Se buscan mujeres dispuestas a APRENDER. Parte 1

Ser una mujer dispuesta a aprender implica estar en una búsqueda continua, del Señor, de Su Palabra, de la sabiduría que otras imparten. Yo quiero aprender ¿y tú?

Dejemos algo en claro antes de comenzar: Nuestra necesidad suprema es conocer a Cristo, el aprender de otras mujeres es solo un instrumento que Él provee a nuestra vida. Somos un cuerpo y nos necesitamos unas a otras.

Desde jovencita buscaba mujeres de Dios con quienes identificarme, de las cuales aprender. Ese deseo de contar con maestras, mentoras cercanas, sigue latiendo en mi interior… me mantengo con los ojos bien abiertos para aprender y obtener sabiduría de cada mujer que conozco. Continúo buscando ejemplos en personajes bíblicos, familiares, amigas, líderes de mujeres, maestras de la Palabra y leyendo biografías de otras héroes de la fe.

El pasaje de Tito sonaba desde temprana edad en mi mente : "Que las mayores enseñen a las menores..." y al igual que otras, me preguntaba..."¿y a mi quién me enseñará?, soy tan joven e inexperta, yo de quién aprenderé?..."  en otras ocasiones pensaba “todo lo puedo aprender, incluso sola” (gran orgullo y error… pero esa es otra historia).

Recuerdo que junto con algunas amigas de mi adolescencia nos propusimos orar y aplicarnos a madurar y aprender, para ser ese tipo de mujeres: valientes, ejemplares, esforzadas; ¡aún nos falta tanto! nos resta toda una vida para aprender y vivir para Cristo, enfocadas en lo eterno.

El tiempo ha pasado y gracias a Dios que ha provisto varias mujeres en mi lista de -Mujeres Cristianas Maduras- de quienes aprender, algunas no tienen la menor idea de que son mi ejemplo y que aprendo de ellas en silencio… (sería bueno decirles y agradecerles), también tengo muchas mujeres que admiro, maestras, mentoras, autoras que con sus libros impactan mi vida (algunas incluso después de su muerte, a través de sus letras).

Mantengo el deseo por aprender y no quiero que cese jamás. Sigo buscando y haciendo preguntas, pidiendo consejo (Proverbios 11:14), espero que tú también.

He comprobado esto: de toda mujer se aprende algo: algunas nos enseñan con su vida el camino a seguir y otras, cuáles sendas evitar. ¿De cuál tipo seremos?

Desconozco tu situación, quizá eres muy bendecida de tener a tu alrededor mujeres que te animen en tu caminar con Cristo, o quizás, aún no. Sin importar cuáles sean tus circunstancias, debes ser intencional en APRENDER profundamente sobre Dios en Su Palabra, ya que te convertirás en una “mujer mayor” que pudiera ayudar a otras en su propio caminar con Él.

Seamos agradecidas con Dios por ministerios bíblicos, Cristocéntricos, como Aviva Nuestros Corazones, instrumentos para nuestro crecimiento espiritual, ¡qué maravilloso contar con este tipo de recursos! donde mujeres comparten con mucha franqueza a jóvenes y adultas, de diversos trasfondos y lugares, sobre su caminar con el Señor a través de lecciones de vida y así  entrenan en pasar el bastón a la siguiente generación. Comparte estos recursos con otras para que también aprendan más de la Palabra y sean edificadas en su vida cristiana.

¡Hay tanta riqueza por adquirir de cada mujer sabia que nos rodea! Las relaciones de mentoría pueden ser una gran bendición para la vida de toda mujer.

Aún no soy anciana, quizá ni tú lo seas aún, pero si Dios lo permite ¡algún día lo seremos! Por ello debemos cultivar cada día las cualidades que queremos tener en nuestra vejez, para ello necesitamos ser intencionales en el aprendizaje, en acercarnos a las mujeres que ya llevan un camino recorrido, de quienes podemos obtener sabiduría y enseñanzas que son tesoros muy valiosos.

Es muy importante enseñar y animar a más mujeres sobre la necesidad de más mujeres bíblicas, cristianas maduras, mujeres verdaderas. ¡Necesitamos estar dispuestas a aprender a convertirnos en una de ellas! Convirtámonos en intercesoras por sus vidas, en ser quienes les animan y levantan sus manos cuando se cansan; en ser agradecidas por lo que hacen.

Sí, aprender es necesario, es importante, es fundamental para vivir el diseño divino, ¿Qué requerirá de nuestra parte?: Oración, Interés, Consagración, Humildad, Disciplina, Disposición, Constancia, Cansancio, ¡sí!, ¡hay un peso que cargar!... pero eso Y MÁS vale la pena por los resultados, por conocerle y amarle más, Su yugo es fácil y ligera Su carga. En ocasiones sentiremos que el camino es tan largo y vamos cuesta arriba, pero el galardón es grande cuando nuestros ojos están puestos en Jesús y Él es nuestra única meta.

Necesitamos ser mujeres dispuestas a aprender en todo tiempo, a cualquier edad y en cualquier etapa de la vida, a fin de conocerle a Él: No que ya lo haya alcanzado o que ya haya llegado a ser perfecto, sino que sigo adelante, a fin de poder alcanzar aquello para lo cual también fui alcanzado por Cristo Jesús. Filipenses 3:12-14.

Necesitamos rendirnos, disponernos y que Él haga Su obra a través de Su Espíritu Santo, de Su Palabra y a través de otros miembros del cuerpo.

Meditemos y respondamos estas preguntas con sinceridad:

¿Soy intencional en establecer relaciones con mujeres sabias?

¿Tengo la humildad suficiente para escuchar y recibir consejo de sabias mujeres mayores?

Si aún no cuento con una mentora ¿Qué pasos voy a dar para entrenarme como una mujer cristiana madura?

¿Estoy consciente de que tengo sólo una oportunidad de vida que Dios me da para aprender sobre Él?

¿Anhelo ser una buena mayordoma de mi vida y de mi tiempo?

Te invito a aprender más sobre mentoría buscando ejemplos bíblicos, integrándote a un grupo de mujeres en una iglesia bíblica, así como leyendo y escuchando más series bíblicas sobre el tema, disfruta la serie de biografías de mujeres cristianas, su ejemplo trasciende incluso su vida misma, puedes ser animada grandemente en tu fe, carácter y vida espiritual.

Necesitamos que el Señor nos capacite y nos provea de un espíritu humilde, de un corazón enseñable, para que estemos dispuestas a ser aprendices de por vida.

Día 15. Inspírate a crecer a través del Viaje de los 30 días a través del Manifiesto de una Mujer Verdadera para convertirte en una mujer cristiana madura con un corazón enseñable.

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Sobre el autor

Lucy Reyna Orozco Meraz

Lucy Reyna Orozco Meraz

 

Reyna es esposa de Raúl Orozco, radica en Chihuahua, Chih., México. Juntos pastorean y educan a
 
su hijo (JR) e hija (RG) en casa, siendo su deseo formarlos e instruirlos para la gloria de Dios.
 
Ambos son Ing. Industriales y … leer más …

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