Reflexión por Patricia de Saladín
«Por tanto, puesto que tenemos en derredor nuestro tan gran nube de testigos, despojémonos también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos envuelve, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz, despreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios». –Hebreos 12:1-2
Este pasaje que acabas de leer compara la vida cristiana con una carrera. Es una carrera variada que tiene tramos fáciles y llanos, verdes pastos, aguas de reposos, otros muy difíciles, empinados, valles de profunda oscuridad, agónicos. Podríamos decir que el 2023 es un tramo que termina y el 2024 es una nueva oportunidad que Dios pone por delante de nosotras para seguir corriendo. No sabemos qué traerá consigo esta nueva etapa, pero el Señor …
«Por tanto, puesto que tenemos en derredor nuestro tan gran nube de testigos, despojémonos también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos envuelve, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz, despreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios». –Hebreos 12:1-2
Este pasaje que acabas de leer compara la vida cristiana con una carrera. Es una carrera variada que tiene tramos fáciles y llanos, verdes pastos, aguas de reposos, otros muy difíciles, empinados, valles de profunda oscuridad, agónicos. Podríamos decir que el 2023 es un tramo que termina y el 2024 es una nueva oportunidad que Dios pone por delante de nosotras para seguir corriendo. No sabemos qué traerá consigo esta nueva etapa, pero el Señor nos llama a correr, sabiendo que Él ya corrió esta carrera y llegó a la meta final.
Quiero animarte a correr en este nuevo año y quiero darte ese ánimo a través de verdades que contienen estos dos versículos.
1. Mira a los testigos. ¿Quiénes son esos testigos? Son personas que han corrido la carrera y terminaron victoriosos. Mujeres y hombres creyentes como tú y yo que aparecen en la galería de la fe en Hebreos 11, y otros más que han corrido a lo largo de la historia y han llegado a la meta final. También hay otros que hoy están corriendo la carrera cristiana y sus vidas testifican que es posible correr y llegar al final. No vamos corriendo solas, sino junto a otras, y esto debe darnos ánimo. Hay otras corriendo junto a ti, así que corre, porque tu carrera estimula a otras a seguir corriendo fielmente.
2. Mírate a ti misma y prepárate para correr. Correr esta carrera requiere disciplina y autodeterminación. El autor a los hebreos nos dice cómo correr: despojándonos de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos envuelve. ¿Qué es un peso? Cualquier cosa que me impide correr. Los corredores de maratón y de velocidad tienen que correr con poca ropa, porque cualquier peso adicional les estorba para avanzar en la carrera. Un peso para nosotras no necesariamente tiene que ser un pecado, también pueden ser cosas lícitas que se convierten en obstáculos. Tú sabes cuáles son las cosas que son un peso para ti y el Señor te está diciendo a través del escritor a los Hebreos que debes despojarte de ellas para poder correr en pos de la meta en este 2024.
También dice el texto que te despojes del pecado que tan fácilmente te envuelve. La Palabra de Dios nos invita a que nos desvistamos del viejo hombre que está viciado por deseos engañosos (pecado), que renovemos nuestra mente y nos vistamos del nuevo hombre. Debe quitarse de nosotras toda amargura, gritería, enojo, maledicencia y toda malicia (Ef. 4:31), falta de respeto y sumisión a tu esposo, la mentira, el orgullo, el chisme, la glotonería… ponle nombre a tu pecado, y entonces, en el poder del Espíritu de Dios, dale muerte a ese pecado, y al renovar tu mente, vístete del carácter cristiano. «Sean más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándose unos a otros, así como también Dios los perdonó en Cristo» (Efesios 4:32). ¡Vístete como escogida de Dios y corre!
La carrera que tienes por delante ha sido «trazada» para ti. Ha sido diseñada en cada detalle por tu buen Padre y en cada tramo busca formar a Su Hijo en ti. Dios preparó de antemano esas obras para que andemos en ellas. Así que corre con paciencia, con perseverancia. Habrá tramos deleitosos, disfrútalos; habrá tramos oscuros, difíciles y empinados también, corre con paciencia porque la victoria es segura. ¡Corre esperando en el Señor!
3. Pon tus ojos en Cristo, tan lleno de gracia y amor. Cristo, quien se hizo humilde hasta la muerte y obedeció la voluntad de Su Padre, se sujetó a Él, tomando la posición de un siervo. Él es quien nos puso en esta carrera y nos sostiene, el Autor y consumador de nuestra fe. Nadie puede llegar a la meta sin el Señor.
- En la providencia de Dios, quizá tu matrimonio es difícil y has pensado en tirar la toalla, en abandonar la carrera... mira a Cristo, tu mejor esposo, y sigue corriendo.
- Quizás estás sola en esta etapa de tu vida y estás muy desanimada… mira a Cristo, tu amigo fiel, y sigue corriendo.
- Sufres y lloras porque tienes un hijo rebelde, un hijo pródigo, y has perdido la esperanza… mira a Cristo y sigue corriendo.
- Tienes una enfermedad crónica y al parecer no hay solución… mira a Cristo y sigue corriendo.
- Perdiste tu trabajo, tienes problemas financieros, más Dios suplirá para todas tus necesidades conforme a Sus riquezas en gloria (Flp. 4:19)… mira a Cristo y sigue corriendo.
- Tienes temor porque no sabes quién cuidará de ti en el futuro. «No temas, porque Yo estoy contigo; no te desalientes, porque Yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de Mi justicia» (Isaías 41:10)… mira a Cristo y sigue corriendo.
¡En medio del sufrimiento, cualquiera que este sea, mira a Cristo y sigue corriendo!
Cristo, en quien pones tus ojos, es varón de dolores, experimentado en quebrantos; y Él sufrió y llevó nuestras heridas en Su cuerpo sobre el madero, el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y porque Él venció, nosotras podemos correr y correr hasta llegar a la meta final y llegar victoriosas.
Que al terminar este 2023 e iniciar el 2024 terminemos más parecidas al amado de nuestras almas, nuestro precioso Salvador, nuestro Señor Jesucristo. Corramos con gozo y paciencia, de tal manera que glorifiquemos a Cristo con nuestras vidas en este nuevo tramo que se avecina.
Patricia de Saladín
Voz de Nancy en el pódcast Aviva Nuestros Corazones