Persevera en la batalla
Débora: A medida que procuras seguir la voluntad de Dios para tu vida, pasarás por momentos de desánimo. Así es como se ha visto eso en la vida de Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: He luchado contra el temor, —algo con lo que no estaba realmente familiarizada antes de este momento. He luchado con el cansancio, con duda, con desaliento, con mi propia carne. No puedo decir cuántas veces he querido simplemente desaparecer.
Débora: ¿Cómo manejarías tus temporadas en tu vida cómo estás?
Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 26 de noviembre de 2025.
En el episodio del día de hoy escucharemos acerca de una mujer cuyos días estaban llenos de tareas normales y cotidianas. ¿Te suena familiar? Un día, Dios llamó a esta mujer a hacer algo bastante inusual, y ella estaba lista …
Débora: A medida que procuras seguir la voluntad de Dios para tu vida, pasarás por momentos de desánimo. Así es como se ha visto eso en la vida de Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: He luchado contra el temor, —algo con lo que no estaba realmente familiarizada antes de este momento. He luchado con el cansancio, con duda, con desaliento, con mi propia carne. No puedo decir cuántas veces he querido simplemente desaparecer.
Débora: ¿Cómo manejarías tus temporadas en tu vida cómo estás?
Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 26 de noviembre de 2025.
En el episodio del día de hoy escucharemos acerca de una mujer cuyos días estaban llenos de tareas normales y cotidianas. ¿Te suena familiar? Un día, Dios llamó a esta mujer a hacer algo bastante inusual, y ella estaba lista para obedecer.
Esta semana hemos estado en el libro de los Jueces. Nancy nos ha estado describiendo la valentía de Débora en un mensaje titulado «Débora: Una mujer verdadera se une a la batalla». Ha sido un retrato profundo de una mujer que inspiró a quienes la rodeaban a confiar en Dios y a actuar. Si te perdiste las dos primeras partes de esta historia, puedes encontrarlas en AvivaNuestrosCorazones.com o en la aplicación móvil de Aviva Nuestros Corazones.
Nancy presentó este mensaje por primera vez en una de las Conferencias Mujer Verdadera. Escuchemos la tercera y última parte de la serie «Débora: Una mujer verdadera se une a la batalla». Veamos que Débora no es la única mujer que Dios usó en esta historia.
Nancy: Este es el recuento de la destrucción de Sísara. Y no tomaré tiempo para leer todo el pasaje ahora, pero el comandante cananeo fue destruido a manos de una mujer llamada Jael.
Ella no era israelita, pero en este caso, ella se puso del lado del Dios de Israel y en contra de Sus enemigos.
Sísara huye a la carpa de Jael en medio de un aguacero torrencial, (una tormenta que Dios ha enviado) asumiendo que él estaría a salvo ahí, puesto que su familia tenía un tratado con los cananeos.
Él llega a su carpa. Y te lo puedes imaginar: tiene frío; está mojado; está totalmente empapado. Y Jael le da la bienvenida. Lo invita a entrar a su carpa. Le da leche. Él está exhausto y se queda dormido; ella lo cubre y después toma un martillo y clava la estaca, en su cabeza.
Ahora, ten en mente, mientras lees esta historia sangrienta, que Sísara era un hombre violento, despiadado, que estaba intentando destruir al pueblo escogido de Dios. De hecho, en el capítulo 5, en el versículo 30, su propia madre, habla sobre cómo él y sus hombres nunca hubieran pensado dos veces en violar y matar a cualquier mujer que pensaran que era una enemiga; ahora, pon esto en este contexto.
En el himno de victoria de Débora, en el capítulo 5, el acto de valentía de JaeI es celebrado y ella es bendecida por Dios.
Mi amigo, Charles Haddon Spurgeon dice en uno de sus libros:
«El Señor puede todavía usar instrumentos débiles. ¿Por qué no a mí? Él puede usar a personas que no son comúnmente llamadas a grandes compromisos públicos. ¿Por qué no a ti?».
Entonces, tenemos la conclusión de la batalla. El capítulo 4, versículo 23, nos dice: «Así sometió Dios en aquel día a Jabín, rey de Canaán, delante de los hijos de Israel». El capítulo 5, versículo 31, nos dice: «Y el país tuvo descanso por cuarenta años».
Nota la secuencia: primero la batalla, después el descanso. Nosotros queremos el descanso, queremos la victoria sin pasar por todas las adversidades de la batalla.
Hay momentos en los cuales nos agotamos mucho. Tú sabes cómo es eso. ¿Tienes un adolescente? Tú puedes estar sintiendo eso ahora mismo. Si tienes niños pequeños, puedes estar sintiendo eso ahora mismo.
Recuerda, primero la batalla y después el descanso. No podemos disfrutar el descanso, la paz, la victoria hasta que hayamos pasado por la batalla.
El impacto de la vida de Débora, su valentía, su fe, su influencia piadosa, no tan solo fue sentido por su generación, sino también por los siguientes cuarenta años. ¿Qué impacto dejará tu vida en tu generación y en la venidera?
No tengo que decirte que la batalla espiritual en nuestros días no es menos intensa de lo que lo fue en los días de Débora. El enemigo no es menos poderoso. Hay muchos creyentes que aparentan no tener ni la menor idea de lo que está pasando. Hay muchos otros quienes se dan cuenta de lo que está pasando, pero se sienten incapaces, impotentes de hacer algo al respecto.
Quiero citar de nuevo a John Angell James, él dice:
«No es probable que en una comunidad en donde la mujer cumple con su misión sea derrocada, porque por el poder de su espíritu noble (de la mujer) sobre el corazón de otros, la levantará de sus ruinas y la restaurará nuevamente al júbilo y a la prosperidad».
¡Oh! Cuánto oro para que Dios levante en nuestros días, no solo una mujer, sino miles de mujeres por todo este país y por todo el mundo; mujeres que se levanten como lo hizo Débora; mujeres de la Palabra de Dios, mujeres de visión diáfana, de transparencia, de valentía, de convicción, de fe, de humildad; mujeres que estén dispuestas a decir, «sí Señor»; mujeres cuyas vidas inspiren a los hombres alrededor de ellas a creer en Dios por lo que solo Él puede hacer.
Yo creo que la influencia de ese ejército de mujeres de Dios va a ser incalculable en nuestras iglesias y en nuestra cultura.
Esta es una batalla —quiero advertirles— que no es para débiles de corazón. Tenemos un enemigo incansable que odia a Dios, que no está complacido con la idea de que haya miles de mujeres diciendo, «sí», a Cristo. De hecho, cuando estuvimos en la conferencia Mujer Verdadera 2008 en Schaumburg, Illinois, fue un grandioso, grandioso fin de semana. Dios se manifestó de una manera poderosa allí, como lo ha hecho este fin de semana. Pero tengo que confesarles que no estaba preparada para la batalla a la que estábamos entrando.
Desde el lanzamiento del Movimiento Mujer Verdadera en esa conferencia en el 2008, para mí y para otros a mi alrededor, la batalla se ha intensificado. He luchado contra el temor —algo con lo que no estaba realmente familiarizada antes de este momento—, he luchado con el cansancio, con la duda, con el desaliento y con mi propia carne. No puedo decir cuántas veces he querido simplemente desaparecer. Me he cansado de nadar contra la corriente, me he cansado de sentirme atacada. He querido regresar al lugar donde me siento segura para vivir una vida más normal.
De hecho, te diré, y nuestro equipo sabe esto, si hubiese sido por mí no hubiésemos tenido la conferencia Mujer Verdadera 2010. Yo estaba muy cansada y no quería hacerla; no porque no quería ver el resultado, sino porque quería salir de la batalla.
Pero Dios tiene Su mano y Su llamado en mi vida. Mi vida no es mía; está sujeta a Cristo, quien es el Autor y el Consumador de nuestra fe.
Estoy aprendiendo que nuestro Dios es: Castillo fuerte.
Castillo fuerte es nuestro Dios,
defensa y buen escudo.
Con Su poder nos librará,
en este trance agudo.
Algunas de ustedes han leído la historia de Las Crónicas de Narnia por C.S. Lewis, La travesía del Viajero del Alba. Hay un punto en esa historia en donde Edmund, Lucy y Caspián viajan de Narnia dirigiéndose desde el este hacia el país de Aslan en el fin del mundo.
En un punto, su barco, el Viajero del Alba, arroja su ancla al agua cerca de la bahía y los tripulantes descienden a tierra. Algunos de los marineros están cansados por el largo viaje. Y ellos quieren parar ahí y pasar el resto del invierno ahí donde están y después dirigirse al oeste y regresar a casa, a Narnia, en la primavera. Se les dice que si se quedan donde están, cada noche se les dará un festín digno de un rey. Eso los hace más reacios a dirigirse hacia el este, al país Aslan.
Entonces habla Ripichip. ¿Te acuerdas de Ripichip, el valiente ratón parlanchín? Él expresa su determinación de avanzar sin importar nada. Esto es lo que él dice:
«Mis planes están hechos. Mientras pueda, voy a navegar hacia el este en el Viajero del Alba. Cuando este me falle, yo remaré hacia el este con mi pequeña embarcación. Cuando esta me falle, nadaré hacia el este con mis cuatro patas y cuando ya no pueda nadar, si no he llegado al país de Aslan, entonces me hundiré con la nariz hacia el alba».
Dios no nos ha prometido que el viaje será fácil, pero Él ha prometido que irá con nosotras. Él ha prometido ir contigo a dondequiera que vayas a la batalla hoy. Él ha prometido que un día la oración se convertirá en adoración, la fe se convertirá en visión, cada lágrima será secada y nuestra jornada será recompensada.
Algunas están cansadas y quieren parar; no quieren continuar. Algunas quieren su recompensa aquí y ahora y pueden elegir regresar. Quizás algunas que han venido contigo puedan hacer esa elección. Pero por la gracia de Dios y por Su gloria, mi rumbo está fijado. Mis planes están hechos y planeo continuar hasta llegar al país de Aslan, la Nueva Jerusalén, la ciudad del Gran Rey.
¿Irás tú conmigo? Amén.
Débora: Si te has cansado o desalentado en el camino, espero que esta enseñanza de Nancy DeMoss Wolgemuth te haya animado. Allí, en la etapa de vida en que te encuentras, Dios tiene un propósito para ti como parte de Su historia de redención.
Nancy: Al final no se trata de mí. No se trata de lo que me hace feliz; no se trata de lo que quiero; no se trata de lo que facilitará mi vida. Y es fácil para mí estar frente a ustedes diciendo esto, pero cuando me bajo de esta plataforma, la vida presiona, y vivo ahí en donde vives tú, con dificultades, citas y frustraciones, ¿en quién pensamos? En mí, cómo esto me afecta esto a mí.
Pero si nos podemos distanciar de eso y tratamos de ver las cosas desde el punto de vista grandioso de Dios, nos acordamos de que no se trata de nosotras. Se trata de Dios, de Su plan, de Sus propósitos, de Su reino, se trata de la eternidad y de la divulgación del evangelio.
Débora: Así es. Y es tan importante perseverar en estas cosas.
Al unirnos a la batalla también es importante recordar que como mujeres tenemos una naturaleza caída, por lo tanto, el impulso de caminar en insensatez está en cada una de nosotras. Para ser mujeres sabias, debemos dedicar el tiempo necesario para contrarrestar y resistir ese impulso.
Yamell García y Susana de Cano hablaron acerca de esto en un episodio de Arraigadas, nuestro videocast semanal que se transmite todos los viernes por nuestro canal de Youtube. ¡Escuchemos un resumen!
Para ponerte un poco en contexto, Yamell y Susana están comentando sobre la mujer insensata de la que nos habla Proverbios 7.
Susana de Cano: ¿Qué actitudes o comportamientos identifican a la mujer salvaje en el capítulo 7 de Proverbios? ¿Qué ves tú en esto? ¡Hay mucho!
Yamell García: Hay mucho, pero yo creo que tú diste en el clavo. Todo se inicia en el corazón y en los deseos mundanos que ya tenía. Y hay un patrón, Susana, hay un patrón.
Y a mí me encanta, y voy a hablar mucho de Mary Kassian, y las que me conocen saben que yo amo a Mary precisamente por el tema del feminismo y todo eso. Y Mary me encanta porque ella dice eso y dice: «¿Qué ocupa el primer lugar en sus afectos?». Entonces, lo que ocupe el primer lugar en los afectos de mi corazón, va a determinar cuál es el patrón que yo voy a tener.
Y lo que dice es que sus pies, fíjate lo que dice: «sus pies descienden a la muerte» (Prov. 5:5, RV60), «sus pasos van derecho al sepulcro» (Prov. 5:5, NVI). No hay nada, ¿por qué?, porque tus afectos están en otra cosa.
Entonces, si tus afectos no están en la palabra de Dios, te lleva a lo siguiente que es: dónde está tu instrucción. Tu instrucción no está en la palabra de Dios, tu instrucción está en el mundo, como tú decías, en el feminismo, qué me enseña el feminismo.
Entonces qué va a pasar, si la Palabra de Dios no es realmente de donde yo estoy creyendo, de donde yo me estoy alimentando, si yo estoy tomando de la filosofía del mundo, de lo que dice el feminismo, de lo que yo pienso en mi propia opinión, entonces yo no voy a tomar en cuenta la palabra de Dios para guiar mi camino.
Entonces, obviamente, sus sendas van a ser torcidas. Ya con esos dos puntos, Susana, ya vemos todo lo que determina. Si la palabra de Dios no está en el centro, mi vida se va a ir por otro lado, que es por donde esta mujer se va. Y es lo que vamos a seguir viendo más adelante: cómo ella no está clara en las cosas que debe priorizar en su corazón. Entonces es una mujer necia, no es una mujer sabia.
Susana: ¡Wow! Y antes de que pensemos (y lo vamos a estar recalcando mucho durante la serie) en alguien más, tanto las casadas como las solteras, debemos pensar en qué hay en nuestro corazón, no sea que alguna de estas características sea parte de nuestro actuar, y parte, sobre todo, (cuando Jesús enseñó en la ley el sentido que tiene la ley) nuestro pensamiento, no solo nuestro actuar. Porque alguien diría: «No, pero es que yo no hago esas cosas». Pero, ¿qué estás pensando? ¿Qué estás deseando? ¿Con qué te quejas de lo que no tienes?
Por eso es importante hacer la diferencia entre una mujer sabia y una mujer necia.
¿Qué diferencia ves tú, que es fundamental, que establece la diferencia precisamente entre una mujer sabia y una mujer necia según lo que leemos en el texto?
Yamell: La sabiduría bíblica, porque sabemos que hay una sabiduría bíblica y una sabiduría del mundo, la sabiduría bíblica nos da el discernimiento para la vida diaria. Y, ¿sabes qué?, a veces confundimos sabiduría con inteligencia o con conocimiento, y eso no es así.
El discernimiento es la capacidad de diferenciar entre lo correcto y lo incorrecto, entre lo bueno y lo mejor. Ojo ahí, no entre lo bueno y lo malo, entre lo bueno y lo mejor. Sobre todo, Susana, en este mundo donde ya no hay líneas claras. Antes, por lo menos había una línea medio gris; no, ya no hay líneas.
Proverbios 31:30 nos enseña: «Engañosa es la gracia y vana la belleza; la mujer que teme a Jehová esa será alabada» (RV 60). Entonces nuestro valor, y aquí vamos conectando con lo que veíamos con dónde está el corazón de esta mujer necia. Una mujer sabia: nuestro valor no está en nuestra apariencia física, sino en nuestro carácter y la relación con Dios.
Y vemos que el mundo lo que nos plantea es otra cosa. Ya las mujeres no quieren envejecer, ¡no quieren! Eso es importante. Entonces, ¿qué pasa, Susana?, cuando nosotros vivimos en la forma en que Dios espera de nosotras, esto va a ser evidente a los que están a nuestro alrededor, de ahí «edifica su casa».
Entonces no hay manera de que una mujer sabia pase desapercibida. ¡No hay forma! El propósito no es que nosotros vamos a llamar la atención sobre nosotras mismas, de que: Yo quiero que me miren a mí porque: tengo una piel que no tiene arrugas, porque yo me visto bien, porque yo estoy en forma (no estoy nada en contra de eso, para nada), sino que yo no voy a llamar ni siquiera la atención sobre mí.
¡Nada de eso! La atención debe ir… ¿sobre quién?, sobre Aquel que me salvó, sobre Cristo, no sobre nosotros. Volteen el reflector, el reflector no debe ir hacia nosotras, debe ir hacia Cristo.
Entonces, algunas de las características que se esperan según la palabra de Dios de una mujer que vive en la piedad, son:
- Prudente
- No contenciosa
- Pura
- De ejemplo
- Una maestra del bien
- Y, sobre todo, reverente en su conducta
Que es totalmente diferente a lo que leímos en Proverbios 7.
Susana: Totalmente de acuerdo Yamell.
Qué importante lo que estabas diciendo en cuanto a dónde nosotros arrojamos nuestro lente a los demás, porque desde ahí podemos ver si estamos viviendo de verdad, no religiosamente como esta mujer, sino de verdad estamos viviendo para que sea conocido el que nos salvó, que es Cristo.
Yamell: ¡Amén!
Susana: Y aunque sabemos que no somos perfectas y estamos en un proceso de santificación, un proceso de transformación de adentro hacia fuera, que el Espíritu Santo nos está llevando a dar un fruto diferente para, precisamente, como dijo y expresaba Pablo, que no viva más yo, sino Cristo que viva en mí. Precisamente por eso. No se trata de vernos de esa manera externamente, no se trata de ver cuánto te cuidas por fuera y estás descuidando lo que sale de tu corazón, pero el Señor sí conoce ese corazón.
Por eso es que dice que la mujer sabia es la que, Dios dice: la que teme, es la que me teme a Mí. Y este padre, que la ve: Esta es la reputación de esta mujer. Vamos a conocer más sobre ella en los demás episodios, pero esa es la reputación de esta mujer que es tan conocida, su andar, su hablar, su mover, que el padre se la sabe describir muy bien al hijo, ¿verdad? Y parece que a ella ni le importa.
Entonces, hablemos de la palabra prudencia, que no se escucha ya mucho en este tiempo, en esta era, en esta generación. Así que, ¿qué significa Yamell?
Yamell: Mira Su, con esa palabra, porque me encanta que tú decías que analicemos nuestro corazón y ver. Y ahí reconozco que he luchado…
Susana: ¡Todas, todas, todas!
Yamell: No, pero yo tengo una lucha campal desde que yo me encontré con este libro.
Y mira, la palabra prudencia en los proverbios, hay varias palabras que son muy importantes y, como te digo, yo he luchado; hay veces en que sigo luchando con eso en mi vida. Y estas palabras son definitivamente palabras que adornan el carácter de una mujer sabia.
Y la primera palabra es «hakel», que es prudencia. Luego está «ormá» que es sagacidad, y luego está «mesimá» que es discreción. Cuando tú tienes esas tres características que están presentes en nuestras vidas, obviamente, por eso te decía una mujer sabia: no pasa desapercibida. Es una mujer prudente, es una mujer sagaz, en el sentido bíblico, no en el sentido mundano, y es una mujer discreta.
Entonces, cuando están presentes en nuestras vidas, como te digo, eso se va a ver revelado no solamente en la forma en que vivimos, sino en la forma en que reaccionamos y la forma en que tomamos decisiones.
Ahora bien, la palabra prudente que es la que tú me preguntas y muchas de las hermanas la habrán escuchado aquí en Aviva, es la palabra en griego «sofrón». Y es más utilizado, sobre todo, dentro del contexto de la enseñanza de las mujeres a las mujeres más jóvenes en la iglesia. Pero ojo, que ser prudente también se aplica a los hombres y a los jóvenes, no solamente a las mujeres.
En Tito 2:2, en Tito 1:8 y en 1 Timoteo 3:2, ahí se habla tanto para hombres como para mujeres, pero esta palabra en griego, me topé con ella cuando leía el libro Adornadas que tiene todo un capítulo dedicado a sofrón, y me encanta cómo Nancy lo expone. Ella inicia diciendo que sofrón ya no es solamente una característica, como vemos en Proverbios, aquí es un estado mental, o sea, es algo que tú tienes que desarrollar. ¿Qué quiere decir eso? Que no nace, nadie nace siendo o teniendo una mente sofrón.
En las escrituras esto significa una mujer:
- Segura.
- Juiciosa.
- Autocontrolada, es decir, una mujer que es moderada en cuanto a sus opiniones y pasiones.
Por eso te digo que yo ahí, como decimos en Dominicana: «Me quemé» en esa parte. Sí, más joven era un poco menos, voy aprendiendo.
Y tú sabes qué, también otros diccionarios traducen la palabra sofrón como «discreta», que es el título de esta serie, sobria y moderada. Entonces, ser prudente, Susana, porque tú decías, una palabra que casi no se usa ahora que quizás van a asumir que es algo anticuado. No, no, no. Ser prudente no tiene que ver ni con ser anticuada ni mucho menos con ser una mujer débil, para aquellas feministas que pueden estar argumentando. Al contrario, hay que tener mucha fortaleza, mucha sabiduría y mucho temple, pero, ¿sabes qué?, mucho conocimiento de un Dios santo para tú poder vivir así.
Este estado de mente sofrón, según nos explica Nancy, habla de yo querer agradarle más a Dios que ganar un argumento o querer tener la razón. Entonces, imagínate tú la fortaleza de carácter que se necesita. Es buscar querer vivir de una forma que apunte a Cristo, una vez más, y no a mí misma.
Muchas de ustedes me han escuchado mencionar esto anteriormente con respecto a mí, porque como tú decías, Susana, empieza con nosotros y empiezo conmigo.
En el mundo, ser… una palabra en inglés, yo siempre la menciono mucho, opinionated, es una característica digna de aplaudir. Y mucha gente lo ha dicho, y me lo han dicho, y yo entendí; yo, Yamell García, entendí por muchos años que ser eso, ser opinionated, era algo bueno siendo cristiana. Yo no estoy hablando siendo no creyente, siendo cristiana, yo entendía que esto era bueno y lo argumentaba, porque allá llevamos nuestra capacidad. Yo lo argumentaba diciendo que la Biblia dice «que tú sí seas sí, que tú no sea no». Yo lo argumentaba con eso, lo justificaba.
Hay muchas formas, Susana, de que nosotras podemos justificar el ser una mujer imprudente y creer que está bien lo que yo hago, sobre todo cuando nos llenamos de lo que el mundo nos dice. Pero, yo me he dado cuenta al pasar los años que, mientras más profundizo en la palabra de Dios, más me doy cuenta de que no hay nada agradable en nada de esto que estamos viendo.
Y, como te digo, yo lucho con eso, es una lucha constante con eso. Naturalmente, sí yo digo lo que yo pienso, no me lo guardo, y si no lo digo a voz alta, lo manifiesto en mi cara. O sea que, hasta allá lleva ese deseo.
Y me puse a buscar el significado, Susana, de qué podía ser, o sea, cómo explicar esta característica, porque tú decías que a esta mujer no le importaba que la describieran así. Entonces yo busqué: Pero, ¿qué es eso?, o sea, ¿cómo se pone? ¿Tú sabes lo qué es? Es lo más cercano a ser una persona obstinada, es una persona terca, dependiendo del contexto. Pero también se traduce como alguien que tiene opiniones firmes, como alguien que tiene opiniones muy marcadas.
Y tú puedes decir: «Ay, pero eso está bien, porque mis convicciones son firmes, mis convicciones cristianas son fuertes». No, para el mundo quizás, pero a la luz de las Escrituras eso es lo opuesto a ser prudente.
Y una de las cosas que yo he ido aprendiendo, y como te digo, que Dios sigue trabajando en mi vida con respecto a este tema, es que, no es que tú digas o no digas las cosas como son, muy por el contrario. Porque decía al principio, es tener esa capacidad de no tienes que ganar un argumento, sino: yo sé muy bien lo que estoy diciendo, y ahí entra el corazón.
Susana: ¡Wow!
Yamell: Yo sé, yo sé correctamente lo que yo estoy diciendo, lo estoy diciendo porque yo quiero decirlo. Y lo he dicho en otras ocasiones, no es que: «¡Ay, me salió!». No, yo quise decirlo y está en el corazón.
Entonces, yo no estoy hablando si fue de buena intención o no. O sea, muchas personas pudieran pensar que: «Bueno, pero es que ella habla sin pensar». No, nadie habla sin pensar, nadie dice esas cosas así. Sí, está en tu corazón y tú lo estás queriendo decir. Entonces, yo creo que lo primero es dejar de espiritualizar y suavizar las cosas. No, hay que aprender a llamar a nuestro pecado por su nombre, porque ¿sabes por qué? Porque es ahí cuando vamos a empezar entonces a trabajar y a poder identificarlo y a poder pedirle perdón y ayuda al Espíritu Santo.
Entonces, la Biblia entra y me recuerda en 1.ª Pedro todo lo contrario, porque ¿qué me dice 1 Pedro?: «Un espíritu tierno y sereno que es precioso a los ojos de Dios» (3: 4). Y esto no es que está hablando de mujeres tímidas, o mujeres que no hablan, eso no es lo que está diciendo. Está hablando de mujeres que saben cómo, cuándo, dónde, y qué deben hablar y conducirse.
Entonces, cuando veo eso en las Escrituras, hermana, yo estoy mal. Ya a mí no me quedaban argumentos, entonces lo que me toca es, mire: venga delante del Señor y pídele al Señor que te ayude, que te dé ese Espíritu manso y apacible, para que entonces tú puedas adornar el evangelio. Porque no nos olvidemos que: no se trata de mí, se trata de Dios, entonces yo tengo que apuntar a Cristo, no a mí.
Débora: Has estado escuchando un resumen de una conversación entre Yamell de Jaramillo y Susana de Cano, miembros del staff de Aviva Nuestros Corazones. Encuentra el acceso al episodio completo de este Arraigadas en la transcripción de este programa, en AvivaNuestrosCorazones.com. Esperamos que este resumen haya sido de bendición para ti.
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Recursos del Episodio
Serie, «Cuando los hombres no lideran»
Serie, «Una pareja herida encuentra verdadera esperanza»
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