¿Disciplina o idolatría del cuerpo?
«Quiero un abdomen plano», «quiero un skincare perfecto», «Quiero estar super fit». Estas frases parecen inofensivas, pero revelan mucho sobre dónde estamos poniendo nuestra identidad. ¿Es solo salud… o ya se volvió una obsesión? ¡No te pierdas el episodio de hoy!
Aquí te compartimos algunas frases y versículos del episodio de hoy:
¿Qué está revelando sobre dónde estamos poniendo nuestra identidad cuando decimos «Quiero un abdomen plano»?
- Revela mucho de nuestro corazón, y en el fondo lo que estamos diciendo es: «Quiero encajar en un molde de belleza». Esto es algo que nuestra sociedad promueve constantemente.
- También revela mucho de lo que pasa en nuestra mente. Y lo interesante es que, como seres humanos, podemos tener el problema de poner nuestra identidad en muchas cosas, como en un abdomen plano, en ser una buena madre, en el servicio a la iglesia, el servicio. Pero cuando …
«Quiero un abdomen plano», «quiero un skincare perfecto», «Quiero estar super fit». Estas frases parecen inofensivas, pero revelan mucho sobre dónde estamos poniendo nuestra identidad. ¿Es solo salud… o ya se volvió una obsesión? ¡No te pierdas el episodio de hoy!
Aquí te compartimos algunas frases y versículos del episodio de hoy:
¿Qué está revelando sobre dónde estamos poniendo nuestra identidad cuando decimos «Quiero un abdomen plano»?
- Revela mucho de nuestro corazón, y en el fondo lo que estamos diciendo es: «Quiero encajar en un molde de belleza». Esto es algo que nuestra sociedad promueve constantemente.
- También revela mucho de lo que pasa en nuestra mente. Y lo interesante es que, como seres humanos, podemos tener el problema de poner nuestra identidad en muchas cosas, como en un abdomen plano, en ser una buena madre, en el servicio a la iglesia, el servicio. Pero cuando esas cosas ocupan el lugar que solo le pertenece a Dios, se convierte en un ídolo en nuestras vidas y esto es peligroso.
¿Dónde podemos encontrar el balance entre cuidar nuestro cuerpo, que sí es templo del Espíritu Santo, y volvernos obsesivas con la apariencia física?
- Muchas veces entramos a este mundo del cuidado físico con buenas intenciones o con simple curiosidad, pero terminamos encontrando nuestra identidad en ella y se convierte en una fuente de comparación.
- Nos engañamos pensando que lo hacemos «por salud», pero en el fondo lo que queremos es sentirnos aprobadas o vernos como ciertas influencers de nuestras redes, y eso solo nos deja más vacías. Cuando invertimos más tiempo en una rutina de «skincare» que en cuidar nuestro corazón, entonces hemos caído en la trampa.
- No está mal querer cuidar nuestro físico. Pero todo es un balance. El querer cuidar tu cuerpo es algo bueno, hasta bíblico. Nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo y debemos glorificar a Dios con él.
- Es correcto alimentarnos bien, descansar y mantenernos saludables. Pero cuando dejamos que nuestros ídolos de aprobación humana se alimenten de nuestro esfuerzo de cuidarnos, ahí entramos a territorio peligroso.
- Por eso es tan importante asegurarnos de que está invirtiendo tiempo en el cuidado de nuestro físico con la motivación correcta: por gratitud a Dios, no por aprobación de los demás.
- Cuando recordamos que somos amadas aunque no tengamos «la piel perfecta», podemos disfrutar del autocuidado sin que se convierta en nuestro ídolo. El verdadero cuidado personal no viene de una mascarilla o de un jugo verde, sino aprender a descansar en Cristo, cuidar nuestro cuerpo con humildad y contentamiento, y recordar que nuestra belleza viene de reflejar Su carácter.
¿Qué significa realmente administrar bien este «templo»?
- Se resume a la mayordomía. El cuerpo que Dios nos dio a cuidar lo debemos administrar como Él quiere que lo hagamos, y la actividad física es parte de una buena mayordomía.
- Existe el peligro de caer en ambos extremos: o nos cuidamos demasiado para tener una buena mayordomía, o nos descuidamos porque consideramos que hay cosas más importantes o espirituales.
- Administrar bien este templo significa cuidar lo que Dios nos ha dado sin idolatrarlo. Es hacer ejercicio, descansar, dormir lo que nuestro cuerpo requiere, desarrollar la gratitud y el dominio propio. Todo esto es parte de la mayordomía y de cuidar el templo del Espíritu Santo.
¿Cómo podemos diferenciar entre la disciplina saludable y la idolatría del cuerpo?
La raíz de todo esto es la motivación por la cual estoy interesada en hacer todas esas cosas. Ahí está la clave para distinguir entre la disciplina saludable y la idolatría del cuerpo.
- La disciplina saludable: viene del deseo de cuidar el cuerpo que Dios nos dio para servirle mejor.
- La idolatría del cuerpo: viene del deseo de controlar, de la comparación y de buscar aprobación humana.
- La disciplina dice: «Quiero tener energía y salud para glorificar a Dios. Quiero cuidar este cuerpo que el Señor me encomendó». Pero la idolatría dice: «Quiero verme de X forma porque quiero sentirme valiosa y deseada».
- Donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. Tu tesoro puede ser Dios y servirle a Él, o puede ser la aprobación humana.
¿Cómo nos libera la gracia de Cristo de la tiranía de la perfección física?
- Una de las verdades más liberadoras del evangelio es que en Cristo ya somos completas. No tenemos que construir nuestra identidad frente al espejo, porque Cristo ya la aseguró en la cruz.
- En un mundo que nos dice constantemente: «No eres suficiente», Jesús nos recuerda: «Mi gracia es suficiente». Su gracia no depende de si subimos o bajamos de peso, ni de cómo nos ve el mundo.
- Cuando entendemos eso, el espejo deja de ser un juez y se convierte en una oportunidad para agradecer y decir: «Señor, gracias por este cuerpo que me diste para glorificarte».
Pasos prácticos que puedes dar si te sientes atrapada en la búsqueda de la apariencia física para enfocarte más en su vida interior con Dios y cultivar tu relación con Él.
- Siempre reconoce tu condición: autoevalúa tu estado, tus prioridades y nombrar ídolos que encuentres en el proceso.
- Haz una lista de tus metas y reordena prioridades. Si ves que tu meta de ser fit o de tener piel hermosa está por encima de profundizar tu relación con el Señor, sé proactiva en ajustar tus horarios, tu tiempo, tu vida si es necesario para poner tu relación con el Señor por encima de todo.
- En los momentos en que te des cuenta de que te estás comparando con los demás o está siendo crítica de tu cuerpo, sé intencional en mostrar y verbalizar gratitud a Dios. «Gracias Dios por darme fuerzas para levantarme esta mañana» o «Gracias Dios porque me amas con o sin espinillas» o «Gracias Dios porque mi valor no está en cómo me veo».
- Limita lo que ves en las redes. Si notas que algo o alguien que sigues te está llevando a desear un autocuidado desordenado, elimina esas piedras de tropiezo.
- Ora antes de hacer ejercicio o hacer tu rutina de skincare de la mañana o de elegir la ropa que vas a usar. Aunque tengas ganas de hacerlo, ora, entregando esas cosas al Señor y tendrás Su verdad de que tu valor no se encuentra en la aprobación externa mientras que completas esa actividad.
Para reflexionar:
«¿O no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo que está en ustedes, el cual tienen de Dios, y que ustedes no se pertenecen a sí mismos? Porque han sido comprados por un precio. Por tanto, glorifiquen a Dios en su cuerpo y en su espíritu, los cuales son de Dios». —1 Corintios 6:19-20
«Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón». —Mateo 6:21
Si hoy te das cuenta de que tu valor se ha estado apoyando en cómo te ves, o en qué tan fit estás, queremos recordarte que Jesús ya te dio una identidad completa y estable, una que no cambia con tu peso, tu piel o tu reflejo en el espejo. Eres amada, escogida y preciosa a Sus ojos. El verdadero bienestar comienza cuando descansamos en esa verdad, cuando cuidamos nuestro cuerpo no para ganar valor, sino porque ya somos valiosas en Él.
Recursos recomendados:
Episodio, ¿Qué revelan tus hábitos?
Episodio, Generaciones en el espejo: lo que Dios dice sobre nuestra verdadera identidad (Parte 2)
Blog, Piensa bíblicamente acerca de tu cuerpo
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