¿Cuántos hijos debo tener?

Cada vez las familias son más pequeñas. ¿Cómo nos ha influenciado la cultura?

“¿Qué han pensado acerca de los hijos?” Esta es una pregunta que surge durante la consejería pre-matrimonial. En ocasiones hemos tenido parejas que nunca han conversado sobre el tema, y las que sí lo han hecho, se han decidido por uno… quizás dos. Las parejas que alegan desearlos, prefieren esperar varios años ya que su carrera profesional y metas personales pesan en la balanza. Planifican tener hijos luego de haber alcanzado cierto estatus económico, o de haber ‘disfrutado su independencia’.

También hay otras parejas (algo que vemos comúnmente en Estados Unidos) que sustituyen hijos por perritos, y en nuestras caminatas vespertinas las vemos haciendo ejercicio, llevando un cochecito con su mascota consentida.

Antes de la década del 1960, cuando aún no había la posibilidad de controlar la concepción, la solución era bastante sencilla. Te casabas y tenías hijos. El tema no requería de mucha dilucidación ya que era el curso normal de la vida. Era común ver familias grandes.

En los tiempos en que vivimos las cosas han cambiado bastante. Aun dentro de la iglesia vemos cómo el pensamiento secular se ha infiltrado, y casi imperceptiblemente vivimos sometidas a estándares, valores, ideales y metas que el mundo ha impuesto sobre nosotras.

Desde el 1959, cuando se aprobó la pastilla anticonceptiva, el sexo en el matrimonio pasó a ser algo que se disfruta desligado de la procreación. Este método se extendió como pólvora y muchos lo adoptaron para disfrutar del sexo sin el temor de procrear. Pero solo porque el hombre haya descubierto una nueva y efectiva tecnología esto no la hace necesariamente bíblica. Esta innovación abrió la puerta a la revolución sexual de la década de los sesenta, revolución que ha llegado a niveles jamás imaginados.

Son muchos los factores que contribuyen a que una pareja decida no tener hijos, posponerlos o limitarlos. No necesariamente todas son pecaminosas, pero es vital que escarbes en tu corazón para que puedas discernir si te está motivando una de las siguientes:

  • Control
  • Egoísmo
  • Ambiciones personales
  • Prioridades equivocadas
  • Temores (financieros, la inversión de tiempo que requieren, demandas de la paternidad, etc.).
  • Métodos que le facilitan esta decisión.

Tristemente, nuestras decisiones están muy contaminadas por nuestros egoísmos, gustos y preferencias personales y no por la voluntad expresa de Dios. Tomamos decisiones que tienen que ver más con el pensamiento colectivo de la cultura que con lo que dice la Palabra.

Consecuencias demográficas de la cosmovisión preponderante

En los Estados Unidos estamos siendo testigos de una precipitada disminución en la población. La cosmovisión que motiva a los hombres y mujeres a permanecer hostiles hacia el matrimonio: a permanecer solteros hasta tarde, a vivir para sí mismos, a convivir o a decidir no casarse, ha llevado al país a una crisis en la tasa de población. Se ha producido un asombroso declive en la tasa de fertilidad, y una nación que no produce nuevos bebés enfrenta un futuro peligroso, ya que no podrá sostener a la población envejeciente. En última instancia, esa nación se auto-destruye.

Como familias cristianas, debemos acallar las voces que quieren dirigirnos, e ir a la Palabra de Dios, nuestra única fuente de verdadera sabiduría. Hay mucho que pensar y que discernir, ya que fácilmente podemos ser influenciadas y seducidas por la cultura secular que nos arropa.

¿Qué dice Dios sobre la procreación?

“He aquí, don del Señor son los hijos; y recompensa es el fruto del vientre. Como flechas en la mano del guerrero, así son los hijos tenidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que de ellos tiene llena su aljaba…” (Salmos 127:3-5ª)

Uno de los propósitos del matrimonio es levantar una descendencia para Dios (Mal. 2:14-15). Si escudriñamos las Escrituras veremos que:

  • Dios es el creador y dador de la vida.
  • Dios sabe a quién desea crear, cuándo y cómo.
  • Él dice que los hijos son una bendición.
  • Dios tiene un tiempo, un plan y un propósito para cada vida que trae a la tierra.

Como en todos los ámbitos del vivir, los cristianos debemos cultivar un pensamiento crítico y discernir entre todas las voces. La decisión acerca de los hijos es una que tiene profundas implicaciones éticas, morales, teológicas y bíblicas.

Busca la dirección de Dios

Yo no te puedo decir cuántos hijos tener. Sólo puedo ayudarte a pensar bíblicamente acerca del tema e invitarte a buscar el corazón de Dios en oración. Busca Su opinión sobre el tema, primero reconociendo que los hijos son una bendición, y en segundo lugar reconociendo que hemos sido muy afectadas por el pensamiento secular.

Presenta a Dios esta área de tu vida. Antes de determinar un número o decidir qué método utilizar para retardar estas bendiciones, examina tu corazón y tus motivaciones. Asegúrate de haber rendido esta área de tu vida a Dios.

Por supuesto, esta es una decisión que debes tomar de común acuerdo con tu esposo. Te exhorto a escudriñar la Palabra de Dios con relación a esta bendición que Él tiene reservada para Sus Hijos; y que lo que decidas sea para la Su gloria, de acuerdo con Su voluntad y con el propósito de extender Su Reino sobre esta tierra.

Quiero retarte a dejarte usar por Dios para avanzar Su pueblo en esta generación y levantar una generación santa para Él. Recuerda que nunca seremos real y totalmente libres hasta que no hayamos rendido nuestras opiniones, preferencias, nuestras vidas, nuestro futuro, nuestro matrimonio y nuestra descendencia—todos los aspectos de nuestra vida—al control soberano de Jesucristo.

Hazlo personal

  1. ¿Crees realmente que los hijos son una bendición o crees que son una molestia?
  1. ¿Qué razones motivan o sustentan tu decisión acerca de los hijos? ¿Las has pasado por el filtro de las Escrituras?
  1. ¿Crees que tus motivaciones reflejan o son indicadoras de que Dios es Señor sobre esa área de tu vida?

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Sobre el autor

Laura González-De-Chávez

Laura González-De-Chávez

Laura vive en Illinois, Estados Unidos. Es esposa de Fausto. Su pasión es discipular a las mujeres de todas las edades con el fundamento sólido de la Palabra de Dios y ayudarlas a vivir de acuerdo a la fe que … leer más …


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