Obra en proceso: la transformación por el Espíritu Santo

Hoy continuamos estudiando otro postulado del Manifiesto de la Mujer Verdadera. El postulado que veremos hoy es una clara verdad acerca de nuestra realidad como pecadoras que una vez estuvimos separadas de Dios, pero, al mismo tiempo, es un llamado a recordar que somos dependientes de algo más grande que nosotras. ¡No te pierdas el episodio de hoy!

Aquí te compartimos algunas frases y versículos del episodio de hoy:

Cita del manifiesto: 

«COMO PECADORAS REDIMIDAS, no podemos vivir a plenitud la belleza de nuestra feminidad bíblica, separadas de la obra santificadora del evangelio y el poder del Espíritu Santo que mora en nosotras».

¿Qué es el Espíritu Santo?

En el mundo:

• Para muchas personas, el Espíritu Santo es la persona de la Trinidad que no entienden muy bien su función o relevancia. Otras personas creen que el Espíritu Santo es algo emocional.

Para el creyente:

• Es Dios mismo, y una relación auténtica con el Espíritu Santo se basa en experimentar Su dirección, consuelo y poder en la vida diaria.

¿Qué significa que el Espíritu Santo «santifica» nuestras vidas? ¿Es la santificación un proceso o un cambio instantáneo?

«Y eso eran algunos de ustedes; pero fueron lavados, pero fueron santificados, pero fueron justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios». –1 Corintios 6:11 

• Santificación:

- Es el proceso por el cual el Espíritu Santo nos hace más semejantes a Jesús y Su carácter, apartándonos del pecado poco a poco.

- Es un proceso que dura toda la vida, hasta que un día estemos delante de Dios. 

 ¿Cómo la obra del Espíritu Santo se ve reflejada en las decisiones pequeñas y grandes que tomamos todos los días? 

La obra del Espíritu se ve en el carácter que tomamos frente una decisión o desafío que tengamos en un día, sea una situación buena o mala.

¿Cuándo realmente habla el Espíritu Santo en nuestras vidas?

• Muchas personas piensan que el Espíritu Santo solo nos va a ayudar en algo muy sobrenatural, en hazañas grandes en nuestras vidas o decisiones que tenemos que tomar.
•  El Espíritu Santo nos habla constantemente a través de situaciones que nos pasan, y es, entonces, cuando podemos poner de manifiesto el fruto del Espíritu en cómo respondemos a esas circunstancias.

¿Cómo el Espíritu Santo nos puede dar fuerza o dirección cuando nos sentimos perdidas o estamos luchando con el pecado? 

• El Espíritu nos da dirección por medio de Su Palabra (estudio personal, predicaciones o hasta una canción con una base teológica buena); también por medio del consejo de una amiga creyente, de nuestra mamá, de una hermana de la iglesia.

¿Cómo pueden cambiar tus prioridades o percepciones de una situación después de orar pediéndole dirección al Espíritu Santo?

• Antes de acudir a la oración no vemos las cosas tan malas como pudieran ser. Pero cuando lo meditamos, pedimos consejo y oramos, la respuesta del Espíritu es clara para nosotras y nos permite ver que podemos no ser de ejemplo para otros en una situación particular, o que ese lugar al que queremos ir estará lleno de tentaciones para nosotras.
• El deseo de buscar la dirección del Espíritu no viene de nosotras, sino del Espíritu mismo, del poder de Dios.
• El Espíritu Santo es el que nos mueve a orar y luego nos ayuda a obedecer.

¿Qué podemos hacer para que las evidencias del fruto del Espíritu sean más visibles en nosotras y en nuestras relaciones?

• Cuidar nuestra relación con Dios. Cuanto más tiempo pases con Cristo, más te parecerás a Él en Su carácter.
•  Los frutos del Espíritu se hacen más visibles en lo personal:
• Debemos esforzarnos en mostrar estos frutos primeramente en nuestras casas, con nuestros padres y hermanos o hermanas.
• Hagamos las cosas siempre con una buena motivación mientras miramos al Padre.
• Debemos ser muy tajantes con el mundo, porque sabemos que nadamos en contra la corriente del mundo. 

Para reflexionar:

• Si has estado luchando en tu carne, vas a estar agotada; quien te da la fuerza es el Espíritu. 
• Cuanto más tiempo pases cerca de Cristo, más semejante serás a Él.
• Si has estado desanimada tratando de luchar contra el pecado en tus propias fuerzas, recuerda que Dios te ama tanto que envió a Su Hijo a morir por esos pecados y ya pagó por ellos en la cruz. Y ese Hijo, Jesucristo, antes de partir, prometió que no te dejaría sola.
• «El Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque ni lo ve ni lo conoce, pero ustedes sí lo conocen porque mora con ustedes y estará en ustedes. No los dejaré huérfanos; vendré a ustedes». –Juan 14:17-18

Recursos recomendados:

Serie, En busca de Dios | Una vida llena del Espíritu: El poder de Dios en ti (Semana 11)

Episodio, Camina por el Espíritu y muestra a Cristo

Blog, El mejor amigo que una chica pueda tener

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