La belleza de vivir según el modelo de Tito 2

Recuerdo claramente la primera vez que conocí a Laura. Su vida reflejaba algo distinto, algo que me llamó la atención de inmediato: una sabiduría serena, un amor genuino por la Palabra de Dios y un interés sincero en edificar a otras mujeres. No era solo lo que decía, sino cómo vivía.

Después de encontrarme con la enseñanza de Tito 2, fui confrontada con la importancia de la mentoría en la vida cristiana. Decidí orar intencionalmente por dos hermanas en mi iglesia local con las que pudiera crecer espiritualmente. Fue entonces cuando tomé la decisión de dirigirme a la casa de Laura. No fue algo casual; fue una búsqueda intencional de una mujer piadosa que pudiera caminar conmigo en este camino.

Desde ese día, han pasado aproximadamente 20 años de relación. Evidentemente, nuestra dinámica no es la misma que al principio (¡cuando realmente necesitaba bastante ayuda! 😂). Con el tiempo, la relación ha madurado y cambiado, pero sigue siendo un recordatorio de cómo Dios usa a mujeres fieles para discipular y formar a otras.

Hoy, al reflexionar sobre su impacto en mi vida, veo con más claridad lo que nos enseña Tito 2: el llamado a las mujeres a vivir piadosamente y a enseñar a las más jóvenes. Lo que Laura hizo conmigo no fue otra cosa que obedecer este mandato divino. Y su ejemplo me hizo querer transmitir a las mujeres a mi alrededor eso mismo que yo recibí.

Pero, ¿cómo podemos nosotras seguir este modelo? ¿Cómo podemos servir y edificar a otras mujeres en nuestra iglesia?

  1. Comprender el llamado de Tito 2.

Uno de los pasajes más importantes para el discipulado entre mujeres es Tito 2:3-5, donde Pablo instruye a las mujeres mayores a enseñar a las más jóvenes, pero esta enseñanza no debe basarse en experiencias personales, modas culturales o consejos populares.

«Tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina». -Tito 2:1 

Nuestra enseñanza debe estar fundamentada en la Palabra de Dios. No lo que dice una amiga en redes sociales o lo que dicta la sociedad sobre la feminidad, sino lo que Dios nos ha revelado en las Escrituras.

Cada mujer necesita tres tipos de relaciones espirituales en su vida, tengo la bendición de tenerlas en mi vida:

  1. Mujeres mayores que compartan sabiduría y guíen en el caminar cristiano.
  2. Hermanas en la fe que animen y exhorten mutuamente.
  3. Hijas espirituales en quienes invertir y discipular.

Cuando vivimos según el modelo de Tito 2, nuestras relaciones en la iglesia se transforman en comunidades de crecimiento, apoyo y edificación mutua.

  1. Adornar el evangelio con nuestras vidas.

El discipulado no es solo transmitir información, sino modelar una vida piadosa. Nuestras acciones deben reflejar lo que creemos y predicamos.

«Para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador». -Tito 2:10 

Cuando las mujeres en la iglesia viven con sabiduría y reverencia, reflejan la hermosura de Cristo y hacen que el evangelio sea atractivo para otros, pero esto requiere:

  • Vivir una vida piadosa y ejemplar – Nuestro testimonio habla más fuerte que nuestras palabras.
  • Invertir en la vida de otras mujeres – El discipulado fluye del evangelio y no de nuestras propias fuerzas.
  • Enseñar con gracia y verdad – No se trata de una lista de reglas, sino de mostrar el carácter de Cristo.

Nancy DeMoss Wolgemuth lo expresa de esta manera:

«Imagina a ancianas invirtiendo en mujeres jóvenes y bendiciendo a familias e iglesias enteras. Imagina a jóvenes ampliando su círculo para incluir a mujeres mayores. Imagina a mujeres transformadas por el evangelio, reflejando su belleza y haciéndolo creíble para las personas a su alrededor».

El discipulado no es solo un mandato, es un privilegio.

  1. Desarrollar una mente prudente (sophron).

Una de las características clave que Pablo menciona en Tito 2 es ser prudentes (sophron en griego). Esta palabra significa dominio propio, buen juicio y autodisciplina.

«Como ciudad invadida y sin murallas es el hombre que no domina su espíritu». - Proverbios 25:28 

Cuando una mujer no controla su lengua, emociones o impulsos, puede causar daño a su familia, iglesia y relaciones. En cambio, una mujer prudente edifica con sus palabras y actitudes.

¿Cómo desarrollamos una mente prudente?

  1. Saturándonos de la Palabra de Dios. La Escritura transforma nuestra manera de pensar.
  2. Ejercitando el dominio propio. No decir todo lo que pensamos o sentimos en el momento.
  3. Buscando mujeres piadosas como ejemplo. Aprender de quienes han recorrido más camino en la fe.

Una de las primeras manifestaciones de una mujer imprudente es su forma de hablar. Proverbios 12:18 nos advierte: «Hay quien habla sin tino como golpes de espada, pero la lengua de los sabios sana».

Si queremos discipular bien a otras mujeres, necesitamos aprender a hablar con sabiduría y gracia.

  1. El discipulado fluye del evangelio.

Finalmente, todo lo que hacemos en el ministerio de la mujer debe fluir del evangelio. No se trata de una lista de reglas o de hacer más cosas, sino de recordar que sin Cristo, nada podemos hacer.

«Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor hacia la humanidad, Él nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme a Su misericordia, por medio del lavamiento de la regeneración…». -Tito 3:4-5 

El discipulado no es una carga, sino una oportunidad para reflejar la gracia de Dios en la vida de otras mujeres. Si nos enfocamos solo en reglas y estándares externos, terminaremos agotadas y frustradas, pero si dejamos que el evangelio transforme nuestras vidas, podremos impactar a la próxima generación con un testimonio poderoso.

Que Dios nos ayude a vivir de tal manera que reflejemos Su verdad, invirtiendo en otras mujeres y adornando el evangelio con nuestras vidas.

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Sobre el autor

Yamell de Jaramillo

Yamell es originaria de la República Dominicana. Ama la Palabra de Dios, es firme en sus convicciones y vive apasionadamente la vida cristiana teniendo el deseo genuino en su corazón de poder vivir el señorío de Cristo. Tiene un especial … leer más …


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