Orar por otros: el poder de amar como Cristo
Hoy continuamos explorando juntas el Manifiesto Joven Verdadera. Nos hemos estado deteniendo en uno de los llamados a la obediencia: la oración. En los últimos episodios hablamos sobre su importancia, cómo orar y por qué debe ocupar un lugar prioritario en nuestras vidas. En esta ocasión, nos enfocaremos en un aspecto muy especial: la intercesión. ¡Acompáñanos!
Aquí te compartimos algunas frases y versículos del episodio de hoy:
Llamado a la obediencia:
Oraremos por un movimiento de avivamiento y reforma entre el pueblo de Dios que resultará el avance del reino y del evangelio de Cristo entre todas las naciones.
¿Cómo aprendemos a creer que nuestras oraciones tienen impacto, incluso cuando se trata de cosas globales o que parecen completamente fuera de nuestro control?
- La intercesión es creer y confiar en que orar por otras personas e interceder por ellas, tiene un …
Hoy continuamos explorando juntas el Manifiesto Joven Verdadera. Nos hemos estado deteniendo en uno de los llamados a la obediencia: la oración. En los últimos episodios hablamos sobre su importancia, cómo orar y por qué debe ocupar un lugar prioritario en nuestras vidas. En esta ocasión, nos enfocaremos en un aspecto muy especial: la intercesión. ¡Acompáñanos!
Aquí te compartimos algunas frases y versículos del episodio de hoy:
Llamado a la obediencia:
Oraremos por un movimiento de avivamiento y reforma entre el pueblo de Dios que resultará el avance del reino y del evangelio de Cristo entre todas las naciones.
¿Cómo aprendemos a creer que nuestras oraciones tienen impacto, incluso cuando se trata de cosas globales o que parecen completamente fuera de nuestro control?
- La intercesión es creer y confiar en que orar por otras personas e interceder por ellas, tiene un impacto real y físico.
- El propósito principal de la oración es posicionar nuestros corazones para que estén alineados con los planes del Señor.
- Hay cosas que el Señor ha dispuesto para cumplir solamente cuando oramos como Él nos pide hacerlo: continuamente, con pasión, con confianza plena de que Él nos escucha, y con paz al saber que Su voluntad es mejor que la nuestra.
- Nuestro trabajo no es averiguar cuáles son esas cosas o descifrar el plan de Dios. Nuestro trabajo es orar e interceder.
¿Cómo aprendemos a orar con perseverancia y no rendirnos cuando las respuestas tardan?
- Evalúa tu corazón: ¿Realmente amas al prójimo más que a ti misma? ¿Estás creyendo que eres la protagonista de tu vida o estás dándole prioridad a Cristo y a tu prójimo?
- Mantén un hábito de interceder por otras personas: Ora por esa persona o petición cada vez que te pase por la mente. No tiene que ser una oración extendida; el Señor conoce tu corazón y tu situación.
- Siempre intenta orar por alguien en el momento en que te pidan oración: no esperes a hacerlo en otro momento.
- Pídele al Señor que te guíe y te ayude a recordar esta petición.
- Mantén una lista en tu teléfono que puedes ir editando mientras que el Señor va respondiendo o mientras la situación por la cual estás orando va avanzando.
- Aparta un momento del día para dedicarlo a interceder, aunque no se vea igual todos los días.
- Aprovecha momentos de silencio como cuando estás de camino al colegio.
¿Qué diferencia hay entre orar por nuestras propias necesidades o por la iglesia, y las naciones o las personas con las que no tenemos una relación directa?
- Lamentablemente, orar solamente por ti y tus peticiones es una señal clara de que te amas a ti misma más que el otro. Oramos por lo que amamos y nuestro llamado es a amar al prójimo… ¡aun sea tu enemigo!
- Esto no significa que orar por ti y tus peticiones personales está mal, pero no debería dominar tus oraciones.
- Glorifica y exalta el nombre de Dios comenzando tus oraciones poniéndolo a Él en el lugar correcto. Después de posicionar tu corazón al alabar y agradecer al Señor, ahí presenta tus peticiones.
- Recuerda amar al otro más que a ti y, por ende, interceder por ellos, creyendo plenamente que Dios nos escucha.
- Ora al Señor y pídele que te dé un corazón sensible a las necesidades de los demás y la fe para creer que lo mejor que puedes hacer para ellos es presentar sus vidas delante del trono del Señor.
¿Cómo balanceamos orar con humildad (aceptando la voluntad de Dios), pero al mismo tiempo hacerlo con fe y confianza, como si de verdad esperáramos que Él responda?
- No hay forma de saber cuáles oraciones el Señor va a responder, y aun las que no responde tienen una respuesta implícita que cierra una puerta definitivamente y nos lleva a depender más de Él.
- Nuestra responsabilidad no es negociar con Dios o tratar de adivinar Sus propósitos, o molestarnos cuando las cosas no van como queremos. Mi responsabilidad es orar sabiendo que no hay forma de que Él no me esté escuchando y confiar en Su voluntad que es buena, agradable y perfecta.
Para reflexionar:
- «Pidan, y se les dará; busquen, y hallarán; llamen, y se les abrirá». —Lucas 11:9
- «Ustedes han oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo”. Pero Yo les digo: amen a sus enemigos y oren por los que los persiguen, para que ustedes sean hijos de su Padre que está en los cielos; porque Él hace salir Su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos». —Mateo 5:43-35
- La intercesión no es solo un acto de fe, es un acto de amor. Cuando oras por alguien más, no estás haciendo algo pequeño o inútil, estás presentando su necesidad delante del trono del Dios vivo, y eso tiene un impacto eterno.
- Haz una pausa y pregúntate por quién necesito empezar a orar con más intencionalidad.
- ¿Estás amando a otros con tus oraciones o simplemente pensando en ti?
- Escribe una lista, guarda un recordatorio en tu teléfono, haz lo que funcione para ti, ¡pero no dejes de interceder! No importa si es una oración larga o corta, lo que importa es que tu corazón esté alineado con el de Cristo.
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