Más agradecida que nunca
Débora: Hoy en Aviva Nuestros Corazones nos acompañan nuevamente Ciara y David Dierking…
Ciara Dierking: Tenía una tos muy fuerte. Supe que definitivamente algo andaba mal. Me costaba respirar profundamente y sentía como si tuviera un elefante sentado sobre mi pecho. Inmediatamente me pusieron oxígeno.
David Dierking: Tuvimos una reunión con uno de los médicos. Dijo: «No hay nada más que podamos hacer». Dijo que Ciara estaba con soporte vital completo.
Desde el principio nos dijeron que había muchas posibilidades de que Ciara perdiera sus extremidades. Pude ver que las yemas de sus dedos empezaban a ponerse negras y cómo estas manchas subían por sus brazos. El especialista en brazos y piernas nos dijo rotundamente que Ciara perdería todas sus extremidades.
Ciara: Honestamente, todavía sentía como si tuviera mis manos y mis pies. Recuerdo el momento en que descubrí que no los tenía con solo mirar …
Débora: Hoy en Aviva Nuestros Corazones nos acompañan nuevamente Ciara y David Dierking…
Ciara Dierking: Tenía una tos muy fuerte. Supe que definitivamente algo andaba mal. Me costaba respirar profundamente y sentía como si tuviera un elefante sentado sobre mi pecho. Inmediatamente me pusieron oxígeno.
David Dierking: Tuvimos una reunión con uno de los médicos. Dijo: «No hay nada más que podamos hacer». Dijo que Ciara estaba con soporte vital completo.
Desde el principio nos dijeron que había muchas posibilidades de que Ciara perdiera sus extremidades. Pude ver que las yemas de sus dedos empezaban a ponerse negras y cómo estas manchas subían por sus brazos. El especialista en brazos y piernas nos dijo rotundamente que Ciara perdería todas sus extremidades.
Ciara: Honestamente, todavía sentía como si tuviera mis manos y mis pies. Recuerdo el momento en que descubrí que no los tenía con solo mirar hacia abajo. Ni siquiera había pensado en mirar, porque sentía que tenía mis extremidades.
Y entonces recordé haber visto las vendas y darme cuenta de lo que pasó. ¡Eso fue devastador! Fue un día realmente difícil. Me había sentido animada y entusiasmada por haber despertado y por volver a casa… Pero luego me di cuenta de que no tenía extremidades.
Recuerdo haberle dicho a mi madre… bueno, en realidad no podía hablar. No podía comunicarme. Pero recuerdo haberle dicho a mi madre con los labios: «¡No puedo más!».
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora del libro «Escoge agradecer», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 28 de noviembre de 2025.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Ayer conocimos a dos personas que me animaron y me inspiraron mucho en el año 2023. Si te perdiste la primera parte de la historia de David y Ciara Dierking, sé que querrás escucharla en AvivaNuestrosCorazones.com.
Cuando terminamos la historia en el día de ayer, dejamos esta historia en el punto en que Ciara se había despertado, después de pasar varios meses en coma. Mientras dormía, el medicamento utilizado para salvarle la vida cortó la circulación en sus extremidades, y luego comenzaron las infecciones. Los médicos tuvieron que amputarle los brazos y las piernas.
También escuchamos que Ciara había estado leyendo mi libro «Escoge Agradecer» justo antes de enfermarse e ir al hospital, y de cómo el libro ayudó a su familia mientras ella estuvo en coma.
Ciara: En cuanto comencé a leer el libro, supe que tendría que leerlo una y otra vez. Soy el tipo de persona que encuentra más rápido los defectos, que en ver lo bueno en todas las cosas para estar agradecida.
En el libro, Nancy menciona, específicamente, sobre cómo la gratitud es esencial para tener relaciones sanas y estables. Yo sabía que necesitaba trabajar en la gratitud, en mi matrimonio y especialmente en la crianza de mis hijos. Pensaba que servía más que David, que me esforzaba más en la crianza, o simplemente me molestaba si los niños arruinaban mis planes del día.
Sentía una verdadera falta de gozo al servir a los demás. Es decir, podía servir muy bien, pero no lo estaba haciendo con verdadero gozo.
Nancy (al aire): Mientras le das gracias, Él promete que Su paz, esa paz sobrenatural e inexplicable, será como una barandilla, una fortaleza, un guardaespaldas alrededor de tu mente y de tu corazón.
Ciara: Nancy habla de cómo la gratitud es como un salvavidas que evita que te ahogues cuando estás en circunstancias difíciles, y eso fue muy cierto para mí, especialmente cuando estaba en el hospital, cuando todos los días eran iguales y no podía tomar agua, ni comer ni hablar.
Fue un momento muy difícil en mi vida. Pedí que me trajeran un diario de gratitud para que la persona que estuviera conmigo ese día, escribiera allí las cosas por las que yo estaba agradecida: por una tarjeta, unas flores, fotos que me enviaban las personas que cuidaban a los niños o familiares que venían a visitarme.
Eran cosas sencillas, pero me mostraban la bondad de Dios en cada detalle, incluso en los momentos en que lo único que quería era tener lástima de mí misma. La gratitud realmente fue un salvavidas para mí.
Pedí el diario de gratitud cuando me trasladaron a la unidad donde trabajan para desconectarte del respirador. El proceso se alargaba una y otra vez. Fue muy difícil salir de eso. Realmente necesitaba escoger la gratitud todos los días que estuve allí.
David: Hubo momentos en los que nos sentimos frustrados el uno con el otro porque ella intentaba comunicarse conmigo sobre cosas que quería, y yo era el peor lector de labios.
Pero una de las cosas que descubrimos que podíamos hacer juntos, y que realmente nos ayudó, fue empezar a enumerar las cosas por las que estábamos agradecidos, y eso marcó una gran diferencia.
Hablamos de la casa que Dios nos había provisto, de cómo estaba mucho mejor adecuada para Ciara y su silla de ruedas. Dimos gracias por nuestra familia —porque ahora viven cerca. Dimos gracias por nuestros hijos y la alegría que nos traen. Dimos gracias por las personas que nos enviaban fotos y videos de las cosas que hacían los niños durante el día. También dimos gracias por nuestra iglesia, por todo el apoyo que nos dieron y por las diferentes maneras en que nos ayudaron.
Cuando empiezas a enumerar todas las cosas con las que el Señor te ha bendecido, que te ha dado, te das cuenta de que realmente tienes mucho por lo cual estar agradecido.
Ciara: Cuando salí del hospital y llegué a casa, estaba emocionada. Estaba eufórica. Había terminado el proceso en el hospital y ya había sobrepasado eso. Pero al día siguiente de haber llegado a casa, me di cuenta de que mi proceso aún no había terminado. Esta fue una etapa totalmente nueva y difícil que me golpeó muy fuerte.
Nadie me advirtió que volver a mi propia casa y ver los lugares donde solía caminar, servir, sentarme en el suelo o jugar con mis hijos, iba a ser tan devastador. No fue lo que pensé que sería.
El siguiente día, después de regresar, hubo un momento en el que me derrumbé. Realmente no quería estar allí. No podía ver cómo volvería a ser la esposa o la madre que había sido antes. Realmente estaba batallando.
David: Ese fue probablemente uno de los puntos más bajos para nosotros. Ciara regresó a Emergencias. Cuando llegamos, no había camas disponibles; así que pasamos la noche juntos en la misma camilla. Ella todavía tenía una herida bastante grave en la espalda y le dolía mucho.
En ese momento parecía que todo estaba en su punto más bajo, entonces comenzamos a enumerar las cosas con las que Dios nos había bendecido a lo largo de todo este proceso, las formas en que habíamos visto a Dios obrar. Creo que eso cambió completamente nuestra perspectiva. La segunda vez que volvimos a casa fue muy diferente a la primera.
Ciara: Una amiga de la iglesia nos traía comida. Ella entró directamente a nuestra habitación, que estaba muy desordenada, y se sentó en mi cama. Me dijo: «Tu trabajo en este momento es llevar cautivo cada pensamiento a la obediencia de Cristo. No puedes seguir pensando de la manera en que lo estás haciendo».
Recuerdo que esa noche no pude dormir pensando en eso. Me despertaba una y otra vez pensando: Tengo que llevar cautivo cada pensamiento y tengo que confiar en Dios en esta hora. Mi amiga me dijo: «Ni siquiera pienses en el día siguiente. Pídele a Dios que te ayude en esta hora».Y eso fue lo que hice. Dios fue misericordioso conmigo.
Nuestros hijos regresaron a casa un par de semanas después que yo volví a casa, y Dios los usó para animarme. Ellos no dejaban de decirme: «Te amo, mamá. Te amo, mamá. Me alegro mucho de que estés en casa». Me daban muchos abrazos, besos y caricias.
Después de eso, ya no había duda de que las cosas no habían terminado para mí. Mis hijos estaban felices porque sus oraciones habían sido contestadas: ¡yo todavía estaba allí!
Dios me ayudaría día a día. Así que, si alguien más piensa que ya todo se acabó, yo le diría: «Lleva cautivo todo pensamiento a Cristo. Deja que las personas entren a tu vida. No sufras sola, sé honesta. Deja que otros oren por ti».
Estaba reacia a que las personas me visitaran, pero no es bueno sufrir sola. Hay que dejar que las personas entren en tu vida y te ayuden. En realidad, yo no quería asustar a la gente diciéndoles que ya no podía más y que no quería estar viva. Pero es muy importante ser honesta con otros y compartir cómo te sientes en realidad, porque ellos pueden orar por ti, pueden estar contigo. Pueden comunicarse con alguien que se encuentre en una situación similar.
Mi madre y mi cuñada encontraron a alguien que podía hablar conmigo porque también había perdido sus extremidades, desde hacía diez años. Hablar con ella y escuchar su historia fueron un gran estímulo para mí. Así que es bueno ser abiertos con los demás y compartir tu experiencia.
También debes estar en la Palabra de Dios, memorizar y meditar en pasajes que hablen a tu situación. La Palabra de Dios es poderosa y es activa, y cambiará tu corazón y tu mente como ninguna otra cosa puede hacerlo.
Nancy (al aire): La actitud de gratitud es lo que produce la paz de Dios. Y conocemos el pasaje que se encuentra en Filipenses, capítulo 4, versículo 6, donde el apóstol Pablo dice: «Por nada estén afanosos». La Nueva Versión Internacional dice: «No se preocupen por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias».
No te preocupes por nada. En lugar de eso, cuéntale a Dios tus necesidades. Lleva tus peticiones a Él; eleva a Él tus súplicas. Pero asegúrate de que al hacerlo lo hagas con acción de gracias; con acción de gracias, incluso antes de obtener las respuestas, acción de gracias, porque Él es grande y bueno, incluso si no hace lo que tú le pides que haga.
Ciara: Nancy dice en su libro: «No puedes quejarte y adorar al mismo tiempo». La queja y la gratitud te llevan en direcciones opuestas. Así que no puedo pensar en la autocompasión, dejarme atrapar por esta y, al mismo tiempo, agradecer a Dios por algo en mi vida. Estas cosas te empujan en dos direcciones diferentes.
Para ser honesta, la autocompasión es la dirección más fácil de seguir. Te absorberá rápidamente, y debo decir que a mí a veces me absorbe. Me encuentro a mí misma llorando y creo que a veces puede suceder que te dejas atrapar por la autocompasión y lloras por determinadas cosas. Pero Dios es misericordioso, y cuando vuelves a Él, el Señor está listo, esperando para ayudarte.
Nancy (al aire): Podrás descansar en tu corazón, aunque la batalla se esté librando a tu alrededor. Tendrás paz, la paz de Dios, y no porque todas tus circunstancias hayan sido de tu agrado, ni porque Dios te haya concedido todo lo que le has pedido, sino porque la presencia de Dios vendrá en respuesta a tu acción de gracias.
Ciara: Algo en lo que reflexioné hace un tiempo, que Nancy menciona en su libro, es que la gratitud es un estilo de vida, un estilo de vida bíblico y lleno de gracia por el que debes escoger luchar todos los días. No es algo que nos resulte natural, sino que es algo en lo que hay que trabajar arduamente. Y estoy convencida de que eso es verdad.
A veces me despierto, miro la silla de ruedas y pienso: No quiero subirme a esa silla de ruedas. Ojalá no tuviera esa silla de ruedas. Pero el otro día, David tomó la silla de ruedas para que le colocaran un sistema de bloqueo en la parte inferior, de manera que yo pudiera entrar fácilmente a la camioneta. Cuando no tenía la silla de ruedas, pensaba: «Realmente desearía tener esa silla de ruedas». De manera que Dios usa pequeñas cosas como esas para enseñarme que hay mucho por lo cual estar agradecida.
Todo lo que sucede en la vida de un cristiano es de alguna manera para nuestro bien y al mismo tiempo para la gloria de Dios. No se trata simplemente del Señor tratando de glorificarse a Sí mismo, haciendo algo perjudicial para mí, sino que de alguna manera es para mi bien y para Su gloria, al mismo tiempo.
Tengo una calcomanía junto a mi cama y esto es lo que dice: «Para mi bien y Su gloria». Cuando me siento desanimada o frustrada durante el día, eso es algo que tengo que recordarme, de que esto de alguna manera es Su voluntad para mi vida, para cambiarme, para cambiar a mis hijos, a mi familia o lo que sea. Dios tiene un plan para ello.
David: Las cosas más significativas para nosotros, por las que estamos más agradecidos, no van a ser cambiadas. Esas cosas no se ven afectadas por el hecho de que Ciara no tenga brazos ni piernas.
Ciara: Como tampoco va a cambiar la realidad de que no parece que vaya a tener una vida fácil; aun así, puedo tener gozo, y tal vez incluso más gozo que antes, porque en realidad, antes mi gozo se basaba en gran medida en mis circunstancias; por ejemplo, cambiaba de un momento a otro dependiendo de cómo se comportaban los niños.
Creo que, a través de esto, aprendí que el gozo siempre es posible si lo buscas en Cristo. Creo que el evangelio nunca ha parecido tan maravilloso como cuando te quitan muchas de las cosas con las que cuentas para tener gozo. Cuando te quitan esas cosas, tratas de encontrar ese gozo nuevamente.
El evangelio ha sido un gran consuelo y alegría, el hecho de que Jesús está con nosotros siempre, que Dios nos está cuidando siempre, y la esperanza del cielo suena aún mejor ahora que antes.
Mi hijo menor me decía: «Mamá, en el cielo volverás a tener tus brazos y tus piernas». Es muy cierto. ¡Estoy muy emocionada por eso, por poder volver a caminar con mis propias piernas y estar con Dios!
David: Nuestros hijos la aman a pesar de que no tiene brazos ni piernas. Ellos oran por ella todos los días.
Ciara: Realmente espero que mis hijos aprendan a vivir el poder de la oración. Cuando estaba en el hospital, ellos oraban por mí todos los días. Mi hijo menor, cuando alguien no oraba por mí, le decía: «Se te olvidó orar por mi mamá». Entonces oraban por mí todos los días.
Hace un tiempo les dije: «El pastor está hablando del rey Ezequías, de cómo estaba enfermo y a punto de morir. Sin embargo, Dios le dio quince años más de vida. Chicos, ustedes oraron por mí todos los días y sé que Dios salvó la vida de su mamá. Dios escuchó sus oraciones. Su respuesta no siempre es “sí”, pero en este caso sí lo fue».
Espero que ellos realmente recuerden lo poderosa que es la oración y que es lo más poderoso que puedes practicar por tus hijos, tu cónyuge, e incluso por ti misma, tus amigos y tu familia. Espero que recuerden eso. Espero que puedan decir de mí que confié en Dios aun cuando las cosas no tenían sentido.
Estoy realmente agradecida de estar de regreso en casa y de estar nuevamente en mi rol de mamá. Estoy muy agradecida de que David haya estado a mi lado durante la salud y la enfermedad. A veces fui muy áspera y bastante brusca, sobre todo cuando estuve en el hospital, pero a pesar de eso, David estuvo a mi lado en todo momento.
Estoy muy, muy agradecida por las familias que cuidaron a nuestros hijos cuando estábamos en el hospital. La familia de nuestro pastor y otra hermosa familia de la iglesia que acogieron a nuestros hijos, ellos los trataron como a sus propios hijos. Los educaron en casa y los llevaron a la piscina y a entretenerse.
No puedo imaginarme lo que hubiéramos hecho sin ellos. Sentí mucha paz en el hospital, sabiendo que mis hijos estaban muy bien atendidos. ¡Esa fue una gran bendición!
Cuando regresamos a casa, nuestra familia de la fe nos proporcionó comida durante meses. Comida, desayuno, meriendas. Fue un gran alivio, porque cuando llegué a casa del hospital, estaba tan cansada y tan débil que ni siquiera podía decidir qué tipo de cereal quería desayunar. Así que el hecho de que las hermanas proveyeron comida a mi familia y para mí fue un gran alivio.
Estoy agradecida por la increíble ayuda que Dios nos brindó. Tuvimos una chica en casa, que fue de gran ayuda con nosotros durante el verano. Cuando ella regresó a la universidad, yo tenía mucho temor de quién vendría a ocupar su lugar, pero alguien más vino y realmente lo intentó durante un par de días; sin embargo, yo no encajé bien con ella. Estuvimos sin ayuda por un tiempo, y eso fue muy difícil, pero sabía que Dios era más que capaz de proveer a otra persona en su tiempo.
Estuvimos sin ayuda durante una semana, y luego Dios trajo a nuestras vidas a una joven creyente. Ella es de gran aliento para nosotros, limpia la casa y la organiza como lo hacía yo. Ella es genial con mis hijos y ha sido una enorme, enorme bendición para nosotros.
También estoy agradecida por mi mentora. Tuve una mentora antes de enfermarme. Tuve una mentora en nuestra antigua iglesia antes de mudarnos. Cuando vine aquí, le pregunté al pastor si conocía a alguien que quisiera darme consejos sobre la crianza, el matrimonio y la vida en general. Y así es como obtuve a una mentora y amiga.
Ella vino al hospital, aunque dijo que no sabía qué decir. Ella vino al hospital y fue muy alentadora. Se sentó junto a mi cama y lloró conmigo. Ella me dijo: «Dios es bueno», y eso es lo que necesitaba escuchar. Necesitaba que me recordaran que Dios es bueno.
Escribió versículos, les puso florecitas alrededor y los colgó al pie de mi cama. Eso fue un gran estímulo para mí en el hospital. Ella todavía viene todas las semanas a leer diferentes libros conmigo. También me comparte versículos para que los memorice, y de alguna manera sabe exactamente los versículos que necesito, o más bien, Dios sabe exactamente los que necesito en la semana para que me animen, me alienten y me consuelen cada día.
Ella realmente ha sido una gran bendición; estoy muy agradecida por ella.
Después de pasar por lo que he pasado y lo difícil que fue, para mí ahora es más fácil sentir gratitud, incluso por un vaso de agua, porque durante muchos meses, estuve viendo a la gente tomar agua mientras yo no podía… Realmente deseaba poder tomar un poco de agua. Así que el simple hecho de poder levantarme de la cama, estar en mi propia casa y salir… hay muchas cosas que antes daba por sentado y que hoy son cosas por las que estoy realmente agradecida.
Antes me sentía con derecho a todo y, sencillamente, no me daba cuenta. Creo que muchas de nosotras no nos damos cuenta de lo buenas que son nuestras vidas hasta que todo cambia, así que poder recuperar algo de eso, es una verdadera bendición.
Nancy: Espero que te tomes unos minutos y hagas una lista de algunas cosas por las que estás agradecida, tal como lo ha estado haciendo Ciara. La historia de David y Ciara nos dice algo poderoso: realmente podemos dar gracias en todas las circunstancias. Y cuando lo hagamos, afectará en gran medida la forma en que manejamos esas circunstancias.
Yo sigo la historia de David y Ciara desde enero del 2023. Una y otra vez, me ha sorprendido cómo han manejado cada reto con gozo, con confianza en el Señor e incluso con sentido del humor.
Hace un par de meses Revive Our Hearts envió un equipo a la casa de los Dierking, en Carolina del Sur, para entrevistarlos y filmar un video con ellos. Es un vídeo que realmente tienes que ver. Puedes verlo en un enlace en la transcripción de este episodio en AvivaNuestrosCorazones.com.
Ninguna de nosotras sabe lo que nos depararán los próximos meses. Lo que sí sabemos es que habrá altibajos. Mi oración es que a pesar de todo seamos agradecidas. Espero y oro para que la historia de Ciara te recuerde que debes estar agradecida todos los días de este año que viene.
Débora: Amén, así sea.
Antes de terminar el episodio de hoy, quiero mencionarte que este mes de noviembre nuestro recurso destacado por una donación se titula «Una bondad diferente». Este recurso digital basado en Tito 2:5 nos recuerda que el propósito de la bondad es «que la palabra de Dios no sea blasfemada». Amadas, si no vivimos una vida de bondad activa, ¡la gente se burlará de la Palabra de Dios!
Visita nuestro sitio web AvivaNuestrosCorazones.com para obtener información de este recurso y obtenlo este mes de noviembre por una donación.
El próximo lunes estaremos estudiando la semana número 11 de nuestro estudio «En busca de Dios». Si has seguido esta serie con nosotros en los últimos meses te animamos a unirte. Estaremos viendo cómo se ve una vida llena del Espíritu de Dios. Así que ya sabes, te esperamos la próxima semana para un episodio más de Aviva Nuestros Corazones.
Llamándote a abrazar el plan de Dios para tu vida con una actitud de gratitud, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la series de podcast.
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