros Corazones.
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Mañana, Nancy estará de vuelta para concluir esta serie sobre Proverbios 31. Ella nos mostrará cómo la única manera en que podemos ser como la mujer de este pasaje, es confiando en Cristo. Regresa con nosotras aquí a Aviva Nuestros Corazones.
Llamándote a libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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