El poder de las enseñanzas de una madre
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth dice que nunca puedes equivocarte al transmitir las Escrituras a la próxima generación.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Cuando enseñas a tus hijos la Palabra y los caminos de Dios, lo que les dices es muy importante y de mucho peso. Enseñar a tus hijos y a tus nietos la Palabra de Dios conlleva autoridad divina.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Mentiras que las mujeres creen y la verdad que las hace libres», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 8 de septiembre de 2025.
La Biblia es mucho más que un simple libro que nos dice cómo comportarnos. Ante todo, es la revelación de Dios mismo a nosotras. Su Palabra nos dice quién es Él y lo que Él requiere de nosotras basándose en Su carácter.
Pero eso no significa que las …
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth dice que nunca puedes equivocarte al transmitir las Escrituras a la próxima generación.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Cuando enseñas a tus hijos la Palabra y los caminos de Dios, lo que les dices es muy importante y de mucho peso. Enseñar a tus hijos y a tus nietos la Palabra de Dios conlleva autoridad divina.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Mentiras que las mujeres creen y la verdad que las hace libres», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 8 de septiembre de 2025.
La Biblia es mucho más que un simple libro que nos dice cómo comportarnos. Ante todo, es la revelación de Dios mismo a nosotras. Su Palabra nos dice quién es Él y lo que Él requiere de nosotras basándose en Su carácter.
Pero eso no significa que las Escrituras no sean prácticas, de hecho, son intensamente prácticas. Y el pasaje que vamos a ver en esta serie no es la excepción. Aquí está Nancy para comenzar una nueva serie titulada: «La mujer que teme al Señor, esa será alabada».
Nancy: Tengo que confesar que siento un poco de duda al decirles acerca de lo que estaré enseñando en esta serie. Durante las últimas semanas, mientras estudiaba, algunas mujeres me han preguntado: «¿Qué es lo próximo que vas a enseñar en Aviva Nuestros Corazones?». Y cuando les dije que iba a ser una serie sobre Proverbios 31, casi todas ellas reaccionaron de la misma manera: pusieron los ojos en blanco, o hicieron un suspiro, como si dijeran: «No estoy segura de querer escuchar una serie completa sobre Proverbios 31».
Y puedo entender un poco por qué ellas han reaccionado así. Creo que lo que me ha pasado durante estas últimas semanas, mientras he estado estudiando, es lo que te sucederá a ti como resultado de lo que Dios hará en nuestros corazones con esta serie durante los próximos días.
Me he estado empapando y saturando en un pasaje de las Escrituras que se está convirtiendo en uno de mis favoritos. Así que quiero animarte, durante estos próximos días, a que leas Proverbios 31. Y mientras lo haces, tal vez quieras tomar una hoja de papel en blanco o un diario, (o algo en lo que tomas notas en tu tiempo devocional) y escribir lo que Dios te está mostrando en este pasaje, no solo lo que yo estaré enseñando, sino aún más importante, lo que el Espíritu Santo te mostrará mientras lo lees por ti misma. Puedes anotar: «Esto es lo que dice; esto es lo que significa y así es como Dios está aplicando esto a mi vida».
Cuando hablamos de Proverbios capítulo 31, generalmente comenzamos en el versículo 10. Ahora, no estoy segura de por qué es así. Quizás sea porque ahí es donde comienza específicamente la parte donde habla sobre las mujeres. Pero hoy quiero comenzar con el versículo 1 y repasar todo el pasaje sin saltarnos los primeros nueve versículos.
El versículo 1 nos da el escenario y el contexto de Proverbios capítulo 31. Dice:
«Palabras del rey Lemuel, oráculo que le enseñó su madre».
Las palabras del rey Lemuel. Ese es un nombre que no encontrarás en ningún otro lugar de la Biblia y no hay ninguna referencia si buscas en los libros de los Reyes o las Crónicas, donde se enumeran todos los reyes de Judá e Israel. No hay ninguna referencia a un rey Lemuel, solamente aquí en este pasaje de Proverbios.
Hay una antigua tradición judía que identifica al rey Lemuel como el nombre que le dio su madre a Salomón. Entonces la idea es que quizás este sea el rey Salomón y que «Lemuel» sea otro nombre para él. Quizás era un nombre de cariño que tenía su madre para su hijo. Pero sea este el caso o no, me gusta pensar que podría serlo.
Ahora, si este es el caso, ¿quién es la madre que está enseñando aquí? ¿Recuerdas quién era la madre de Salomón? Betsabé, y eso hace que este sea un pasaje aún más interesante al considerarlo desde esa perspectiva.
«Las palabras del rey Lemuel [quizás el rey Salomón], oráculo que le enseñó su madre [quizás Betsabé]». Ahora, esa frase, cuando la pones junto con otras en las Escrituras, habla del increíble poder e impacto que tiene la enseñanza de una madre.
A lo largo de Proverbios, tenemos muchas referencias a las enseñanzas de un padre, pero no hay muchas referencias a la enseñanza de una madre. Y una que me viene a mi mente la encontramos en Proverbios capítulo 1, los versículos 8 al 9, donde ice:
«Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre; porque son guirnalda de gracia para tu cabeza, y collares para tu cuello».
Proverbios nos dice que tanto la instrucción de nuestro padre como la instrucción de nuestra madre son verdades que pueden hacernos hermosas; nos adornan. Y es algo que debemos asegurarnos de usar, porque nos adornará con gracia y belleza. Este es el oráculo que le enseñó la madre del rey Lemuel.
Ahora, la palabra «oráculo» es una palabra que significa «expresión o anuncio de la verdad»; en otras traducciones se utiliza la palabra «profecía». Esta palabra, «oráculo» (o profecía), implica un sentido de peso. Es algo importante. En la versión Reina Valera Antigua, la palabra «oráculo», en Malaquías 1:1, se traduce como «Carga de la palabra de Jehová». Es un mensaje importante que viene del Señor.
Entonces, estas palabras que esta madre le enseñó a su hijo no son simplemente las palabras de una madre, sino que son palabras que una madre recibió del corazón de Dios.
Y como madre, debes saber que cuando enseñas a tus hijos la Palabra y los caminos de Dios, lo que les dices es muy, muy importante y de mucho peso. Enseñar a tus hijos y a tus nietos la Palabra de Dios conlleva autoridad divina.
Según este versículo, estas son «las palabras del rey Lemuel», las palabras que su madre le había enseñado. Así que, aparentemente, este rey está recordando algunas cosas que su madre le había enseñado años antes, cuando aún no era rey, sino un joven príncipe, en camino a ser rey.
Entonces, si el rey era Salomón y si la madre era Betsabé, se puede ver que estas palabras vienen del corazón de una madre que conocía la gracia y la misericordia de Dios.
Y podemos pensar que este pasaje de Proverbios capítulo 31 es como un estándar de la ley de Dios imposible de cumplir. Sin embargo, si Betsabé fue la mujer que enseñó estas palabras, entonces era una mujer que sabía mucho sobre la ley quebrantada de Dios y lo que la gracia del Señor podía hacer para restaurar a las personas que habían roto esta ley, que habían quebrantado esta ley.
Ella sabía que Dios la había encontrado siendo una mujer sumamente agraviada y que quizás ella misma había pecado mucho. Y no sabemos si Betsabé fue cómplice del pecado con David, pero sin duda ella había sido perjudicada y posiblemente también había pecado en este asunto, tal vez en ambas cosas.
Sin embargo, ella había sido restaurada, Dios la había hecho fructífera y le dio un hijo que condujo al linaje de Cristo, el Mesías. Así que aquí tenemos a esta mujer que aprendió mucho de una experiencia personal difícil y dolorosa.
Ahora le está enseñando a su hijo, a este joven príncipe que va a ser rey, la importancia de cosas como la fidelidad: la fidelidad como esposo y la fidelidad de una esposa. Y si esta es Betsabé enseñándole a su hijo Salomón, ciertamente le está enseñando estas cosas a su hijo con cierto grado de remordimiento o arrepentimiento, porque ella y su esposo no habían vivido aquellas cosas de la manera en que deberían haberlo hecho.
Aquí podemos percibir que ella es una mujer que no quiere que sus fracasos se repitan en la próxima generación, así que ella le dará palabras de advertencia, precaución, exhortación y le suplicará a su hijo que tome como propios el corazón y las palabras de Dios y las ponga en práctica.
Así que, el que había sido entonces su esposo, que había experimentado consecuencias graves como resultado de su adulterio, y ella ahora le está diciendo a su hijo, a Salomón: «Hay muchas cosas en tu padre que debes imitar, pero hay otras que debes evitar. Aprende de nuestro ejemplo. Aprende de lo que hemos aprendido por las malas y no repitas los fracasos de tus padres». Ella le da palabras de protección y de precaución.
Luego ella le da palabras de preparación. Recuerda que cuando ella habló estas palabras, su hijo aún no era rey, era un joven príncipe. Pero ella sabía que algún día él sería rey y por eso lo está ayudando a prepararse para el futuro, porque sabe que él tendrá mucha responsabilidad sobre sus hombros. Él será un líder, pero también será un siervo.
En este capítulo de Proverbios, ella le dice a su hijo que será rey y lo ayuda a prepararse para una vida de responsabilidad, de liderazgo y de servicio, porque sabía que algún día él se sentaría en el trono.
Y como madre, puede que estés pensando: Bueno, pero mi hijo ciertamente no va a ser rey, ni presidente, ni gobernante. Sin embargo, las Escrituras nos dicen que, como hijos de Dios, todos somos sacerdotes y reyes para Dios, por lo que tu pregunta debería ser: «¿Cómo puedo preparar mejor a mis hijos para una vida de servicio espiritual, como reyes y sacerdotes para Dios, para vivir como hijos e hijas de Dios y como realeza? ¿Cómo puedo prepararlos para cumplir el llamado de Dios en sus vidas?».
Bueno, a veces lo harás enseñando; otras veces lo harás mediante la oración o dándoles el ejemplo. En este pasaje vamos a ver que esta es una madre que ha hecho todo esto por sus hijos. Y sé que tú quieres preparar a tus hijos para vivir y servir al Rey de reyes, y para que vivan como reyes y reinas bajo la autoridad de Dios.
Así que, permíteme leer nuevamente el versículo 1, de Proverbios capítulo 31: «Palabras del rey Lemuel, oráculo que le enseñó su madre». Él ahora está pronunciando estas palabras. Está recordando lo que su madre le enseñó años antes. Y aquellas de ustedes que se encuentran aún en la etapa de crianza de los hijos, ¿no les alegra tener esta clase de estímulo de que sus hijos recuerden lo que se les está enseñando?
Ahora, será mejor que te asegures de enseñarles lo correcto porque ellos recordarán lo que les enseñes. Siempre les estás enseñando algo, y ellos recordarán esas lecciones y las pondrán por obra, para bien o para mal, en la próxima generación.
Entonces:
- ¿Qué quieres que tus hijos recuerden sobre lo que les enseñabas?
- ¿Qué recuerdas tú de lo que te enseñaron tus padres, tu madre?
- ¿Qué quieres transmitir a tus hijos?
- ¿Qué les estás transmitiendo a tus hijos y a tus nietos?
- ¿Qué les estás enseñando?
- ¿Qué quieres que ellos transmitan a la próxima generación cuando tú ya no estés aquí?
«Las palabras del rey Lemuel, oráculo que le enseñó su madre». Ella le enseñó, luego él creció y le enseñó a otros. Y por cierto, fíjate que ella no le dejó todo el entrenamiento al papá. Por supuesto que el padre tiene un papel en la enseñanza y la formación de los hijos, pero esto es particularmente la enseñanza de una madre a su hijo.
Y creo que eso debería ser un estímulo para aquellas de ustedes cuyos esposos tal vez no conocen al Señor, o no están caminando con Dios, o no están activamente comprometidos a enseñar a sus hijos. Por supuesto, ellos tienen el llamado y la responsabilidad de enseñar a los hijos, pero no asumas que, debido a que tu esposo no tiene una relación con Dios, tú no puedes participar activamente en la capacitación, la enseñanza, en el discipulado y en la crianza de tus hijos.
De cualquier manera, con o sin un esposo que esté entrenando a tus hijos, tú tienes el llamado y la responsabilidad de educarlos, protegerlos, prepararlos, hablarles palabras de peso, palabras que tengan la autoridad de la Palabra de Dios, para que estén preparados y equipados para ir y ejercer un liderazgo piadoso en la próxima generación. Mira lo que dice esta madre en el versículo 2:
«¿Qué, hijo mío?
¿Y qué, hijo de mis entrañas?
¿Y qué, hijo de mis votos?».
Estas frases ni siquiera son frases completas, así que necesitas tomarte un tiempo para pensar y meditar en ellas. Lo que estamos viendo aquí son los gemidos, los anhelos, y el desahogo del corazón de una madre, una madre que apenas puede completar sus frases, pero no porque no sea inteligente, sino porque esto viene desde lo más profundo de ella y apenas sabe cómo expresar lo que siente.
Estas frases expresan la intensidad y la pasión del corazón de una madre que siente amor, ternura y conexión con este niño, con este hijo, que es su propia carne y sangre. Este es el hijo que ella llevó en su vientre, así que se siente responsable por su hijo. Este es el hijo de sus entrañas.
Ahora, si este es el rey Salomón y la madre es Betsabé, si ese es el caso, recordarás que ella había perdido a su hijo primogénito, el hijo que nació de la unión ilícita de ella y el rey David. Si ese es el caso, entonces puedes imaginar que su hijo Salomón era aún más precioso a sus ojos, porque ella ya había perdido un hijo. Ahora ella clama por este hijo de sus entrañas, de su propia carne y sangre. Él es el «hijo de mis votos». Esta es una imagen de una mujer que ha dedicado su hijo a Dios.
Cuando pienso en esa frase «el hijo de mis votos», pienso en otra madre del Antiguo Testamento. Su nombre era Ana. Ana anhelaba un hijo, oraba por un hijo, lloraba por un hijo, esperaba un hijo. Y llegó el día en que Dios la bendijo con un hijo, y ella dijo: «Señor, si me das un hijo, te lo devolveré. Será Tuyo». Él era el hijo de sus votos. Debemos darnos cuenta de lo importante que es que las madres reconozcan que sus hijos están dedicados a Dios, al Señor.
Durante las últimas veinticuatro horas, he estado pensando en lo que ha significado en mi vida saber que desde el vientre fui apartada para Dios; que mis padres se dieron cuenta de que no eran mis dueños. Mis hermanos y yo no éramos de su propiedad. Éramos hijos de sus votos y estuvimos dedicados a Dios desde el vientre materno.
Incluso como mujer adulta, eso me da un sentido de responsabilidad, un sentido de misión y propósito en la vida que se cumple, porque cuando era niña fui entregada a Dios desde que nací. Y eso es lo que siente esta madre. Ella está expresando la intención de su corazón de criar a este niño en el temor del Señor.
Alguien dijo una vez: «Si hubiera más Anas, ¿no habría más Samueles, grandes hombres de Dios y líderes espirituales?». Si tan solo tuviéramos más mujeres, ya sean madres o abuelas, que dedicaran sus hijos a Dios y clamaran a Él por ellos.
Entonces ella dice: «¿Qué, hijo mío? ¿Qué, hijo de mis entrañas? ¿Y qué, hijo de mis votos?». Es como si estuviera diciendo: «¿Qué te diré? ¿Qué te enseñaré? ¿Qué te transmitiré?». Ella quería que su hijo llegara a conocer a Dios, que andara en los caminos del Señor, y también sabía que tenía la responsabilidad de mostrarle a su hijo esos caminos y de comunicarle el corazón de Dios. Es como si estuviera diciendo: «¿Qué le voy a decir?».
Aquí tenemos a una mujer que está tomando muy en serio su responsabilidad de educar a su hijo en los caminos de Dios. Ella mira a Dios como si estuviera diciendo: «Señor, muéstrame qué enseñarle a este niño».
- ¿Cuáles son las verdades claves que deseas transmitirles a tus hijos?
- Si no pudieras enseñarles nada más, ¿qué sería lo más importante que le transmitirías a tu hijo o a tu hija?
- ¿Cuál es la mejor manera de preparar a tus hijos e hijas para que sean todo aquello para lo que Dios los creó?
- ¿Cuál es la mejor manera de protegerlos de lo que enfrentarán más adelante en la vida?
- ¿Cuál es la mejor manera de dirigirlos hacia el plan que Dios tiene para sus vidas?
Dios te ha dado esos hijos. Son un encargo sagrado y tienes una responsabilidad preciosa hacia esos hijos que es mayor que tu responsabilidad hacia cualquier otra persona sobre la faz de esta tierra, exceptuando a tu esposo.
Gracias, Señor, por las madres que nos han enseñado y formado. Algunas de ellas fueron madres piadosas que nos enseñaron directamente de Tu Palabra. Quizás algunas mujeres que me escuchan hoy tuvieron una madre que no te conocía, pero, aun así, les enseñó y las entrenó en habilidades básicas para la vida, quizá les modeló cosas importantes sobre lo que significa ser un hombre o una mujer exitosa.
Te damos gracias por aquellos que nos han entrenado y enseñado. Ahora, Señor, te rogamos que nos muestres cómo enseñar y capacitar a la próxima generación, para que podamos levantar hombres y mujeres jóvenes que serán reyes y reinas, realeza espiritual, que brindarán un liderazgo espiritual y piadoso para la próxima generación. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, amén.
Débora: Ella es Nancy DeMoss Wolgemuth, pidiéndole al Señor que levante mujeres que estén dispuestas a enseñar y capacitar a la próxima generación. En unos momentos escucharás algunas historias sobre madres dispuestas a buscar oportunidades de enseñanza. Ellas compartirán poderosos ejemplos de cómo transmitir la verdad a la próxima generación.
Pero primero, permíteme compartir contigo cómo puedes conseguir una copia de un folleto de Nancy que se titula: Retrato bíblico de la mujer. En este pequeño libro, Nancy te ayuda a descubrir y vivir el plan de Dios para ti como mujer. Ella resalta pasajes específicos de la Escritura que revelan el diseño de Dios para nuestras vidas como mujeres, y mediante una serie de preguntas penetrantes descubrirás cómo estás encajando en Su plan. Aprende maneras prácticas en las que puedes influenciar y edificar las vidas de aquellos alrededor de ti a través de tus actitudes, palabras y acciones.
Y bueno, Proverbios 31 nos dice que los hijos de una mujer virtuosa se levantarán y la llamarán bienaventurada. Nancy enseñará sobre ese versículo más adelante en esta serie. Y para cerrar el episodio de hoy sobre el poder de las enseñanzas de una madre, escucharemos a dos oyentes que fueron profundamente moldeadas por sus madres piadosas.
Sally: Uno de mis recuerdos más atesorados que guardo sobre mi madre se remonta a cuando yo era una joven adolescente que luchaba con dudas sobre Dios y mi salvación. Estaba tan preocupada que no podía dormir por la noche. Así que subí y hablé con mi mamá alrededor de la medianoche. Ella me dio palabras de sabiduría y consuelo, pero una vez que volví a mi cama, los mismos viejos problemas y pensamientos volvieron a atormentarme.
Alrededor de las dos de la madrugada volví de nuevo al dormitorio de mi mamá. Cuando abrí la puerta de su habitación, la encontré arrodillada junto a su cama. Yo sabía que ella estaba hablando con su Padre celestial sobre mí; también sabía que con una madre como la mía, todo estaría bien. Fue así, como recibía una comprensión y confianza sólidas y seguras de Dios y de que soy su hija.
Cuando era una adolescente, estaba muy enamorada de un joven piadoso, y una vez más enfrenté una gran prueba. El hombre con el que pensé que me iba a casar recibió una fuerte descarga eléctrica que lo dejó emocionalmente dañado. Ya no sentía amor por mí. Después de meses de continuar en nuestro noviazgo, me dijo en una carta que pensaba que teníamos que dejar de considerarnos como futuros compañeros.
Mientras leía esa carta, recuerdo estar sentada en la mesa de la cocina y llorar a mares. Mi querida madre estaba sufriendo porque yo estaba sufriendo. Ella me dijo: «Sally, yo siempre te amaré. ¡Qué consuelo fueron esas palabras en un momento tan doloroso!». Yo sabía que eran ciertas porque ella me mostró su amor de muchas maneras.
La historia tiene un final feliz: mi novio recibió ayuda de un consejero cristiano y estamos a punto de celebrar nuestro vigésimo tercer aniversario de bodas. ¡Veintitrés años maravillosos! Mi mamá estuvo ahí cuando la necesité y ahora quiero estar ahí cuando ella me necesite.
Mi mamá ha enterrado a dos hijos a causa de una terrible enfermedad, y ha apoyado a mi papá, cuya salud está empeorando y ya no parece el hombre al que ella le dijo «sí, acepto». Pero tomó en serio sus votos y es una esposa fiel.
Cuando muchas mujeres se habrían rendido y habrían ido a buscar su propio placer, ella se quedó junto al fuego e hizo lo que sabía que Dios quería que ella hiciera. ¡Mamá, siempre te amaré!
La hija de Donnette: Mi mamá se llama Donnette. Ella y mi papá estuvieron casados durante diez años y adoptaron a mi hermano mayor. Luego nos tuvieron a mi otro hermano y a mí.
Después de diez años de matrimonio, mi papá conoció a otra mujer y se fue de casa. En ese momento, mi mamá estaba embarazada de mi hermano menor, pero eso no impidió que mi papá se fuera. Él dejó a mi mamá con tres hijos y un bebé en camino.
El verdadero legado que ella nos dejó fue, a través de todas las cosas y toda la confusión que pasó durante el divorcio y la crianza de sus cuatro hijos como madre soltera, es que siempre nos enseñó sobre el amor de Dios y las historias del Antiguo Testamento.
Nos contaba historias bíblicas y aprendíamos versículos de memoria. Siempre íbamos a la iglesia y a los estudios bíblicos los miércoles o jueves por la noche.
Recuerdo que ella siempre tenía su Biblia dondequiera que estuviera. Siempre estaba leyendo su Biblia y sus acciones eran coherentes con lo que leía. Ella no trató de salir a buscar un esposo, ni salió con jóvenes como otras personas hubieran querido que hiciera, ni trató de encontrar una vida para sí misma. Siempre se trató de nosotros, sus hijos, y del Señor. Ella se sacrificó. No tenía ropa nueva, pero siempre se aseguraba de que mis hermanos y yo tuviéramos lo que podía darnos.
El legado que nos dejó fue su amor por Dios. Y a pesar de todo, Él siempre fue lo más importante. Todos queremos mucho a mi mamá.
Débora: Invitándote a pasar de manera intencional las verdades de la Palabra de Dios a la próxima generación, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la series de podcast.
Únete a la conversación