Cinco formas de orar para cada momento de tu vida

Cuando recibes una oferta de trabajo… cuando los resultados de salud no son claros… cuando necesitas decidir sobre tu futuro, mudarte, estudiar o trabajar… cuando hiciste algo de lo que te sientas orgullosa… ¿A quién acudes primero? ¿Cómo procesas tu emoción, las nuevas noticias y tus preocupaciones? Aunque me gustaría decir la respuesta de la escuela dominical: «A Jesús», la verdad es que no siempre busco al Señor primero, de hecho, suele ser mi último recurso. Y peor aún, a veces ni siquiera acudo a Él. La mayoría de las veces termino dándole vueltas al asunto o hablo con alguna amiga. 

¿Será posible que no acudimos al Señor primero porque tenemos una idea equivocada sobre la oración? 

Rompe los mitos sobre la oración

Mientras crecía, mis padres me pedían que orara antes de cada alimento. «¿Pero por qué tengo que ser yo?», decía. Mi hermano y yo discutíamos sobre quién tenía que orar, no entendía la belleza de la oración y me tomó mucho tiempo liberarme de algunas de las ideas que tenía (tanto conscientes como inconscientes) sobre la oración:

  • Es una obligación.
  • Es aburrido.
  • Dios ni siquiera escucha o no le importa.

La realidad de la oración es lo opuesto a todos esos mitos:

  • Tú puedes orar. Tienes el privilegio de hablar con el Creador del universo.
  • No pensamos que hablar con nuestras amigas sea aburrido, ¿por qué habría de ser diferente hablar con Dios? De hecho, hablar con Jesús hace que nuestro corazón cobre vida. Él nos conoce mejor que nadie y desea que recurramos a Él para todo. 
  • La oración cambia vidas. La oración es poderosa porque Dios escucha; Él habla, sana, consuela y transforma corazones. Cuando oramos, es más probable que veamos a Dios en acción y seamos más conscientes de Su presencia. Aun cuando no lo veamos moverse, Él nos escucha, y confiamos en que obrará según Su tiempo perfecto.

Orar es vivir la vida con Jesús. No tenemos que esperar una transmisión, un momento perfecto o a cierta persona para hablar con Dios, tenemos acceso directo. ¿Qué pasaría si filtramos toda nuestra vida a través de la oración? ¿Qué tal si Él se convirtiera en nuestro primer recurso para procesar lo que vivimos? No como el «genio de la lámpara» que concede tres deseos o cumple nuestra lista de peticiones, sino como nuestro amoroso Salvador quién nos da la capacidad de comunicarnos con Él. 

Orar en todo tiempo

La oración está entrelazada a lo largo de la Biblia; existen muchos ejemplos de oraciones que reflejan el estado del corazón y las circunstancias de las personas. Ellos oraban en todo momento, y nosotras también podemos hacerlo. Pablo nos dice: «Oren sin cesar» (1 Tes. 5:17). Así que, aquí te comparto cinco tipos de oración que puedes utilizar. 

1. Oración de acción de gracias

  • «Den gracias al Señor, porque Él es bueno; porque para siempre es Su misericordia» (Sal. 107:1)
  • «Perseveren en la oración, velando en ella con acción de gracias» (Col 4:2). 
  • «Y en aquel día dirás: “Den gracias al Señor, invoquen Su nombre, hagan conocer entre los pueblos Sus obras, hagan recordar que Su nombre es exaltado”» (Is. 12:4).
  • «Estén siempre gozosos. Oren sin cesar. Den gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para ustedes en Cristo Jesús (1 Tes. 5:16-18).

2. Oración de confesión

  • «Por tanto, confiésense sus pecados unos a otros, y oren unos por otros para que sean sanados. La oración eficaz del justo puede lograr mucho» (Stg. 5:16). 
  • «Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad» (1 Jn. 1:9).

3. Oración con los oídos y el corazón abiertos

  • «Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante la oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús» (Flp. 4:6-7).
  • «Clama a Mí, y Yo te responderé y te revelaré cosas grandes e inaccesibles, que tú no conoces» (Jer. 33:3). 
  • «Busquen al Señor y Su fortaleza; busquen Su rostro continuamente» (1 Cro. 16:11).

4. Oración de lamento

  • «En mi angustia invoqué al Señor, y clamé a mi Dios; desde Su templo oyó mi voz, y mi clamor delante de Él llegó a Sus oídos» (Sal. 18:6). 
  • «¿Por qué te desesperas, alma mía, y por qué te turbas dentro de mi? Espera en Dios, pues he de alabarlo otra vez por la salvación de Su presencia (Sal. 42:5).
  • «Aunque la higuera no eche brotes, ni haya fruto en las viñas; aunque falte el producto del olivo, y los campos no produzcan alimento; aunque falten las ovejas del redil, y no haya vacas en los establos, con todo yo me alegraré en el Señor, me regocijaré en el Dios de mi salvación» (Hab. 3:17-18).

5. Oración de intercesión

  • «Pero a ustedes los que oyen, les digo: amen a sus enemigos; hagan bien a los que los aborrecen; bendigan a los que los maldicen; oren por los que los insultan» (Lc. 27-28).
  • «¿Sufre alguien entre ustedes? Que haga oración. ¿Está alguien alegre? Que cante alabanzas» (Stg. 5:13).
  • «Exhorto, pues, ante todo que se hagan plegarias, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los que están en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y sosegada con toda piedad y dignidad» (1 Tim. 2:1-2). 

Apenas hemos visto la punta del iceberg en cuanto al tema de la oración en la Biblia; lo importante es que puedes acercarte a Jesús con tu corazón en cualquier condición y en todo momento, en tus momentos más felices y también en los más tristes. Oramos para estar con Dios y conocerlo mejor, ¡incluso Jesús oraba y mantenía una conexión constante con el Padre! (Lc. 5:16) 

¿Hablar con Dios es lo primero que se te viene a la mente al comenzar tu día? ¿Cuándo pasa algo importante o mientras estás lavando los trastes? La próxima vez que te sientas tentada a preocuparte o correr con alguien más para contar lo que te pasó, ¿cómo podrás ser intencional para recordar orar primero y buscar activamente al Señor? 

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Sobre el autor

Micayla Brickner

Micayla tiene una fascinación por los amaneceres, un enamoramiento de donas y café, y una pasión por encontrar alegría en los momentos cotidianos. Le encanta alentar a otros con la verdad y la maravilla del evangelio. Micayla forma parte del … leer más …

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