Una mudanza de vecindario

¿Dónde estamos “viviendo”? ¿En arena movediza? O ¿Sobre la Roca? En Su parábola sobre los dos cimientos, Jesús fue radical al narrar las consecuencias de la elección del terreno del vecindario donde decidamos vivir. No hay términos medios: o la casa se mantiene firme o cae.

Este fue el caso de Dámaris Carbaugh, una mujer genuina, transparente, auténtica quien tuvo que mudarse de vecindario porque no estaba viviendo en Su Palabra y se encontró a punto de ver su casa destruirse ante los vientos que empezaban a soplar.

Con una gracia muy peculiar Damaris nos narró sobre su niñez en la iglesia de lunes a lunes y cómo su sueño era la plataforma, el micrófono, los aplausos, los estadios repletos vitoreando su nombre. Sus oraciones pidiendo la intervención poderosa de Dios para hacerla “rica y famosa”… ¡SI! No leíste mal, esa era su “humilde petición” porque tenía un ego más elevado que las notas de su voz al cantar que le hacía creer que sus sueños venían de Dios.

¿Es posible que una mujer estando en el Evangelio llegue a estar tan llena de orgullo?

Dios quería hacer de Damaris una mujer verdadera, pues, Él sabía que ella necesitaba ser humillada, ya que en su corazón tenía las mismas ambiciones de aquellos que no conocían a Cristo. Quería que se supiera quien era ella. Buscaba su gloria.

Ella lo honraba con los labios, pero su corazón estaba muy lejos de Él. Cantaba himnos pero no vivía en la Palabra.

¿Qué aprendió Damaris?

- Si no vives en la Palabra no puedes ser enseñada, redargüida, corregida ni instruida.

Puso como ejemplo que si no se hubiera “mudado a vivir en la Palabra” luego de asistir a la conferencia Mujer Verdadera habría dicho ¡qué lindos mensajes! ¡Qué bien hablan! Pero luego no vivía las verdades aprendidas.

- Si vives en la Palabra, el Señor te enseñará

 

- No vivía en las Escrituras, sino en sus sueños

 

No creía que era orgullosa. Quería que las personas la quisieran, pero no sabía que ese deseo se debía a su orgullo. Muchos que han logrado sus mismos sueños, se han suicidado, pues, no encontraron satisfacción.

 

Cuando ya estaba en rumbo a la carrera de sus sueños, el Espíritu Santo la llevó a cuestionarse sobre lo que estaba haciendo.  Hoy entiende que de haberlos logrado, se habría dado cuenta que ni el dinero ni la fama satisfacen.

 

- Si no vives en las Escrituras es imposible tener una relación con Cristo.

 

Sin que su esposo le hubiera fallado, ella empezó a tener ataques de celos tan fuertes que la llevaron a una consejera cristiana. Esta le dijo que ella no vivía en la Palabra porque de lo contrario no tendría esos pensamientos, que pidiera a Dios que limpiara su mente, y pedirle perdón. En la medida que leía la Biblia, Dios fue sanándola.

 

Dios le hizo entender varias cosas:

 

a) Que ella no Lo amaba, porque de lo contrario, quisiera hacer Su voluntad.

b) Que no debemos mentirle a Dios porque Él lo sabe todo.

c) Si creemos que Dios está lejos, revisemos hacia dónde nos movimos pues, si nos acercamos a Dios, Él se acercará a nosotros.

d) Cuando entregamos nuestro corazón vacío y seco Él lo llena de Su amor.

 

- El único nombre que debe ser elevado es el de Jesús

 

- Dios tiene que crecer y el YO menguar

 

- Tomar la cruz cada día, morir a una misma y seguirlo

 

- Cuando haces la voluntad de Dios te sientes satisfecha

 

- Cuando nos damos cuenta que buscamos llamar la atención, debemos aprender a quedarnos quietas, y prestar atención a lo que Dios quiere que hagamos.

 

Voy a seguirle los pasos a Damaris. Ya empaqué para mi mudanza de vecindario. He decidido vivir en Su Palabra. ¿Y tú, te quedas en el mismo vecindario o te mudas a vivir en Su Palabra?