Tuya para siempre

Desde la antigüedad no habían escuchado ni dado oídos, ni el ojo había visto a un Dios fuera de ti que obrara a favor del que esperaba en El. Isaías 64:4

¿A quiénes Dios responde? ¿Quién es el mejor candidato para un avivamiento? ¿Quién será la próxima persona en ver cómo Dios cambia el orden natural de las cosas durante un periodo poderoso de refrigerio divino, mientras las montañas tiemblan ante Su Presencia (Is. 64:1)?

Según el profeta Isaías, Dios se mueve con poder a favor de “quienes esperan en Él”. Regularmente al referirnos a esa palabra –“esperar”- la usamos en un sentido pasivo. Decimos que esperamos que llegue el verano, o el fin del año escolar, o que llegue un paquete. No es algo en lo que estamos pensando todo el tiempo. Solo cuando algo viene a nuestra memoria nos enfocamos en eso. Pero la palabra hebrea “esperar” que se usa en Isaías 64:4 es activa. Significa retrasarse, anhelar, aferrarse o adherirse a algo. Tiene el sentido de algo que predomina en la mente de alguien. El salmista expresó ese anhelo intenso cuando dijo “Mi alma espera al Señor
más que los centinelas a la mañana; sí, más que los centinelas a la mañana.“ (Salmo 130:6).

Si alguna vez has trabajado en un turno nocturno – o has permanecido durante la noche sentada cargando un niño consentido -entenderás ¡con cuánto anhelo “esperas” que llegue la mañana! Dios promete “encontrarse” con aquellos (Is. 64:5) que esperan en Él de esa manera, que están atentos, expectantes con sus corazones inclinados hacia Él—parados de puntillas como si fueran a ver un destello de Su gloria. Y eso es realmente el avivamiento, un encuentro con Dios. Ese encuentro puede llevarse a cabo de manera personal o familiar. Puede ser una visitación inusual del Espíritu de Dios que atrapa a toda tu iglesia o comunidad – y aún hasta una nación completa. Pero empieza cuando Dios responde a aquellos que no quieren otra cosa que no sea Él, que no tienen otra cosa en su mente que no sea desearlo a Él, cuyos corazones verdaderamente esperan por Él.

¿Qué nos lleva a “esperar” con tal intensidad por las cosas que son menos importantes que nuestra necesidad de una intervención de Dios?  ¿Cómo luce en tu vida “esperar a Dios”?

Extraído de El lugar apacible, por Nancy DeMoss Wolgemuth

 

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Sobre el autor

Nancy DeMoss Wolgemuth

Nancy DeMoss Wolgemuth

Nancy DeMoss Wolgemuth ha tocado las vidas de millones de mujeres a través del ministerio de Aviva Nuestros Corazones y del Movimiento de Mujer Verdadera, llamando a las mujeres a un avivamiento espiritual y a la feminidad bíblica. Su amor … leer más …


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