Ven, Jesús, muy esperado
Débora: Todas sabemos lo difícil que puede ser esperar. Betsy Childs Howard es autora del libro Seasons of Waiting (en español sería Temporadas de espera). Ella se dio cuenta de que las mujeres de la Biblia tuvieron que esperar por muchas razones diferentes.
Betsy Childs Howard: Durante años, Israel estuvo esperando al Mesías. Abraham y Sara fueron estériles. Y la esterilidad que experimentaron, que finalmente terminó con el nacimiento de Isaac, fue un pequeño reflejo de la esterilidad que Israel experimentó durante años y años esperando al Mesías prometido. Parecía que Dios no estaba cumpliendo Su promesa. Sin embargo, la cumplió.
Es interesante que la venida de Cristo fuera anunciada por otra mujer estéril, Elizabeth, que concibió un hijo en su vejez. Así que tenemos esta imagen de infertilidad que termina con la venida del Mesías.
Como creyentes, esperamos el regreso de Cristo. No sabemos si …
Débora: Todas sabemos lo difícil que puede ser esperar. Betsy Childs Howard es autora del libro Seasons of Waiting (en español sería Temporadas de espera). Ella se dio cuenta de que las mujeres de la Biblia tuvieron que esperar por muchas razones diferentes.
Betsy Childs Howard: Durante años, Israel estuvo esperando al Mesías. Abraham y Sara fueron estériles. Y la esterilidad que experimentaron, que finalmente terminó con el nacimiento de Isaac, fue un pequeño reflejo de la esterilidad que Israel experimentó durante años y años esperando al Mesías prometido. Parecía que Dios no estaba cumpliendo Su promesa. Sin embargo, la cumplió.
Es interesante que la venida de Cristo fuera anunciada por otra mujer estéril, Elizabeth, que concibió un hijo en su vejez. Así que tenemos esta imagen de infertilidad que termina con la venida del Mesías.
Como creyentes, esperamos el regreso de Cristo. No sabemos si será durante nuestra vida o si será más adelante. Pero debemos velar, esperar y prepararnos de la misma manera que una mujer que quiere casarse, vela, ora y espera, sin saber si eso sucederá.
Débora:Esta idea de esperar es fundamental en la historia de la Navidad. Nuestra anfitriona, Nancy DeMoss Wolgemuth, te mostrará el porqué en el episodio de hoy Aviva Nuestros Corazones.
Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 18 de diciembre de 2025.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Estamos anticipando la Navidad hablando de algunos villancicos navideños. De hecho, estamos viendo el evangelio en algunos de nuestros villancicos navideños en una serie que hemos titulado «Ven y adoremos».
El título de esta serie viene de un CD que grabé en piano con otros instrumentos que añadimos para crear unos arreglos realmente hermosos. Incluye diez villancicos navideños, y hemos estado hablando de varios de ellos: su trasfondo, su significado bíblico, lo que nos dicen acerca de Cristo y por qué vino, y qué tienen que ver con nuestras vidas. Y, por si no te has dado cuenta, has estado escuchando fragmentos de ellos durante esta serie. Pienso que es algo que querrás tener en tu hogar para escuchar en tu hogar durante la temporada navideña.
Bueno, hoy veremos otro villancico que se titula: «Ven, Jesús, muy esperado». Este himno se canta a menudo al comienzo del Adviento como parte de nuestra preparación para celebrar la encarnación de Cristo. La letra de este himno fue escrita por Charles Wesley, quien compuso más de 6,500 himnos. ¿Te imaginas? No sé si yo he cantado tantos himnos en toda mi vida y él escribió tantos.
En 1744, Charles Wesley publicó una colección de dieciocho poemas y villancicos que tituló Himnos para la Natividad de Nuestro Señor. Y de esos himnos navideños, este, «Ven, Jesús, muy esperado», es el más conocido y el que ha perdurado a lo largo de todos estos años.
La música con la que normalmente cantamos este villancico se llama Hyfrydol. Que fue compuesta aproximadamente en 1830 por un galés de diecinueve años llamado Rowland Pritchard. El nombre de esta melodía significa «buena alegría». Buena alegría, ¡eso me gusta! Es una melodía que se ha utilizado también con otras letras de himnos muy conocidos.
Ahora, este himno solo tiene dos estrofas, pero la letra es tan rica en contenido. Prácticamente, cada frase de este villancico alude a uno o más versículos de las Escrituras, incluyendo muchas profecías del Antiguo Testamento sobre la venida del Mesías, el Adviento.
Entonces, permíteme leer las dos estrofas y luego hablaremos de algunos de los puntos más destacados.
Ven, Jesús muy esperado,
Ven, y quita de Tu grey sus temores y pecados,
Pues Tú eres nuestro Rey.
Eres fuerza y alegría de la tierra y de Israel;
Y esperanza para aquellos que te esperan con gran fe.
Naces para bien de todos, aunque Niño eres Dios;
Naces para hacernos tuyos; oh, Jesús, ven pronto hoy.
Con Tu Espíritu divino reina en todo corazón,
Y tu gracia nos conduzca a Tu trono de esplendor.
Estudiemos este villancico «Ven, Jesús, muy esperado». Esta es una oración que expresa el anhelo que tenían los creyentes del Antiguo Testamento por la llegada del Salvador. Este villancico se conecta con el anhelo que tenemos de que Cristo venga y nos visite con Su presencia, con Su belleza y con Su maravilla en esta temporada de Adviento y durante todo el año.
«Muy esperado». ¿Cuánto tiempo se había esperado a este Cristo? Bueno, tenemos que retroceder a Génesis capítulo 3, cuando Adán y Eva pecaron. Ellos quedaron separados de Dios y se escondieron de Él, detrás de un arbusto, en el jardín, avergonzados. Avergonzados de sí mismos ante Dios y entre ellos mismos. Luego Dios viene y los busca, los encuentra y les promete que enviaría un Salvador, alguien que solucionaría el problema del pecado.
Y esta promesa se repitió a Abraham, a Jacob, a Isaac y a los profetas. Poco a poco, el retrato se fue completando, con más y más detalles a lo largo de cientos de años. ¿Cómo sería este Salvador? ¿Qué haría? ¿Cómo sería?
Bueno, los judíos del Antiguo Testamento anhelaban que Dios cumpliera Su promesa y enviara al Mesías. Ellos esperaron, y esperaron, y esperaron, y esperaron. A veces se cansaban de esperar y se olvidaban de esperar. Entonces Dios enviaba un profeta y les recordaba Su promesa, y ellos volvían a esperar. Esperaron durante miles de años sin ver cumplido ese anhelo.
Es muy fácil cansarse y perder la esperanza, cuando estamos esperando que Dios se mueva y actúe. Pero ellos siguieron anhelando, siguieron esperando, porque creían que Dios es fiel y que Él iba a cumplir Sus promesas a Su manera y en Su tiempo.
Ahora, este himno, este villancico, responde dos preguntas que se plantean en muchos de nuestros villancicos navideños favoritos. La primera es: ¿Quién es este Cristo, este «Jesús muy esperado»? Y la segunda pregunta es: ¿Por qué nació? Esa es una pregunta que se plantea en muchos de nuestros villancicos navideños.
Entonces, en primer lugar, ¿quién es este Jesús muy esperado? Bueno, en este villancico se nos dice que Él es «la fuerza, la alegría y la consolación, de Israel», y este es otro concepto que se encuentra en los profetas del Antiguo Testamento.
Joel 3 dice que: «…El Señor es refugio para Su pueblo y fortaleza para los israelitas» (v. 16). Él es la fuerza y la consolación de Su pueblo.
Entonces, ¿recuerdas a Simeón en el templo cuando los padres de Cristo lo llevaron allí siendo un bebé? En Lucas, capítulo 2, dice que Simeón, que ya era un anciano, y él «esperaba la consolación de Israel» (v. 25). Esa palabra, «consolación», proviene de la palabra griega, paraklesis, que significa «acercarse y ayudar». Alguien que viene, consuela y ayuda. Cristo consuela.
Este es un hombre que había esperado y anhelado toda su vida la llegada del Mesías. Y ahora se regocijaba al ver a este niño que sabía que era la fuerza y el consuelo del pueblo de Dios, que Él que consolaría los corazones del pueblo cansado de Dios.
Pero este Cristo, este Jesús, no es solo la fuerza y la consolación de Israel. Este villancico nos dice que Él es también «esperanza (de toda la tierra) para aquellos que te esperan con gran fe». Jesús es el anhelo de todas las naciones.
Y Él no es solo la fuerza, la alegría y la consolación de Israel para los judíos, sino que es para todas las personas del mundo: para los judíos, los gentiles, los musulmanes, los budistas, las personas que se llaman cristianas y son religiosas, pero que no conocen a Cristo. Él es la esperanza y el anhelo de todo el mundo; todo el mundo necesita a Cristo.
Y Jesús es un regalo de Dios no solo para los judíos, no solo para algunas personas religiosas, no solo para las personas que van a la iglesia, o para las personas que piensan que necesitan a Cristo. Él es la esperanza de Dios que cumple el deseo de todas las naciones y de todos los pueblos del mundo.
Leemos este concepto en Hageo 2, donde Dios dice (voy a leerte de la versión de la Reina Valera): «… Y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado, [con «D» mayúscula] de todas las naciones»(v. 7). Dios hace temblar a las naciones para poder sacudir las cosas que no son eternas y que no son santas, y luego atrae a personas de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas para que vengan al Deseado, con «D» mayúscula, de todas las naciones, dice el Señor de los ejércitos.
Estos son conceptos a los que se refiere este gran villancico: «Ven, Jesús, muy esperado».
Y este Mesías no es solo para los judíos, ni solo para las naciones. Este himno, en su letra original en inglés, nos dice que Cristo también es «el gozo de todo corazón anhelante». Así que, no solo de los judíos, ni solamente de las naciones; es también para nosotras, para todos aquellos que lo anhelamos, de manera personal.
Él es nuestra fuerza y nuestro consuelo. Él es poder para nuestra debilidad. Él es consuelo para nuestro dolor. Cristo es el cumplimiento de los anhelos, deseos, esperanzas y necesidades más profundas de cada alma en el mundo, y a lo largo de todas las épocas.
Esta es una gran descripción de la suficiencia, la total suficiencia de Cristo. Cristo es lo que el mundo necesita, lo que el mundo anhela, aunque no lo sepa. Solo Él puede salvar. Solo Él puede satisfacer los anhelos del mundo, mis anhelos, tus anhelos de amor, de seguridad, de significado, de relaciones, de comunión con Dios. Él es el gozo de todo corazón anhelante. Él pone el anhelo allí, y luego viene y lo satisface con Él mismo.
Ahora, en segundo lugar, la segunda pregunta: ¿por qué nació? ¿Por qué vino a la tierra? En este villancico, puedes ver la palabra «naces» 2 veces. «Naces para bien de todos», «naces para hacernos Tuyos». ¿Por qué nació Cristo? Bueno, el himno nos dice que «nació para bien de todos», y que «nació para hacernos Suyos».
Él nació para traer liberación. Nació para proclamar libertad a los cautivos, como Cristo mismo dijo en Lucas, capítulo 4. Él dijo: «[Dios] Me ha enviado para proclamar libertad a los cautivos…». (v. 18)
Cuando los judíos del Antiguo Testamento y los judíos de la época de Cristo escuchaban este tipo de profecías y este tipo de discursos, asumían ellos que se trataba de la liberación de los reinos opresores mundanos y humanos.
En los días de Cristo, ese habría sido el imperio romano. Así que ellos pensaban: Sí, el Mesías vendrá y nos liberará de los romanos. Pero este villancico dice: «Ven, Jesús muy esperado. Ven, y quita de Tu grey, o libra a Tu grey de sus temores y pecados».
Pero no de los romanos, ni del ISIS, ni del gobierno liberal, ni de un determinado partido político o de líderes políticos impíos, ni de mi pareja o de esta persona de mi lugar de trabajo. Líbranos de nuestros miedos y pecados.
Nuestros pecados son los que nos esclavizan. Nos hacen sentir agobiadas, cargadas y cansadas. Pero Cristo vino, Él se encarnó y nació para liberarnos de nuestros pecados. En el Evangelio de Mateo, capítulo 1, en el versículo 21, dice: «Y le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a Su pueblo de sus pecados».
Él no solo vino para liberarnos de nuestros pecados, sino también de nuestros temores. Hebreos capítulo 2 dice que Él vino para «librar a todos los que por el temor a la muerte, estaban sujetos a esclavitud durante toda la vida» (v. 15).
No hay temor mayor que el temor a la muerte, porque la muerte es lo único que no se puede evitar ni cambiar. A todos nos llegará. Quizás puedas evitar los impuestos, los accidentes automovilísticos o el cáncer, pero todos enfrentaremos la muerte, que es el mayor temor, el mayor miedo. Pero Cristo vino a liberarnos de nuestros temores.
Este himno dice: «Pues Tú eres nuestro Rey». El descanso que necesitamos para nuestras almas, el descanso que nuestro mundo necesita, se encuentra en Cristo. Fue Jesús mismo quien dijo: «Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar» (Mt. 11:28).
Entonces, Cristo nació para liberar a Su pueblo, para liberarnos de nuestros temores y nuestros pecados, para darnos descanso. Pero también nació para reinar y gobernar. Este villancico dice:
Naces para bien de todos, aunque Niño eres Dios (¡Él es Rey!);
Naces para hacernos Tuyos; oh, Jesús, ven pronto hoy.
Con Tu espíritu divino reina en todo corazón,
Y Tu gracia nos conduzca a Tu trono de esplendor.
Este niño, cuyo nacimiento celebramos en Navidad, es el Rey del universo. Él vino a reinar y gobernar para siempre en los corazones de Su pueblo. Le debemos lealtad. En la versión original en inglés, el villancico dice que Su reino es un reino de misericordia y de gracia.
Jesús no es un tirano ni es un déspota. Él no vino a destruirnos. Él vino a reinar sobre nosotros con gracia. Ahí es donde nuestros corazones encuentran un hogar feliz, cuando nos sometemos con alegría a Su reino, Su dominio y Su gobierno.
Entonces, en esa primera estrofa, el énfasis está en Su pueblo, las naciones y toda la tierra. En la segunda estrofa se vuelve más personal. Dice: reina en nosotros; gobierna en nuestros corazones. Su gobierno no nos oprime. Este himno dice que Él nos conduce.
Con Tu Espíritu divino reina en todo corazón,
Y Tu gracia nos conduzca a Tu trono de esplendor.
Y ahí tenemos un indicio de la resurrección. 2.ª Corintios, capítulo 4, dice:«Sabiendo que Aquel que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará junto con ustedes». (v. 14)
De hecho, las Escrituras dicen que un día reinaremos y gobernaremos con Él. Pero antes de que eso suceda, necesitamos que Él reine y gobierne en nosotras y sobre nosotras. Y entonces, un día, Él nos resucitará con Él para reinar y gobernar con Él para siempre.
Esta oración, este villancico, expresa el profundo anhelo y el deseo de que Cristo venga, nos salve de nuestros pecados, satisfaga los anhelos más profundos de nuestro corazón, reine y gobierne en nuestro corazón, y nos lleve a estar con Él para siempre.
Ahora bien, este Cristo tan esperado, este Salvador, vino. Y las expectativas y anhelos de aquellos judíos del Antiguo Testamento se cumplieron cuando Cristo nació en Belén.
Así que, al celebrar Su primer advenimiento y Su venida a la tierra durante esta temporada, también anticipamos, anhelamos y oramos por Su regreso. Aquellos judíos del Antiguo Testamento tenían la promesa de que vendría un Salvador. Esperaron, anhelaron y oraron para que eso se cumpliera.
Ahora Él ha venido, y tenemos otra promesa, y es que Él volverá. Habrá un segundo advenimiento. Habrá un segundo regreso a esta tierra.
Su promesa en Juan 14 y en muchos otros puntos de las Escrituras es: «Vendré otra vez y los tomaré adonde Yo voy». (v. 3) Este Salvador, muy esperado del cielo, vendrá otra vez. Y los anhelos que tenemos aquí y ahora se cumplirán en ese día.
Entonces, ¿qué hacemos con todo esto? ¿Qué nos dice este villancico escrito hace cientos de años cuando lo cantamos hoy en el siglo XXI? Bueno, permíteme darte tres sugerencias, tres maneras de atesorar esto en nuestros corazones.
Número uno: Ora para que se cumplan las razones por las que vino en Su primera venida. Que las personas sean liberadas; que sean liberadas del pecado y del temor. Ora: «Oh Señor, que venga Tu reino» en nuestro mundo, en nosotros, en mí, en mi corazón.
Una vez más, no podemos esperar que Su reino venga al mundo y a las naciones, hasta que primero venga a nosotros, Su pueblo. Por eso oramos: «Reina en todos nuestros corazones. Reina en mi corazón. No tengo otro rey, otro señor, otro salvador». Estas son cosas que oramos a la luz de este villancico.
Y luego, número dos, pienso que la espera es un reto. Esperar pacientemente, esperar con expectación, esperar con esperanza y con fe, incluso si otros dudan y se burlan, como dijo Pedro que harían. Las personas dirán: «No vemos venir a ningún Cristo. ¿De qué se trata todo esto? Es una esperanza tonta».
De la misma manera, se burlaron y se mofaron de Noé cuando pasó 120 años construyendo un arca para un diluvio que se avecinaba, cuando nunca había llovido en la tierra. «¿Qué estás haciendo?». Se burlaban de él. Bueno, hoy se burlan de los cristianos. Pero estamos llamadas a esperar con fe y esperanza, y a orar por Su regreso.
Tenemos Su promesa. En Apocalipsis capítulo 22, el versículo 20, dice: «El que testifica de estas cosas dice: “Sí, vengo pronto”». ¿Y cuál es nuestra respuesta? «Amén, que así sea. Y así será. ¡Ven, Señor Jesús!».
Esperamos con paciencia. Esperamos, sabiendo que Dios cumple Su Palabra. Que todas Sus promesas eternas se cumplirán. Esperamos sabiendo que Cristo, que vino a la tierra y nació como un bebé hace más de dos mil años, volverá un día para reinar y gobernar como Rey sobre toda la tierra. Por lo tanto, no esperamos con desesperación, ni sin esperanza, sino llenas de esperanza.
Ora, espera y luego, número tres: Pienso que este villancico y otros similares son un llamado a vivir y actuar con la certeza de que las promesas de Dios son verdaderas. Vive y actúa con la certeza de que las promesas de Dios son verdaderas, sin importar cuánto tiempo tarden en cumplirse.
¿Cómo se supone que debemos vivir en este tiempo entre recibir la promesa de Dios y el momento en que la promesa finalmente se cumpla? ¿Qué se supone que debemos hacer? Bueno, la Palabra de Dios dice que en los días de Noé las personas comían, bebían y se divertían. No prestaban atención al hecho de que el juicio se acercaba y que se estaba preparando un lugar para protegerlos, para salvarlos: que era el arca.
Eso es lo que están haciendo las personas hoy en día. Actúan como si Dios nunca hubiera hecho ninguna promesa, como si Cristo no fuera a volver. Actúan como si no hubiera un día de juicio. Actúan como si no hubiera ningún lugar al que pudieran huir para salvarse del juicio de Dios.
Entonces, ¿cómo se supone que debemos vivir? Pienso en mi anillo de compromiso, una promesa que Robert Wolgemuth me hizo de que sería mi esposo, de que se casaría conmigo. Yo llevaba puesto ese anillo de compromiso. Sabía que aún no estábamos casados, pero sabía que pronto lo estaríamos.
Mientras esperaba, ¿qué hice? Me preparé para la boda. Me preparé y me preparé. No me olvidé de eso. Pensaba en eso todo el tiempo. Me preparé durante meses. No seguí con mi vida como si nada pasara.
Esperaba que llegara ese día. Lo anhelaba. Me preparaba para él. Vivía con la certeza de que Robert Wolgemuth cumpliría su promesa. Y así fue. Ahora, esa promesa se ha cumplido. Somos marido y mujer. Es una temporada feliz de mi vida.
Pero también hay alegría en la espera, sabiendo que Dios cumple Su Palabra. Dios cumple Sus promesas. En el tiempo de espera vivimos como aquellos que están emocionados, ansiosos, preparándose para ese día en que Cristo regresará para llevarnos con Él para siempre.
Ven, Jesús muy esperado. Lo oramos. Lo creemos. Lo esperamos y queremos vivir a la luz de esa esperanza. Amén.
Débora: Vaya, esa es Nancy tocando en el piano «Ven, Jesús muy esperado».
Si estás interesada en adquirir el álbum Come Adore de Nancy, puedes visitar la tienda digital de Revive Our Hearts. Si eres pianista, también te interesará saber que en el sitio web de Revive Our Hearts puedes obtener información sobre cómo conseguir una copia de la partitura para poder tocar las mismas canciones y arreglos que Nancy tocó en ese álbum. Está disponible exclusivamente a través de ReviveOurHearts.com. Puedes encontrar un enlace directo en la transcripción del episodio de hoy.
Hoy Nancy nos compartió algunos antecedentes de esa hermosa canción «Ven, Jesús muy esperado». Quizás la próxima vez que la cantes, recuerdes cuánto tiempo esperó el mundo desesperadamente por Cristo.
Nancy, al guiarnos a través de esta serie sobre tus villancicos favoritos, nos has traído la verdad eterna del evangelio. En última instancia, eso es lo que Aviva Nuestros Corazones se esfuerza por hacer por las mujeres en todas las temporadas de la vida.
Nancy: Así es. Hace un tiempo, recibimos el testimonio de una mujer llamada Rosa Emilia. Ella nos contó cómo escuchar la verdad a través del ministerio de Aviva Nuestros Corazones la ha animado, especialmente en circunstancias dolorosas y difíciles.
Rosa Emilia: En febrero de 2017, Nancy estuvo enseñando sobre Tito 2 y su libro Adornadas. Me fascinó y emocionó la forma en que enseñaba este tema. Oré al Señor, y le dije: «Señor, quiero ser esa mujer. Enséñame a amar a mi esposo, a mis hijos y a mi hogar de esa manera». Estaba muy emocionada por todo lo que estaba aprendiendo de la enseñanza de Nancy.
Nancy: Lo que Rosa Emilia no sabía en ese momento era que su esposo, quien era el pastor principal de su iglesia, le había sido infiel con otra mujer.
Rosa Emilia: Estaba devastada. Había decidido que quería divorciarme, pero seguí buscando a Dios, orando, ayunando y escuchando Aviva Nuestros Corazones. Recuerdo que uno de esos días, mientras luchaba con la decisión de permanecer en el matrimonio o no, Nancy había invitado a una pareja de la República Dominicana que habló sobre su testimonio de fidelidad, sanidad y restauración.
Después de escuchar ese programa, estaba confundida. Pensaba: «Dios mío, ¿me estás diciendo que me quede en el matrimonio?». Seguí escuchando Aviva Nuestros Corazones y decidí permanecer en el matrimonio. Uno de esos días en que me sentía tonta por permanecer en el matrimonio, recuerdo que Dannah Gresh estaba enseñando y dijo estas palabras: «Nunca eres tonta por quedarte y ser parte de la historia de redención que Dios está escribiendo en la vida de un hombre».
En otra ocasión, recuerdo que Nancy compartió una carta que le escribió a una amiga que estaba luchando en su matrimonio, y Nancy le dijo a esta amiga: «Parte del ministerio del matrimonio es que ustedes son uno, no solo en sus alegrías, logros y victorias, sino también en sus humillaciones, pérdidas y quebrantamientos». Recuerdo que cada programa que escuchaba me señalaba a Cristo.
Nancy: Los mensajes de la verdad que Rosa Emilia escuchó en Aviva Nuestros Corazones marcaron una diferencia no solo en su matrimonio, sino en toda su vida.
Rosa Emilia: Nancy, hoy quiero agradecerte por siempre apuntar a las mujeres hacia Cristo. Gracias por enseñarnos la verdad según los principios celestiales, verdades como: «Todo lo que me hace necesitar a Dios es una bendición. Puedes confiar en que Dios escribirá tu historia». Muchas gracias por ser un instrumento de Dios. Lo último que quiero decir es que hace un mes Dios nos bendijo con una niña. Tenemos tres niños, y Dios nos dio una niña, y su nombre es Gracia Victoria. Este nombre, y ella misma, son un símbolo de lo que Dios ha hecho en nuestro matrimonio. Es un símbolo de la gracia que salvó nuestro matrimonio y de la victoria que solo Cristo puede darnos.
Nancy: ¡Qué hermoso es ver cómo Dios restauró este matrimonio con Su gracia y Su verdad! Es un milagro que solo Dios puede hacer. Algunos amigos del ministerio han escuchado a muchas mujeres como Rosa Emilia, cuyas vidas han sido transformadas por el Señor a través de este ministerio, y quieren ser parte de ayudar a mujeres de todo el mundo a prosperar, florecer y crecer en Cristo.
Estos amigos y oyentes de Aviva Nuestros Corazones, se han comprometido a donar mensualmente y así apoyar nuestra visión y misión: llevar a las mujeres a la libertad, plenitud y abundancia que se encuentran solo en Cristo.
Débora: Si nos has estado escuchando y nunca has considerado dar, te invito a hacerlo, pregúntale al Señor. «Padre, ¿quieres que sea parte de lo que estás haciendo a través de este ministerio?». No olvides que tu ofrenda principal debe ser hacia tu iglesia local, pero si Dios te ha bendecido y quieres impulsar nuestra misión, visítanos en AvivaNuestrosCorazones.com y apóyanos por medio de donaciones mensuales u ofrendas especiales.
Nancy: Gracias por considerarlo en oración y por dar según te lo indique el Señor. Estamos muy agradecidos por oyentes como tú, que están orando y ofrendando para que podamos seguir ofreciendo a las mujeres el regalo de la verdad eterna en cada temporada de sus vidas.
Débora: ¿Sabías que para apreciar realmente la Navidad, necesitas conocer una historia que leemos en el libro del Génesis? Nancy te explicará por qué el día de mañana. Te esperamos aquí, en Aviva Nuestros Corazones.
Llamándote a encontrar gozo, libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la series de podcast.
Únete a la conversación