El equipaje que soltamos
Débora de Rivera: Karen Loritts acababa de casarse y estaba asustada.
Karen Loritts: Me miré al espejo, comencé a llorar, y dije: «¿En qué me metí? ¡Este pobre hombre no sabe con quién se casó!». Yo no estaba lista para ser su esposa.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Escoge Perdonar», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 8 de diciembre de 2025.
El día de hoy, Nancy da inicio a una nueva serie, junto a Crawford y Karen Loritts, titulada «Tu matrimonio hoy y mañana». Ellos estarán conversando acerca de cómo el matrimonio tiene un impacto en las generaciones futuras. Escuchemos.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Bueno, he estado esperando este día durante mucho tiempo, porque, esta semana, estaremos conversando con Crawford y Karen Loritts. Crawford y Karen, ustedes tienen vidas muy ocupadas, y supongo que …
Débora de Rivera: Karen Loritts acababa de casarse y estaba asustada.
Karen Loritts: Me miré al espejo, comencé a llorar, y dije: «¿En qué me metí? ¡Este pobre hombre no sabe con quién se casó!». Yo no estaba lista para ser su esposa.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Escoge Perdonar», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 8 de diciembre de 2025.
El día de hoy, Nancy da inicio a una nueva serie, junto a Crawford y Karen Loritts, titulada «Tu matrimonio hoy y mañana». Ellos estarán conversando acerca de cómo el matrimonio tiene un impacto en las generaciones futuras. Escuchemos.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Bueno, he estado esperando este día durante mucho tiempo, porque, esta semana, estaremos conversando con Crawford y Karen Loritts. Crawford y Karen, ustedes tienen vidas muy ocupadas, y supongo que yo también, así que nos tomó un tiempo programar este encuentro. Pero estoy muy contenta de que finalmente estén hoy aquí con nosotros.
Crawford Loritts: Nancy, estamos encantados de que podamos estar aquí, ¡con algunas de nuestras personas favoritas!
Nancy: A menudo he dicho que Crawford y Karen son dos de mis personas favoritas, y ahora que Robert es parte de mi vida, ustedes también son dos de sus personas favoritas. Hace un momento almorzamos los cuatro, y nos dimos cuenta de que nos conocemos desde hace mucho tiempo.
Karen: ¿Hace cuánto tiempo?
Nancy: Bueno, creo que Crawford conoció a mi papá hace muchos años.
Crawford: Oh, sí, ¡hace más de cuarenta años!
Karen: Así es.
Crawford: ¡Por favor, no demos fechas aquí!
Nancy: Crawford, cuando te uniste a lo que entonces era La Cruzada Estudiantil para Cristo, que ahora se le conoce como Cru, sé que mi papá formó parte de tu equipo de apoyo desde el principio.
Crawford: Así es. ¡Nunca olvidaré que él nos dio nuestro primer cheque de parte de los que eran nuestros patrocinadores en ese entonces! Yo estaba allí con tu tío, y tu papá me invitó a una reunión donde hablarían sobre lo que harían con las misiones y ese tipo de cosas.
Tu padre se volvió hacia mí y me dijo: Bueno, Crawford, escuché que serás parte del personal».
Yo le dije: «Sí, así es».
Luego me dijo: «Sígueme». Fuimos a la biblioteca y él me entregó un cheque para ayudar a pagar los gastos de la capacitación del personal. ¡Esa fue nuestra primera inversión!
Nancy: ¡Wow! Bueno, ese era su corazón, y él amaba tu corazón.
Karen: Sí, absolutamente.
Nancy: ¿Por cuánto tiempo fueron parte del personal de Cruzada estudiantil para Cristo? (de lo que es Campus Crusade for Christ, que ahora es Cru).
Karen: Veintisiete años. ¡Y fueron unos maravillosos veintisiete años! Ahora Crawford es parte de la junta directiva, y Dios está haciendo cosas increíbles.
Crawford: Sí, gracias al Señor.
Nancy: Ustedes han apoyado y respaldado lo que estamos haciendo a través de Aviva Nuestros Corazones. He observado sus vidas, su matrimonio y su familia, la mayor parte del tiempo desde la distancia, y estoy muy agradecida por su perseverancia en la obra del Señor y la fidelidad que han mostrado en su matrimonio.
Incluso escribieron un libro titulado: Your marriage today. . . and tomorrow (en español sería Tu matrimonio hoy y mañana, aunque solo está disponible en inglés). Ustedes tienen una visión para los matrimonios, no solo de cómo pueden funcionar de una manera integral y saludable hoy, sino también de las semillas que deben estar plantando y que cosecharán en las generaciones venideras. Sé que eso es una gran parte de la pasión que ambos tienen.
Crawford: Absolutamente. Y pienso que una de las cosas que olvidamos en nuestra cultura es que estamos tan concentrados en el aspecto relacional del matrimonio, es decir, dos personas que se unen y celebran su amor mutuo, ¡y eso ciertamente es maravilloso y extraordinario! Pero, olvidamos que la naturaleza misma del matrimonio es una institución duradera que nos lleva a un lugar específico.
Así que, no se trata solo del presente. Nuestra relación con los demás es como un pronóstico de lo que será el futuro. Y, nos guste o no, estamos dejando una huella en el tiempo que no podemos ver.
Nancy: Y ese es precisamente el subtítulo de tu libro: Cómo hacer que tu relación sea importante hoy y en las generaciones venideras.
Crawford: Así es.
Nancy: Entonces, para bien o para mal, las semillas que los matrimonios están plantando en la cultura, en nuestras iglesias, en nuestros vecindarios, en nuestros hijos y nietos, tendrán un impacto incluso mucho tiempo después de que no estemos aquí.
Crawford: Bueno, Nancy, me alegra que lo hayas expresado de la manera correcta. A veces pensamos: Pero, si no tengo hijos, ¿aun así, estoy impactando a las generaciones futuras? ¡Por supuesto que sí! La cultura nos está observando, entonces las generaciones venideras, futuras, se verán afectadas por nosotros y las relaciones que tenemos. Y esa es precisamente la razón del matrimonio.
Nancy: Y no se trata solo de nosotros, sino de una imagen y un mensaje que es más grande que nosotros. Y ese es el evangelio que nuestros matrimonios deben predicar.
Crawford: Absolutamente. A veces pienso que cuando leemos Efesios capítulo 5, nos enfocamos tanto en los roles que tenemos en el matrimonio— el esposo y su trabajo, y la esposa y su responsabilidad— que realmente olvidamos la imagen que está allí.
Y la imagen es que el matrimonio debe comunicar la verdad del evangelio, la verdad sobre la relación de Cristo con la Iglesia, y que el matrimonio es la mejor ilustración de lo que debería ser el evangelio en toda la historia humana.
Entonces, nuestro matrimonio debe decir la verdad acerca de Cristo. Eso es lo que le comunicamos a la cultura, y lo que comunicamos a las generaciones futuras.
Karen: Sé que esa fue una de las cosas que comuniqué en nuestra ceremonia de bodas el 22 de mayo de 1971, a las 02:37 de la tarde, cuando dije: «Sí, acepto». Lo recuerdo muy bien.
Crawford: ¿Recuerdas la hora?
Karen: 02:37 de la tarde, el 22 de mayo de 1971. Estaba allí con mi familia, mis amigos y nuestros hermanos de la iglesia. Miré a Crawford a los ojos y le prometí que lo amaría, lo honraría y que cumpliría esos votos.
Mi familia, que no era cristiana, me observaba para ver si eso realmente iba a funcionar.
Y cada vez que veo lo que Dios ha hecho en nuestro matrimonio, eso llama la atención de mi familia. Algunos de ellos todavía no son creyentes, pero yo hice un voto, y lo hice en serio, ya que nunca vi eso en nuestra familia. Crecí en un entorno disfuncional con mis primos, mis tías y mi mamá y todo eso, así que fue maravilloso para mí el que Dios me bendijera para guardar ese voto, porque todo se trata de Dios.
Crawford: Y eso es solo por la gracia de Dios, y lo repito, únicamente por la maravillosa gracia de Dios, porque no somos el cuarto miembro de la Trinidad. No hemos hecho las cosas de manera perfecta, pero por Su asombrosa gracia, el Señor ha usado nuestro matrimonio para ser un modelo y un ejemplo, no solo en la familia de Karen, sino para muchas personas. Varios de sus parientes han venido a Cristo, y gran parte de eso se debe a que han visto el poder transformador de Cristo en la vida de Karen y en nuestra relación. ¡Ha sido increíble!
Nancy: Una de las cosas que me encanta de su historia es que llegaron al matrimonio con dos trasfondos muy diferentes. Supongo que eso no es algo inusual, pero ambos tuvieron padres, abuelos y bisabuelos que impactaron sus vidas; aunque algunos no lo hicieron de manera positiva. Pero cuando se casaron y vinieron a Cristo, Él redimió el pasado.
Y pienso que ese es un testimonio de esperanza para las personas que quizás son parejas casadas más jóvenes hoy en día, o que incluso están contemplando el matrimonio, y para las personas que dicen: «Bueno, tengo un pasado terrible». De hecho, Karen, le dijiste a Crawford, años después de su luna de miel, que en la última noche tuviste una pequeña crisis.
Karen: Así es, tuve una crisis. Nos encontrábamos en un lugar maravilloso, en un pequeño pueblo a las afueras de Filadelfia. Yo me estaba preparando para salir a cenar esa última noche de nuestra luna de miel. Me miré al espejo, comencé a llorar, y dije: «¿En qué me metí? ¡Ese pobre hombre no sabe con quién se casó!». Yo estaba lista para ser su prometida, pero no estaba lista para ser su esposa.
Clamé a Dios, y le dije: «Señor, tienes que ayudarme porque esto será difícil». Crawford es parte de un legado piadoso: sus padres amaban a Cristo y estuvieron casados durante muchos años. Pero yo soy hija de mi madre soltera que vivió en la pobreza, en las calles de Filadelfia. Sin embargo, Dios me salvó, y me permitió casarme con Crawford.
Yo había dicho mis votos unos días atrás, y había llegado el momento de vivirlos. Pero la verdad es que estaba muerta de miedo. Así que, mirándome al espejo, le pedí a Dios: «Señor, tienes que hacerte presente y ayudarme».
Nancy: ¿Y a qué le tenías miedo?
Karen: Bueno, tenía miedo de no poder hacer todo lo que prometí en esos votos: amar, honrar, apreciar y obedecer. Tomé en serio esos votos y ahora tenía que vivirlos, pero no había tenido un ejemplo en mi casa de cómo se veía eso. Mi mamá era madre soltera, por lo que mis hermanos y yo teníamos padres distintos. Era un poco desastroso. Pero Dios tomó mi desastre y lo convirtió en mi mensaje de vida.
Crawford: Nancy, creo que tú conoces a mi amigo H. B. Charles, quien es un predicador prominente. Él dijo algo muy cierto en una conferencia, y es que: «Tu pasado te moldea, pero no te justifica». Eso significa que todos tenemos disfunciones en nuestro pasado; sin embargo, una de las cosas que me molesta es que, en nuestro deseo de ser comprensivos, misericordiosos, amables y bondadosos, enfatizamos demasiado la disfunción de la que venimos, y al hacerlo, de alguna manera minimizamos el poder de la cruz que puede darnos nuevos comienzos y que lo cambia todo, incluyendo de dónde venimos.
Pienso en mi esposa que está aquí, y a veces se me llenan los ojos de lágrimas cuando veo la madre en la que se ha convertido, y veo cómo está dejando una huella en nuestros hijos, y cómo la Palabra de Dios ha sido atesorada por ella y cercana a ella. ¡Ese es el poder transformador de Cristo! La cruz lo cambió todo en la vida de Karen, y también hizo lo mismo en mi mamá.
Y si nos estás escuchando en este momento y estás luchando en tu matrimonio, y te preguntas: ¿Cómo puedo superar mi pasado y todo lo que arrastro? Bueno, 2.ª Corintios 5:17 dice que: «Si algún hombre o mujer está en Cristo, ellos son nuevas criaturas. Las cosas viejas pasaron; ahora todas las cosas son nuevas» (parafraseado).
Ahora, eso no significa que seremos excesivamente optimistas, y tampoco está diciendo que no tendrás que lidiar con el remanente de los malos sentimientos y todo eso. Pero si Dios resucitó a Cristo, Él puede cambiar todo en nuestras vidas, incluyendo darnos un nuevo comienzo que nos ayudará a superar nuestro pasado.
Karen: Yo tenía mucho miedo de decepcionar a Dios. Había hecho un voto, así que la reputación del Señor estaba en juego. Si no podía estar a la altura de lo que creía que Dios haría en mi vida, entonces mi familia diría: «Bueno, no queremos conocer al Dios de Karen, porque ella es como nosotros». Pero ha sido realmente asombroso.
Crawford: Así es. Esa es la esperanza y el poder de la cruz. Nancy, ya conoces la historia de Karen, pero mi historia es muy diferente. Y me refiero a que he sido infinitamente bendecido, pero nadie puede jactarse de las bendiciones que Dios da.
De hecho, siento una increíble responsabilidad por el favor de Dios en mi pasado.
Mi bisabuelo Pedro fue un esclavo y mi papá lo recordaba. Y puede que digas: «¿Tu papá recordaba a su bisabuelo?». Bueno, mi papá nació en el año 1914, y mi bisabuelo Pedro vivió hasta ser un hombre anciano. Él no sabía leer, sin embargo, oraba, cantaba y había memorizado porciones de las Escrituras— historias que les pedía a sus hijos y nietos que le leyeran, y que luego se volvieron familiares para él debido a que las escuchó muchas veces.
No sé de dónde sacó esto mi bisabuelo Pedro, pero él tenía un amor profundo por su familia, por su esposa y por sus hijos, y le pasó ese legado a mi abuelo Milton. Él y mi abuela Anna tuvieron catorce hijos, siete hijos y siete hijas. Ellos amaban al Señor, y oraban por un tiempo que no podían ver. Luego ese legado pasó a mi papá, él amó al Señor, y después ese mismo legado de amor forjó estas generaciones.
Entonces, crecí con un padre y una madre en casa, y nunca me pregunté si seguirían casados o no, o si cuando yo volviera a casa uno de ellos se iría. Nunca tuve esos temores. Eso me impactó mucho.
Pero, curiosamente, mi mamá proviene de un entorno similar al de Karen. Mi mamá nunca supo quién era su padre. Sin embargo, cuando era una joven adolescente, le entregó su corazón y su vida a Cristo, y eso lo cambió todo para ella. Mi mamá, al igual que Karen, tenía un amor increíble por sus hijos. ¡Fue Cristo el que obró en la vida de Karen para que en ella naciera ese mismo amor!
Ella dijo: «Esto no le sucederá a mi familia», y en ese momento tomó una decisión, y así fue como cambiaron las cosas para nosotros.
Nancy: Entonces, viste en tu familia —en tu papá y en tu mamá— un ejemplo de integridad y carácter, dos cosas que están en tu ADN.
Crawford: Sí, totalmente.
Nancy: Y le han transmitido eso a sus hijos.
Crawford: ¡Espero que sí!
Nancy: Conozco a algunos de sus hijos y lo he visto en ellos. Y, por supuesto, el último capítulo aún no se ha escrito para ninguno de nosotros, así que continúen orando por sus hijos y sus nietos.
Y Karen, una de las cosas que me encanta de tu historia es que, a pesar de las relaciones rotas y la disfunción familiar, Dios trajo a tu vida a algunas personas que fueron buenos ejemplos a seguir y que también plantaron algunas semillas de gracia.
Karen: ¡Claro que sí! En una ocasión, mi madre estuvo casada por un corto tiempo y tuvimos un hermanito en la casa. Así que éramos yo, mi hermano menor y el bebé. Mi madre quería que fuéramos a la iglesia los domingos. Ella no iba, pero caminamos por nuestro vecindario para encontrar una iglesia a la cual ir.
Asistí por un tiempo y tuve una maestra de escuela dominical a la que llamábamos Señorita Green. Me encantaba la señorita Green porque siempre estaba bien vestida de pies a cabeza. Ella me regaló una Biblia que tenía las tapas de color blanco, y en la parte de atrás tenía palabras rojas y negras, pero yo no sabía lo que significaban.
Crawford: ¿Cuántos años tenías en ese entonces?
Karen: Tenía unos doce años. Mi hermano pequeño me acompañaba, por lo que siempre iba a la escuela dominical. Pero el servicio en esa iglesia era demasiado largo, así que busqué una iglesia donde el servicio no durara tanto. Finalmente, pude encontrar una donde mi hermano y yo solo teníamos que cruzar una calle amplia. Decidí asistir a esa iglesia porque parecía una iglesia. Tenía una puerta roja y ventanales.
En esa iglesia, nadie se parecía a mí. Mi hermano y yo éramos los únicos niños de piel oscura. El pastor Peter Kuwalcha se acercó y me recibió en la puerta. Era un hombre pequeño y bajito que nació en Ucrania. Nos estrechó la mano, nos dio un fuerte abrazo y nos mostró mucho amor. Esa iglesia se convirtió en mi familia.
Esas personas, a pesar de que el vecindario estaba cambiando demográficamente, ese grupo de personas se quedó allí y me amó. Luego, Dios trajo a mi vida a la esposa del pastor Kuwalcha. La sociedad misionera cristiana China Inland Mission trasladó su sede a un par de cuadras de esa iglesia, y el personal vino y se unió a nuestra iglesia. Gracias a eso, pude tener en mi vida a cuatro mujeres piadosas que me amaron desde la primaria hasta la secundaria, y luego desde la preparatoria hasta la universidad.
De hecho, mi maestra de escuela dominical me presentó en la universidad a un tipo joven llamado Crawford Loritts. Ella simplemente me arrastró hasta un concierto de adoración, y puedo decir que todo comenzó allí, en la Iglesia Bautista Memorial de Filadelfia.
Crawford: No fue tan malo, ¿verdad?
Karen: No, no lo fue. Yo tenía planes de ser una trabajadora social, pero Dios tenía otros planes. Él puso mujeres en mi vida que modelaron lo que es una mujer piadosa y cómo luce la esposa piadosa. Ellas se convirtieron en mi familia.
Nancy: ¡Qué palabras tan alentadoras! En Aviva Nuestros Corazones hablamos mucho sobre Tito 2, sobre las mujeres que son mentoras de otras mujeres, y ese es el mensaje del libro titulado: «Adornadas: Viviendo juntas la belleza del evangelio». Y pienso en cuántas niñas, adolescentes, y mujeres jóvenes hay a nuestro alrededor que provienen de entornos horribles, entornos disfuncionales, hogares rotos, vidas rotas. Pero Dios las pone en nuestro camino para que seamos las manos y los pies de Cristo en sus vidas.
Karen: Y esas cuatro mujeres no se planificaron para decir: «Voy a mentorear a Karen Williams (mi apellido era Williams en ese momento), y voy a cambiar su vida». No, ellas lo hicieron porque amaban a Dios y querían ser un ejemplo de lo que es la piedad. Me amaron sacrificialmente y me enseñaron muchas cosas. Pero no solo me enseñaron a cocinar, a vestirme adecuadamente y cómo orar, sino que la Sra. Nickles me enseñó a evangelizar y la Sra. Kuwalcha me enseñó cómo servir a mi esposo.
La lista puede continuar, estas mujeres hicieron esto en mi vida porque todo eso fluía de sus propias vidas. Así que, fui una mujer muy bendecida.
Nancy: Entonces, después de que te casaste y tuviste esa crisis en tu luna de miel, ¿hubo otras mujeres que Dios usó en tu vida en esos primeros años de matrimonio?
Karen: En los primeros años de matrimonio yo estaba un poco inestable, porque pensaba que lo sabía todo, pero no era así. Nos mudamos a Atlanta, donde nos involucramos en el ministerio, y allí Dios trajo a mi vida a la Sra. Margaret Ponder.
Ella tenía seis hijos y fue abandonada por su esposo, así que estaba criando sola a sus hijos. Era una mujer de negocios y amaba al Señor. Se fijó en mí cuando llegué a la iglesia y me miró a los ojos. Si yo tenía un mal día, o lo que fuera, o si no les hablaba bien a mis hijos, o si yo miraba mal a Crawford, ella siempre me hablaba, me citaba versículos y oraba por mí.
La Sra. Ponder fue mi madre espiritual y un modelo para mí durante todos esos años. Ella no permitía que me acobardara ni que hiciera lo incorrecto, por lo que siempre estaba pendiente de esas cosas.
Yo siempre la llamé mi «Elizabeth» en la vida. Creo que cada mujer debería tener una «Elizabeth» en su vida, es decir, una anciana piadosa. Luego una «Marta», que es una mujer de la misma edad que tú, y está en la misma temporada de la vida que tú. Y finalmente una «María», una mujer más joven que tú, a la que puedas enseñarle de alguna manera informal, como lo dices en tu libro Adornadas sobre Tito 2.
Todas tenemos algo que hacer. Así que la Sra. Ponder fue eso para mí: una madre espiritual.
Nancy: Entonces has tenido las tres clases de mujeres en tu vida, y tú también has sido una de esas diferentes mujeres en la vida de otra mujer.
Karen: Sí, claro que sí. A veces no es intencionalmente, pero otras veces Dios lo pone en tu vida y sabes que tienes algo que compartir, así que lo haces. En este momento, yo tengo «Martas» en mi vida. Nos ayudamos mutuamente durante las diferentes temporadas de la vida, especialmente en la edad que tenemos ahora.
Nancy: Bueno, regresemos a cómo se conocieron tú y Crawford. En realidad, fuimos al mismo instituto bíblico.
Crawford: Sí, así es.
Nancy: Con unos años de diferencia. La universidad se llamaba Philadelphia College of Bible cuando estuve allí. No estoy segura de cómo se llamaba antes.
Crawford: Bueno, ha tenido varios nombres, pero todavía se llama «College of Bible», que es el mismo nombre que tenía cuando estábamos allí.
Nancy: Ahora se llama «Cairn University».
Crawford: Cairn University, así es.
Karen: Una gran universidad.
Nancy: Entonces, Crawford, ¿recuerdas la primera vez que viste a Karen?
Crawford: Sí, por supuesto.
Karen: Bueno, aquí vamos, Nancy. ¡Estas historias serán historias diferentes!
Nancy: ¿Tienen diferentes versiones?
Karen: Totalmente.
Crawford: Oh sí. Pero la versión de Karen siempre es la correcta. En realidad, no recuerdo dónde nos vimos por primera vez, creo que fue en un concierto de adoración.
Karen: Fue a ese concierto adonde me arrastró mi mentora, la Sra. Mary, para escuchar las canciones.
Crawford: Yo estaba cantando en el coro de la universidad. ¿Dices que ella te arrastró hasta allí?
Karen: ¡Sí! Era abril de 1969.
Crawford: Fue una tarea difícil conocer a Karen.
Karen: ¡Claro que no!
Crawford: Bueno, Nancy, la historia es que en ese momento yo había terminado con mi novia de la preparatoria. Eso fue en el verano entre mi primer año y mi segundo año de universidad. Probablemente, fue una semana o dos antes de volver al campus. Yo estaba devastado, realmente lo estaba.
Estaba en mi dormitorio orando, y lo que diré ahora es una historia real. Estaba de rodillas, orando, y dije: «Dios, no más mujeres, siempre me destrozan. Este semestre voy a enfocarme en Cristo y no voy a salir con nadie». Luego de eso, me levanté y fui al edificio principal de administración con la mente llena de esta profunda y firme oración. Las personas que me conocen desde ese entonces, saben que cuando yo decido hacer algo, lo hago, y nada me distrae en absoluto.
Bueno, ese día abrí las puertas del edificio principal de administración y, sinceramente, esto es lo que sucedió: allí estaba el edificio 1800 de Arch Street.
Nancy: El centro de Filadelfia.
Crawford: Había unas escaleras que iban hacia arriba. Y allí, en parte más alta de esas escaleras, vi dos piernas de piel oscura. Solo dije: «Señor, ¿qué tenemos aquí?». Al instante, mi atención se desvió de…
Nancy: ¡De tu enfoque!
Crawford: ¡De mi enfoque!
Nancy: Desde ese momento tuviste un nuevo enfoque.
Crawford: Así es. Entonces me presenté a Karen. Ella era nueva en el campus. Mi madre siempre me enseñó a ser hospitalario con los desconocidos, y así fue como nos conocimos.
Karen: Pero eso fue todo hasta meses después; hasta casi el final del año escolar, en marzo.
Crawford: Sí, y aquí es donde nuestras historias difieren un poco.
Karen: ¡No, no, no! Yo simplemente estaba saliendo con alguien más.
Crawford: Es verdad. Karen siempre estaba en grupo y se sentaba con sus amigas en un lugar específico. Yo salía de clase para que ella me viera pasar… Pero ella lo niega hasta el día de hoy.
Karen: ¡Crawford Loritts! Bueno… nunca hablamos porque yo siempre estaba acompañada, trabajaba en un bufete de abogados y también ayudaba en asuntos administrativos. Realmente estaba muy ocupada. Pero no fue hasta marzo de ese año que estaba en casa y recibí una llamada a las 09: 30 de la noche. ¡Era Crawford Loritts llamándome! Yo le pregunté: ¿Cómo conseguiste mi número?».
Bueno, en ese momento, el chico con el que yo estaba saliendo, era un estudiante de último año…
Crawford: Cuéntanos el resto de la historia.
Karen: El chico con el que estaba saliendo era un estudiante de último año, y él fue quien le dio a Crawford mi número de teléfono. Así que seguí adelante hablando con él. Crawford habló y habló; probablemente hablamos durante unas dos horas. Antes de eso, yo pensaba que Crawford era alguien un poco exagerado, pero terminó siendo un chico agradable.
Crawford: Bueno, gracias.
Karen: Hablamos ese día y el fin de semana siguiente comenzamos a salir. ¡Realmente fue una locura!, ¿verdad?
Crawford: Totalmente. Cuando nos casamos, todavía estábamos en la universidad. Yo acababa de terminar mi segundo año, y al iniciar mi tercer año, nos casamos.
Karen: Así es.
Nancy: Y cuarenta y siete años, cuatro hijos y once nietos después…
Crawford: ¡Es increíble!
Nancy: Tienen un libro con un mensaje basado en sus vidas, titulado: «Tu Matrimonio hoy, y mañana» (pero solo está disponible en inglés). Al principio del libro, hay varias páginas con reseñas hermosas de varios líderes cristianos. Y yo también tuve la oportunidad de escribir unas palabras, lo cual fue un honor para mí.
Pero pienso que las cuatro reseñas más significativas (nunca he visto algo así en otro libro) son las de sus cuatro hijos.
Permítanme leer lo que escribió Heather, una de sus dos hijas. Ella dice: «He asistido a las conferencias y escuchado las charlas», y esto es porque Karen y Crawford han hablado en muchas conferencias. Ella sigue diciendo: «Sin embargo, nada puede superar el haber visto las verdades en este libro vividas frente a mí. Soy infinitamente bendecida por tener estos ejemplos». Esas son las palabras de alguien que creció en esta familia y que sabe que ustedes no son un esposo, una esposa ni padres perfectos. Y ustedes lo reconocen a lo largo de todo el libro.
Durante los próximos días hablaremos de algunos de los regalos que toda esposa y todo esposo necesitan, y cómo construir un matrimonio que no solo perdure, sino que siembre semillas de gracia y piedad que darán fruto para las generaciones venideras. En mi caso, ¡He leído este libro dos veces!
Crawford Loritts: ¡Oh wow!
Nancy: Rara vez leo un libro dos veces, pero para el momento en que lo leí todavía me consideraba recién casada y parecía una esponja, tratando de absorber todo: ¿Qué puedo aprender? ¿Cómo puedo crecer para ser una mejor fuente de ánimo y apoyo para Robert? ¿Cómo puede Dios hacer que nuestro matrimonio sea uno que cuente fielmente la historia del evangelio? Así que he sido bendecida, animada y retada por este libro.
Y bueno, mañana hablaremos sobre los regalos que toda esposa necesita en su matrimonio, así que tal vez quieras pedirle a tu esposo que escuche el episodio de mañana, para que puedas entenderlo desde ambas perspectivas. Y no sé si Karen y Crawford se consideran expertos, pero yo pienso que sí, porque ellos han recorrido un largo camino.
Escucharán de esta pareja algunas cosas que pienso que serán de gran ayuda práctica para cualquier matrimonio en cualquier etapa.
Asegúrate de regresar con nosotros mañana aquí, en Aviva Nuestros Corazones.
Débora: Anhelando que experimentes las bendiciones de un matrimonio centrado en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la series de podcast.
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