Solteras en la iglesia

Por: Lore Wilbert

Con mucha frecuencia pareciera que la iglesia local solo se dirige a las personas casadas o familias, pero lo interesante es que Jesús y Pablo eran solteros, y también una de mis mujeres favoritas en las Escrituras, Lidia.  No se nos dice mucho acerca de la vida personal de Lidia, pero de este pasaje en Hechos se pueden deducir muchas cosas: 

Y en el día de reposo salimos fuera de la puerta, a la orilla de un río, donde pensábamos que habría un lugar de oración; nos sentamos y comenzamos a hablar a las mujeres que se habían reunido. Y estaba escuchando cierta mujer llamada Lidia, de la ciudad de Tiatira, vendedora de telas de púrpura, que adoraba a Dios, y el Señor abrió su corazón para que recibiera lo que Pablo decía.  Cuando ella y su familia se bautizaron, nos rogó, diciendo: “Si juzgáis que soy fiel al Señor venid a mi casa y quedaos en ella.” Y nos persuadió a ir… Cuando salieron de la cárcel, fueron a casa de Lidia, y al ver a los hermanos, los consolaron y partieron. (Hch. 16:13-15, 40).   

Una de las cosas que aprecio de la Biblia es que nos da exactamente la información que necesitamos –ni más, ni menos.  Esto a veces significa que tenemos que extraer el significado de sus riquezas, y en ocasiones significa que tenemos que confiar en que, si no tenemos todos los detalles es por una razón. 

En este pasaje, no se nos dice si Lidia era casada, pero la implicación (el hecho de que ella dirige su propio hogar) es que no.  Ya sea que se tratara de que nunca se casó o que era viuda, no se nos dice –por tanto, confiamos a Dios, los detalles específicos de su historia. 

Esta porción de la Biblia me animó profundamente en mis años de soltería y continúa motivándome a casi un año de haberme casado.  Por años me sentí privada de oportunidades en el ministerio debido a mi soltería.  Parecía que no había lugar para mí en la iglesia local a menos que fuese en el ministerio de niños, al cual no sentía un llamado particular.

La historia de Lidia me animó a creer que Dios sí quería que ejercitara los dones que Él me había dado sin tener que esperar a casarme para poder hacerlo. En la historia de Lidia hay ocho observaciones que pueden animar tanto a la Iglesia como a las mujeres a quienes Dios no les ha dado aún el regalo del matrimonio. En lugar de esperar a que el matrimonio mágicamente pusiera en marcha mi ministerio, esta historia me alentó y me puso en un ministerio, que pude continuar una vez casada. 

El ejemplo de Lidia 

1. Lidia fue una mujer de oración. 

Este pasaje nos dice que Pablo y Silas fueron al lugar de oración en el día de reposo, y fue ahí que conocieron a Lidia.  Lidia no era una mujer que descuidara los lugares de oración y alabanza en los días fijados para ello.  Era fiel en asistir y estar allí presente. 

En nuestra soltería, podríamos sentir que no se nos extraña si llegamos o no a la iglesia o a cualquier otra reunión de familia.  No hay quien nos dé un empujoncito para sacarnos de la cama o de un atracón en Netflix.  Pero si Lidia no hubiera llegado, se hubiera perdido una pieza clave de la fundación de la iglesia en Filipos. Mujeres solteras, su presencia en los lugares de oración y alabanza son importantes.  No sabemos lo que Dios puede hacer tan solo con nuestra fiel y simple presencia.  

2. Lidia era una mujer de la obra. 

Brevemente se nos dice que Lidia vendía púrpura. En aquellos días la púrpura era un color majestuoso, por lo cual se infiere que Lidia era una mujer de negocios exitosa.  Aprovechó la oportunidad y era fiel en ello. 

Con demasiada frecuencia en nuestra soltería podemos sentirnos tentadas a postergar el ser fieles en nuestras ocupaciones mientras esperamos a que llegue un esposo y cuide de nosotras.  Lidia no esperó.  Puso manos a la obra en el teñido, vendiendo telas, se preocupaba por sus empleados, trabajaba duro, hasta alcanzar un lugar de influencia, aunque no tenía una promesa de matrimonio.  Mujeres solteras, sean fieles con la ocupación que tienen frente a ustedes. No hay garantía de que habrá un marido –ni de que el marido podrá proveer de la manera que lo concibes (aprendí esto muy pronto cuando mi esposo se quedó sin empleo la mayor parte de este primer año de matrimonio). Sé fiel con las herramientas que tienes en tu mano. 

3. Lidia era una mujer de alabanza. 

Lidia era conocida como una adoradora de Dios. Filipos era una ciudad importante en las afueras de Macedonia y era una colonia romana. Hubiera sido un lugar para muchos pensamientos y expresiones religiosas.  El alabar a distintos dioses era la norma, pero se nos dice que Lidia era una adoradora del Único y Verdadero Dios.  No era una adoradora en privado, guardando sus pensamientos acerca de Dios y para Dios en secreto, más bien alababa en público en una época que resultaba difícil alabar a un solo Dios.   

La soltería puede verse como un tiempo prolongado de soledad y aislamiento.  Privatizar nuestra alabanza puede ser una forma de protección, por eso debemos hacer que nuestra alabanza sea conocida.  Sé la mujer que es conocida como una adoradora de Dios en un tiempo en que somos tentadas a alabar a los hombres, los ideales, la sociedad y a nosotras mismas. 

4. Lidia era una mujer humilde que escuchaba. 

Dios fue quien abrió el corazón de Lidia, y ella puso atención a lo que Pablo decía. La soltería puede sentirse como un tiempo en que nadie parece entender nuestra lucha, nuestros deseos únicos y nuestros corazones comienzan a envolverse en sí mismos. Deseamos proteger por nosotras mismas, lo que ningún hombre ha considerado digno de su interés. Lidia hizo lo opuesto.Ella permitió que su corazón fuera abierto por Dios, y luego puso atención a lo que enseñaban los maestros más sabios. No se posicionó de manera protectora; sino que se humilló a sí misma y escuchó.  Escucha a aquellos que Dios ha puesto frente a ti.  La soltería puede hacerte sentir aislada, pero podemos sentirnos aún más solas, al retraernos de la comunidad y del ministerio. 

5. Lidia era una mujer de obediencia. 

Inmediatamente después de que ella se humilló y escuchó, Lidia obedeció y fue bautizada. No esperó a escuchar durante meses y años, tratando de ver el Evangelio desde todos los ángulos para determinar si funcionaría para ella; sino que escuchó y obedeció de inmediato. No es suficiente simplemente escuchar buenas enseñanzas por años interminables y planear que algún día invertirás o entrarás al ministerio.  Escucha, y luego obedece.  De inmediato. 

6. Lidia fue una mujer de influencia.

Después de que Lidia fuera bautizada, toda su casa –como era costumbre- creyó junto con ella.  Debido a su posición como cabeza del hogar, y como mujer de negocios respetada, ella tenía influencia sobre aquellos a su alrededor, ¡y ellos creyeron al Evangelio! 

Esta es una afirmación poderosa sobre las implicaciones de lo que puede hacer una obra fiel en nuestras ocupaciones diarias y con las personas. Lidia fue rodeada inmediatamente por la iglesia en Filipos.  ¡Qué imagen tan asombrosa del crecimiento del Evangelio por medio de influencia fiel! Sean fieles con las cosas pequeñas, hermanas solteras, y vean lo que Dios puede hacer con las personas alrededor de ustedes. 

7. Lidia era una mujer de fidelidad. 

Pero, no solamente fueron las personas en su hogar quienes vieron su fidelidad.  También Pablo y Silas.  Con frecuencia entendemos esto al revés, buscando la aprobación de aquellos que van delante nuestro en el ministerio y en el liderazgo, en lugar de trabajar duro con las personas dentro de nuestra esfera de influencia inmediata. 

Pablo vio su fidelidad después de que las personas la habían visto, al igual que su alabanza, prudencia con el dinero y su humildad.  Ejercita fidelidad en los lugares pequeños de tu vida, tu hogar, tus compañeros de cuarto, tu trabajo, tu comunidad, y en tu estudio de la Palabra de Dios.  Otros que van delante de ti finalmente también verán tu fidelidad. 

8. Lidia fue una mujer hospitalaria 

De inmediato Lidia abrió su hogar a Pablo y a Silas, pero más adelante en el capítulo, luego de que Pablo y Silas fueran liberados de la prisión, la vemos abriendo su hogar a otros hermanos. Amo estos dos versículos (Hechos 16:15, 40). Las mujeres solteras no están limitadas a practicar la hospitalidad solo con mujeres solteras más jóvenes. Abre tu casa a parejas y amigos de cada esfera de tu vida. Practica el regalo de la hospitalidad, abriendo tu hogar a otros de la misma manera que Dios te ha recibido en Su Casa a través de Cristo. 

Dios comenzó una iglesia en la casa ese mismo día en Filipos a través de la fidelidad de una mujer soltera, y a partir de ahí esa iglesia se desarrolló para difundir el Evangelio en sus inicios.  Mujer soltera, posiblemente eres una pieza de algo hermoso que te asombraría si ya lo conocieras.  Por ahora, por hoy, practica estas cosas, sé fiel en la iglesia local donde Dios te ha puesto, y confía en que Él terminará la obra para la cual te ha diseñado. 
Iglesias locales, noten a las solteras en medio suyo, que estén mostrando estas cualidades, y pónganlas a trabajar.  No sean esa iglesia que reserva los puestos en el ministerio solo para quienes están casadas o con familias.  Haz de estos atributos parte de la hoja de vida que buscan en servidoras fieles para el ministerio.  Deja que Dios edifique Su Iglesia con la misma variedad con que Él la comenzó. 

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