¿Puedes creer lo que ves? Discernimiento en tiempos de deepfakes
Crecimos creyendo que tenemos que «ver para creer». Pero ahora, hasta los videos pueden mentirnos. Hoy, con la llegada de los deepfakes, pareciera que la línea entre la verdad y la mentira se está desdibujando. En un mundo donde ya no podemos confiar en todo lo que vemos, ¿cómo podemos discernir la verdad de la mentira?
Aquí te compartimos algunas frases y versículos del episodio de hoy:
¿La cultura de desconfianza está afectando cómo la generación Z confía incluso en Dios o en la iglesia?
- Esta cultura de desconfianza está afectando a todos, pero de manera particular a la generación Z porque es una generación que creció creyendo que no los pueden engañar.
- Esta cultura de desconfianza no solo afecta cómo vemos los videos o las noticias, afecta cómo confiamos en las personas y, si no tenemos cuidado, hasta en Dios y en la …
Crecimos creyendo que tenemos que «ver para creer». Pero ahora, hasta los videos pueden mentirnos. Hoy, con la llegada de los deepfakes, pareciera que la línea entre la verdad y la mentira se está desdibujando. En un mundo donde ya no podemos confiar en todo lo que vemos, ¿cómo podemos discernir la verdad de la mentira?
Aquí te compartimos algunas frases y versículos del episodio de hoy:
¿La cultura de desconfianza está afectando cómo la generación Z confía incluso en Dios o en la iglesia?
- Esta cultura de desconfianza está afectando a todos, pero de manera particular a la generación Z porque es una generación que creció creyendo que no los pueden engañar.
- Esta cultura de desconfianza no solo afecta cómo vemos los videos o las noticias, afecta cómo confiamos en las personas y, si no tenemos cuidado, hasta en Dios y en la iglesia. Estamos viviendo en una época donde la verdad está en crisis. Entre redes sociales, deepfakes y la cantidad de narrativas conflictivas, se siente como si todo fuera relativo. Es como si estuviéramos en una guerra de «¿qué versión de la realidad vas a creer?».
- Esto hace que muchas personas empiecen a cuestionarse incluso lo espiritual: ¿Será que lo que creo es verdad? ¿Será que puedo confiar en lo que la Biblia dice? ¿Será que la iglesia no estará manipulando algo? Pero en medio de un mundo donde la realidad se puede editar o distorsionar, podemos identificar una verdad que no cambia, que no depende de un algoritmo ni de una narrativa humana.
- En la Biblia podemos ver que no nos ofrece una «versión editada» que se adapte a nuestros gustos, que no se moldea a lo que queremos que la realidad sea, sino que nos confronta, nos instruye y nos forma para vivir en un mundo donde todo parece inestable.
- Hemos perdido ya la capacidad de asombro, y eso también nos afecta la fe; hemos perdido el asombro aun por las cosas de Dios, por eso es que tenemos que recordar que la fe no se basa en imágenes ni en emociones, sino en una verdad que no cambia. Cuando todo se mueve, hay una Roca que permanece firme, y esa Roca es Cristo y Su Palabra.
¿Qué pasa cuando incluso gente en la iglesia comparte información manipulada? ¿Cómo mantenemos credibilidad como cristianas?
- Esta generación está creciendo en un mar de desinformación. Pero lo más alarmante no es que dudemos de una noticia, es que también estamos perdiendo la capacidad de asombrarnos por la Palabra de Dios; esto se traduce en que empezamos a dudar del carácter de Dios, de Su fidelidad, de Su amor, de Su verdad, de Su existencia. Esto pasa cuando confiamos más en lo que sentimos o vemos que en lo que Dios ha dicho.
- Necesitamos volver a la fuente de la verdad, que no es nuestra percepción, sino la Palabra que permanece para siempre.
- A veces, los cristianos perdemos credibilidad por compartir sin verificar, o por vivir un doble estándar. En una generación que anhela ser relevante y tener likes y seguidores, nos dejamos llevar y terminamos haciendo más daño que bien al evangelio.
Nuestra confianza no puede depender del comportamiento humano, sino del carácter perfecto de Dios. Nuestra responsabilidad es ser personas íntegras, que hablen con verdad y vivan con verdad, aun en lo digital. Examina tu corazón y pregúntate por qué realmente estás compartiendo la información o el video que estás compartiendo. Si ves lo profundo de tu corazón, podrás ver más cosas que te podrían sorprender.
¿Este bombardeo visual está generando más aislamiento?
- Este bombardeo visual sí está generando más aislamiento. Estamos tan acostumbradas a recibir contenido que está hecho a nuestra medida, a nuestros gustos, miedos e inseguridades, que a veces es difícil salir de ese bucle. Es como vivir dentro de una burbuja donde solo ves exactamente lo que el algoritmo decide que quieres ver, y eso te mantiene ahí, atrapada, como si todo tu mundo fuera esa pantalla.
- Con los videos falsos, esa burbuja se siente todavía más peligrosa, porque no solo vemos contenido «curado», sino contenido que imita la realidad de una manera tan convincente que te puede hacer desconfiar hasta de tus propios ojos. Eso hace que queramos quedarnos en nuestro mundo digital, donde «controlamos», y, si es falso, elegimos si creerlo o no, en vez de exponernos a la vida real donde todo es más complejo.
- Tenemos mucho acceso a la vida de los demás, a lo que comparten los demás; pero a la vez estamos solas porque todo lo vemos filtrado, editado, fragmentado, sacado fuera de contexto. Y esa desconexión empieza a sentirse incluso en nuestras relaciones reales: cuando estamos juntas porque nuestro algoritmo no es el mismo que el de nuestra amiga. Muchas veces cada una está atrapada en su propio «mundo» digital.
¿Cómo aprendemos a discernir la verdad sin volvernos paranoicas o desconfiadas de todo?
- Dios nos ha llamado a vivir en comunidad. Aunque tenemos redes, seguidores y likes, lo que de verdad necesitamos es una comunidad real.
- No existe iglesia virtual, ni comunidad virtual. Tenemos que vivir en una comunidad real, vernos cara a cara, llorar juntas, reírnos sin filtro. Eso edifica y sana heridas.
- El discernimiento no se trata de sospechar de todo y andar paranoicas, sino de estar tan familiarizadas con la verdad que podamos reconocer la mentira. Cristo dijo que Sus ovejas oyen Su voz. ¿Y cómo reconocemos la voz de nuestro Pastor?
- Escuchándola a diario.
- Leyendo Su Palabra.
- Orando.
- Rodeándonos de personas que aman a Cristo, que siguen a Cristo, que nos apuntan a Cristo.
- Solo así, no todo lo que parece cristiano va a ser cristiano; vas a poder discernir. Pero si nuestro corazón no está anclado en la verdad, seremos movidas por la confusión.
Para reflexionar:
- «Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió». —Hebreos 10:23 (RV 60)
- «Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca». —Hebreos 10:25 (RV 60)
- «Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen…». —Juan 10:27
- La verdad no es un concepto abstracto ni una emoción pasajera. No es un filtro, ni un algoritmo. Tiene nombre, rostro y voz. La verdad es una persona y ese es Cristo Jesús, ¡y Él no cambia!
- Cuando todo se siente confuso, cuando hasta lo real parece editado, hay una verdad que sigue firme, hay una Palabra que no se tuerce, hay un Dios que no miente. Él no es una ilusión, así que podemos vivir ancladas en Él; y cuando lo hacemos, encontramos descanso, dirección y propósito, aun en medio del ruido.
- Aunque el mundo esté lleno de imágenes falsas y promesas vacías, Su Palabra sigue siendo verdad. No importa cuántos deepfakes veas o cuántas veces te hayan fallado. Corre a Él; Su Palabra sigue siendo verdad y podemos vivir ancladas en eso.
Recursos recomendados:
Episodio, Una voz en medio del ruido
Episodio, La verdad detrás del espejo: lo que el pecado no te deja ver
Episodio, ¿Conque Dios os ha dicho?
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