Día 233 | Lamentaciones 3 – 5
«“El Señor es mi porción”, dice mi alma, “por tanto en Él espero”». -Lamentaciones 3:24
En estas siguientes lamentaciones podemos ver desde el dolor y la angustia, hasta la esperanza permanente del profeta, que comienza a sincerar su corazón diciendo cuál era su estado de desesperación, derrota, intranquilidad, y de abatimiento de su alma.
Al abrir su corazón, Jeremías nos lleva a ver que, a pesar de su estado de desolación y de la devastación del pueblo debido a su pecado, él esperará en Dios para que quite su aflicción. Jeremías, a través de este libro, nos presenta cuánto fue capaz el pueblo de alejarse y cerrar sus oídos a la Palabra de Dios, y al mismo tiempo cuán compasivo y fiel es Dios con Su pueblo.
En el capítulo 3, del versículo 21 al 29, no solo muestra la misericordia y bondad que Dios …
«“El Señor es mi porción”, dice mi alma, “por tanto en Él espero”». -Lamentaciones 3:24
En estas siguientes lamentaciones podemos ver desde el dolor y la angustia, hasta la esperanza permanente del profeta, que comienza a sincerar su corazón diciendo cuál era su estado de desesperación, derrota, intranquilidad, y de abatimiento de su alma.
Al abrir su corazón, Jeremías nos lleva a ver que, a pesar de su estado de desolación y de la devastación del pueblo debido a su pecado, él esperará en Dios para que quite su aflicción. Jeremías, a través de este libro, nos presenta cuánto fue capaz el pueblo de alejarse y cerrar sus oídos a la Palabra de Dios, y al mismo tiempo cuán compasivo y fiel es Dios con Su pueblo.
En el capítulo 3, del versículo 21 al 29, no solo muestra la misericordia y bondad que Dios tendría para con Jeremías y Su pueblo, sino que nos recuerda cuán compasivo es el Señor con los Suyos aun hoy en día. Su inagotable misericordia, amor y fidelidad están disponibles cada mañana.
El profeta nunca dejó de tener una correcta perspectiva de Dios. Sí, la devastación era atroz, pero Dios lo había advertido; sin embargo, hay algo mayor que ello: la bondad y misericordia de Dios está disponible cada mañana. Solo Él era la porción que Su pueblo necesitaba, era la única fuente de socorro y de donde vendría su salvación. Jeremías dice: «Dios es su porción». Cuán importante es tener un correcto conocimiento del verdadero Dios, a pesar de las circunstancias, solo así podremos descansar en el fiel amor del Señor para los Suyos.
Jeremías derramó su corazón al Señor en estos poemas, reconociendo que Él es la única esperanza para el pueblo, y que el castigo que se estaba consumando era resultado del pecado del pueblo. Él mismo había pasado años advirtiendo al pueblo, pero no habían escuchado, y de eso se lamenta ahora al ver que la preciosa joya era tratada como vasija de barro. Israel pudo gozar de la tierra que el Señor les dio, Sus bendiciones por siempre; pero rompieron el pacto, desobedecieron e idolatraron las bendiciones y se olvidaron de su Dios. Una vez tras otra cayeron en idolatría, así que llegó el tiempo y la ira del Señor los apartó. El castigo del Señor se cumplió, Él hizo lo que había dicho.
Y ahí es donde comienza la oración del profeta por restauración del pueblo:«Acuérdate Jehová de lo que nos sucedió». Él sabe lo que sucedió, Dios quiso evitarlo, les envió profetas, les envió Su palabra, pero no escucharon, así que hizo justicia.
Ahora era el tiempo de clamar, de Él vendría la ayuda. Sí, el enemigo había devastado la ciudad, el pueblo había caído cautivo y se había esparcido, pero esto fue también de parte de Jehová, de él había venido la devastación debido al pecado; pero también Él curaría la herida y la sanaría.
El corazón del pueblo estaba entristecido, y Jeremías lo estaba también, pero sabía que solo de Dios vendría la restauración si el pueblo se volviera a Su Dios. La oración concluye con el clamor de Jeremías a Dios, mismo que había sido el mensaje al pueblo durante todo su ministerio: «¿Por qué te olvidas para siempre de nosotros, y nos abandonas a perpetuidad? Restáuranos a Ti, oh Señor, y seremos restaurados; renueva nuestros días como antaño», dice Jeremías 5:20-21.
Este fue siempre el llamado de Jeremías, un avivamiento del pueblo de Dios, que le buscaran a Él y se volvieran de sus malos caminos.
Que nosotras, ahora, clamemos de la misma manera: «Señor solo en ti está nuestra esperanza, solo de ti viene nuestra salvación, solamente tú eres nuestra porción, vuélvenos, oh Señor a Ti».
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¿Cómo se describe a Dios y al hombre?
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¿Cómo estos pasajes anticipan, ilustran, la necesidad de la obra de Cristo, Su vida, muerte, resurrección, ascensión e intercesión hoy para vivir según Sus mandamientos?
¿En qué meditas al terminar de leer estos capítulos?
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