Un Reino eterno
Débora: Cuando te sientes abrumada por tareas o circunstancias aparentemente insignificantes, Nancy DeMoss Wolgemuth te anima a recordar el panorama más amplio.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Damas, ustedes y yo hemos sido puestas aquí por Dios, y se supone que debemos servirle dondequiera que Él nos haya puesto, manteniendo nuestros corazones firmemente plantados en Su reino eterno, mientras soportamos las dificultades y nos aferramos con fe a Aquel que ha prometido que un día todas las cosas en la tierra serán redimidas y hechas nuevas.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth autora del libro «El Cielo Gobierna», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 21 de octubre de 2025.
Si estuvieras conduciendo a toda velocidad por la carretera en la dirección equivocada, querrías que alguien te alerte del peligro, ¿verdad? Quizá, estarías agradecida con ese oficial de policía. Pero cuando vas …
Débora: Cuando te sientes abrumada por tareas o circunstancias aparentemente insignificantes, Nancy DeMoss Wolgemuth te anima a recordar el panorama más amplio.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Damas, ustedes y yo hemos sido puestas aquí por Dios, y se supone que debemos servirle dondequiera que Él nos haya puesto, manteniendo nuestros corazones firmemente plantados en Su reino eterno, mientras soportamos las dificultades y nos aferramos con fe a Aquel que ha prometido que un día todas las cosas en la tierra serán redimidas y hechas nuevas.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth autora del libro «El Cielo Gobierna», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 21 de octubre de 2025.
Si estuvieras conduciendo a toda velocidad por la carretera en la dirección equivocada, querrías que alguien te alerte del peligro, ¿verdad? Quizá, estarías agradecida con ese oficial de policía. Pero cuando vas en la dirección equivocada espiritualmente, ¿estás agradecida con Dios cuando Él llama tu atención? El rey Nabucodonosor estaba en esa situación, pero no respondió con agrado o gusto.
Hoy escucharemos la segunda parte de un mensaje que Nancy DeMoss Wolgemuth dio en la conferencia de True Woman’22 que se titula «El Cielo gobierna: ¿qué diferencia hace?». Si te perdiste el episodio de ayer, asegúrate de escucharlo en AvivaNuestrosCorazones.com.
Ahora Nancy retomará el mensaje en el capítulo 4 de Daniel. Escuchemos.
Nancy: Aquí tenemos la cuarta escena, y voy a llamarla:
Escena #4: El rey orgulloso pierde la razón (Daniel 4)
Nabucodonosor era un hombre orgulloso, un hombre autosuficiente, y en lo que a él concernía, no había necesidad de Dios. Él estaba ciego a su necesidad, pero misericordiosamente, Dios irrumpió en ese sentido de independencia y de control que tenía Nabucodonosor y llamó su atención.
Escúchame, Dios hará lo que sea necesario para llamar tu atención y la mía. Y cuando lo haga, no te resistas. Dale gracias por amarte lo suficiente como para mostrarte que tú no eres Dios, ¡sino que Él es Dios!
Dios le dio a Nabucodonosor otro sueño para advertirle del peligro que corría, ¡y en este sueño él vio un enorme árbol! Era magnífico, era hermoso, y era visible para toda la tierra. Este árbol proporcionaba alimento y refugio abundantes a todas las criaturas de la tierra.
Pero entonces, el sueño dio un giro dramático. Un ángel mensajero de Dios decretó la destrucción del poderoso árbol. Mira lo que dice el versículo 14 del capítulo 4 de Daniel:
«[Este ángel] clamando fuertemente, dijo así: “Derriben el árbol, corten sus ramas, arranquen su follaje, desparramen su fruto”».
Este árbol ya no daría refugio ni alimento a los pájaros ni a los animales. Se reduciría a un tocón que estaría encadenado (v.15). El árbol ya no sería supremo; estaría sometido a los elementos, a los efectos de la naturaleza.
Y al estudiar este capítulo sabemos que el árbol representaba a un hombre poderoso que se creía más poderoso que Dios, pero que sería despojado de su grandeza; perdería la razón, y viviría como una bestia bruta durante siete años.
Ahora, sabemos que este sueño se aplicaba directamente a Nabucodonosor, y está bastante claro al leer el pasaje. Pero eso no estaba nada claro para Nabucodonosor. A las personas orgullosas les cuesta ver la verdad sobre sí mismas.
Entonces Daniel lo ayudó. Le explicó con valentía el significado del sueño al poderoso rey; lo hizo personal. Mira lo que dijo Daniel en el versículo 22:
«[Ese árbol] es usted, oh rey, que se ha hecho grande y fuerte, su grandeza ha crecido y ha llegado hasta el cielo, y su dominio hasta los confines de la tierra…».
Versículos 24 y 27:
«…esta es la interpretación, o rey, y este es el decreto del Altísimo que ha venido sobre mi señor el rey: Será usted echado de entre los hombres, y su morada estará con las bestias del campo, y le darán hierba para comer como al ganado, y será empapado con el rocío del cielo. Y siete años pasarán sobre usted, hasta que reconozca que el Altísimo domina sobre el reino de los hombres, y que lo da a quien le place…su reino le será afirmado después que usted reconozca que es el Cielo el que gobierna. Por tanto…ponga fin a sus pecados haciendo justicia, y a sus iniquidades mostrando misericordia a los pobres. Quizás sea prolongada su prosperidad».
Vamos a detenernos aquí un momento. Dios misericordiosamente le dio al rey un año entero para arrepentirse, pero él se negó; y eso es lo que vemos en el resto de este capítulo. El orgullo es una forma de pensar que dice: «Yo mando. Yo tengo el control. Venga mi reino, hágase mi voluntad».
Por cierto, las enfermedades mental no son nada nuevo. Pueden tener varias causas, pero en este caso, fue el orgullo del rey lo que lo despojó de sus sentidos, de su razón y su raciocinio.
Y la profecía de la gran caída de Nabucodonosor se cumplió, y en última instancia fue algo bueno, porque la disciplina que Dios le impuso provocó su arrepentimiento, su humildad y su restauración. Y entonces lo condujo a esta conclusión. Mira el versículo 37, el último versículo de Daniel capítulo 4. Dice:
«[El] Rey de los cielos…puede humillar a los que caminan con soberbia».
Y tengo que decir que cuando leo eso, me doy cuenta de que hay algo de Nabucodonosor en todas nosotras. Nunca puedo pasar por alto esa frase sin decir: «¡Dios está apuntando Su dedo a mi corazón!». El Rey de los cielos es capaz de humillarme si ando con soberbia.
El Cielo siempre tiene la última palabra. Si nos negamos a humillarnos bajo Su poderosa mano, le obligaremos a humillarnos. El orgullo y la autosuficiencia son el camino hacia la ruina segura. Pero humillarnos para reconocer que el Cielo gobierna es el camino, ¡y siempre será el camino!, hacia la restauración y la plenitud.
Ahora vayamos al capítulo 6 de Daniel, (y no me gusta saltar el capítulo 5, pero tenemos que hacerlo). Quiero hablarte ahora de la Escena #5, la última escena que vamos a ver en Daniel. Y la llamé:
Escena #5: Una noche con los leones (Capítulo 6)
Daniel vivía en un ambiente hostil a Dios y a Sus seguidores. La sabiduría de Daniel y su vida piadosa no le valieron alabanzas humanas; de hecho, lo convirtieron en el blanco del enemigo. Y a corto plazo, parecía que una vida santa y obediente no rendía frutos. ¿Alguna vez te has sentido así, quizás en tu escuela, o en tu trabajo?
Los adversarios de Daniel, que conocían la fe que él tenía en Dios, intentaron acabar con él, haciendo que el rey promulgara un edicto real que prohibía orar durante treinta días a cualquier persona que no fuera el rey (porque ellos sabían que Daniel era un hombre de oración). Y cualquiera que se atreviera a desafiar ese decreto irracional e irreversible, sería destruido. Y en ese momento parecía que Darío [que se había convertido en rey] y sus funcionarios eran supremos.
Pero Daniel sabía quién era el verdadero Rey. Él nunca lo olvidó a lo largo de todas esas décadas sirviendo en el palacio. Daniel conocía a Aquel a quien debía su máxima lealtad. Y sí, él serviría fielmente a todos esos reyes, pero no permitiría que ocuparan el lugar de Dios.
Daniel sabía que su destino y su vida no estaban en manos del rey, sino en las manos de Dios. Él sabía que Dios era más poderoso que el rey, que Dios escucha y responde a la oración, y que el lugar más seguro en el que podía estar, incluso una vez que el edicto estuviera firmado y sellado, era de rodillas en la presencia de Dios. Eso fue lo que le dio valor para seguir orando a su Dios.
Y fíjate que él no empezó su vida de oración en ese momento de crisis. Él ya tenía una vida de oración. Las Escrituras dicen en Daniel capítulo 6, versículo 10, que: «entró en su casa, en su habitación, como era su costumbre, y abrió su ventana y oró hacia Jerusalén» (parafraseado).
¡Este es el retrato de un hombre que creía que el Cielo gobierna! Y por el edicto del rey Darío, Daniel fue arrojado al foso de los leones, donde sus adversarios esperaban que muriera mutilado. Pero tú ya conoces la historia: ¡su vida fue preservada sobrenaturalmente por Dios! Y al final de esta historia, el rey termina honrando al Dios de Daniel.
Y así mismo Daniel, al final, fue honrado por Dios, y los que trataron de arruinarlo y destruirlo fueron destruidos ellos mismos. O sea que, aquí tenemos cinco imágenes, cinco fotografías instantáneas, cinco escenas, de que el Cielo gobierna en el libro de Daniel.
Ahora quiero que dediquemos unos momentos a examinar cinco verdades eternas sobre el gobierno del Cielo que se encuentran en el libro de Daniel. Te hablaré sobre ellas y espero que captes los puntos claves, y que luego te empapes del libro de Daniel, y del resto de las Escrituras, para ver dónde aparecen.
Entonces: cinco verdades eternas sobre el gobierno del Cielo extraídas del libro de Daniel:
Verdad #1: El Cielo gobierna sobre todas las cosas, grandes y pequeñas.
Él es Dios Altísimo. Él ordena y supervisa soberanamente los macro eventos de nuestro mundo, así como los micro detalles de nuestras vidas.
Lo macro:
- El Cielo gobierna toda la historia, pasada, presente y futura.
- El Cielo gobierna los asuntos geopolíticos de nuestro mundo: sobre los presidentes y los primeros ministros, sobre reyes y reinas, dictadores y déspotas, sobre las elecciones y partidos políticos.
- El Cielo gobierna el mundo de la economía.
- El Cielo gobierna el mundo de la naturaleza, los patrones climáticos, las tormentas.
No existe la «Madre Naturaleza». ¡El Cielo gobierna toda la naturaleza! Él regula las estaciones. Él controla la temperatura de la tierra para que sea habitable para los seres humanos. Dios mantiene el sol exactamente a la distancia correcta de la tierra para sostener la vida y evitar que nos quememos. El Cielo gobierna en lo macro.
Y el Cielo también gobierna en lo micro:
- Los detalles de nuestra vida personal: la pérdida del trabajo, facturas inesperadas, o cuando nuestro carro tiene averías.
- ¿Cómo te vas a permitir jubilarte? (Algo en lo que los adolescentes aún no están pensando, ¡pero lo harán!)
- Ese anhelo insatisfecho de una pareja piadosa, o ese anhelo por un hijo.
- Los detalles de abortos espontáneos o bebés que nacen muertos.
- Daños y heridas que llevas y que nadie más conoce: cómo otros nos han hecho daño.
- Problemas de salud.
- Desafíos relacionales: hijos pródigos, una pareja desatenta, un marido infiel.
El cielo gobierna en lo micro, desde las pequeñas astillas en un dedo hasta las cirugías que ponen en peligro la vida; desde la tos y los resfriados hasta el cáncer; desde la economía hasta las elecciones y los terremotos; desde las noticias que sacuden la tierra en nuestro mundo hasta los acontecimientos que alteran la vida en nuestros mundos personales. ¡El Cielo gobierna!
Ahora bien, el Cielo gobierna no es un sentimiento simplista o superficial. No es una visión fatalista de las verdaderas dificultades y angustias de la vida en este mundo, sino que: es un profundo y firme descanso y una confianza en que Dios lo sabe todo, en que Él lo ordena todo, nuestro mundo, nuestros días, nuestros pasos, y se puede confiar en Él para todo. Así que, en primer lugar, Dios gobierna todas las cosas, grandes y pequeñas.
Verdad #2: Ningún poder o reino terrenal durará para siempre. Solo el reino de Dios es eterno.
Muchas personas fuimos testigos del fallecimiento de la Reina Isabel II, tras un reinado histórico y sin precedentes de setenta años. Y si viste el servicio funeral en la Capilla de Windsor, habrás presenciado el emocionante momento en que el orbe soberano, el cetro y la corona fueron retirados de la parte superior del ataúd para ser entregados a su sucesor.
La gente pensaba que esta mujer iba a vivir para siempre. Y ciertamente vivió mucho tiempo, pero ningún poder o reino terrenal durará para siempre.
Los reinos del hombre se levantan y caen: hombres buenos, hombres malos, reinas buenas, reinas malas. Pero solo el reino de Dios es indestructible, y un día aplastará a todo reino terrenal que rechace Su gobierno, y se pondrá fin a todo lo que se oponga a Dios y a Su pueblo.
De hecho, hablando del fin, ese es un tema recurrente en las profecías de Daniel. Cuando leas el libro de Daniel, busca esas palabras: «el fin». Y lo que aprendemos es que toda la historia avanza hacia un final divinamente determinado y que tendrá lugar exactamente cuándo y cómo Dios lo ha ordenado.
Como creyentes, cuando las fuerzas del mal parecen estar ganando y vemos que los poderes malvados se oponen a Dios y a Su pueblo, a veces nos sentimos débiles e impotentes. Pero nos armamos de valor y perseveramos en la esperanza, porque sabemos que su éxito es efímero.
Sabemos que Dios, nuestro Dios, tendrá la última palabra. Y en el momento señalado, cuando Cristo regrese, Él triunfará sobre todo enemigo, y Él reinará para siempre, sin rival. ¡El Cielo gobierna!
Verdad #3: Al final, Dios liberará a todo Su pueblo y destruirá a todos Sus enemigos.
Escucha, ese es el fin de toda vida humana en el universo en toda la historia: destrucción o liberación. Dios liberará a todo Su pueblo y destruirá a todos Sus enemigos. Y en el Salmo 34, versículo 19 y 21, dicen: «Muchas son las aflicciones del justo…», y quizás digas: «¡Cuando me comprometí a seguir a Cristo, no sabía que también me comprometí a pasar por muchas aflicciones!». Bueno, déjame decirte que todo cristiano, una vez se compromete con Cristo, también se compromete para muchas aflicciones.
«Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas lo libra el Señor» (v. 19)
Y puede que estés pensando: «¡Pero Él no me ha liberado!». Puede que todavía no lo haya hecho contigo, pero ten por seguro que Él lo hará. ¡Cristo te librará de toda, de toda aflicción!
Y el versículo 21 del Salmo 34 dice: «La maldad dará muerte al impío, y los que aborrecen al justo serán condenados».
Los que habían orquestado la caída de Daniel fueron destruidos en la misma trampa que le habían tendido, mientras que Daniel fue liberado sobrenaturalmente. Ahora, en el caso de Daniel, todo esto sucedió en un capítulo.
Pero la liberación o la destrucción no siempre suceden así. Y la mayoría de las veces no sucede así en nuestras vidas, pero sucederá. A la manera de Dios y en Su tiempo, Él rescatará a todos aquellos que confían firmemente en Él. Pero Dios resiste, Dios se opone, a aquellos que se resisten al gobierno del Cielo.
Y sé que en una audiencia de este tamaño, hay algunas hoy, que en su corazón se resisten a Dios (y puede que nadie más lo sepa). Déjame decirte que tus brazos no son lo suficientemente fuertes para pelear con Dios. ¡No ganarás!
Y esta es nuestra esperanza, esta es nuestra confianza, en un mundo que se inclina al reino y el gobierno del hombre. Esa agenda no acabará bien, y esos gobernantes anti-Dios, contrarios a Dios, que hoy oprimen a otros, serán un día totalmente destruidos. Y un día, el pueblo de Dios, que ahora está siendo oprimido y amenazado, reinará con Cristo para siempre. ¡El Cielo gobierna!
Verdad #4: La victoria final del Cielo es segura. Sin embargo, entre ahora y el fin, habrá guerra entre los reinos del hombre y el reino de Dios.
Vivimos en un mundo que se ha puesto en contra de Dios y que sigue las órdenes de Satanás. Y vemos cosas profundamente inquietantes a nuestro alrededor y a veces nos sentimos abrumadas, con náuseas o simplemente agotadas por todo lo que está sucediendo.
En Daniel capítulo 8, vemos que Daniel recibió revelaciones aterradoras del futuro que lo dejaron sin fuerzas. Él perdió toda su fortaleza. Pero él nunca se dejó paralizar por esas visiones sobrecogedoras, ni se obsesionó con tratar de averiguar qué significaban, ni intentó arreglar o cambiar todos los sistemas rotos que representaban.
Entonces, ¿qué hizo con todas esas visiones terribles que lo dejaron débil de las rodillas y tambaleándose sobre sus pies? Él estaba aterrorizado, ¡no tenía fuerzas! ¿Qué hizo entonces? En Daniel 8, versículo 27 dice, ¡y me encanta esta frase!:
«Después me levanté y atendí los asuntos del rey».
¿Qué fue lo que hizo? Dios acababa de mostrarle a Daniel estas impresionantes, pero aterradoras visiones, sobre lo que va a suceder al final de los tiempos. ¿Y qué hizo él? Volvió a trabajar en Babilonia, ¡sirviendo a un rey pagano! Sí, la carga de lo que acababa de ver pesaba mucho sobre él, pero sabía que todo esto era solo temporal y que Babilonia y todos los demás reinos terrenales que estaban por venir acabarían por desaparecer.
Mientras tanto, se dedicó fielmente al trabajo que Dios le había encomendado al servicio del rey, sabiendo que, en última instancia, estaba sirviendo al Rey del Cielo.
Mujeres, ustedes y yo hemos sido puestas aquí por Dios, y se supone que debemos servirle dondequiera que Él nos haya puesto, manteniendo nuestros corazones firmemente plantados en Su reino eterno mientras soportamos las dificultades, y ¡nos aferramos con fe a Aquel que ha prometido que un día todas las cosas de la tierra serán redimidas y hechas nuevas!
Y bueno, cuando llegamos al capítulo 12 del libro de Daniel, él ya es un anciano; es un octogenario. He oído que hay algunas mujeres octogenarias que han venido con sus hijas a esta conferencia. No sé dónde estás, pero ¡que Dios te bendiga! ¡Estoy tan emocionada de que estés aquí! Daniel tenía tu edad cuando llegamos al capítulo 12.
Y en Daniel capítulo 12, versículo 13, un ángel le dijo a Daniel:: «Pero tú, sigue hasta el fin». Ahora, a Daniel se le habían contado muchos misterios y muchas profecías que los comentaristas todavía no están seguros de lo que significan exactamente. Ese ángel le dijo a Daniel: «Pero tú, sigue hasta el fin».
Esto es lo que Daniel debía hacer a los ochenta años: no rendirse, no darse por vencido, sino seguir adelante. Él debía seguir viviendo como un siervo fiel del Señor en una tierra extranjera, «hasta el final» de su vida.
Y quiero dirigirme a aquellas de nosotras que somos mujeres mayores de sesenta, setenta y ochenta años (no sé si hay alguien de noventa escuchando): déjame decirte que no es momento de marcharse hasta que el Señor nos lleve a casa, ¡hasta entonces no habrá marcha atrás! Sigue hasta el final, la verdad eterna
Verdad #5: Dios conoce la respuesta a las preguntas: «¿Cuánto durará esto?», y «¿Cómo acabará todo esto?».
Esas son las preguntas que se hizo Daniel (y puedes leerlo en el capítulo 12). Y en tiempos de angustia nos hacemos esas mismas preguntas: «¿Cuánto va a durar esto? ¿Cómo va a terminar?». Y no creo que esté mal hacerse esas preguntas. Pero al final del día, si Dios decide no responder a nuestras preguntas, tenemos que confiar en que, ¿qué? El Cielo gobierna.
Dios sabe exactamente cuánto durará esto. Cada evento en el cielo o en la tierra opera en Su horario, ¡y Él controla el reloj del juego! Cuando Él diga: «¡Es la hora!», sonará el «timbre» para el final. Dios pone un límite a cuánto y por cuánto tiempo Sus enemigos pueden ejercer su poder, ¡y confiamos en que Él sostendrá a todos aquellos que confían en Él hasta el final!
Y bueno, en la última mitad del libro de Daniel, Daniel recibe varias visiones. En la primera mitad, vemos a Daniel interpretando visiones que Dios le dio a otras personas. Ahora en esta última mitad, Dios le da a él, una serie de visiones, y estas visiones son un vistazo al plan de Dios para el desarrollo de la historia y las naciones, desde el tiempo de Daniel hasta el final de la historia humana.
Esas visiones incluían feroces guerras y persecuciones contra el pueblo de Dios. Y creo que mucha gente nunca lee los últimos seis capítulos de Daniel porque son muy difíciles de leer y entender. Los primeros seis capítulos son historias que incluso aprendemos en la escuela dominical. Sin embargo, nadie leyó jamás esos últimos capítulos cuando estaban en la escuela dominical de niños.
Pero hay que leerlos, hay que estudiarlos, hay que conocerlos. Déjame compartir contigo cómo resumí esas visiones del transcurso de la historia humana cuando llevaba un diario en mi estudio a través de Daniel:
- Gobernantes poderosos.
- Agresivos, arrogantes.
- La verdad pisoteada.
- Las mentiras prevalecen.
- Los santos perseguidos.
- El santuario profanado.
- ¡¿Cuánto tiempo?!
- Dios lo sabe.
- Malhechores derrocados.
- Santuario restaurado.
- Dios gana.
- El final.
- ¡El Cielo gobierna para siempre!
¡Y esa es la historia!
Débora: Ella es Nancy DeMoss Wolgemuth, con un poderoso resumen de las visiones de Daniel, registradas en el libro de Daniel.
La pregunta es, si tú y yo vivimos como si eso fuera cierto. ¿Realmente creemos que el Cielo lo gobierna todo?
En el libro El Cielo Gobierna, escrito por Nancy, encontrarás muchas historias de personas que vivieron creyendo en que el Cielo gobierna, incluso ante pérdidas o dolores devastadores. El subtítulo del libro es Ten Valor. Toma consuelo. Nuestro Dios tiene el control. Creo que esas historias te motivarán a vivir de la misma manera.
Para obtener una copia de este libro, visita AvivaNuestrosCorazones.com
Y bueno, ¡aún hay más! El día de mañana, Nancy concluirá su mensaje sobre «El Cielo gobierna». También escucharemos a una mujer que ha tenido todo el derecho, humanamente hablando, de dejar de creer que eso es verdad...pero no lo ha hecho.
¡Regresa con nosotras mañana aquí, a Aviva Nuestros Corazones!
Recordándote que el Cielo gobierna, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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