
Más allá de los recursos
Débora: Con nosotras el Pastor Dan Jarvis.
Pastor Dan Jarvis: Cuando vives por fe, realmente no estás diciendo: «¿Qué tanta fe tengo con mi tiempo, mis talentos y todo aquello que atesoro?». Lo que estás diciendo es: «¿De qué dispone Dios, no en función de lo que yo pueda hacer como ser humano?».
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Rendición: El corazón en paz con Dios», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 25 de febrero de 2025.
Nancy DeMoss Wolgemuth: ¿Te ha llamado el Señor a hacer algo por Su reino que parece un poco arriesgado? Ayer, Dan Jarvis nos retó a seguir la dirección del Señor, sin importar el riesgo que implique.
Escuché a Dan predicar un sermón hace un tiempo titulado «Las fronteras de la fe». Pensé que este mensaje también les gustaría mucho a ustedes, y ayer …
Débora: Con nosotras el Pastor Dan Jarvis.
Pastor Dan Jarvis: Cuando vives por fe, realmente no estás diciendo: «¿Qué tanta fe tengo con mi tiempo, mis talentos y todo aquello que atesoro?». Lo que estás diciendo es: «¿De qué dispone Dios, no en función de lo que yo pueda hacer como ser humano?».
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Rendición: El corazón en paz con Dios», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 25 de febrero de 2025.
Nancy DeMoss Wolgemuth: ¿Te ha llamado el Señor a hacer algo por Su reino que parece un poco arriesgado? Ayer, Dan Jarvis nos retó a seguir la dirección del Señor, sin importar el riesgo que implique.
Escuché a Dan predicar un sermón hace un tiempo titulado «Las fronteras de la fe». Pensé que este mensaje también les gustaría mucho a ustedes, y ayer empezamos a escucharlo. Dan y su esposa Melissa estarán con nosotros dentro de un momento para compartir cómo han aprendido a moverse hacia las fronteras de la fe como familia.
Pero primero, escuchemos la siguiente parte de este mensaje. Dan habla de algunos de los retos que nos impiden avanzar en la fe.
Dan: El segundo reto que he experimentado, y sé que todos lo hemos experimentado, es que, cuando queremos hacer algo grande para Cristo, inmediatamente empezamos a hacer un inventario de todo lo que tenemos para ofrecer, y decimos: «Señor, no creo que tenga lo suficiente. Esto es todo lo que tengo para ofrecer».
- No tengo tiempo suficiente para hacer algo más de lo que estoy haciendo.
- No tengo dinero. ¡Ni siquiera sé de dónde vendrá el dinero!
- Ni siquiera tengo talento.
- No estoy seguro de saber qué hacer.
Y entonces empezamos a mirar todos los recursos en nuestro alrededor y decimos: «No creo que pueda avanzar hacia una nueva frontera».
Piensa en otro uso de la palabra «frontera» que todos conocemos: y esto nos lleva el Oeste salvaje de los Estados Unidos, el Wild West, como le dicen en inglés. Imagina que hace 150 años vivías en la Costa Este, ¡y te encantaba la idea de buscar oro en California, que está en el Oeste!
Así que, haces tus maletas con toda tu familia y emprendes el viaje, muy fácil viaje, a través de las grandes llanuras y las Montañas Rocosas hasta California… ¡No! Esa es una decisión que cambia la vida y pone todas las cosas en juego. Para poder ir por ese camino, tendrías que tener mucha fe y muchas ganas de saber que vale la pena arriesgarlo todo por lo que encontrarás al final de ese camino.
Por cierto, hace poco viajé a la ciudad de Denver; he estado allí unas cuantas veces. Tengo una teoría sobre Denver, y no forma parte de la historia oficial de la ciudad, es solamente mi teoría: Denver fue fundada por esposas pioneras.
Si no estás familiarizada con ese nombre, las pioneras, o los pioneros, eran aquellos que exploraban estos nuevos territorios; exploradores aventureros. Y te explico por qué pienso que fue fundada por esposas pioneras: Después de la lucha a través de todas las llanuras, de cruzar ríos y de luchar contra enemigos y todas esas cosas, están viajando hacia el Oeste y el esposo está muy emocionado diciendo: «¡Vamos a buscar oro en California! Será maravilloso».
Bueno, si alguna vez estás en Denver, es como una gran llanura abierta en una dirección, y luego puedes ver como una pared a las Montañas Rocosas. Es algo increíble de ver. Pero Denver no está en las montañas, está justo al lado de las montañas. Yo siempre pienso: Esas son las personas que se rindieron.
Llegaron hasta allí, la esposa miró esa enorme pared de montañas, miró a su esposo y le dijo: «Bueno, cariño, he llegado contigo hasta aquí. ¡Aquí me quedo! Adiós».
¡Quiero ser el tipo de persona que cruza la montaña! No quiero quedarme en Denver. No quiero que nuestra iglesia se quede en Denver. ¡Vamos a ir hasta el final! ¿De acuerdo? Pero todo empieza con tener una mentalidad que dice: «Señor, todos los recursos que tengo, todo mi ser, están en riesgo por Ti».
Esta es la parte que trae gozo de vivir por fe. Si Dios te está dirigiendo a hacer algo, Él no está preocupado por tu falta de recursos, porque Él tiene recursos que tú no tienes.
Cuando vives por fe, en realidad no estás diciendo: «¿Cuánta fe tengo con mi tiempo, mi talento y mi tesoro?» No. Realmente deberías estar diciendo: «¿De qué dispone Dios? Basándome en eso avanzo, doy el siguiente paso, y no me baso en los recursos que puedo tener como ser humano».
Así que vivir por fe requiere que vivamos más allá de nuestros recursos, a partir de lo que Dios puede usar. Adentrarse en las fronteras de la fe nunca es fácil, nunca es rápido, nunca es barato. No he sacado cuentas sobre esto, pero estoy seguro de que si sumamos la cantidad de dinero que Estados Unidos gastó para ir a la luna, en el programa Apolo, probablemente fue una suma bastante grande, ¿no?
O la cantidad de dinero que aquellos pioneros usaron explorando, yendo hacia el Oeste. Ellos vendieron todo para comprar una carreta cubierta, y se fueron. No es fácil, no es barato. Te va a costar mucho a nivel humano vivir por fe.Pero a fin de cuentas, para eso es tu vida.
No deberíamos desear una vida segura y desperdiciada. Debemos desear una vida llena de fe y de significado, y la única manera de llegar a ese punto es ponerlo todo en riesgo por Cristo. Pablo le escribió eso a la iglesia de Corinto, en el capítulo 8 de 2 Corintios. En realidad les estaba mostrando otra iglesia, como ejemplo de su generosidad. Y esto es lo que le dice Pablo a los Corintios, les dice:
«Porque yo testifico que según sus posibilidades, y aun más allá de sus posibilidades, dieron de su propia voluntad. Y esto no como lo habíamos esperado, sino que primeramente se dieron a sí mismos al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios». (2 Cor. 8:3, 5 parafraseado).
Es como el pasaje que está en Romanos 12:1, donde, en vista de toda la misericordia que Dios ha tenido en nuestras vidas, ¿qué respuesta obtenemos? Decimos: «Señor, ¡soy todo tuyo! Pongo toda mi vida aquí sobre el altar para que Tú me dirijas, para que Tú me transformes. Puedes llevarme en la dirección que Tú quieras».
Cuando decimos: «Señor, si tengo algunos recursos, son Tuyos. Ahora voy a confiar en Tus recursos para poder avanzar», es entonces llegamos a ser parte de algunas cosas grandiosas y emocionantes. Nos adentramos en las fronteras de la fe. Y así es como le he llamado: las fronteras de la fe.
Algo que estoy aprendiendo en el camino es que nunca hay que esperar a que todos los recursos se alineen antes de empezar a avanzar en la fe. Dios normalmente te hace esperar hasta el último minuto y entonces todo viene junto.
Y puede que digas: «Señor, ya veo por qué hiciste eso. Es para que Tú, y no yo, recibas toda la gloria». No es por ningún plan que hace que esto suceda o algo suceda. No, es Dios proveyendo de maneras asombrosas para que podamos seguir viviendo esta vida por fe.
Y ahora el tercer reto. El tercer reto que pienso que enfrentamos, cuando decidimos que queremos vivir por fe, es el reto de la reubicación. Recuérdalo: reubicación. No hay manera de que cruces una nueva frontera y al mismo tiempo te quedes en el lugar donde estás.
No hay forma de que una iglesia cruce una nueva frontera y se quede como estaba. Simplemente no funciona así. Tienes que avanzar si quieres seguir adelante, igual que las personas de la Biblia.
Cuando Abraham fue llevado a poner su fe en Dios, ¿qué tuvo que hacer? Dios le dijo: «Abram…», escucha bien, «Abram, levántate y ve a una tierra. Aquí está el mapa de Google; aquí tienes tu teléfono; aquí tienes tu GPS». ¡No! Sin ningún mapa, Dios le dijo: «Ve a la tierra que te mostraré. Te avisaré cuando llegues».
Así que, Abraham tiene que abandonar toda su riqueza, todo lo que tiene, sus posesiones, y simplemente partir. Y ese proceso de partir es el camino de la fe en Dios. No estamos confiando en nuestra propia sabiduría y diciendo: «Este es un camino bien transitado; yo sé cómo va a resultar». No.
Avanzamos confiando en Dios, no en nuestro propio sentido de la orientación. Jesús lo dijo de esta manera: «Si te aferras a tu vida, la perderás; pero si entregas tu vida por Mí, la hallarás» (Mateo 10:39, parafraseado).
Piensa en la persona que finalmente consigue rehacer su vida (probablemente ninguno de nosotros está en esa situación, pero probablemente sí). Digamos que llegas un día y miras a tu alrededor: miras tu cuenta bancaria, miras tu casa, miras a la gente que te rodea, y dices: «¡Bueno, todo es exactamente lo que siempre quise, lo que siempre deseé!». Y piensas: Vamos a darle una «pausa» a este momento, ¡quiero seguir así todo el tiempo que pueda!
Bien, en primer lugar, eso sería realmente una vida desperdiciada; si hicieras eso, sería un desperdicio, porque estarías deteniendo el progreso, tu progreso hacia adelante. En cuanto empiezas a aferrarte a algo que tienes y piensas: Hasta aquí he llegado.Esto es todo lo que quiero, es cuando pierdes la oportunidad de caminar por fe, ¿no lo crees? Si vives de esa manera, Jesús dijo que esas son las personas que pierden en la vida.
Pero si renuncias a ella y si dices: «Dios, soy todo tuyo», ¡encontrarás la verdadera vida al hacerlo! Ese es el camino de fe al que estamos llamados.
Nancy: Una vez más, hemos estado escuchando a Dan Jarvis, que forma parte del personal del ministerio Life Action. También es pastor y enseña en su iglesia local de nuestra comunidad. Cuando escuché este mensaje hace un tiempo, pensé: «¡Quiero que nuestras oyentes escuchen esto!».
Así que Dan y Melissa, bienvenidos de nuevo. Hoy quiero que nuestras oyentes continúen escuchando sobre sus vidas, como Dios les ha enseñado estas cosas y cómo han caminado por fe. Y en los próximos días continuaremos escuchando el mensaje de Dan y presentaremos los otros dos puntos del mensaje. Sé que nuestras oyentes están deseosas por escucharlos.
Pero hoy, Dan, tú hablaste acerca de confiar primero en Dios en lo que se refiere a los recursos y nos recordaste que Dios tiene recursos cuando Él te llama a hacer algo, recursos que son mayores que los tuyos y que tú no conoces.
Y Melissa, cuando pienso en la trayectoria de vida que tú y Dan comenzaron, los seis niños que han acogido y que finalmente adoptaron, son niños que vienen de contextos difíciles y con necesidades especiales.
Dan y tú no han tenido ninguna mega herencia, ni un gran ascenso laboral, ni tampoco un salario elevado. Pienso que mucha gente diría, en su situación, «No podemos traer uno más a nuestra familia. No podemos amar a uno más, no podemos poner una boca más alrededor de nuestra mesa, porque no tenemos la provisión». Sin embargo, tú y Dan han visto a Dios una y otra vez demostrar Su fidelidad para proveer.
Así que Melissa, danos una ilustración, que pienso que animará la fe de nuestras oyentes, sobre cómo has visto a Dios obrar.
Melissa Jarvis: Claro. Puedo pensar en un caso en particular: el vehículo que teníamos nos quedó pequeño y no dejábamos de pensar: ¿Cómo podemos comprar otro vehículo en este momento?
No sé exactamente cómo se desarrollaron todos los detalles, pero básicamente, la abuela de Dan llamó y preguntó: «¿quieren mi Van?». Tenía Van prácticamente nueva, así que nos reunimos con ella en el distribuidor. ¡Iba a darnos su camioneta!
Ella nos dijo: «Traigan la suya, la cambiamos y compraré algo diferente». Así que nos dio su Van. En ella, teníamos espacio para ocho personas y la llenamos. Fue una bendición increíble que todavía conducimos hoy.
Nancy: ¡Wow! Y una bendición inesperada.
Melissa: ¡Muy inesperada! No teníamos los recursos para comprar una, y ella nos la dio. Fue una gran bendición que al mismo tiempo nos permitió bendecir a otras personas.
Nancy: Para comenzar, bendijo a más niños.
Melissa: Así es.
Dan: Creo que tiene que ver un poco con la promesa que Cristo hizo en Mateo 6:33, que si buscas Su reino primero, Él proveerá para tus necesidades. Así que, siempre (y digo «siempre», porque todavía estamos creciendo en ello), siempre buscamos vivir esa vida donde miramos una necesidad y decimos: «Está bien, no tenemos los recursos para satisfacerla. No tenemos el espacio que necesitamos para atender a estos niños», o cualquiera que sea la próxima frontera de la fe.
«No estamos seguros de cómo resultará todo, pero Dios es el dueño del ganado en mil colinas. Dios proveerá los recursos que necesitamos para satisfacer esas necesidades». Así que seguimos adelante y decimos «sí». Y quiero decir, sin temor a equivocarme, que cada vez que hemos dado un paso de fe como ese, Dios ha provisto, ¡y a menudo lo hace de maneras que nunca hubiéramos anticipado!
Nancy: Así es, y recuerdo cuando Dios proveyó un hogar para ustedes, cuando su familia comenzaba a crecer a través de toda una serie de circunstancias que ustedes no podrían haber planeado, y que no podrían haber hecho que sucedieran.
Dan: ¡Sí, así es! Tomaría bastante tiempo compartir la historia porque pasaron tantas cosas que realmente no habría forma de escribir un guion.
Cuando llegamos a la etapa final de toda la transacción respecto a nuestra casa, cuando miramos la casa, pensamos: ¿Cómo terminamos en una casa tan grande, con todo lo que necesitamos para todos nuestros hijos?
Melissa: En realidad todavía nos decimos eso a veces, y ya han pasado más de cuatro años. Nos sentamos en nuestro patio y decimos: «¿Cómo terminamos aquí?».
Dan: Y, nuevamente, Mateo 6:33: Busca primero el reino de Dios; Él proveerá para esas necesidades. Pensamos en ello como correr un gran riesgo: dar un paso de obediencia.
Pero si realmente crees que Dios va a satisfacer tus necesidades y tienes fe en eso, en realidad no es un riesgo, si lo piensas.Es que estás confiando en Dios para que Él absorba el riesgo por ti.
Nancy: Y Dan, mientras te escucho hablar, viene a mi mente mi padre. Él ya hace muchos años que está con el Señor. Él era un hombre que realmente le creía a Dios, así que yo crecí en un ambiente de fe. Y la fe permitió que mi papá pudiera ser generoso más allá de lo que su contador pensaba que podía ser.
Dios le permitió dedicarse a un tipo de ministerio que mucha gente no se habría planteado, no porque él se creyera la gran cosa, sino porque realmente creía que Dios tenía recursos ilimitados.
Recuerdo que Él hablaba del pasaje que está en Lucas capítulo 5. Jesús les dice a los discípulos, después de haber pasado una noche de pesca en vano, sin pescar nada: «Vamos mar adentro. Remen mar adentro y arrojen la red al otro lado».
Mi padre habló de cómo estos discípulos obedecieron sin entender lo que Jesús estaba diciendo o cómo eso iba a funcionar, y terminaron con este barco hundiéndose, y la red rompiéndose cargada de peces.
Entonces mi papá dijo algo así: «Para muchos de nosotros, la idea de lanzarnos a las profundidades suena demasiado costosa, demasiado arriesgada. Pero contrario a las expectativas normales, puede ser mucho más arriesgado, mucho más costoso, quedarse en las aguas poco profundas que lanzarse a las profundidades donde Dios tiene una abundante provisión que no podemos imaginar en ese momento».
Creo que a veces nos limitamos a hacer los cálculos y vivimos en el terreno de lo predecible, explicable, en el terreno de lo natural.
Eso ha sido cierto en mi vida, ha sido cierto en este ministerio. Existe la tentación a refrenarse porque no puedes ver de dónde viene la provisión. Pero cuando damos un paso en fe, vemos a Dios traer una provisión asombrosa, inexplicable, sobrenatural. Me encanta como ustedes han vivido eso.
Ahora, quiero tomar unos momentos para hablar sobre el segundo punto que mencionaste hoy, Dan, sobre la reubicación. Esto no significa necesariamente, mudanzas físicas, aunque en sus vidas ha habido muchas mudanzas involucradas. A medida que han ido de una frontera de fe a otra, el Señor los ha retado.
Y dijiste ayer que eres naturalmente un poco más arriesgado, y Melissa, dijiste que eres naturalmente un poco más reacia al riesgo, lo que creo que es cierto para muchas de nosotras como mujeres.
Así que, Melissa, ¿cómo tú y Dan han dado juntos algunos de estos pasos?, háblanos de algunos de los miedos que has tenido que enfrentar, algunas de las cosas con las que has tenido que lidiar en estas mudanzas.
Melissa: Bueno, hemos tenido que mudarnos un par de veces. He seguido la corriente de lo siguiente que íbamos a hacer. Una de ellas fue casarnos y mudarnos a Florida sin conocer a la gente de allí ni saber qué trabajo iba a tener. Incluso tuve una entrevista por teléfono.
Pero Dan conocía a muchas personas, así que aprendí a confiar en Dan, y a confiar en Dios. Y, por supuesto, en esa situación, Florida sonaba genial. Luego nos mudamos de Florida a Ohio, para estar cerca de la familia de Dan. Pero ni Dan ni yo teníamos trabajo.
Estaba muy asustada y decía: «¿Cómo vamos a pagar las facturas?», «¿Qué vamos a hacer?», «¿Deberíamos buscar un trabajo?». Estaba muy preocupada pensando: «Probablemente podría conseguir un trabajo más rápido que Dan». Tenía todo tipo de pensamientos.
Simplemente pensé: ¡Esto es una locura!¡La gente va a pensar que estamos locos por mudarnos de Florida a Ohio sin trabajo!
Dan: Cierto. Y lo que teníamos en mente para ese tiempo era comenzar una nueva iglesia. Entonces nos mudamos allí con la idea de: «Señor, necesitamos que Tú proveas, porque realmente no sabemos cómo va a funcionar esto».
Y, por supuesto, funcionó en formas que no hubiéramos planeado y ni aun habríamos sabido cómo escribir un guion para esto. También había cierta presión en nuestro matrimonio, que había sido muy reciente. A medida que pasaban las semanas y yo intentaba hacer trabajos esporádicos para conseguir un poco de ingresos, el plan que teníamos de plantar una iglesia no se materializaba rápidamente.
Creo que Melissa empezó a sentirse un poco frustrada y dijo: «Es hora de acelerar el paso».
Melissa: Cierto. Realmente estaba luchando con el pensamiento de: «¿Debería salir y conseguir un trabajo “real”?» Como algo más de los trabajos ocasionales que estaba haciendo: clases particulares o clases de piano o lo que sea.
Fue un buen paso de fe para mí confiar en que Dan iba a hacer lo correcto, y que íbamos a hacer lo correcto juntos, y simplemente confiar en Dios. Todo muy salió bien, y fue una gran bendición ver cómo Dios lo orquestó. Ni siquiera sabía dónde íbamos a terminar. Al final, sentó las bases para otro traslado en el futuro.
Nancy: Habías estado sirviendo en Life Action Ministries y en Revive Our Hearts. Luego entonces te casaste y tuvieron que mudarse un par de veces. Sin embargo, Dios te trajo de regreso a Michigan, y ese fue otro paso de fe, otra reubicación.
Melissa: Sí, fue un gran paso de fe para nosotros, porque habíamos estado orando sobre cuál sería nuestro siguiente paso. Sentíamos que Dios nos estaba guiando a hacer un cambio, así que habíamos estado orando: «Dios, ¿a dónde nos llevas ahora?». Solo necesitábamos un poco de claridad.
Nancy: Y permítanme decir que estas mudanzas no se produjeron todas con pocas semanas o meses de diferencia (porque suena como que estaban mudándose constantemente). Esto fue a lo largo de un período de años en los que estamos resumiendo toda esta historia. Pero cada una de estas mudanzas requirió un paso de mayor fe.
Dan: Yo diría que la decisión de venir aquí, a Life Action Ministries y Revive Our Hearts y ser parte de este equipo de nuevo cuando estábamos sintiendo cierta inquietud, sabíamos que era el momento de cambiar y de ir al siguiente nivel (y esto ya fuera en la iglesia que estábamos sirviendo o en una iglesia diferente). Teníamos muchas opciones frente a nosotros.
Obviamente lo más fácil era quedarnos donde estábamos; lo más fácil y lo más cómodo. Teníamos una familia maravillosa en la iglesia. Teníamos un entorno estupendo. Era mi ciudad natal, donde yo había crecido. Había mucha familiaridad y las cosas iban bastante bien.
Fue como si Dios viniera y desbaratara nuestro plan, justo cuando por fin se estaba asentando y todo parecía ir bien. Y es que fue un llamado a decir: «Es hora de reubicarnos. Es hora de dar el siguiente paso».
Llegué como a una crisis de fe y di un paso que nunca había dado antes. Normalmente, cuando oras sobre dar un nuevo paso, le dices al Señor: «Señor, si me lo confirmas, lo haré».
Me sentí retado por Dios. De hecho, estaba orando en la iglesia de la que era pastor en ese momento, y decía: «Señor, ¿qué quieres que haga con las opciones que tengo delante?». Sentí que estaba siendo llamado a decir «sí», a menos que Dios dijera «no».
Dar la vuelta a ese paradigma es lo que realmente te obliga a caminar con fe, pues en ese momento estás diciendo: «De acuerdo, Señor, estoy a punto de saltar. Y a menos que Tú me detengas, ¡voy a tirarme por ese precipicio!».
Diría que la forma más intensa de orar nos llevó a un punto, literalmente a un momento y un día, en el que tuvimos que tomar una decisión, y recibimos una llamada muy clara de Dios sobre lo que debíamos hacer.
Y hoy estoy aquí , dando un sermón sobre tomar riesgos y tener fe, pero sigue siendo algo de todos los días; hay decisiones que tomar. Hay un camino fácil que creo que cualquiera de nosotros preferiría recorrer en nuestra carne, y luego hay un camino más elevado al que Dios podría llamarnos y que podría implicar trastornar las cosas justo cuando pensábamos que todo estaba empezando a funcionar.
Nancy: Entonces, en algunos momentos, Dios nos pone en un lugar en el que tenemos que decidir: «Voy a quedarme aquí, en mi zona de confort, con lo que me es familiar, lo que es cómodo, lo que creo que puedo manejar, lo que creo puedo explicar», o «¡Tengo que estar dispuesto a avanzar, a cruzar una frontera!».
Dan nos ha retado a no conformarnos con quedarnos donde estamos si queremos caminar en esta vida de fe. Eso no significa que Dios no pueda mantenerte en un lugar, o que tengas que estar siempre mudándote geográficamente.
Pero existe esta sensación (y ha sido cierto en Aviva Nuestros Corazones) de que necesitamos estar dispuestos a seguir moviéndonos hacia nuevas fronteras, según Dios nos impulse, según Él nos dirija y según Él provea. No debemos decir: «Voy a quedarme donde estoy, porque eso es lo que conozco desde siempre», sino: «Señor, estamos dispuestos a avanzar contigo hacia esta nueva frontera».
Así que de nuevo, ¿a qué puede estar llamándote Dios? A confiar en Él por recursos que no puedes explicar (pero sabes que Él tiene recursos que tú no tienes) o tal vez Dios te está pidiendo que hagas algún tipo de reubicación.
Una vez más, eso podría ser geográfico. Puede significar un trabajo diferente. Podría significar una etapa diferente de lo que has estado viviendo. Y mientras digo esto, pienso en muchas de mis amigas que están entrando en la fase del nido vacío. Para ellas, es una reubicación porque han concentrado su energía, durante años, en criar a sus hijos, incluso haciendo escuela en la casa, y ahora se preguntan: «¿Qué hago? ¿Qué tiene Dios para mí?» Eso puede ser algo que provoque miedo en el corazón de una mujer.
Pero también puede ser algo que promueva la fe para que puedas decir: «Señor, ¿qué me estás diciendo? ¿Qué me estás mostrando? ¿Qué estás haciendo? ¿Hacia dónde me envías? ¿Qué tienes para mí que pueda ser diferente a todo lo que he considerado antes?».
Pienso en una viuda joven que vino a servir en este ministerio cuando su esposo murió inesperadamente. Dios había usado este ministerio en su vida y ella dijo: «Voy a mudarme de Texas a Michigan para servir en este ministerio».
Ella sirvió en Revive Our Hearts durante probablemente tres años, o algo así, antes de que el Señor la llevara de regreso para estar más cerca de su familia otra vez. Fue un gran paso de fe, pero Dios la usó de una manera realmente grandiosa, y ella todavía está promoviendo la misión de avivamiento, orando, apoyando y siendo parte de lo que Dios está haciendo a través de Aviva Nuestros Corazones.
Ella estuvo dispuesta a tomar el riesgo y decir: «Voy a correr el riesgo de reubicarme, y voy a confiar en Dios para Su provisión a través de Sus recursos». Y Él siempre, ¡siempre se muestra fiel!
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth ha estado hablando con Dan y Melissa Jarvis acerca de las fronteras de la fe, aquellas que requieren una total confianza en el reino de Dios. Particularmente las que requieren fe en creer que Dios proveerá lo que sea que necesitemos, nos dará recursos, y aquellas que requieren fe en creer que Dios nos pone en la circunstancia que sabe que es mejor para nosotros.
Y aprovechamos para expresar que estamos muy agradecidos por todas las personas que han tomado acciones generosas en fe para dar generosamente y ayudar a hacer posible el programa de hoy. Si tienes un corazón para apoyar a Aviva Nuestros Corazones, te invito a que le preguntes al Señor: «Padre, ¿quieres que sea parte de lo que estás haciendo a través de este ministerio?». Sin duda mi hermana, Dios puede proveer todo lo que necesitas para poder dar.
Para obtener información sobre cómo puedes apoyarnos con una donación o convirtiéndote en una colaboradora mensual, visita AvivaNuestrosCorazones.com
Nancy: Damos gracias por el papel tan importante que juegas al avanzar hacia nuevas fronteras de la fe junto a Aviva Nuestros Corazones.
Débora: Así es. Y bueno, hemos estado escuchando a Dan y Melissa Jarvis y sabemos que ellos tienen una casa llena de niños con diversas necesidades. Melissa dice que no solo se apoya en el Señor día a día, sino que tiene que apoyarse en Él momento a momento. Mañana Melissa y Dan Jarvis nos animarán a apoyarnos en el Señor para cada cosa difícil que tengamos que hacer. Te esperamos aquí, en Aviva Nuestros Corazones
Ayudándote a avanzar hacia las nuevas fronteras de la fe, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la series de podcast.
Colabora con nosotras
Tenemos el privilegio de proporcionar las transcripciones de estos mensajes vivificantes. Si el Señor ha usado Aviva Nuestros Corazones para bendecir tu vida, ¿considerarías donar hoy para ayudar a cubrir los costos y expander el mensaje?
Donar $5
Únete a la conversación