
La amargura es el resultado de albergar dolor
Nancy DeMoss Wolgemuth: Andrea Griffith sabe lo que es sentirse agobiada por la condena.
Andrea Griffith: Creo que hay tantas mujeres en las iglesias que tienen bien guardados sus secretos, que tienen sus muertos ocultos. Tenemos puesto el vendaje de la tumba, y no sabemos qué otras mujeres también lo tienen.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 5 de febrero de 2025.
Nancy: Esta semana hemos estado escuchando el testimonio de Andrea Griffith. Como muchas de nosotras, con apariencias externas, Andrea parecía un miembro de la iglesia perfecta mientras crecía. Pero la verdad era que su corazón estaba lejos del Señor. En los últimos días, Andrea ha descrito un estilo de vida de inmoralidad, aborto y rebelión, incluso mientras ministraba en iglesias de todo el país.
Conocí a Andrea cuando se unió al equipo de Life Action Ministries, …
Nancy DeMoss Wolgemuth: Andrea Griffith sabe lo que es sentirse agobiada por la condena.
Andrea Griffith: Creo que hay tantas mujeres en las iglesias que tienen bien guardados sus secretos, que tienen sus muertos ocultos. Tenemos puesto el vendaje de la tumba, y no sabemos qué otras mujeres también lo tienen.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 5 de febrero de 2025.
Nancy: Esta semana hemos estado escuchando el testimonio de Andrea Griffith. Como muchas de nosotras, con apariencias externas, Andrea parecía un miembro de la iglesia perfecta mientras crecía. Pero la verdad era que su corazón estaba lejos del Señor. En los últimos días, Andrea ha descrito un estilo de vida de inmoralidad, aborto y rebelión, incluso mientras ministraba en iglesias de todo el país.
Conocí a Andrea cuando se unió al equipo de Life Action Ministries, Andrea formaba parte de uno de los equipos itinerantes que viajaban y visitaban iglesias para promover el avivamiento. Fue durante esta temporada que Andrea se convenció de la necesidad de que su corazón fuera avivado.
Incluso después de haber confesado el pecado de su pasado y de haber rendido su vida al Señor, Andrea se enfermó físicamente y tuvo que ir a volver a vivir con sus padres. Durante sus años de viaje con Life Action, Andrea había conocido a Trent Griffith, que era otro miembro del equipo de Life Action.
Trent ahora es pastor. Y cuando retomamos la historia, Trent tenía una sorpresa para Andrea.
Andrea: Unos meses más tarde llegué del trabajo y entré por la puerta principal de mi casa. Mi madre me dijo: «Llegó algo para ti. Está en tu habitación». Así que me dirigí a mi habitación, abrí la puerta y allí, sentado en mi cama, estaba Trent. Se suponía que tenía que estar en Ohio en alguna parte haciendo una conferencia, pero, en cambio, allí estaba.
Me dijo: «Vayamos a la propiedad de tus padres». Así que nos dirigimos a la propiedad de mis padres donde estaban construyendo una casa, y había un pequeño arroyo allí. Empezó a citar todos estos versículos y a decir todas estas cosas. Pensé: «Esto suena como una propuesta,pero estoy segura de que no es eso lo que está haciendo. Estoy segura de que no es una propuesta».
Finalmente, sacó de su bolsillo un anillo de rubí. Y dijo: «¿Quién puede encontrar una esposa virtuosa?, porque su precio está muy por encima de los rubíes». Ahora, obviamente yo no veía ninguna virtud en mi vida. Pero Dios había estado reconstruyéndome silenciosamente tras bambalinas.
Lo que he aprendido desde entonces es que esa es la especialidad de Dios. Él ama tomar los lugares rotos en nuestras vidas, los lugares donde lo hemos arruinado totalmente, las cosas de las que estamos tan avergonzadas y esperamos que nadie más lo sepa, donde pensamos que nunca podremos ministrar fuera de ese fracaso porque fue demasiado grande. A Dios le encanta tomar esas cosas rotas y convertirlas en algo que Él pueda usar para devolvernos la belleza de las cenizas en nuestras vidas.
Así que dije que «sí», y nos casamos el 17 de diciembre de 1994. Para poder casarme con Trent, necesitaba volver a la carretera y viajar. Todavía estaba enferma. Seguía tomando antidepresivos y aún no estaba muy bien.
El primer domingo de regreso me levanté por la mañana y me puse delante del Señor y le dije: «Dios, quiero que me enseñes algo nuevo hoy. Muéstrame algo nuevo en Tu Palabra. He escuchado muchos mensajes, pero quiero que Tú me enseñes».
Así que entré, y esa mañana el hombre estaba hablando sobre la amargura. Empezó a hablar de las características de la amargura: que cuando estamos amargadas, somos demasiado sensibles, asumimos cosas negativas y tenemos un espíritu crítico que busca las faltas. Pensé: «Muy bien, este hombre está describiendo mi vida».
Luego fue un poco más lejos y empezó a hablar de cómo la amargura se manifiesta físicamente en tu cuerpo. Empezó a decir que no tienes descanso ni fuerza.Pensé: solo falta que muestre mi fotografía porque me está describiendo totalmente. Pero no estoy amargada.
Pensé en todas estas personas que había perdonado. Lo primero que hice cuando vine al Señor fue tener una lista de personas a las que tenía que perdonar. Yo había hecho eso, pero yo sabía que él estaba describiendo mi vida. Estoy pensando, Dios, no sé con quién estoy amargada. Si estoy amargada, vas a tener que mostrármelo porque no lo veo. No estoy amargada.
Finalmente me quedé quieta ante el Señor. Él habló a mi corazón. No era una voz audible. Era más fuerte que eso. Sentí que me había destrozado. Recuerdo que Dios me dijo: «Andrea, estás muy amargada contigo misma. Nunca has aceptado el perdón que te di cuando morí en la cruz. Estás amargada contigo misma».
Recuerdo haber dicho: «Tienes razón, Dios». Y me levanté del servicio y fui a buscar a Trent y le dije: «Estoy amargada». Él me miró y dijo: «Lo sé». Nuestros maridos saben cuando estamos amargadas. Los más cercanos a nosotras saben cuando estamos amargadas.
En Hebreos dice: «Cuídense… de que ninguna raíz de amargura, brotando, cause dificultades y por ella muchos sean contaminados» (12:15). La amargura es un asunto de raíz. Está bajo la superficie. Pensamos que podemos mantenerla bajo la superficie. Estaremos amargadas en nuestros corazones, pero solo vamos a mantenerlo ahí abajo.
¿Pero sabes qué? Esa amargura brota en nosotras, sale de nuestras bocas, y contamina a los más cercanos a nosotras: nuestros hijos, nuestros esposos, nuestros padres. Lastimamos a aquellos a los que no queremos lastimar, los lastimamos a causa de nuestro espíritu amargo.
La amargura no es más que dolor guardado. Es falta de perdón. No necesita ser algo muy grande. Puede ser tan simple como cuando tu esposo te dice algo y hiere tus sentimientos, y simplemente no lo dejas ir y estás amargada.
Puede ser una cosa pequeña, sencilla, o puede ser una gran cosa en nuestras vidas, y andamos por ahí con un espíritu amargado. Así que me arrodillé allí con Trent, y por primera vez, le di gracias a Dios por mi pasado. Ahora, uno no agradece a Dios por el pecado. Pero le agradecí a Dios que Él era lo suficientemente grande y soberano como para tomar el desastre que yo había hecho y usarlo para algo que le traería gloria a Él.
¿Conoces la historia de José? Cuando José volvió a ver a sus hermanos, dijo: «Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios lo cambió en bien» (Gén. 50:20). Lo mismo ocurre en nuestras vidas. No se minimiza el mal que has hecho.
Conocí a una mujer que me dijo: «Andrea, tú tuviste un aborto, pero yo tuve muchos. No puedo superarlo. ¿Cómo lo haces?». Mientras hablábamos, me di cuenta de que intentaba minimizar el pecado. No hay que minimizar el pecado. Lo confrontas cara a cara, tan malo como fue, y dejas que te rompa el corazón por el mal que has cometido. Y desde ahí ves a un Dios grande que es mucho más grande que nuestro pecado.
Él es mucho más grande que nuestros defectos. Cuando ponemos esas fallas y ese pecado en Sus manos, Él es capaz de perdonar completamente y luego obrar todas las cosas para nuestro bien en Su gloria. Él es así de grande. Él hace eso.
Después de dar gracias a Dios por mi pasado, me levanté de las rodillas y sentí literalmente como si me hubiese quitado un peso de encima. Seguimos el camino hasta la siguiente iglesia. Le dije a Trent: «¿Qué te parece si dejo de tomar estos antidepresivos?».
Me dijo: «De acuerdo, ¿por qué no lo pruebas?». Dejé de tomarlos y nunca las eché de menos.
Poco a poco, recuperé la fuerza. Poco a poco, recuperé la salud. Me había enfermado durante dos años, todo a causa de mi amargura y mi orgullo. Pensé que era humildad caminar por cristales rotos para volver a Dios. Pensé que era humildad lo que me hacía decir que era una cristiana arrepentida.
¿Sabes lo que era eso? Eran síntomas de orgullo. ¿Sabes lo que estaba haciendo? Estaba creyendo en mis propios pensamientos y sentimientos por encima de lo que dice la Biblia. Hay un ejemplo perfecto en Juan 11. Todas conocen esta historia. Es la historia de Lázaro. Dice: «Y el que había muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: “Desátenlo y déjenlo ir”» (Juan 11:44).
Pues esa era yo. Estaba en la tumba cuando conocí al Señor aquel día en la sala de oración. Jesús me llamó de la muerte a la vida. Cuando salí de esa tumba, vine de la muerte a la salvación, de las tinieblas a la luz. Ese día que fui salva, tenía puesto mi vendaje de sepulcro, y en ese momento Jesús dijo: «Desátala y déjala ir».
¿Sabes lo que había estado diciendo durante años?: «No, Dios. Por favor, no me quites el vendaje. No, Dios. Merezco ese vendaje. Sé que apesto. Tengo el aroma de la muerte en mí. Sé que no puedo vivir una vida cristiana efectiva porque estoy atada. Yo sé que no soy una cristiana atractiva para las personas que están perdidas, mirando desde afuera hacia adentro como están viendo mi vida. Pero no me quites este vendaje. Merezco este vendaje».
¿Sabes qué? Yo merezco ese vendaje, y tú también. Pero Dios es tan bondadoso y misericordioso que murió en la cruz para quitar mi vendaje, para traerme de la muerte a la vida, para pagar la pena de mi pecado. El evangelio no es solo el pecado que es perdonado. Es el pecado pagado. Él pagó por mi pecado. Yo no pagué la pena por eso. Él pagó la pena por eso.
Cuando te das cuenta de eso, puedes ver cuán preciosa es la sangre de Jesús. ¡Él hizo eso por mí! Hace precioso a Cristo y de cuán grande es Su sacrificio.
Me gusta contar esta historia porque creo que hay tantas mujeres en las iglesias que tienen bien guardados sus secretos, que tienen sus muertos ocultos. Tenemos puesto el vendaje de la tumba, y no sabemos qué otras mujeres también lo tienen. Todas pensamos que hemos llegado a la meta y que somos perfectas.
Y podríamos decir: «Ella nunca ha hecho algo así antes». Pero todas tenemos nuestros muertos ocultos. Todas tenemos problemas. Ciertamente, yo aún no lo he vencido. Eso fue solo el principio. Cada día Dios me muestra más.
No sé dónde te ha tocado esto hoy. No sé específicamente de qué te ha hablado Dios. Solo quiero terminar nuestro tiempo con Isaías 61. Luego quiero que tracemos un círculo alrededor de nosotras mismas y dejemos que Dios hable a nuestros corazones antes de que nos apresuremos a regresar a las ocupaciones de nuestro día.
Isaías 61 dice:
«El Espíritu del Señor Dios está sobre mí, porque me ha ungido el Señor para traer buenas nuevas a los afligidos. Me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón, para proclamar libertad a los cautivos y liberación a los prisioneros; para proclamar el año favorable del Señor, y el día de venganza de nuestro Dios; para consolar a todos los que lloran, para conceder que a los que lloran en Sion se les dé diadema en vez de ceniza, aceite de alegría en vez de luto, manto de alabanza en vez de espíritu abatido; para que sean llamados robles de justicia, plantío del Señor, para que Él sea glorificado» (vv. 1-3).
Ahora mira esa lista. ¿Te parece que Dios está esperando que camines sobre vidrios rotos para llegar a Él? No. ¿Sabes quién sí espera que lo hagas? Tu enemigo que camina delante del Señor y es un acusador de los hermanos.
Hoy, Dios quiere que cada una de nosotras haga un gran intercambio. Decir: «Dios, todo lo que tengo para darte son las cenizas de mi vida. Dios, lo he echado a perder, no tengo nada que ofrecerte más que cenizas. Pero tu Palabra dice que cuando te traiga esas cenizas, Tú las tomarás y harás algo hermoso de ellas. Dios, todo lo que tengo para traerte hoy es un espíritu duro. Estoy estresada. Estoy agobiada. Estoy cargada».
Dios dice: «Dame ese espíritu cargado, y te devolveré una vestidura de alabanza». Algunas de nosotras tal vez tenemos el corazón lleno de luto. Dios quiere hacer un gran intercambio y darnos el aceite de la alegría. Esto no lo hacen en el supermercado. No traes algo sin valor, lo pones en la caja para que luego te digan: «¡Toma lo más grande y costoso de la tienda!». Pero, mi Dios hace eso.
Al terminar nuestro tiempo juntas, quiero que dibujes un círculo a tu alrededor. ¿Qué te está diciendo Dios? ¿Estás amargada? ¿Necesitas perdonar? ¿Necesitas hacer un intercambio con el Señor? ¿Estás segura de que eres salva, de que no es solo de palabra, sino que es una vida de caminar con Dios? ¿Estás quebrantada? ¿Hay algo que Dios te ha estado diciendo que hagas, y tú le respondes: «No, no lo haré»?, entonces no estás quebrantada.
Señor Jesús, Tú eres mejor que cualquier cosa que este mundo me puede ofrecer. Dios, tu Palabra dice que probemos y veamos que Tú eres bueno. Señor, hemos probado y sabemos que Tú eres bueno. Te pedimos que nos des corazones hambrientos de Ti. Dios, no nos dejes vivir nuestras vidas en la complacencia, sino con un anhelo de Ti, una sed de Ti. Deja que esas necesidades nos lleven a Ti, el Único que puede satisfacer nuestras necesidades. Gracias por ser un Dios tan bueno.
Gracias porque Tú eres nuestra porción y porque todo lo que haces es bueno. Oro por estas mujeres que están escuchando hoy. Dios, te pido que pongas un cerco de protección alrededor de ellas, que continúes hablando verdad en sus corazones durante todo este día. Si todavía hay algún asunto que ellas necesitan hacer contigo hoy, que ellas encuentren el tiempo para estar a solas contigo y hacerlo. Tú eres tan grande. Ayúdanos a reconocer eso y a ser atraídas hacia Ti. Haznos robles de justicia, la siembra del Señor, pero que Tú seas glorificado en nuestras vidas.
Te amamos Jesús, y te necesitamos. Es en Tu Nombre que oramos, amén.
Nancy: Bueno, independientemente de tus pecados pasados, Dios puede darte perdón y libertad. Andrea Griffith ha estado ilustrando esto al compartir con franqueza su propia experiencia. Hemos escuchado su historia en los últimos tres días. Si te has perdido algo de este testimonio, puedes escuchar los episodios en AvivaNuestrosCorazones.com.
Tras ocultar un estilo de vida inmoral durante muchos años, Andrea descubrió por fin lo que significaba ser libre. Pasó por un difícil, pero gozoso proceso de confesión, quebrantamiento y rendición. Eso la llevó a liberarse de la amargura, a extender el perdón y limpiar su conciencia con aquellos a los que había hecho daño.
Fue entonces cuando pudo empezar a caminar en honestidad y santidad. Me gusta llamar a esto el proceso de avivamiento personal. Es un proceso que he descrito en un libro de trabajo llamado En Busca de Dios. Dios ha usado este libro de trabajo en las vidas de miles y miles de personas a lo largo de los años, quienes lo han usado como una herramienta para guiarlas a experimentar el gozo del avivamiento personal.
Espero que consigas una copia de este cuaderno de ejercicios y que des estos importantes pasos por ti misma. A medida que trabajes en tu tiempo personal y devocional con el Señor, descubrirás la libertad que viene de estar bien con Dios, esa es la dimensión vertical, pero también de estar bien horizontalmente con los demás.
También aprenderás el gozo de caminar en el Espíritu y continuar en un estilo de vida de santidad y humildad ante el Señor. Si sientes la necesidad de avanzar en tu relación con el Señor, espero que puedas obtener una copia de ese estudio bíblico En busca de Dios.
Débora: Visita AvivaNuestrosCorazones.com para obtener información del estudio bíblico que Nancy ha estado describiendo.
¿Qué pasaría si Dios comenzara un nuevo movimiento en nuestra generación? Un movimiento que atraiga a las mujeres hacia Su Verdad; que llame a las mujeres a amarlo con todo el corazón, mente, alma y fuerza, que las llame a levantar el evangelio de Cristo y a vivir sus implicaciones en sus vidas prácticas. ¿Cómo luciría esto? Nancy compartirá con nosotras cómo el hacerse estas preguntas la llevó a ser parte de un movimiento que iría contracultura.
Nancy: Comencé a tener esta visión: «¿Qué pasaría si Dios se moviera?». ¿Qué pasaría si Dios comenzara un nuevo movimiento en nuestra generación? Un movimiento que atraiga a las mujeres hacia Su Verdad; que llame a las mujeres a amarlo con todo el corazón, mente, alma y con todas sus fuerzas, que las llame a levantar el evangelio de Cristo y a vivir sus implicaciones en sus vidas prácticas. ¿Cómo luciría esto?
Mi corazón comenzó a acelerarse. Luego vino el temor, porque entendí que quizás Dios quería que yo formara parte de esta revolución contracultura. Fue en ese momento cuando no fue tan fácil alzar mi bandera blanca de rendición. Me asusté. Tenía 39 años. No estaba lista para retirarme, pero tampoco lo estaba para subir nuevas cumbres o alcanzar nuevos retos. No soy una luchadora por naturaleza. Estaba teniendo un ministerio bendecido y fructífero. Estaba en un buen tiempo y no estaba considerando ir en contra de lo establecido.
Y no era tanto que yo pensara que esto dependiera de mí, pero solo la idea de que Dios quizás quería que yo fuese parte de este movimiento de avivamiento y reforma en las mentes y los corazones de las mujeres cristianas, era algo que me llenaba de temor. Pensaba: «Me pasaré el resto de mi vida nadando en contra de la corriente y mi vida jamás volverá a ser fácil». No que era fácil entonces, pero la verdad es siempre contracultura y pensé: «¡No quiero eso!».
Débora: Acompáñanos mañana para una nueva serie en Aviva Nuestros Corazones.
Llamándote a libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la series de podcast.
Colabora con nosotras
Tenemos el privilegio de proporcionar las transcripciones de estos mensajes vivificantes. Si el Señor ha usado Aviva Nuestros Corazones para bendecir tu vida, ¿considerarías donar hoy para ayudar a cubrir los costos y expander el mensaje?
Donar $5
Únete a la conversación