Venid, fieles todos
Débora de Rivera: ¿Te cuesta celebrar en una época en la que todos expresan la alegría de la Navidad? Aquí está Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: En esta temporada navideña, y en todas las temporadas, hay mucha tristeza. Hay mucho dolor, hay mucho sufrimiento, hay mucha aflicción en este mundo. ¡Pero el nacimiento de Cristo lo cambia todo!
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «El lugar apacible», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 22 de diciembre de 2025.
¿Cómo te sientes en esta temporada navideña? Nuestras emociones pueden estar por todos lados, especialmente con la anticipación de todo lo que traen estas fiestas. Ya sea que estés feliz y emocionada o cargando tristeza y dolor, puedes estar arraigada en el gozo sin importar lo que estés enfrentando. Cristo siempre nos invita a fijar nuestros …
Débora de Rivera: ¿Te cuesta celebrar en una época en la que todos expresan la alegría de la Navidad? Aquí está Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: En esta temporada navideña, y en todas las temporadas, hay mucha tristeza. Hay mucho dolor, hay mucho sufrimiento, hay mucha aflicción en este mundo. ¡Pero el nacimiento de Cristo lo cambia todo!
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «El lugar apacible», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 22 de diciembre de 2025.
¿Cómo te sientes en esta temporada navideña? Nuestras emociones pueden estar por todos lados, especialmente con la anticipación de todo lo que traen estas fiestas. Ya sea que estés feliz y emocionada o cargando tristeza y dolor, puedes estar arraigada en el gozo sin importar lo que estés enfrentando. Cristo siempre nos invita a fijar nuestros ojos en Él. Así que cuando vengas a adorarlo, recordarás que siempre tienes una razón para tener esperanza, una razón para estar gozosa.
Estamos en medio de una serie que Nancy está enseñando titulada «Ven y adoremos: El evangelio en villancicos». Si te has perdido alguno de los episodios, puedes escucharlos todos en AvivaNuestrosCorazones.com o encontrarlos en la aplicación de Aviva Nuestros Corazones.
Aquí está Nancy para dar inicio al episodio de hoy.
Nancy: Encendemos una vela de Adviento cada uno de los cuatro domingos previos a la Navidad, y luego el día de Navidad, mientras esperamos el Adviento, la venida, la llegada de Cristo, nuestro Salvador.
Ahora, Él ha venido, y lo celebramos y nos regocijamos por eso, pero también esperamos con ansias que llegue el día de Navidad, cuando celebramos Su Adviento y, más allá de eso, el regreso de Cristo a esta tierra.
Esto es de lo que hemos estado hablando durante estos días, la semana pasada y algunos días de esta semana, mientras estamos viendo algunos villancicos: «El evangelio en villancicos». Son villancicos que se encuentran en un álbum que grabé en piano hace unos años titulado Come Adore (Ven y adoremos).
Hoy vamos a ver otro villancico muy conocido. Algunos lo han calificado como el mejor villancico jamás escrito. Ha sido traducido a más de 150 idiomas. Durante muchos años, nadie supo quién había escrito esta canción, la canción que hoy conocemos como «Venid fieles todos». Pero durante años se conoció como un himno en latín anónimo. Sin embargo, a mediados del siglo XX, las investigaciones revelaron que en realidad había sido escrito en 1744 y musicalizado por la misma persona (lo cual es inusual en los himnos).
Él se llamaba John Wade. Era un laico inglés, profesor de música y copista musical que había sido exiliado a Francia por su fe. Allí trabajaba como copista. Cuando vieron por primera vez su nombre asociado a este villancico, pensaron: «Bueno, quizá solo fue una de las personas que lo copió», pero en realidad fue él quien lo escribió, según se cree ahora, basándose en las investigaciones.
El título en latín es algo que quizá reconozcas, aunque no sepas latín: Adeste Fideles. Lo oyes y lo ves por todas partes en Navidad. Esa frase significa, literalmente, «estad presentes» o «acérquense, fieles».
Cien años después de haber sido escrita, a mediados del siglo XIX, esta canción navideña fue traducida del latín al inglés. La primera línea de la traducción original al inglés era «Fieles, acérquense». Pero varios años más tarde fue traducida de nuevo al título que hoy conocemos: «Venid fieles todos». Esto es solo un poco de la historia detrás de este himno.
Ahora, hablemos del mensaje. Es un llamado a la adoración, y esta es una respuesta apropiada: la respuesta de alabanza cuando entramos en la presencia de Dios, porque Cristo es digno de nuestra adoración; ¡Él es digno de ser adorado y alabado!
Así que la primera estrofa dice así (y ya la conoces):
Venid fieles todos,
A Belén marchemos
de gozo triunfantes, henchidos de amor.
Y al Rey de los cielos humilde veremos.
Venid y adoremos, venid y adoremos,
Venid y adoremos a Cristo el Señor.
Ahora, ¿quiénes son todos estos «fieles»? Dice: «Venid, fieles todos». Son creyentes, personas que tienen fe, que están llenas de fe, que creen lo que Dios ha dicho. Entonces, sabemos, según avanza la canción, que primero, los primeros fieles, fueron los pastores quienes fueron a Belén.
Ellos escucharon el mensaje de los ángeles. Creyeron lo que los ángeles dijeron. Así que fueron fielmente al lugar que el ángel les había indicado, y allí encontraron al Niño, el Rey de los ángeles.
Pero entre estos fieles que acuden a contemplar este espectáculo también se encuentran aquellos que han hecho ese viaje a Belén en sus corazones desde entonces. Así que nosotras estamos entre esos fieles. «Venid, fieles todos, a Belén marchemos de gozo triunfantes, henchidos de amor. Y al Rey de los cielos humilde veremos».
Un sitio web donde investigué sobre este himno, explica la palabra «Venid» en un párrafo maravilloso que me pareció que describía hermosamente lo que percibimos en este villancico. El autor dice: «Hay un sentido de urgencia en este himno. Imagina a un niño tirando de tu mano y diciéndote con insistencia: “¡Vamos, vamos, vamos!”».
Algunas de ustedes tienen hijos pequeños. Saben lo que es eso. Se aferran a ustedes, les dan tirones de la mano, les dicen con insistencia: «¡Vamos, vamos!». Bueno, ese es el tipo de sensación que tenemos: «¡Venid! ¡Venid a Belén!».
De la misma manera, imagina a alguien tirando de tu manga o agarrándote de la mano, arrastrándote, mientras corre entre la multitud diciendo una y otra vez: «¡Ven, ven, ven!». El autor dice: «Nos dicen que la paciencia es una virtud, pero en este caso la impaciencia es algo hermoso, porque ¿quién podría quedarse esperando cuando lo único que queremos es adorar a nuestro Señor y Salvador?».
Esto es lo que me encanta ver en Navidad: los niños, su asombro y su entusiasmo. No se han vuelto tan aburridos como nosotros los adultos. Nosotros somos muy formales y reservados, cantamos villancicos y, a veces, pienso que no hay mucha alegría ni triunfo en la forma en que abordamos nuestra visión de Cristo y nuestra comprensión de la historia de la Navidad.
Pero ves a estos pequeños, y están como hipnotizados. Hay un brillo en sus ojos, y pienso que una de las cosas que Dios quiere hacer en la temporada navideña, en esta temporada de Adviento, es devolver ese brillo en nuestros ojos, avivar el asombro. Algunas de nosotras hemos estado escuchando y conociendo esto por mucho tiempo.
Recuerdo cuando era niña y veía las decoraciones del nacimiento que estaban debajo de nuestro árbol y otros que había en nuestra casa. He conocido esta historia toda mi vida. Pero no quiero llegar nunca al punto en que me parezca común u ordinaria, o que olvide que es una historia increíble.
Hay algunas personas que la están escuchando hoy, tal vez por primera vez, y oro para que Dios les dé un sentido de asombro y comprensión. Pero mi preocupación también es por aquellos que la están escuchando por milésima vez, o quizás por decimosexta vez, oro para que tengan un nuevo sentido de asombro y entusiasmo por venir y contemplar a Cristo.
Bueno, este himno, este villancico, tiene tres estrofas que son muy conocidas, pero hay otras que se omiten en la mayoría de los himnarios y que rara vez se cantan. La siguiente es muy importante; tal vez nunca la hayas escuchado. Y esta estrofa hace referencia a lo siguiente: «¿Quién es este que contemplamos en Belén?». Esta estrofa nos recuerda que Cristo no es solo un niño humano. La estrofa dice:
Él, que es Hijo eterno
Del eterno Padre,
Y Dios verdadero que al mundo creó.
Del seno virgíneo nació de una madre.
Son muchas palabras y mucho lenguaje teológico, y en realidad es un lenguaje tomado de uno de los credos más importantes de la fe cristiana: el Credo Niceno, que fue formulado en el año 325 d. C. En él, la iglesia primitiva definió y estableció las doctrinas bíblicas fundamentales sobre Cristo y la Trinidad, basándose en la Palabra de Dios. Así que, permíteme leerte un párrafo del Credo Niceno, que es muy similar a esta estrofa de «Venid, fieles todos». Dice:
«Creemos…en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos; Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero; engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre [o de la misma sustancia]… Por medio de Él fueron creadas todas las cosas… Por nosotros y por nuestra salvación, descendió del cielo; se encarnó por obra del Espíritu Santo… y se hizo hombre».
Luego de escuchar esto que te acabo de leer, puede que te preguntes: «¿Por qué las personas tienen que reunirse y hacer ese tipo de declaraciones?». Bueno, esta es la razón: porque en cada época, en cada era, desde los primeros días de la iglesia cristiana, hubo quienes sembraron semillas de falsas enseñanzas acerca de Cristo: sobre quién Él era, por qué vino, qué hizo o acerca del evangelio.
Es el trabajo del pueblo de Dios en cada generación evaluar estas nuevas enseñanzas y decir: «¿Es esto cierto? ¿Está de acuerdo con la Palabra de Dios? ¿O es falso?». Había algunas enseñanzas que estaban perpetrando en la iglesia acerca de quién era Cristo, diciendo que era una criatura de Dios, que había sido hecho por Dios.
Entonces, la iglesia se reunió y dijo: «¡No, no, no! ¡Eso no es lo que dice la Palabra de Dios!». Ahora, es difícil entender estas doctrinas de la Trinidad. No digo que sean fáciles, ¡pero son muy, muy importantes!
Si cambias o te desvías de tu entendimiento o de tu creencia acerca de quién es Cristo, entonces perderás el evangelio. Te alejarás del propósito por el cual Cristo vino.
Así que este párrafo del Credo Niceno, y la estrofa que estamos viendo aquí, habla de la preexistencia eterna del Hijo. Él existía desde toda la eternidad. No comenzó a existir cuando vino como un bebé en Belén. Él había existido desde toda la eternidad, desde antes de la creación del mundo.
Y luego, nos dice que Él era Dios. Él no solo estaba con Dios, sino que Él era Dios. Leemos esto en Juan, capítulo 1. Él era parte de la Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu. Dice que Él fue engendrado, no creado.
Y luego dice que Él era de un solo ser, de una sola sustancia, de una sola esencia con el Padre. Cristo tiene un papel distinto en la Trinidad, pero es uno con el Padre. Él tiene la misma naturaleza que Dios. Ahora, esta es una diferencia entre el cristianismo y la mayoría de las otras religiones del mundo; y yo diría que todas las otras religiones del mundo, en algún punto.
Cualquier religión que considere a Cristo menos que esto, te está engañando, es falsa. Por eso debemos acudir a la Palabra de Dios para conocer lo que es realmente verdad.
Entonces, esta estrofa de este himno, habla de quién era Cristo como Dios, pero también de su encarnación, de que se hizo carne. Él dejó a un lado Su gloria y se dignó a nacer de una mujer. Esa línea dice: «Del seno virgíneo nació de una madre».
Él se hizo carne; tomó nuestra humanidad. Sin dejar de ser Dios, Él se hizo también plenamente hombre. Se humilló a Sí mismo. Y luego, se aborda la pregunta: «¿Por qué lo hizo?». El credo dice: «por nosotros y por nuestra salvación».
Ahora, en las estrofas restantes de este villancico, hay diferentes grupos en el cielo y en la tierra que vienen a adorar a Cristo el Señor, y en cada una de estas estrofas, voy a leerlas todas, y mientras lo hago, podrás ver ese patrón en cada una de ellas: un grupo de personas adora a Cristo, y luego nosotros nos unimos a su adoración.
El primer grupo son los ángeles:
Cantad jubilosas célicas criaturas.
Resuenen los cielos con vuestra canción:
¡Al Dios bondadoso, gloria en las alturas! [Gloria in excelsis Deo]
Esta frase viene del Evangelio de Lucas, capítulo 2
Y luego está la invitación para nosotros:
¡Venid y adoremos, venid y adoremos! [como lo hacen los ángeles],
¡Venid y adoremos a Cristo el Señor!
Y luego llegamos a los pastores. La estrofa en inglés dice:
Mira cómo los pastores, convocados ante el pesebre,
dejan sus rebaños y se acercan para contemplarlo;
también nosotros dirigiremos hacia allí nuestros pasos alegres;
venid y adoremos a Cristo, el Señor.
Entonces los ángeles adoran, y nosotras también adoramos. Los pastores adoran, y nosotras también adoramos.
Y luego llegamos a los Reyes Magos. La estrofa en inglés dice así:
¡Mirad! Los Reyes Magos, guiados por una estrella,
le ofrecen incienso, oro y mirra;
nosotros le ofrecemos al Niño Jesús
las ofrendas de nuestros corazones.
Así que los Reyes Magos, los Sabios, le llevaron regalos, y nosotras también queremos traerle sacrificios y regalos a Cristo de nuestros corazones.
Y luego, en la siguiente estrofa, habla de nosotros, cuando nos unimos al coro angelical, a los pastores y a los Reyes Magos para adorar a Cristo. Esta estrofa tiene una línea que es un poco retadora, pero pienso que es muy bonita. Dice:
Niño, [refiriéndose al Niño en el pesebre] por nosotros, pobres pecadores y en el pesebre.
Ahora, no se trata de que el Niño esté en el pesebre (aunque el Niño estaba en el pesebre). Se trata de nosotros, pobres pecadores, que tomamos nuestro lugar junto a Él en esa humilde escena del pesebre. Se trata de que nuestro lugar está en ese humilde lugar, porque ahí pertenecemos. Somos pobres pecadores. No merecemos un palacio ni nada grandioso. Ocupamos nuestro lugar en nuestros corazones, ocupamos nuestro lugar junto a ese Niño que está en el pesebre.
Te recibimos con amor y reverencia;
¿Quién no te amaría, si nos amas tanto?
Y luego, la siguiente estrofa dice en el original:
Sí, Señor, te damos la bienvenida, que has nacido en esta feliz mañana;
Cristo, a Ti sea dada toda la gloria;
¡Palabra del Padre, ahora encarnada!
¿Puedes ver cuán ricos son estos himnos, estos villancicos, con tantas referencias bíblicas? «Palabra del Padre...». ¿De dónde viene eso? «En el principio era el Verbo, la Palabra, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios» (Jn.1:1).
Cristo es el latido del corazón de Dios expresado para nosotras. Él es Dios hablándonos, la Palabra viva de Dios, y «Verbo humanado». Dios, exaltado en el cielo, a quien no podíamos ver, a quien no podíamos mirar o moriríamos, se envuelve en carne humana. Él viene a esta tierra para convertirse en un ser humano como nosotros. Él aparece, y así lo recibimos: «¡que has nacido en esta feliz mañana!».
Ahora, todo el punto central de este himno, y todo el punto central de la historia de la Navidad, es Cristo. ¡Jesucristo! Hay múltiples personajes en la historia de la Navidad, como vemos en este villancico, pero el punto central de todos ellos es ver cómo se centran en Cristo, cómo le adoran, cómo le responden.
Entonces vimos al coro de ángeles que lo exaltaron, a los pastores que vinieron a Belén, que se acercaron para contemplarlo. Y esta historia no trata de los ángeles; esta historia no se trata de los pastores. Todos ellos son piezas, pequeñas piezas, papeles secundarios, personajes menores. ¡El protagonista es Aquel en el pesebre!
Los sabios llegaron un poco más tarde, cuando Cristo ya era un niño pequeño, y adoraron a Cristo. Ellos vinieron de lejos. Probablemente, eran ricos y tenían una buena educación. Pero la historia no se trata de ellos. La historia trata de Aquel a quien ellos vinieron a adorar, de Aquel a quien trajeron sus ofrendas.
Y luego, la historia habla también de lo que el compositor llamó «nosotros, pobres pecadores». Nos incluye, pero la historia no es sobre nosotros. Es para nosotros, pero la historia es sobre Cristo. Y entonces, dice que lo amamos (nosotros, pobres pecadores), que lo admiramos, que le damos la bienvenida y que le damos toda la gloria.
Ahora, voy a enfocarme por un momento en la última estrofa: «Sí, Señor, te damos la bienvenida, que has nacido en esta mañana feliz». A lo largo de este villancico, y en muchos de los villancicos de esta temporada, hay una sensación que predomina de alegría, de adoración. ¡Es una mañana feliz!
Ahora, digo esto sabiendo que en el mundo, en esta temporada navideña y en todas las temporadas, hay mucha tristeza, mucho dolor, mucho sufrimiento, hay mucha aflicción en este mundo. ¡Pero el nacimiento de Cristo lo cambia todo!
Nuestra alegría no está arraigada en nuestras circunstancias, ni en lo que está pasando esta mañana. Si te preguntara: «¿Ha sido una mañana feliz para ti?», puede que respondas: «Sí, lo ha sido» o «No, no lo ha sido», dependiendo de lo que te haya sucedido durante la mañana.
Últimamente, hemos tenido algunos problemas con el agua en nuestra casa y algunas mañanas no han sido muy alegres. Cuando mi esposo me dijo: «¡Tenemos una inundación en el sótano!», eso no fue algo por lo cual estar alegre.
Entonces, algunas mañanas suceden cosas felices, y otras mañanas no. Algunas mañanas suceden cosas trágicas: nos despertamos, abrimos las redes sociales, leemos los titulares y nos damos cuenta de que han sucedido cosas trágicas mientras dormíamos, y nuestros corazones se entristecen.
Puede que sea una mañana triste en tu matrimonio o con uno de tus hijos que está muy lejos del Señor, y eso te entristece. Pero también hay felicidad. Nuestra felicidad, nuestra alegría, nuestra sensación de bienestar no se basan en lo que ocurre a nuestro alrededor, en lo que ha cambiado esta mañana con respecto a la de ayer. Nuestro gozo está arraigado en lo que no cambia de mañana en mañana, y eso es la verdad acerca de quién es este Niño.
Él es el Verbo del Padre, Dios encarnado que ahora se manifestó a nosotros. Y entonces, Dios nos llama no solo a adorar, sino a adorar con corazones alegres, a celebrar, no solo en Navidad, sino durante todo el año. Él nos llama a darnos cuenta de que nuestra felicidad en la vida no depende de nada ni de nadie que pueda cambiar, de nada que nos pueda ser quitado, sino que nuestra satisfacción, nuestra alegría, nuestra paz, nuestro sentido del bienestar tienen su raíz en Cristo, que ha nacido por nosotros. Así que en este villancico, todas las personas fieles de Dios de todas las épocas están invitadas, ¡se les anima!, a venir a Belén, a contemplar y adorar.
Nos unimos a los coros celestiales, a los pastores, a los reyes magos y a todos los fieles de todas las épocas para cantar y adorar a Cristo, el Señor. Y luego, hacemos lo que hicieron los pastores: dejamos ese lugar e invitamos a otros a venir y adorar.
En el Evangelio de Lucas, capítulo 2, en el versículo 20, dice: «Y los pastores se volvieron…». Ellos dejaron el pesebre; no se quedaron allí para siempre. Regresaron a sus campos, a su pueblo, a sus vidas cotidianas, «… glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto».
Y así, nos unimos a otros en la adoración a Cristo, a aquellos fieles que lo han adorado a lo largo de los siglos. Pero no se trata solo de adoración, se trata de dar testimonio al invitar a otros a unirse a nosotros en la adoración. Por eso cantamos, al final de cada una de estas estrofas: «¡Venid y adoremos a Cristo el Señor!». ¡Magnifica al Señor conmigo! ¡Exaltemos a una Su nombre!
Quiero invitarte a que adores conmigo. Cristo vino por ti, no solo por mí, no solo por los demás, no solo por las personas que vivieron hace mucho tiempo, ¡sino que vino por ti! Adora. Adorémosle. Venid y adoremos. ¡Venid y adoremos! Es como si aumentara la intensidad, el asombro, y el atractivo. Ven y adoremos a Cristo, el Señor. ¡Venid, fieles todos, y adoremos a Cristo, el Señor!
Débora: En esta temporada, cuando escuches «Venid, fieles todos», espero que recuerdes el mensaje de hoy de Nancy DeMoss Wolgemuth. Ella nos ha estado compartiendo las historias detrás de varios villancicos populares, y todos ellos nos apuntan a la verdad y la alegría del evangelio de Cristo.
Podemos ofrecer este tipo de enseñanza bíblica gracias a la ayuda de oyentes como tú. Aviva Nuestros Corazones es un ministerio que se sostiene por las donaciones de los oyentes y muchas de las cosas que podemos producir gratis para cientos de mujeres es gracias a tu apoyo financiero y realmente estamos muy agradecidos por eso, ya que nos permite llevar la verdad a las mujeres en cada temporada del año. Tú eres parte del cambio en sus historias, como en esta:
Nancy: Christy y su esposo eran misioneros en Perú, y su trabajo parecía marchar bien.
Christy: Sin duda, en lo que respecta a la iglesia, estábamos viendo frutos por la opresión y la oscuridad que nos rodeaban.
Débora: Pero en el fondo, no todo iba bien. En primer lugar, antes de que Christy y su esposo se fueran a Perú, a él le diagnosticaron un tipo raro de cáncer.
Christy: A lo largo de los años, hemos pasado por varias crisis médicas relacionadas con el cáncer de mi esposo. Él ha sido sometido a múltiples cirugías, y hace un tiempo se sometió a una importante fusión espinal. Pero unos meses después, comenzó a sentir un dolor terrible que lo llevó al hospital. Entonces nos dijeron que el cáncer se había vuelto agresivo.
Nancy: Mientras su esposo luchaba contra el cáncer, Christy se sentía cada vez más agotada, triste y desilusionada con la maternidad.
Christy: Yo no estaba amando a mis hijos. ¡Simplemente no los estaba amando! Me imaginaba que ellos eran como bolas y cadenas alrededor de mis tobillos. Solo pensaba: «¡Quiero hacer cosas para el Señor!». Yo estaba en el campo misionero y sentía que lo único que hacía era quedarme en casa y cuidar de los niños.
Débora: Un día, una amiga le habló a Christy de un pódcast que le pareció que podría serle útil.
Christy: No tenía energía ni para pensar en eso, así que solo dije: «Está bien». Un par de semanas más tarde, ella vino a mi casa y me dijo: «Préstame tu teléfono». Le dije: «De acuerdo». Ella tomó mi teléfono, buscó Aviva Nuestros Corazones, abrió la aplicación de pódcast, y me dijo: «Todo lo que tienes que hacer es darle a play». Le dije: «Está bien». Y así lo hice. Le di a «play», y aunque no fue una transformación de la noche a la mañana, poco a poco, el Señor empezó a desentrañar y a desarraigar las mentiras que yo había estado creyendo.
Nancy: Christy empezó a darse cuenta de que, en última instancia, su falta de gozo no era solo el resultado de sus circunstancias difíciles y complicadas. En realidad, era el fruto de que su relación con el Señor no era la correcta. Comenzó el proceso de arrepentirse y confesar las mentiras en las que había estado creyendo.
Christy: De repente, todo cambió. Limpiar el desorden, educar a los niños y sentarme con ellos se convirtió en un gozo en lugar de una tarea pesada, y esto fue porque el Señor (a través de Nancy DeMoss Wolgemuth) me trajo una convicción tremenda.
Débora: Christy estaba ahora en una situación mucho mejor, pero eso no significaba que las cosas fueran más fáciles. De hecho, se volvieron más difíciles.
Christy: Mientras estábamos en Perú y todo esto estaba sucediendo, la tentación vino a mi esposo, y él me fue infiel con otra mujer. Yo sabía que algo andaba mal. No sabía lo que era, y simplemente recurrí a la oración. Estaba escuchando Aviva Nuestros Corazones y recuerdo que Nancy hablaba sobre cómo atravesar situaciones difíciles en el matrimonio. Yo sabía que algo andaba mal. Yo sabía que mi esposo estaba bajo mucho estrés por el ministerio; pero no sabía que él tenía una doble vida. Así que, clamé a Dios en oración, y Aviva Nuestros Corazones me mantuvo anclada durante todos esos meses.
Débora: Por la gracia de Dios, Él obró en el corazón del esposo de Christy, y él le confesó su pecado a ella.
Christy: El Señor me había preparado a través de Aviva Nuestros Corazones para enfrentar esa dolorosa situación, para amarlo a pesar de eso y para reconstruir nuestro matrimonio. Yo estaba lista para luchar por nuestro hogar y nuestro matrimonio, y eso fue exactamente lo que hicimos.
Nancy: Hoy, Christy está agradecida por las pruebas que enfrentó y por la manera en que pudo ver la mano de Dios obrando a través de ellas.
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Débora: Nuestro mundo está lleno de malas noticias. ¿Cómo puedes tener gozo en esta Navidad? Nancy hablará sobre esto mañana aquí, en Aviva Nuestros Corazones.
Y amada, antes de terminar el programa de hoy, quiero decirte que tenemos una gran noticia. En el 2026 lanzaremos un nuevo plan de lectura bíblica: Mujer Verdadera 365 – Nuevo Testamento y Salmos.
Este plan te guiará a leer un capítulo del Nuevo Testamento de lunes a viernes, y los Salmos durante el fin de semana. Además, cada semana haremos un énfasis especial en los nombres de Jesús que aparecen a lo largo del Nuevo Testamento para ayudarte a conocer más profundamente quién es Él y cómo actúa en nuestras vidas. Nuestro deseo es que este ritmo te permita leer con calma, detenerte y profundizar en la Palabra de Dios. Inscríbete hoy en AvivaNuestrosCorazones.com y prepárate para comenzar el 2026 junto a cientos de mujeres que desean crecer en el conocimiento del Señor.
Sin más por el episodio de hoy, nos vemos mañana para un episodio más de Aviva Nuestros Corazones.
Recordándote el gozo que se encuentra en la libertad, la plenitud y la abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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